Perspectivas geocient�ficas del enriquecimiento superg�nico de atacama y prospecci�n geol�gica en desiertos meridionales del Per�
Bachiller Mario Dominico Rodr�guez Delgado
Alumno de la Unidad de Posgrado.
�Facultad de Ingenier�a Geol�gica, Minera, Metal�rgica y Geogr�fica.
�Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
�
Dr. Jaime Cesar Mayorga Rojas
Docente de la unidad de Posgrado.
�Facultad de Ingenier�a Geol�gica, Minera, Metal�rgica y Geogr�fica.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
RESUMEN
La explotaci�n de yacimientos Porfir�ticos son importantes contribuyentes a la humanidad con metales como el Au, Cu y Mo y se constituyen como una de las mayores actividades extractivas en el mundo, ahora su descubrimiento y puesta en valor nos dirige a tener como objetivo la investigaci�n en entornos tect�nicos de subducci�n del cintur�n del pac�fico cada vez m�s complejos y bajo gruesas capas transportadas de cubierta pre o post mineral, para ello las herramientas conceptuales indirectas juegan un rol importante para el �xito en perspectivas futuras. En este art�culo se exponen modernas perspectivas de investigaci�n; como un breve an�lisis de las fluctuaciones clim�ticas acaecidas en el ne�geno, la metodolog�a geoqu�mica de microfases y el uso de trazadores isot�picos como herramientas geocient�ficas para la comprensi�n de la mineralizaci�n superg�nica del desierto de Atacama para as� plantear una metodolog�a prospectiva de ubicaci�n de la fuente de los metales e improntas geoqu�micas de contraste en otros ambientes tect�nicos similares como los desiertos de la costa sur del Per�.
Palabras clave: perspectivas geocientificas; enriquecimiento superg�nico; desierto de atacama; fluctuaciones clim�ticas, trazadores isot�picos.
Geoscientific perspectives on atacama supergene enrichment and geological prospecting in southern Peruvian deserts
ABSTRACT
The exploitation of porphyritic deposits are important contributors to humanity with metals such as Au, Cu and Mo and constitute one of the largest extractive activities in the world, now their discovery and valorization is leading us to focus on research in increasingly complex subduction tectonic environments of the Pacific belt and under thick transported layers of pre- or post-mineral cover, for which indirect conceptual tools play an important role for the success of future perspectives. This paper presents modern research perspectives, such as a brief analysis of Neogene climate fluctuations, microphase geochemical methodology and the use of isotopic tracers as geoscientific tools for understanding the supergene mineralization of the Atacama Desert in order to propose a prospective methodology for metal source localization and contrasting geochemical imprints in other similar tectonic environments such as the deserts of the southern Peruvian coast.
Key words: geoscientific perspectives; supergene enrichment; atacama desert; climatic fluctuations, isotopic tracers.
Art�culo recibido:� 02 noviembre. 2021
Aceptado para publicaci�n: 28 noviembre 2021
Correspondencia: [email protected]
Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar
I. INTRODUCCI�N
La mineralizaci�n superg�nica de los dep�sitos de cobre del desierto de Atacama acaecida en el Cenozoico, ha desempe�ado un papel fundamental en la g�nesis de esta importante provincia minera, la mayor productora de cobre en el mundo, en ella, fluctuaciones clim�ticas han desencadenado, como epilogo; una profunda hiperaridez, este proceso clim�tico generado por condiciones meteorol�gicas similares al fen�meno del ni�o (figura1), donde la subsidencia atmosf�rica subtropical, la inversi�n de temperaturas debido al afloramiento costero de la corriente fr�a Per�-Chile o corriente de Humboldt, adem�s de un efecto �continental de distancia al atl�ntico y un efecto de sombra de lluvia en el flanco oriental� de los andes que recolectan la escasa humedad proveniente �de la zona tropical del Brasil, unido a altas tasas de evaporaci�n intensificaron las condiciones hiperaridas del desierto. (Benedikt Ritter, et, al 2018). Despu�s de la fase principal de enriquecimiento superg�nico oxidativo, se deposit� un gran volumen de sedimentos cl�sticos procedente de la Pre cordillera en la Depresi�n Central, mientras que simult�neamente otros dep�sitos quedaban expuestos, lo que permiti�, iniciar la explotaci�n minera en Chuquicamata en la �poca preincaica.
