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Aunque las proporciones de bajo peso y sobrepeso no son mayoritarias, representan una parte
significativa de la población estudiada, lo que implica importantes preocupaciones de salud. Ambas
pueden ser un indicador de malnutrición y asociarse con diversos riesgos de salud, como anemia,
problemas de desarrollo, y estar relacionado con enfermedades crónicas como la diabetes y
enfermedades cardiovasculares.
La mayoría de los individuos en la muestra tienen hábitos alimentarios considerados saludables, lo
cual es un indicador positivo de la calidad general de la dieta en esta población. Sin embargo, existe
una minoría significativa que consume principalmente comida chatarra. Esto sugiere que, aunque la
tendencia general es hacia una alimentación equilibrada, hay un grupo de personas que aún opta por
alimentos procesados y de bajo valor nutricional.
Este consumo de comida chatarra puede tener implicaciones negativas para su salud, incluyendo un
mayor riesgo de sobrepeso, obesidad y enfermedades relacionadas. Así lo confirma Morán (2024) al
manifestar que este tipo de alimentos que también son conocidos como comida basura o de bajo valor
nutricional, están compuestos por altos niveles de grasa, sal, azúcar y saborizantes que aumentan el
apetito y la sed. Aunque suele ser sabrosa, no es de alta calidad ni nutritiva. Su consumo frecuente
está relacionado con diversos problemas de salud, como obesidad, sobrepeso, enfermedades cardíacas,
diabetes tipo 2, problemas dentales y celulitis.
La mayoría de los individuos no están bajo supervisión profesional para la actividad en cuestión, lo
que podría deberse a varios factores, que incluyen una sensación de autosuficiencia, donde las
personas sienten que pueden gestionar la actividad por sí mismas sin ayuda externa. Al respecto Cáliz,
et al. (2023) señalaron que algunas personas realizan dietas sin tener ningún tipo de supervisión
médica. También puede ser resultado de la falta de recursos, ya que no todos tienen acceso económico
o logístico a profesionales.
La disponibilidad de los alimentos es el factor más influyente en las decisiones alimentarias de la
mayoría, destacando la importancia del acceso fácil a opciones saludables. Si los alimentos saludables
son accesibles, es más probable que las personas los elijan, mientras que la falta de acceso a estos
puede aumentar el consumo de alimentos procesados. Por lo tanto, mejorar el acceso a productos
saludables es crucial para promover mejores hábitos alimentarios y mejorar la salud pública.