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y las organizaciones no gubernamentales, los recursos disponibles son insuficientes para hacer frente a
la creciente demanda. Los albergues y centros de detención a menudo están saturados, lo que resulta en
condiciones de hacinamiento y falta de acceso a servicios básicos, como atención médica y psicológica.
Además, la detención de menores en instalaciones migratorias es una práctica que ha sido objeto de
críticas a nivel internacional, ya que puede tener graves consecuencias para su bienestar físico y
emocional (Anicama & Pedernera, 2019).
La Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), consciente de estos desafíos, ha puesto en marcha
el "Programa Interinstitucional para la Educación de Niños, Niñas y Adolescentes Migrantes no
Acompañados", en colaboración con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF)
del Municipio del Centro, Tabasco. Este programa, iniciado en el primer semestre de 2023, tiene como
objetivo proporcionar una educación inclusiva y equitativa a los menores migrantes, garantizando que
puedan acceder a una formación educativa de calidad y adaptada a sus necesidades específicas. El
programa no solo se enfoca en la enseñanza académica, sino también en el apoyo emocional y
psicológico, reconociendo que muchos de estos menores han sufrido traumas significativos (García
Cupil & López Ruiz, 2024).
La implementación de este programa educativo ha enfrentado varios retos, entre ellos, la diversidad
lingüística y cultural de los menores. Muchos de ellos provienen de comunidades donde se hablan
lenguas indígenas o diferentes dialectos del español, lo que complica la comunicación y el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Además, la heterogeneidad en los niveles educativos de los menores representa
un desafío adicional, ya que algunos han interrumpido su educación debido a la violencia o la pobreza
en sus países de origen (Gatica, 2016). Para abordar estos retos, el programa ha desarrollado estrategias
pedagógicas innovadoras, como la gamificación y el uso de herramientas digitales, que han demostrado
ser efectivas para involucrar a los menores en el proceso educativo y facilitar su adaptación al nuevo
entorno.
Otra dimensión crucial del programa es la atención psicosocial. Muchos de estos menores han
experimentado situaciones traumáticas durante su travesía, como la separación de sus familias, la
exposición a la violencia o la trata de personas. Estos traumas pueden tener un impacto profundo en su
salud mental y emocional, afectando su capacidad para aprender y adaptarse a un nuevo entorno. Por