En la actualidad las exploraciones se centran en posibles dep�sitos ocultos bajo estas densas capas de material cuaternario y los estudios realizadas inicialmente en 1999 en mina Radomiro Tomic, sugirieron que las anomal�as son expresi�n superficial de la modificaci�n del conjunto superg�nico primario por fluidos ascendentes salinos; que trepan favorecidos por controles estructurales y por bombeo s�smico, en el ascenso ganan metales y modifican el conjunto superg�nico a uno que contiene atacamita. (Eion M. Cameron et al.2010).
Numerosos estudios han documentado datos geoqu�micos de anomal�as en la sobrecarga transportada por encima de los dep�sitos minerales enterrados en muchos entornos diferentes. En estos estudios se han aplicado una variedad de enfoques, incluida la lixiviaci�n selectiva de suelos para extraer el componente m�vil de los elementos (Cameron et al. 1998). Las anomal�as geoqu�micas alojadas en las gravas sobre los dep�sitos de p�rfidos de cobre enterrados en el desierto de Atacama, como Spence (Cameron & Leybourne 2005), Mantos Blancos (Palacios et al. 2005), Radomiro Tomic, Mansa Mina (Cameron et al. 2010), y Gaby Sur (Cameron et al. 2004), se han caracterizado por elevadas concentraciones de sal (NaCl) y elementos indicadores de
La formaci�n de anomal�as geoqu�micas ha sido interpretada por Cameron et al. (2002) como el resultado de la lixiviaci�n de elementos solubles y m�viles en la interacci�n de las aguas subterr�neas con la mineralizaci�n, seguida del transporte de estas aguas enriquecidas en oligoelementos (figura 2) a la superficie por bombeo inducido por la alta actividad s�smica y a trav�s de zonas de fractura que se extienden en las gravas suprayacentes.
El prop�sito fundamental� de esta investigaci�n es la comprensi�n de estas metodolog�as de prospecci�n geol�gica en zonas de mineralizaci�n superg�nica del desierto de Atacama a fin de poder desarrollar una perspectiva acorde a nuestra realidad basada en estas tecnolog�as y su posterior aplicaci�n, destacando la importancia central de estos estudios, pues permitir�a sentar las bases conceptuales de la prospecci�n geol�gica de dep�sitos minerales en los desiertos de los departamentos de Tacna y Moquegua�
Resaltados por sus similitudes Paleoclim�ticas, geotect�nicas, s�smicas y petrol�gicas con el norte de Chile. La aplicaci�n de los is�topos de los metales de transici�n, como el Cu, Mo y Zn, es una herramienta nueva, pero a la vez muy potente en hidrogeoqu�mica. En las dos �ltimas d�cadas, los avances en las t�cnicas anal�ticas de MC ICP-MS han permitido realizar mediciones muy precisas de los isotopos de los metales de transici�n de entre +/- 0,1 y 0,2�. �la aplicaci�n de is�topos estables e is�topos radiog�nicos es un enfoque prometedor para rastrear la fuente de los elementos indirectos, as� como sus mecanismos de liberaci�n; aunque los llamados is�topos estables ligeros (H, C, O y S) se utilizaron en este contexto durante d�cadas. El significativo contraste en la movilidad del Cu y el Mo a trav�s de la qu�mica de las aguas subterr�neas ofrece una oportunidad para identificar anomal�as y tendencias en las aguas subterr�neas con un amplio espacio de muestra y un vector que se remonta a la mineralizaci�n. Sus mecanismos de dispersi�n se ilustran en la Figura 3.
II. ESTRATEGIAS METODOLOGICAS
El an�lisis de la informaci�n bibliogr�fica nos ha permitido construir mapas conceptuales, redes sem�nticas, lluvia de ideas, formulaci�n de hip�tesis, construcci�n de gr�ficos y cuadros que finalmente nos han facilitado identificar principios, criterios y t�cnicas utilizadas en la prospecci�n geol�gica de anomal�as geoqu�micas y paleoclim�ticas en desiertos a partir de la informaci�n relacionada al enriquecimiento superg�nico en el desierto de atacama y de un cl�ster de yacimientos minerales en el norte de chile que comparten una g�nesis similar por haber acaecido los eventos mineralizadores de manera simult�nea.
