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podrá transmitir su pasión por la lectura, motivando a los estudiantes a disfrutarla y aprovecharla
(Barrera y Gómez, 2022; Mamani y Tamayo, 2018; Salgado, 2015).
Existen varias estrategias las cuales pueden ser aplicadas en el aula de clases como:
1. Elección de libros de acuerdo con las edades y de interés general. La elección de libros es una tarea
clave, ya que de ello depende que los alumnos vean la lectura como una actividad divertida y voluntaria,
o, por el contrario, la perciban como algo aburrido y obligatorio. Para evitar esto, es esencial dialogar
con los estudiantes al seleccionar los libros, evitando caer en la trampa de seguir únicamente las
tendencias o los libros más comercializados. La elección debe basarse en sus intereses y necesidades
para fomentar una experiencia lectora más enriquecedora (González, 2000).
2. Biblioteca de aula. Si bien es común que los centros educativos cuenten con bibliotecas centrales, al
implementar bibliotecas de aula, los docentes acercan los libros a los niños, creando un entorno más
accesible. Además, esto permite adaptar la selección de libros según las necesidades e intereses
específicos de los estudiantes, tomando en cuenta su edad y grado escolar, lo que enriquece su
experiencia lectora (Castedo et al., 2015; González, 2000).
3. Lectura guiada. Esta actividad ayudará al estudiante a mantenerse atento antes, durante y después de
la lectura, fomentando una interacción activa entre el docente y el alumno. Antes de leer, el docente
puede hacer preguntas como: “¿Cómo creen que se desarrollará la historia?” basándose en las imágenes
o el título, generando así expectativas sobre el texto. Durante la lectura, se pueden realizar preguntas
sobre lo que esta sucediendo, ayudando a los estudiantes a comprender mejor el contenido. Después de
la lectura, se puede analizar la historia identificando elementos claves como el lugar donde ocurre, el
conflicto principal y el papel que desempeña cada personaje, promoviendo una compresión más
profunda (Pernas, 2009; Quituisaca, 2024).
4. Lectura en voz alta. El objetivo de esta actividad no es obligar al estudiante a leer, sino crear un
ambiente de confianza donde el docente, al leer primero, enseña con el ejemplo. Es fundamental que el
estudiante comprenda que tiene la libertad de pensar y expresar sus ideas, compartiendo y discutiendo
no solo con el profesor, sino también con los demás participantes. De esta manera, se enriquece tanto su
propio pensamiento como el de los demás, fomentando un aprendizaje colaborativo y significativo (Caro
et al., 2018; Chacha & Hidalgo, 2024).