REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA DEL ABORDAJE
DEL TRABAJO SOCIAL EN EL TRASTORNO
DISOCIAL DE LA PERSONALIDAD EN
LATINOAMÉRICA EN EL SIGLO XXI
BIBLIOGRAPHIC REVIEW OF THE SOCIAL WORK APPROACH
TO DISSOCIAL PERSONALITY DISORDER IN LATIN AMERICA
IN THE 21ST CENTURY
Angelica Lorena Moreno Pachon
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, Colombia
pág. 7162
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i4.12891
Revisión Bibliográfica del Abordaje del Trabajo Social en el Trastorno
Disocial de la Personalidad en Latinoamérica en el Siglo XXI
Angelica Lorena Moreno Pachon
1
angelicalmoreno@unicolmayor.edu.co
https://orcid.org/0000-0002-7243-0101
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Colombia
RESUMEN
Este artículo analiza la relevancia de la salud mental y la aplicación práctica del trabajo social,
destacando su rol en la prevención y promoción para mejorar la calidad de vida individual y social. A
través de una revisión bibliográfica, se examina el trastorno disocial de la personalidad desde la
perspectiva del trabajo social en Latinoamérica, integrando la historia del trabajo social y su importancia
actual. Se aborda cómo este trastorno impacta la dinámica social, el enfoque del trabajo social en su
tratamiento, y su papel en la mejora del bienestar colectivo, para prevenir la evolución del trastorno. En
ese sentido se presenta un marco teórico que incluye aportes de autores de Latinoamérica en el periodo
comprendido entre 1992 y 2028.
Palabras clave: salud mental, trabajo social, trastorno disocial de la personalidad, trabajo social clínico
1
Autor principal
Correspondencia: angelicalmoreno@unicolmayor.edu.co
pág. 7163
Bibliographic Review of the Social Work Approach to Dissocial Personality
Disorder in Latin America in the 21st Century
ABSTRACT
This article analyzes the relevance of mental health and the practical application of social work,
highlighting its role in prevention and promotion to improve individual and social quality of life.
Through a bibliographic review, antisocial personality disorder is examined from the perspective of
social work in Latin America, integrating the history of social work and its current importance. It
addresses how this disorder impacts social dynamics, the approach of social work in its treatment, and
its role in improving collective well-being, to prevent the evolution of the disorder. In this sense, a
theoretical framework is presented that includes contributions from Latin American authors in the period
between 1992 and 2028.
Keywords: mental health, social work, antisocial personality disorder, clinical social work
Artículo recibido:24 julio 2024
Aceptado para publicación: 26 agosto 2024
pág. 7164
INTRODUCCIÓN
Este artículo tiene como objetivo explorar cómo la disciplina de trabajo social aborda el trastorno
disocial de la personalidad en Latinoamérica, considerando tanto la evolución histórica del trabajo social
como su desarrollo en la región. Para lograr esto, se lleva a cabo una revisión exhaustiva de literatura
utilizando bases de datos digitales y repositorios académicos. La revisión busca ofrecer una comprensión
integral del tema, incluyendo las causas individuales, familiares y sociales del trastorno, así como las
estrategias de prevención desde la perspectiva del trabajo social en el ámbito de la salud mental. Se
subraya la importancia de una intervención que considere tanto el nivel individual como el contexto
socioambiental, para abordar las raíces profundas del trastorno y fomentar entornos más saludables y
resilientes.
En este contexto, se destaca el papel crucial del trabajador social en la prevención, intervención y mejora
de la salud mental. Según Alayón (2007), es esencial contar con una diversidad de enfoques teóricos y
prácticos que puedan adaptarse a tres áreas clave: el individuo y su entorno familiar, el grupo, y la
comunidad. En otras palabras, el trabajo social debe impactar no solo a nivel individual, sino también
en la comunidad y el entorno inmediato, evitando una visión demasiado centrada en los casos
individuales, especialmente en personas jóvenes con trastorno disocial de la personalidad.