El criterio que ha primado para la selecci�n de la informaci�n bibliogr�fica est� relacionado hacia el an�lisis de las nuevas metodolog�as y tecnolog�as de prospecci�n geol�gica en entornos des�rticos y cubiertos por gruesas capas de material aluvial, analizando art�culos cient�ficos de estudios realizados principalmente en el norte de Chile.
III. RESULTADOS
3.1. Fluctuaciones Clim�ticas
3.1.1 Evoluci�n paleoclim�tica global.
Muchos estudios geocronol�gicos 40Ar/39Ar de dep�sitos de Mn en �frica (Beauvais et al. 2008), Australia (Dammer et al. 1999; Li y Vasconcelos 2002; Vasconcelos 2002; Feng y Vasconcelos 2007; Vasconcelos et al. 2013), China (Li et al. 2007; Deng et al. 2014) India (Bonnet et al. 2014), y Europa (Hautmann y Lippolt 2000) revelan ahora historias comparables, en las que la meteorizaci�n y las precipitaciones minerales intermitentes a lo largo de todo el Cenozoico sugieren la alternancia de per�odos h�medos y secos que, a su vez, reflejan las condiciones clim�ticas globales (Figura 4). Hautmann y Lippolt 2000) prefieren atribuir esta historia de precipitaci�n mineral intermitente a los controles tect�nicos, pero no se puede identificar claramente un mecanismo que pueda relacionar las fuerzas tect�nicas con la precipitaci�n mineral en la corteza meteorizada.
3.1.2. Registros paleoclim�ticos regionales
La abundancia y la estabilidad relativa de los �xidos de K-Mn en las lateritas de Mn conservan un amplio registro de la meteorizaci�n. La hollandita (Ba (Mn64+ Mn23+) O16) y el criptomelano (K (Mn74+ Mn3+) O16), principales minerales de las lateritas de Mn, proporcionan una historia detallada de la meteorizaci�n y de la evoluci�n paleoclim�tica continental (Vasconcelos 1999b) cuando se datan por el m�todo 40Ar/39Ar. Por ejemplo, En el distrito de Caraj�s (Brasil), la geocronolog�a de los �xidos de K-Mn revel� una historia de precipitaciones intermitentes pero abundantes, a lo largo del Cenozoico.
El estudio de los dep�sitos superg�nicos de Mn en otros lugares de Brasil (de Oliveira Carmo y Vasconcelos 2006; Spier et al. 2006) muestra una historia de meteorizaci�n igualmente prolongada, que comienza en ~67 Ma y contin�a hasta el presente. Esta historia es intermitente, lo que revela una estrecha relaci�n entre la evoluci�n de los perfiles de meteorizaci�n y las condiciones clim�ticas globales.
La reconstrucci�n paleoclim�tica de la Cordillera de la Costa indica una tendencia opuesta a la disponibilidad de humedad en comparaci�n con los registros continentales de Atacama/Altiplano, que est�n influenciados principalmente por la advecci�n de humedad desde las masas de aire del Atl�ntico y las precipitaciones en los altos Andes (Fig. 5). Esto muestra la separaci�n de las fuentes de humedad que afectan a los sistemas de drenaje de la Cordillera de la Costa. La coincidencia con los registros paleoclim�ticos del Pac�fico marino, apunta a una conexi�n de episodios "m�s h�medos" en la Cordillera de la Costa con el aumento de las TSM de Chile/Per� durante los tiempos interglaciares (Fig. 5). La reconstrucci�n indica adem�s que los periodos h�medos, caracterizados por una mayor actividad fluvial dentro de la cuenca que transporta gruesa arena a un lago ef�mero, ocurrieron predominantemente durante los tiempos interglaciares, mientras que los periodos secos, con una sedimentaci�n atenuada de sedimentos finos, tuvieron lugar durante los tiempos glaciares. La alternancia glaciar-interglaciar durante el MIS 7 y el MIS 5 imita un control del ritmo de la excentricidad sobre la humedad en la Cordillera de la Costa (Fig. 5). (Benedikt Ritter, et, al 2018).
