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INTRODUCCIÓN
A nivel internacional, los costos fijos representan un componente crucial en la estructura financiera de
cualquier empresa, independientemente de su tamaño o sector. Estos costos, que incluyen alquileres,
salarios, seguros y servicios públicos, son gastos recurrentes que las empresas deben cubrir
mensualmente, independientemente de su nivel de producción o ventas. La capacidad de una empresa
para gestionar eficientemente sus costos fijos puede determinar su viabilidad y competitividad en el
mercado global (Contabilidad finanzas, 2019). En mercados altamente competitivos, donde los
márgenes de ganancia pueden ser reducidos, una gestión ineficaz de los costos fijos puede resultar en
una erosión significativa de la rentabilidad. Las estrategias adoptadas por las empresas para optimizar
estos costos pueden incluir la renegociación de contratos, la implementación de tecnologías para la
eficiencia energética y la reestructuración organizacional, todas orientadas a reducir los gastos fijos y
mejorar la rentabilidad (Maldonado, 2022).
En el contexto de Ecuador, los costos fijos adquieren una relevancia particular debido a la volatilidad
económica y las limitaciones en el acceso a financiamiento. Las microempresas, que representan una
parte significativa del tejido empresarial del país, se enfrentan a desafíos adicionales como la fluctuación
de los costos de servicios básicos y la rigidez de los contratos de alquiler ( Ríos Morante et al, 2024).
La economía ecuatoriana, caracterizada por ciclos de crecimiento y contracción, impacta directamente
en la estabilidad financiera de las microempresas (CEPAL, 2020). La falta de políticas de apoyo robustas
y la dependencia de la exportación de materias primas agravan esta situación, haciendo que la gestión
de los costos fijos sea un elemento crítico para la supervivencia de estas empresas. En muchos casos,
las microempresas deben recurrir a estrategias de supervivencia que incluyen la reducción de personal,
la disminución de gastos operativos y, en algunos casos, el cese de operaciones.
En Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador y uno de los principales centros económicos del país,
las microempresas desempeñan un rol fundamental en la creación de empleo y el impulso del desarrollo
económico local. Sin embargo, estas empresas enfrentan altos costos operativos que pueden amenazar
su sostenibilidad y crecimiento (Ramón, 2022). El entorno urbano de Guayaquil, con su alta densidad
poblacional y su dinámica económica particular, impone desafíos específicos a los microempresarios
(Finanzas Gob.Ec). Los costos de alquiler de locales comerciales, los gastos en servicios públicos y los