La AACAP (2021) describe el Trastorno Disocial (TD) como un patrón persistente de comportamientos
desafiantes y antisociales que suele iniciarse en la infancia o la adolescencia y puede continuar hasta la
edad adulta. Este trastorno se caracteriza por la falta de respeto hacia las normas sociales y legales,
comportamientos agresivos, irresponsabilidad y ausencia de remordimiento por las acciones cometidas.
El diagnóstico y tratamiento del TD son llevados a cabo por profesionales de la salud mental, e incluyen,
además de la terapia psicológica, medicamentos y apoyo social.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5) [2023]
describe el Trastorno Disocial (TD) como un patrón persistente de comportamientos que se oponen a
las normas sociales y afectan negativamente el entorno familiar y escolar. Las personas con TD suelen
exhibir comportamientos destructivos y agresivos, recurren a la mentira para obtener lo que desean,
muestran una falta de respeto por las normas sociales, carecen de empatía y violan los derechos de los
demás, así como las reglas establecidas en su hogar.
pág. 7165
Según el DSM-5 (2023), diversos factores contribuyen al desarrollo del TD, como una educación rígida,
agresión verbal, prácticas disciplinarias inadecuadas, falta de coherencia, ausencia de redes de apoyo,
escasas actividades comunitarias o problemas económicos. Estos factores resaltan la importancia de
analizar el contexto en el que se encuentra la persona para identificar las características repetitivas que
pueden afectar su bienestar emocional y llevar al desarrollo del TD.
La revisión realizada revela que la intervención del trabajo social en el trastorno disocial ha
evolucionado significativamente a lo largo del tiempo, reflejando cambios en las teorías y enfoques de
la disciplina, así como avances en la comprensión y tratamiento del trastorno. En sus primeras etapas,
las intervenciones se enfocaban en la asistencia caritativa y la supervisión moral de individuos con
problemas de comportamiento. Con el transcurso del siglo XX y el desarrollo de la psiquiatría y la
psicología clínica, el enfoque se desplazó hacia una perspectiva más médico-psiquiátrica, centrada en el
diagnóstico y tratamiento de los síntomas.
A medida que avanzaba el siglo XX, el trabajo social empezó a adoptar un enfoque más psicosocial en
el tratamiento del trastorno disocial. Se reconoció la importancia de los factores sociales, familiares y
ambientales en el desarrollo del trastorno, y las intervenciones comenzaron a incluir la terapia familiar
y el entrenamiento en habilidades sociales. En las últimas décadas, ha habido un creciente énfasis en la
intervención basada en la evidencia, promoviendo el uso de enfoques y técnicas respaldadas por datos
empíricos para mejorar la eficacia de las intervenciones.
Hoy en día, se valora cada vez más un enfoque integrador y holístico en la intervención del trabajo social
para el trastorno disocial. Se destaca la importancia de la colaboración interdisciplinaria, así como la
atención centrada en el individuo y su familia, considerando los aspectos biopsicosociales en la
evaluación y tratamiento del trastorno (Martínez, 2019).
Este enfoque refleja una comprensión más profunda de los factores que influyen en el trastorno y subraya
la necesidad de abordarlos de manera integral. Es crucial priorizar la salud mental como un estado
general de bienestar emocional y psicológico, que incluye la capacidad de manejar problemas
incontrolables, mantener relaciones satisfactorias y adaptarse a los desafíos de la vida. En esencia, la
salud mental implica sentirse bien con uno mismo, tener relaciones saludables y enfrentar los desafíos
cotidianos de manera efectiva.
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METODOLOGÍA
Este estudio de tipo revisión bibliográfica, con enfoque cualitativo, es sustentado en el método
hermenéutico y como afirma Martín Heidegger, “el misterio del lenguaje (...) nos pone siempre en
proximidad de lo no dicho y de lo inefable” (Heidegger, 1962) basándose en esta concepción del
lenguaje Ricoeur en 2001 afirma que “... la cualidad común de la experiencia humana, marcada,
articulada y clarificada por el acto de relatar en todas sus formas, es su carácter temporal. Todo
lo que relatamos ocurre en el tiempo, lleva tiempo, se desarrolla temporalmente y, a su vez, todo lo que
se desarrolla en el tiempo puede ser relatado”. (Ricoeur, 2001, p. 16).
El paradigma en el que se sustenta es el comprensivo-interpretativo, interpretativo porque se observa
algo y se busca tener un sentido. En este caso el sentido de lo que se ha escrito en razón al trastorno
disocial de la personalidad y los abordajes que tiene el trabajo social en el mismo. Lo comprensivo se
refiere a la captación de las relaciones internas de un fenómeno y la búsqueda de significados para
entender mejor el problema.
La interpretación y comparación de los textos localizados en los diferentes artículos científicos, tesis de
grado, libros y otros materiales bibliográficos consultados fueron recuperados de diversas bases de datos
digitales y repositorios académicos, tanto nacionales como foráneos, mediante el empleo del motor de
búsqueda y principales fuentes de datos como: Google Pub Med, SciELO, BVS, Google Scholar, y
otros recursos como el programa de google documentos.
La investigación se realizó durante el intervalo de 1992 al 2018; la muestra incluye artículos
relacionados con la temática y como estrategia de búsqueda se emplearon artículos científicos
originales y de revisión bibliográfica, casos clínicos, de enfoque cualitativo y cuantitativo; empleando
las palabras clave: Trastorno disocial de la personalidad, trabajo social clínico, historia del trabajo social
en la salud mental, salud mental, prevencion y promocion de la salud mental; en español y en inglés.
Con el uso de operadores booleanos ‘’ and’’, ‘’not’’.
Para la elaboración del estudio, se empleó el modelo PRISMA (figura 1), que facilitó la evaluación de
las bases de datos para valorar los diferentes abordajes del trabajo social en el trastorno disocial de la
personalidad. Posteriormente se creó una base de datos con 45 referencias de las cuales se extrajeron
datos referenciales, el tema inicial, la tesis del artículo, su propósito, las ideas centrales y los conceptos
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claves. (Tabla 1). Posteriormente, se desarrolló un esquema en el que se extrajeron variables inductivas
y deductivas a partir de los archivos revisados. Estas variables se utilizaron posteriormente en la
fundamentación teórica y en las conclusiones del estudio.
Los criterios de inclusión para la investigación establecieron que los estudios debían abarcar un período
de los últimos 32 años entre 1992 y 2024, teniendo en cuenta que el trabajo social en latinoamérica
tiene su primer momento en 1965, sin embargo en el transcurso de la investigación se denota que la
fecha más próxima a la actualidad en la que se han dado acercamientos en el tema fue en el año 2018
por ende el periodo abarcado se da entre 1992 y 2018. A su vez se busca que los artículos sean relevantes
en la temática, y presenten una alta fiabilidad. Se priorizaron los estudios realizados en jóvenes con
trastorno disocial que poseían problemáticas a nivel familiar y/o social o en donde el trabajo social tenía
un abordaje de importancia, se aceptaron tanto investigaciones cualitativas como cuantitativas. En
particular, se incluyeron investigaciones fundamentadas, metaanálisis y revisiones sistemáticas
disponibles en bases de datos, así como estudios de cohorte, siempre que se ajustaran al intervalo
temporal de 1992 y 2024. Por otro lado, se excluyeron las revistas sin indexación, las hipótesis con baja
evidencia y aquellos estudios que no cumplieran con los criterios temporales establecidos.
Tras la investigación inicial se encontraron un total de 6600 resultados de estos se eliminan 5800 por
que están repetidos en la base de datos o motores de búsqueda o la temática no estaba acorde al tema.
Tras el análisis del resumen y el contenido del artículo se resuelve revisar solo 800 documentos
y de estos solo cumplen los criterios de inclusión 45 que fueron considerados para el análisis de
esta revisión.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Determinantes Bio-Psicosociales en el Desarrollo del Trastorno Disocial de la Personalidad
La investigación de Gómez Botero et al. (2010) revela que el trastorno disocial (TD) en adolescentes a
menudo se desarrolla en el contexto de familias disfuncionales, donde predominan patrones de crianza
inadecuados, modelación filioparental de conductas desajustadas y una falta o nula comunicación. Estos
factores bio-psicosociales crean un entorno que contribuye significativamente a la aparición del
trastorno, evidenciando la importancia de una dinámica familiar saludable en la prevención del TD.
Además de los factores familiares, el temperamento del niño juega un papel crucial en la predisposición
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al TD. Los niños que presentan falta de empatía o desajustes emocionales tienen una mayor probabilidad
de desarrollar este trastorno. La influencia genética también es significativa, con una mayor prevalencia
en el sexo masculino y una mayor probabilidad si existe antecedentes familiares de TD. Factores como
retrasos intelectuales o problemas de aprendizaje también contribuyen al riesgo, creando espacios de
impulsividad y problemas de autoestima, los cuales, combinados con dificultades en la interacción y
relaciones conflictivas con los padres, incrementan la probabilidad de desarrollar TD (Rabadan et al.,
2011).
En cuanto a la resolución de conflictos y la intervención social, es fundamental utilizar herramientas
efectivas como el diálogo, la mediación y la concertación. La implementación de espacios formativos-
educativos y el reconocimiento de las experiencias propias son esenciales para abordar el problema.
Asimismo, la remisión a entidades institucionales competentes y la creación de políticas públicas que
promuevan la salud mental son cruciales para prevenir el trastorno disocial de la personalidad y mejorar
el bienestar general de los afectados.
Retos Actuales en la Evaluación y Diagnóstico del Trastorno Disocial en el Contexto del Trabajo
Social
La evaluación y diagnóstico del trastorno disocial pueden ser abordados desde múltiples enfoques. De
acuerdo con Ramírez de Mingo (1992), es esencial considerar al individuo como un ser en constante
evolución dentro de un entorno social. El individuo debe ser visto como parte de un sistema dinámico
que atraviesa diferentes etapas de crecimiento y desarrollo. Por lo tanto, es importante tener en cuenta
la Teoría General de Sistemas para evaluar los diversos sistemas relacionados con la familia del usuario.
En línea con esta perspectiva, Gil (2004) subraya la relación del Trabajo Social con la diversidad y su
papel en la resolución de problemas cotidianos. La Teoría de la Acción Social resalta que los actores
sociales juegan un papel consciente en la construcción de soluciones, lo que refuerza la importancia de
la participación activa en la resolución de problemas.
Virginia Satir enfatiza la importancia de que los trabajadores sociales adquieran herramientas de trabajo
basadas en la autoconciencia y la comprensión personal para superar los desafíos que enfrentan. En la
actualidad, el Trabajo Social se enfrenta a retos significativos en el ámbito de la salud mental, incluyendo
el estigma persistente, la falta de recursos para atención y tratamiento, y la barrera cultural y lingüística
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que limita el acceso a servicios para diversas comunidades.
La atención integral de las necesidades de las personas se ve a menudo obstaculizada por la falta de
colaboración entre los proveedores de servicios. Por lo tanto, es crucial adoptar un enfoque
interdisciplinario y colaborativo, así como comprometerse con la capacitación y la promoción de
políticas que mejoren la salud mental en las comunidades. En resumen, para enfrentar estos desafíos de
manera efectiva, es necesario un enfoque holístico que tenga en cuenta las complejidades del trastorno
disocial y las necesidades individuales de las personas afectadas, asegurando un apoyo integral y
mejorando la calidad de vida.
Optimización de Vínculos Familiares en Estrategias de Intervención en Trabajo Social
Intervenir en las familias para prevenir el trastorno disocial a través del trabajo social exige una
aproximación integral y multifacética. Según Pilquinao y Barría (2013), una estrategia clave es
fortalecer la comunicación y el apoyo dentro de la familia. Este enfoque busca consolidar los lazos
familiares, reduciendo así el riesgo de problemas de comportamiento en niños y adolescentes. Al
proporcionar a los padres educación y herramientas adecuadas para mejorar sus habilidades parentales,
se facilita el establecimiento de límites claros y la gestión efectiva del comportamiento desafiante de sus
hijos.
Escartín-Caparrós (1992) destaca la importancia de fomentar el desarrollo de habilidades sociales y
emocionales en los niños. Estos programas permiten a los menores gestionar sus emociones de manera
más efectiva y establecer relaciones saludables. Además, ofrecer acceso a servicios de salud mental y
asesoramiento familiar es crucial para que las familias enfrenten los desafíos cotidianos. La colaboración
con agencias y organizaciones comunitarias se convierte en una estrategia indispensable para crear
entornos saludables y resilientes que beneficien tanto a niños como a adolescentes.
En esta línea, Barranco Expósito (2004) subraya que el trabajo social se orienta a generar cambios que
satisfagan necesidades, superen dificultades y aborden problemas sociales. Este enfoque busca potenciar
las capacidades individuales y colectivas, promoviendo el bienestar social y la calidad de vida. La
intervención social debe alinearse con los valores y principios éticos de los Derechos Humanos, tales
como dignidad, respeto, justicia social y igualdad de oportunidades, tal como se recoge en el Código de
Ética Internacional del Trabajo Social (Consejo General de Colegios Oficiales de Diplomados en
pág. 7170
Trabajo Social y Asistentes Sociales, 1999).
En coherencia a lo anterior, se denota la necesidad de brindar conocimiento sobre factores protectores
y de riesgo del trastorno disocial donde se facilita que el trabajador social tome un rol participativo
donde se faciliten políticas de prevención e intervención en contexto, dándole reconocimiento a las
responsabilidades profesionales, del usuario, su familia y su comunidad.
A su vez, desde el trabajo interdisciplinar se permite promover la salud mental, generando diagnósticos
humanos que no solo aporten al conocimiento científico sino que, permitan que la persona con TD
entienda lo que sucede, a lo que se enfrenta y cómo puede darle una solución.
Se hace necesario que el trabajador social tenga un papel activo en términos de creación de políticas
públicas en las que se promueva la salud mental y para aportar a un fin último, que es mejorar la calidad
de vida de las personas en su generalidad. Se denota que sin importar las diferencias culturales y
geográficas, el trastorno disocial tiene un surgimiento en sectores similares donde se presentan
problemas con la autoridad, sea ésta correspondiente a los padres o a la ley. En ese sentido, también le
afectan los factores pre y perinatales cuando hay problemas de salud en esas etapas y cuando el entorno
social en el que se encuentran se ve interferido por la violencia, la falta de economía, las drogas, las
pandillas y la falta de educación
Fortalecimiento del Aprendizaje a través de Estrategias de Apoyo Educativo en Trabajo Social
El apoyo educativo ofrecido por el trabajo social en relación con el trastorno disocial involucra varias
consideraciones clave. Según Ramírez de Mingo (1992), una de las tareas fundamentales del trabajo
social es la detección temprana de niños con este trastorno en los entornos educativos. Esta detección
permite la aplicación oportuna de intervenciones efectivas. Los trabajadores sociales colaboran
estrechamente con educadores y profesionales de la salud para evaluar las necesidades específicas de
estos niños en el ámbito escolar, identificando los recursos necesarios para apoyar su desarrollo
académico. Basándose en estas evaluaciones, se diseñan planes de intervención personalizados que
abordan las necesidades individuales, promoviendo habilidades sociales, manejo de conducta y
rendimiento académico.
Barranco Expósito (2004) y Trullenque, María (2010) destacan que los trabajadores sociales también
actúan como enlaces cruciales entre la escuela, la familia y otros servicios. Su papel incluye la
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coordinación de apoyos necesarios, tales como servicios de salud mental y terapia familiar, y la
educación y sensibilización de la comunidad educativa sobre el trastorno disocial. Al reducir el estigma
asociado y fomentar un entorno de apoyo, los trabajadores sociales aseguran que las intervenciones sean
más efectivas y estén alineadas con las necesidades de los niños afectados.