3.2. Los nuevos m�todos anal�ticos de microfases
La geoqu�mica de exploraci�n tradicional ha centrado sus esfuerzos en estudiar los diversos tipos de halos y trenes de dispersi�n elemental secundaria y halos de dispersi�n primaria expuestos en la superficie terrestre. Ha obtenido muchos �xitos en el descubrimiento de cuerpos minerales. Pero es mucho menos eficiente para descubrir cuerpos minerales ocultos profundamente bajo varios tipos de sobrecargas transportadas. Por tanto, se est� prestando cada vez m�s atenci�n al desarrollo de la geoqu�mica de penetraci�n profunda. Numerosos estudios de casos publicados han documentado datos geoqu�micos superpuestos de cubiertas de mineral bajo 50 a 100 m de grava piamontesa. Por lo tanto, es imposible utilizar m�todos tradicionales de exploraci�n geoqu�mica de superficie para detectar dep�sitos ocultos debajo de una cubierta ex�gena tan gruesa. Los llamados m�todos de "an�lisis de fases" en muestras de mineral se desarrollaron originalmente en Rusia. En China, estos m�todos se han desarrollado a�n m�s en muestras de suelo an�malas con el objetivo de evaluar la importancia de las anomal�as met�licas (Gong, 1994, 2007). En este art�culo, se expone los m�todos de an�lisis de fase modificados para determinar las fases oxidadas y sulfuradas de Cu en muestras de suelo recolectadas en sobrecargas ex�genas. Debido a que la concentraci�n de elementos en estas fases est� en el rango de ppm y sub-ppm, los m�todos anal�ticos descritos a continuaci�n se denominan m�s apropiadamente an�lisis de microfases. (Xuejing Xie, et al. 2011). Estos m�todos se usaron para analizar dos tipos de muestras de suelo con anomal�as geoqu�micas con el objetivo de evaluar la significaci�n de estas anomal�as met�licas, muestras de fracci�n de malla 80 y muestras procesadas de tama�o de malla 120, a fin de investigar si las muestras de grano m�s fino conducir�an a resultados an�malos consistentes y sus resultados se muestran a continuaci�n en las tablas 1,2 y 3 tambi�n en la figura 5.
Tabla 1 datos del Cobre de la fase oxidada a lo largo de la l�nea 7480500. (Xuejing Xie, et al. 2011) |
||||||||
N� |
Fase oxidada de Cu (ppm) |
N� |
Fase oxidada de Cu (ppm) |
N� |
Fase oxidada de Cu (ppm) |
|||
Malla 80 |
Procesada |
Malla 80 |
Procesada |
Malla 80 |
Procesada |
|||
473549 |
15.8 |
18.2 |
474557 |
25 |
25 |
475120 |
12.7 |
14.6 |
473595 |
16.8 |
17.2 |
474586 |
22.7 |
22.7 |
475279 |
18.3 |
18.3 |
473650 |
18.8 |
16.7 |
474615 |
25 |
25 |
475316 |
15.8 |
16.7 |
473693 |
16.7 |
15 |
474640 |
21.7 |
21.7 |
475367 |
17.2 |
16.7 |
473745 |
18.7 |
16.5 |
474665 |
16.7 |
19.9 |
475412 |
16.7 |
16.5 |
473792 |
16.7 |
16.5 |
474698 |
25 |
25 |
475463 |
15.8 |
15.8 |
473840 |
16.7 |
16.5 |
474723 |
29.2 |
29.2 |
475511 |
16.7 |
16.8 |
473890 |
18.4 |
16.7 |
474746 |
21.8 |
21.8 |
475564 |
16.7 |
17.6 |
473940 |
15.8 |
15 |
474771 |
26.7 |
26.7 |
475611 |
12.5 |
16.5 |
473989 |
16.8 |
17.2 |
474791 |
29.5 |
29.5 |
475659 |
14.8 |
16.2 |
