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teoría de la tectónica de placas, y a partir de ésta explicar la actividad volcánica, pareciera absurdo
seleccionar algunos jóvenes vírgenes y lanzarlos, digamos, al volcán Popocatépetl, para evitar que una
erupción dañe a los pobladores de Atlixco.
Los antiguos mexicas y nosotros estamos, básicamente, ante la misma incertidumbre, ninguno puede
predecir con total certeza cuándo ocurrirá una erupción de gran magnitud. En este caso, para nosotros,
la teoría de tectónica de placas ofrece una mejor explicación que la Chantico. En consecuencia, nuestro
trayecto para minimizar los daños cruza por la observación del volcán por medios tecnológicos, y la
aplicación de medidas de protección civil. Ambos tenemos exactamente la misma intensión, proteger a
los pobladores de Atlixco, así la respuesta depende de la teoría de que disponemos para explicar los
volcanes y su actividad. Pero cuando las ‘cosas’ no son así de claras, ¿qué hacer? Las constelaciones
familiares, la terapia de ángeles, el tarot, el psicoanálisis, la Gestalt, la santería, y un gran etcétera,
propugnan ser medios, por decirlo de alguna manera muy simplificada, para explicar y aliviar el
sufrimiento del ser humano; y eventualmente contribuir a un 'mejor' desarrollo ulterior de la vida. Al
haber múltiples explicaciones y propuestas disímbolas; y aún variantes dentro de los modelos teóricos
pertenecientes a un mismo campo; ¿por qué aceptar alguna explicación como válida y no otra?
Guillermo de Ockham, un fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico inglés del siglo XIV, propuso
un principio metodológico que nos puede ser útil para el propósito; la llamada Navaja de Ockham.
Dicho principio lo podemos parafrasear como: Si para explicar un fenómeno, existen dos o más teorías,
lo razonable es aceptar el modelo que presenta menos supuestos no probados, es decir; la explicación
más simple es la más verosímil [Díaz, D.; 2019].
En nuestro caso, dado en el nivel de desarrollo tecnológico que hemos alcanzado, la deriva continental
es un supuesto que podemos considerar “probado”; en tanto, la existencia de los dioses, su capacidad -
casi humana- de enojarse y castigarnos, la posibilidad de congraciarnos con ellos a través de un
sacrificio, que el sacrificio adecuado sean algunos jóvenes vírgenes; sólo por mencionar algunos de los
supuestos implícitos en la idea del sacrificio ritual, son sólo esto, supuestos.
Debe tenerse presente que el principio metodológico de Ockham no es infalible, pero sí útil. Así parece
sensato iniciar por la explicación más simple disponible, Sthephen Hawkins [2010] afina esta idea
planteando: