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los nacionalismos, las reacciones patrióticas a raíz de los conflictos armados y, sobre todo, de las
derrotas, las nuevas formas de vida que la industrialización exigía, el desarrollo de las ciencias y
especialmente, por lo que a nuestro tema atañe, el de la biología, medicina, higiene y psicología; el
incremento de la sensibilidad social, el empuje del positivismo y del viejo naturalismo formulado por
Rousseau y aplicado y difundido, entre otros, por Basedow y Pestalozzi, quienes, a su vez, fueron
inspiradores de figuras como Guts Muths o Amorós. A la vez, la aparición de la educación física en los
programas escolares como «materia» puede considerarse rasgo característico de los sistemas educativos
de la «segunda ola» —utilizando terminología de A. Toffler—, exponente del nuevo modo de percibir
y concebir al hombre y educación, que forzaba la aceleración creciente de un proceso histórico iniciado
en el Renacimiento y disparado desde la segunda mitad del siglo XVIII. Coincide, además, con el
establecimiento de los primeros y más importantes sistemas de gimnasia: la escuela alemana iniciada
por Jahn y Eiselen, las francesas de Amorós y Clias y la sueca de Ling, junto a la revalorización
educativa de los juegos en Gran Bretaña, debida, en su mayor parte, a la obra de Thomas Arnold, desde
1828. Coincide, asimismo, con la creación de sociedades gimnásticas y con la aparición de concursos
deportivos y competiciones regulares que denotan el grado de sensibilización social y el interés que la
educación física despierta. Un cúmulo de acontecimientos que, desde el punto de vista gimnástico-
deportivo, definen una época.
LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN FÍSICA EN ESPAÑA DESDE EL MARCO
LEGISLATIVO De entrada, casi osaríamos señalar una diferencia notoria entre el siglo XIX, que fue
época de tanteos y como de preparación e incubación, y el siglo XX, a partir de cuyo inicio las decisiones
tomadas al respecto, justamente en 1900 por el primer Ministro de Instrucción Pública D. Antonio
García Alix, ya no tuvieron vuelta atrás. La educación física estuvo presente en los primeros ensayos de
planes generales de instrucción pública que en España se formularon al albor del XIX. En éste, como en
tantos otros aspectos, Jovellanos fue adelantado de su tiempo con escasa fortuna práctica. Ya en la
Memoria sobre educación pública, redactada durante su destierro en Mallorca (1801- 1808), incluía
como contenido de dicha educación «...toda la instrucción necesaria para el desenvolvimiento de sus
facultades físicas y mentales...». Jovellanos, dice Galino, muestra el impacto de Condorcete en una serie
de puntos básicos, entre los que se encuentra la exigencia de una educación física. Este punto, tuvo