474039 |
16.7 |
16 |
474810 |
29.5 |
29.5 |
475709 |
15 |
15 |
474087 |
15.8 |
16.7 |
474826 |
26.7 |
26.7 |
475758 |
16.7 |
16.7 |
474134 |
16.7 |
16.7 |
474855 |
29.2 |
29.2 |
475808 |
15.8 |
15.8 |
474184 |
16.7 |
17.2 |
474876 |
26.7 |
26.7 |
475857 |
20 |
20 |
474233 |
15.8 |
16.7 |
474911 |
26.7 |
26.7 |
475907 |
15 |
15 |
474286 |
17 |
16.7 |
474937 |
29.2 |
29.2 |
475951 |
15 |
15 |
474319 |
16.2 |
16.2 |
474958 |
29.2 |
29.2 |
476004 |
16.7 |
16.5 |
474380 |
15.8 |
16.7 |
474975 |
22.7 |
25 |
476049 |
20.8 |
20.8 |
474425 |
16.7 |
17 |
475002 |
25 |
15.8 |
406097 |
21.7 |
21.7 |
474473 |
16.7 |
20.8 |
475030 |
15.8 |
15.8 |
Promedio |
19.55 |
19.64 |
474521 |
22.8 |
22.8 |
475071 |
16.8 |
16.8 |
|||
Nota: Los n�meros sombreados son ejemplos sobre el cuerpo mineralizado y los datos en negrita son datos an�malos |
Tabla 2 datos de Cu de la fase de sulfuro a lo largo de la l�nea 7480500. (Xuejing Xie, et al. 2011) |
||||||||
N� |
Cu en fase de sulfuro(ppm) |
N� |
Cu en fase de sulfuro (ppm) |
N� |
Cu en fase de sulfuro(ppm) |
|||
Malla 80 |
Procesada |
Malla 80 |
Procesada |
Malla 80 |
Procesada |
|||
473549 |
7.1 |
10.5 |
474557 |
21.4 |
21.4 |
475120 |
21.4 |
17.9 |
473595 |
11.2 |
20.8 |
474586 |
14.6 |
20.8 |
475279 |
10.7 |
10.7 |
473650 |
7.1 |
14.2 |
474615 |
21.4 |
34 |
475316 |
10.7 |
14.2 |
473693 |
8.4 |
15 |
474640 |
14.7 |
24 |
475367 |
17.9 |
17.9 |
473745 |
7.1 |
14.2 |
474665 |
25 |
39.3 |
475412 |
17.9 |
16.7 |
473792 |
15.4 |
14.5 |
474698 |
14.3 |
24.7 |
475463 |
17.9 |
17.1 |
473840 |
15.9 |
15.2 |
474723 |
32.1 |
28.2 |
475511 |
14.2 |
17.5 |
473890 |
14.2 |
15 |
474746 |
14.7 |
22 |
475564 |
14.2 |
14.2 |
473940 |
7.1 |
14.6 |
474771 |
21.4 |
29.9 |
475611 |
10.7 |
10 |
473989 |
13.9 |
16.2 |
474791 |
12.7 |
25 |
475659 |
17.9 |
13 |
474039 |
14.2 |
14.2 |
474810 |
30.8 |
21.5 |
475709 |
21.4 |
21.4 |
474087 |
14.4 |
14.4 |
474826 |
39.3 |
21.4 |
475758 |
17.9 |
21.4 |
474134 |
10.7 |
14.2 |
474855 |
21.4 |
21.4 |
475808 |
17.9 |
21.4 |
474184 |
8.6 |
17.9 |
474876 |
13.7 |
23.5 |
475857 |
14.2 |
21 |
474233 |
14.6 |
17.9 |
474911 |
17.9 |
21.4 |
475907 |
14.2 |
17.9 |
474286 |
10.7 |
10.7 |
474937 |
64.3 |
65 |
475951 |
17.9 |
14.2 |
474319 |
21.4 |
10.7 |
474958 |
17.9 |
25 |
476004 |
14.2 |
32.1 |
474380 |
10.7 |
21.4 |
474975 |
14.9 |
18.7 |
476049 |
44.3 |
20.8 |
474425 |
14.2 |
21.4 |
475002 |
32.1 |
16.7 |
406097 |
15 |
15 |
474473 |
21.4 |
14.7 |
475030 |
12.9 |
21.4 |
Promedio |
17.47 |
19.78 |
474521 |
14.6 |
25 |
475071 |
14.7 |
14.2 |
|
|
|
Nota: Los n�meros sombreados son ejemplos sobre el cuerpo mineralizado y los datos en negrita son datos an�malos |
Tabla 4. Datos resumidos del An�lisis comparativo de los m�todos de microfases para el cobre. (Xuejing Xie et al. 2011) |
|||
M�todo |
Mediana (ppm) |
N� an�malo de muestras 20 ppm como umbral |
|
Encima del deposito |
�rea de background |
||
Muestras de malla 80 |
16.8 |
17 |
3 |
Fase oxidada |
|||
Muestras Procesadas |
16.8 |
18 |
2 |
Fase oxidada |