Construcción Colectiva en la Intervención Comunitaria en Trabajo Social
En cuanto a la intervención comunitaria desde el trabajo social, Sánchez (2011) y Rosiles, Hernández y
Padros (2014) sugieren que es fundamental adoptar diversas estrategias para abordar el trastorno
disocial. Esto incluye la sensibilización y educación de la comunidad sobre el trastorno, la colaboración
con agencias y organizaciones para desarrollar intervenciones integrales, y la creación de redes de
apoyo. La implementación de programas de intervención temprana en entornos comunitarios es clave
para promover entornos saludables que fomenten el bienestar y la resiliencia de todos los miembros de
la comunidad
Es vital adaptar las intervenciones a las necesidades específicas de cada comunidad, manteniendo un
enfoque que priorice la prevención y el apoyo a largo plazo. Esto asegura que las estrategias
implementadas sean relevantes y efectivas en contextos variados, contribuyendo al fortalecimiento del
tejido social y al bienestar general. En resumen, el trabajo social desempeña un papel crucial no solo en
el apoyo educativo individualizado, sino también en la creación de entornos comunitarios que
favorezcan la resiliencia y el desarrollo positivo en niños con trastorno disocial.
Tejido de Redes para la Coordinación de Servicios en Trabajo Social
La coordinación de servicios desde el trabajo social para abordar el trastorno disocial requiere la
implementación de diversas estrategias para asegurar una atención integral. Según Pilquinao y Barría
(2013), es esencial llevar a cabo una evaluación exhaustiva de las necesidades individuales y familiares,
colaborar estrechamente con profesionales de la salud mental, desarrollar planes de tratamiento
personalizados, facilitar el acceso a servicios comunitarios y ofrecer un seguimiento continuo del
progreso. Este enfoque integral garantiza que se atiendan todas las dimensiones del trastorno,
proporcionando un apoyo eficaz y sostenido.
Amelotti y Fernández (2012) destacan que, al aplicar estas estrategias, los trabajadores sociales juegan
un papel crucial en asegurar que las personas afectadas por el trastorno disocial reciban el apoyo
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adecuado. Su labor no solo facilita el acceso a recursos y servicios esenciales, sino que también
contribuye a mejorar el bienestar y la calidad de vida de los afectados. La coordinación efectiva y el
seguimiento continuo son fundamentales para el éxito del tratamiento y la intervención, asegurando que
se logren resultados positivos a largo plazo.
Promoción del Entendimiento y Defensa de las Personas con Trastorno Disocial en la Sociedad
Ruiz Del Campo (2021) subraya la importancia de la defensa del trabajo social en favor de las personas
con trastorno disocial. Este enfoque implica abogar por sus derechos, garantizarles acceso a servicios y
apoyo de calidad, y trabajar para su plena inclusión en la sociedad. Es fundamental aumentar la
conciencia pública sobre el trastorno, promover servicios de salud mental accesibles, y fomentar la
igualdad de oportunidades y la justicia social. Asimismo, se debe facilitar la integración de estas
personas en la comunidad y defender sus derechos individuales, asegurando que reciban el apoyo
necesario para su bienestar.
En este sentido, Sánchez (2011) resalta que la defensa del trabajo social tiene como objetivo principal
asegurar que las personas con trastorno disocial puedan llevar una vida plena y significativa. Además,
se busca que estas personas puedan contribuir positivamente a la sociedad. La labor del trabajo social
no solo se centra en la provisión de servicios, sino también en crear un entorno en el que se reconozcan
y respeten sus derechos, promoviendo una integración efectiva y la participación activa en la comunidad.
Por tanto, la defensa del trabajo social juega un papel crucial en la mejora de la calidad de vida de las
personas con trastorno disocial, facilitando su acceso a recursos esenciales y apoyando su inclusión en
la sociedad. Esta labor contribuye a construir una sociedad más justa e inclusiva, donde todas las
personas tengan la oportunidad de desarrollarse y aportar positivamente.
ILUSTRACIONES, TABLAS, FIGURAS.
Tabla 1. Ficha de recolección de información
Nota. Elaboración propia.
pág. 7173
Figura 1. Matriz PRISMA para el análisis de datos
Nota. Elaboración propia.
CONCLUSIONES
Actualmente, no existe una sistematización completa de la práctica profesional en la prevención del
trastorno disocial de la personalidad. Como resultado, no se ha desarrollado un cuerpo de conocimiento
o una teoría específica en el ámbito de la salud mental. No obstante, se reconoce la importancia de
abordar esta cuestión en contextos sociales, educativos, laborales, familiares y personales. Estos
entornos son cruciales para el desarrollo humano y requieren no solo la difusión de información sobre
pág. 7174
el trastorno, sus posibles causas y efectos, sino también la provisión de herramientas para fortalecer la
resiliencia, fomentar la empatía y, en consecuencia, mejorar la tolerancia a la frustración.