|||
Muestras de malla 80 |
14.7 |
11 |
11 |
Fase primaria de Sulfuro |
|||
Muestras Procesadas |
17.7 |
19 |
3 |
Fase primaria de Sulfuro |
3.3. �Aplicaciones Isot�picas: Hidrogeoqu�mica isot�pica en la exploraci�n minera.
La informaci�n sobre el entorno del subsuelo es escasa. Por lo tanto, el objetivo de aplicar sistemas isot�picos a la hidrogeoqu�mica es doble (1) disminuir el coste de la exploraci�n encubierta al aumentar la huella de los yacimientos, lo que se traduce en la recogida de menos muestras, y (2) reducir el riesgo percibido de la orientaci�n mediante la hidrogeoqu�mica. El fraccionamiento de los metales y su movilizaci�n como solutos disueltos en las aguas subterr�neas (figura 6) proporciona una forma potencial de detecci�n directa en el entorno secundario, adem�s de proporcionar informaci�n contextual crucial que indica las fuentes de agua, las pruebas de mezcla y la interacci�n agua-sulfuro. (James Kidder, et al, 2019). En las d�cadas transcurridas desde que Harold Urey (White 2015) fue pionero en el uso de is�topos estables ligeros, los avances anal�ticos y cient�ficos han hecho que la lista de elementos disponibles para el an�lisis aumente hasta incluir elementos ligeros como el Li y el B, as� como elementos pesados Ca, Cl, Cu, Fe, Hg, Mg, Mo, Se, Si, U y Zn (White 2015). En �ltima instancia, cualquier elemento con 2 o m�s is�topos o un is�topo radiog�nicos o cosmog�nicos pueden utilizarse para el rastreo isot�pico (Kyser 2017). El uso de la hidrogeoqu�mica de las aguas subterr�neas y superficiales como forma viable de detecci�n directa en la exploraci�n minera ha sido promovido durante mucho tiempo por investigadores como Boyle et al. (1971) Cameron (1978); Miller et al. (1982); Goodfellow (1983); y Runnells (1984). Los primeros trabajos se centraron en los yacimientos sedimentarios de uranio en Canad� durante los a�os 70 y principios de los 80 (Cowart y Osmond 1977, Deutscher et al. 1980; Dyck y Hood 1979; y Appleyard 1984), aunque en los �ltimos a�os la mayor�a de los estudios se han centrado en los yacimientos de metales b�sicos (J. Ruijin et al. 1994; Leybourne et al. 2003; Phipps et al. 2004; Patrice de Caritat 2005; Leybourne et al.
El renovado inter�s por la t�cnica se produjo tras el desarrollo y la aplicaci�n de la espectrometr�a de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS), que permite el an�lisis de soluciones hasta l�mites de detecci�n inferiores a las ppt (Stetzenbach et al. 1994; Hall et al. 1995). Esto supuso un avance fundamental, ya que anteriormente la baja solubilidad y la abundancia de los elementos contaminantes en las aguas subterr�neas restring�an el uso generalizado de la t�cnica (Runnells 1984). Ahora que el an�lisis del agua se ha convertido en una rutina en los laboratorios comerciales, con un plazo de entrega de muestras relativamente r�pido, es posible analizar una amplia gama de elementos, lo que facilita la elaboraci�n de modelos geoqu�micos. (James Kidder, et al, 2019).
El modelo de dos etapas para el enriquecimiento superg�nico en el desierto de Atacama y la dataci�n en la serie U de ensambles de yeso-atacamita muestra que los procesos de oxidaci�n superg�nica en los dep�sitos de Cu estuvieron activos durante el Pleistoceno Medio y Tard�o, cuando prevalec�an las condiciones clim�ticas hiper�ridas en el desierto de Atacama. Los datos isot�picos de los minerales superg�nicos definen un extenso per�odo de oxidaci�n superg�nica entre ~45 y 9-5 Ma con un pico en ~21-14 Ma, dominado por la circulaci�n descendente de agua mete�rica bajo condiciones clim�ticas de semi�ridas a �ridas. Un per�odo de transici�n, caracterizado por una brecha en los datos isot�picos (entre ~5 y 2 Ma) precede a la etapa tard�a de la oxidaci�n superg�nica dominada por la formaci�n y conservaci�n de atacamita en condiciones de hiperaridez (<1,5 Ma, 36Cl). Las edades absolutas de formaci�n de la atacamita en varios yacimientos de cobre se agrupan entre ~250 y 75 ka (Pleistoceno medio a tard�o), (recuadro de la derecha en figura 7).
DISCUSION
� El enriquecimiento superg�nico y la formaci�n de dep�sitos de cobre de alta ley en el norte de Chile, ocurrieron esencialmente en periodos semi�ridos, desde el Mioceno temprano a medio (Alpers y Brimhall 1988). El levantamiento de los Andes durante el Mioceno Medio cre� una barrera para la penetraci�n hacia el oeste de la humedad del Amazonas y una simult�nea disminuci�n de la evaporaci�n desde el sur del Oc�ano Pac�fico debido al fortalecimiento de la corriente de Humboldt a lo largo de la costa de Per�-Chile condujo a la hiperaridificaci�n del desierto de Atacama (Alpers y Brimhall 1988). Esta hiperaridificaci�n ralentiz� el proceso de enriquecimiento superg�nico y la consiguiente y simult�nea disminuci�n de las tasas de erosi�n ayud� a preservar los mantos de enriquecimiento superg�nico que se hab�an formado por las capas fre�ticas en constante descenso (Alpers y Brimhall 1988)
� Un resultado notable de la dataci�n por desequilibrio U-Th del yeso de los intercrecimientos de yeso-atacamita, apoyado por los datos de 36Cl de la atacamita, es que este mineral se form� en un ce�ido intervalo de tiempo geol�gico; entre los 237 y 75 Ka en toda el �rea examinada del norte de Chile.
� La meteorizaci�n de la mineralizaci�n de sulfuros primarios (mineralizaci�n hip�gena) en estos dep�sitos produjo varios cientos de metros de capas de grado superior de sulfuros de Cu secundarios, �xidos, hidr�xidos, carbonatos, sulfatos y cloruros. Esta mineralizaci�n superg�nica es un reflejo de la historia del flujo de agua subterr�nea, la tect�nica, el paisaje y el clima del desierto de Atacama (Alpers y Brimhall 1988; Sillitoe y McKee 1996; Ch�vez 2000; Clarke 2006).
� Los estudios confirman la ocurrencia de procesos de dispersi�n de iones y nanopart�culas transportadas a partir de yacimientos de sulfuros bajo cobertura, con generaci�n de improntas geoqu�micas de contraste en superficie, conceptos aplicables para la prospecci�n geol�gica en zonas densamente cubiertas.
� La estrecha correlaci�n espacial entre los dep�sitos de Cu con atacamita y las principales estructuras de la regi�n, junto con la alta salinidad y la composici�n isot�pica de las aguas de las que precipit� (Leybourne y Cameron 2006; 2008; Reich et al. 2008) sugiere que el enriquecimiento superg�nico en condiciones de hiperaridez ha sido impulsado por la circulaci�n ascendente de aguas salinas profundas durante el fallamiento activo a lo largo de las estructuras principales abiertas o reactivadas por la intensa actividad s�smica (Armijo y Thiele 1990; Cameron et al. 2002; 2007; Vargas et al. 2005; Gonz�lez et al. 2006).