Es fundamental prevenir el trastorno disocial de la personalidad desde los niveles de atención primaria,
secundaria y terciaria, ya que esto contribuye significativamente a la calidad de vida del individuo y al
entendimiento de sus emociones y sensaciones. Además, la prevención no solo beneficia al individuo
afectado, sino que también ofrece herramientas a padres, familiares y cuidadores, proporcionándoles
pautas de crianza que faciliten el desarrollo de la personalidad de manera libre y consciente.
En América Latina, el abordaje del trastorno de personalidad disocial desde el trabajo social enfrenta
desafíos específicos debido a la complejidad de los contextos socioeconómicos, culturales y políticos
de la región. A pesar de estas dificultades, el trabajo social desempeña un papel crucial en la
identificación, intervención y rehabilitación de las personas afectadas por este trastorno. Los
profesionales del trabajo social en América Latina deben adaptar sus enfoques a las realidades locales,
considerando factores como la pobreza, la violencia y la exclusión social, que influyen en el desarrollo
y manifestación del trastorno. Además, es esencial fomentar una mayor colaboración entre los diversos
actores del sistema de salud mental y social para asegurar una atención integral y accesible para quienes
la necesiten.
La historia del trabajo social en relación con el trastorno disocial muestra una evolución hacia enfoques
más integradores, preventivos y basados en la evidencia. Este cambio ha impulsado una mayor
colaboración interdisciplinaria y el trabajo en red para proporcionar un apoyo integral a las personas
afectadas y a sus familias. No obstante, persisten desafíos que deben ser abordados para mejorar la
calidad de vida y el bienestar de quienes enfrentan este trastorno.
Los trabajadores sociales están capacitados para llevar a cabo evaluaciones exhaustivas de las
necesidades y circunstancias de los individuos con trastorno disocial. Esto incluye la evaluación del
entorno familiar, las relaciones sociales, los factores de riesgo y protección, así como la historia de
comportamientos problemáticos. El objetivo es comprender las causas subyacentes del trastorno para
diseñar intervenciones efectivas. Además, los trabajadores sociales a menudo colaboran con las familias
de estos individuos para mejorar la comunicación, establecer límites adecuados y fomentar prácticas
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parentales positivas. La terapia familiar puede ser útil para abordar dinámicas disfuncionales y conflictos
que contribuyen al comportamiento antisocial.
El trabajo social puede colaborar con agencias comunitarias, organizaciones sin fines de lucro y
servicios de salud mental para ofrecer programas de prevención y tratamiento en la comunidad. Esto
puede incluir grupos de apoyo, programas de habilidades sociales, actividades recreativas y servicios de
consejería. Los profesionales del trabajo social desempeñan un papel crucial en la coordinación de estos
servicios para asegurar que las personas con trastorno disocial reciban el apoyo necesario. Esto puede
implicar la derivación a servicios de salud mental, servicios de salud física, programas de empleo,
servicios de vivienda y otros recursos comunitarios. Es esencial abogar por los derechos y necesidades
de las personas con trastorno disocial, promoviendo políticas y programas que aborden las causas
subyacentes del comportamiento antisocial y faciliten el acceso a servicios y apoyos adecuados.
En América Latina, el enfoque del trabajo social hacia la promoción de la justicia social, la equidad y la
inclusión de grupos marginados o excluidos se fundamenta en la realidad de la región, caracterizada por
una larga historia de desigualdad y discriminación. Desde la época colonial hasta el presente, las
personas con trastornos o problemas de salud mental han enfrentado barreras sistémicas que las excluyen
de oportunidades y recursos básicos. Esta situación se ve agravada por disparidades económicas que
limitan el acceso a servicios esenciales como salud y educación. Enfrentar únicamente los síntomas de
estos problemas no es suficiente; es necesario abordar las raíces profundas de la injusticia social para
construir una sociedad más inclusiva y justa para todos.
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