� Los argumentos sedimentol�gicos datan el inicio de la hiperaridificaci�n del desierto de Atacama en torno a los 12 Ma (Jordan et al., 2014). Los resultados de Caroline S�nchez, 2017; proporcionan la primera evidencia directa de una dr�stica ca�da en la tasa de denudaci�n hacia los 10-12 Ma, confirmando la hiperaridificaci�n del desierto de Atacama en esta �poca. Los resultados sugieren que 100 m de sedimentos se depositaron en menos de ~2 Ma. Esta tasa de sedimentaci�n relativamente alta (>=50 m por My) contrasta con las tasas de sedimentaci�n y denudaci�n inferidas para el periodo ne�geno en el desierto de Atacama (Maksaev y Zentilli, 1999; Alpers y Brimhall, 1988). Una mayor erosi�n desde el origen y el bloqueo por la reactividad de fallas mioc�nicas como la del Llano o Tesoro, que alteraron la topograf�a con desplazamientos verticales de varias decenas de metros, pueden explicar este evento de sedimentaci�n. Esta elevada tasa de sedimentaci�n ces� hacia los 10 Ma, en consonancia con la hiperaridificaci�n de esa �poca.
IV. CONCLUSIONES
� El enriquecimiento superg�nico es esencial para la viabilidad econ�mica de muchos yacimientos de p�rfidos de cobre (Reich y Vasconcelos 2015) y determinar cu�ndo y c�mo se ha producido el enriquecimiento superg�nico es importante a la hora de explorar yacimientos de cobre enriquecidos y ex�ticos (Mote et al. 2001). Tambi�n al determinar qu�, d�nde, c�mo y cu�ndo se producen las reacciones qu�micas en la corteza meteorizada, podemos descifrar las historias tect�nicas y clim�ticas de la Tierra durante la formaci�n de los yacimientos superg�nicos. (Caroline S�nchez, 2017).
� El enriquecimiento superg�nico de los dep�sitos de Cu en el desierto de Atacama en el norte de Chile ha sido el factor principal para que esta regi�n se convierta en la mayor productora de Cu del mundo.
� La superposici�n de datos hidrogeoqu�micos e isot�picos permite la identificaci�n definitiva de la mineralizaci�n en aguas subterr�neas. Sugerimos que la toma de muestras para el an�lisis isot�pico sea la norma en labores de prospecci�n minera en terrenos densamente cubiertos. (James Kidder et al, 2019).
�
� Los m�todos anal�ticos de microfases para el cobre que se exponen en este documento pueden usarse en exploraci�n geoqu�mica o incorporarse con t�cnicas de lixiviaci�n selectiva en esfuerzos detallados para aumentar la tasa de �xito en la b�squeda de dep�sitos de p�rfido de cobre ocultos bajo terrenos des�rticos. La existencia de microfases de minerales sulfurados en cubiertas ex�genas puede servir como evidencia m�s concreta de la existencia de dep�sitos de minerales enterrados. (Xuejing Xie, et al. 2011). En realidad, el sulfuro de Cu primario en el mineral puede estar en nanoescala y adherirse a microburbujas de gas o vapor de agua a medida que migra hacia la superficie (Xie y Wang, 2003).
� Los m�todos de microfases, pueden usarse en Prospecci�n Geoqu�mica con t�cnicas de lixiviaci�n selectiva para aumentar la tasa de �xito en la ubicaci�n de p�rfidos de cobre ocultos bajo terrenos des�rticos y la existencia de fases de minerales oxidados y sulfurados en cubiertas ex�genas sirve como evidencia concreta de la existencia de dep�sitos de minerales enterrados profundamente.
� Los trabajos en cuatro lugares del desierto de Atacama que se extienden hasta el norte de Chuquicamata demuestran tener el potencial de ser ampliamente aplicados en el desierto de Atacama y potencialmente en otros entornos des�rticos tect�nicamente activos, para el descubrimiento de dep�sitos de p�rfidos profundamente enterrados. (Brown et al. 2019).
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