LA PARASITOSIS INTESTINAL COMO UNA
DE LAS CAUSAS PARA EL DESARROLLO DE
ANEMIA EN LA POBLACIÓN INFANTIL
EN ZONAS RURALES DEL ECUADOR
INTESTINAL P AS ONE OF THE CAUSES FOR
THE DEVELOPMENT OF A IN THE CHILD POPULATION
IN RURAL AREAS OF ECUADOR
Angelita Dolores de Jesús Ramos Mancheno
Instituto Superior Tecnológico Stanford, Ecuador
Jácome Valverde César Vicente
Instituto Superior Tecnológico Stanford, Ecuador
Migdalia Janeth Sulbarán Brito
Instituto Superior Tecnológico Stanford, Ecuador
Paguay Sani Lizbeth Johanna
Instituto Superior Tecnológico Stanford, Ecuador
pág. 215
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i5.13290
La Parasitosis Intestinal como una de las Causas para el Desarrollo de
Anemia en la Población Infantil en Zonas Rurales del Ecuador
Angelita Dolores de Jesús Ramos Mancheno
1
aramos@stanford.edu.ec
https://orcid.org/0000-0003-2612-0935
Instituto Superior Tecnológico Stanford
Ecuador
César Vicente Jácome Valverde
cesareldesiemprev.v@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-1751-6564
Instituto Superior Tecnológico Stanford
Ecuador
Migdalia Janeth Sulbarán Brito
msulbaran@stanford.edu.ec
https://orcid.org/0000-0003-3304-8863
Instituto Superior Tecnológico Stanford
Ecuador
Lizbeth Johanna Paguay Sani
lizbeth.johanna30@gmail.com
https://orcid.org/0009-0008-5978-7713
Instituto Superior Tecnológico Stanford
Ecuador
RESUMEN
La parasitosis intestinal es un problema común en países subdesarrollados, ya que puede generar
anemia, desnutrición, obstrucción intestinal, retraso cognitivo, y en casos graves, incluso la muerte,
afectando considerablemente la salud y nutrición infantil. El objetivo de este estudio es determinar si la
parasitosis intestinal es una causa de anemia en niños, considerando que los parásitos, tanto protozoos
como helmintos, ingresan al organismo, se alojan en el intestino o en otras áreas, y frecuentemente se
reproducen, causando infecciones o síntomas. Esta revisión sistemática, de carácter descriptivo y
documental, se basó en fuentes bibliográficas reconocidas y siguió las directrices de la declaración
PRISMA. Se revisaron artículos científicos en revistas indexadas, cuyos resultados evidenciaron que la
presencia de protozoarios como Entamoeba histolytica, Blastocystis hominis, Giardia lamblia, y
helminto Ascaris lumbricoides están vinculados a la aparición de P. En conclusión, se confirma que la
A y las infecciones parasitarias en los niños de zonas rurales de Ecuador están asociadas a la pobreza y
la escasez de agua.
Palabras clave: anemia, parasitosis intestinal, incidencia, protozoario, rural
1
Autor principal.
Correspondencia: aramos@stanford.edu.ec
pág. 216
Intestinal P as One of the Causes for the Development of A in the Child
Population in Rural Areas of Ecuador
ABSTRACT
Intestinal P is a common issue in underdeveloped and developing countries, as it can lead to A,
malnutrition, intestinal obstruction, cognitive delay, and in severe cases, even death, significantly
impacting children's health and nutrition. The aim of this study is to determine whether intestinal P
causes A in children, considering that parasites, both protozoa and helminths, enter the body, settle in
the intestines or other areas, and often reproduce, causing infections or symptoms. This systematic
review, descriptive and documentary in nature, was based on recognized bibliographic sources and
followed the guidelines of the PRISMA statement. Scientific articles from indexed journals were
reviewed, and the results showed that protozoa such as Entamoeba histolytica, Blastocystis hominis,
Giardia lamblia, and the helminth Ascaris lumbricoides are associated with the onset of parasitic
infections. In conclusion, A and intestinal P in children from rural areas of Ecuador are caused by
poverty and lack of access to clean water.
Keywords: anemia, intestinal parasitosis, incidence, protozoan, rural
Artículo recibido 05 agosto 2024
Aceptado para publicación: 10 setiembre 2024
pág. 217
INTRODUCCN
La parasitosis (P) intestinal es un problema de salud pública que afecta predominantemente a la
población infantil, generando múltiples consecuencias negativas, siendo una de las principales la
anemia (A). Esta situación tiene implicaciones profundas en el desarrollo físico y cognitivo de los niños,
afectando tanto su rendimiento escolar como su crecimiento adecuado. En este contexto, diversos
estudios han abordado esta problemática con el fin de identificar las causas, los factores de riesgo y las
posibles soluciones para mitigar su impacto en las comunidades más vulnerables.
La falta de acceso a agua potable y saneamiento básico son causantes de infecciones parasitarias, esta
situación deja a millones de niños, principalmente en regiones subdesarrolladas, vulnerables a contraer
parásitos intestinales. Los parásitos se transmiten fácilmente en entornos donde no hay un tratamiento
adecuado del agua y las condiciones de higiene son deficientes, lo que facilita su ciclo de vida y
propagación. Alrededor de 46 millones de adolescentes y niños están en riesgo de infecciones
parasitarias, con una prevalencia mayor en el grupo de 5 a 14 años. (Organización Panamericana de la
Salud y la Organización Mundial de la Salud [OPS y OMS], 2019).
Esta situación refleja cómo la carencia de infraestructuras sanitarias sigue siendo un obstáculo crítico
para controlar y erradicar estas enfermedades, afectando gravemente la salud y el desarrollo infantil. La
falta de agua segura y sistemas adecuados de eliminación de desechos crea un ambiente propicio para
la transmisión de parásitos como los helmintos y protozoarios, perpetuando ciclos de enfermedad que
afectan tanto la calidad de vida como las oportunidades de desarrollo en las regiones
Para hacer frente a esta problemática, la desparasitación masiva ha sido identificada como una
intervención efectiva, especialmente en áreas con alta prevalencia de P. Organizaciones como la OPS
y OMS, (2019) sugieren que las comunidades más afectadas se benefician de campañas de
desparasitación una o dos veces al año, complementadas con mejoras en las medidas de higiene
personal, el acceso al agua potable y al saneamiento. Estas acciones conjuntas han demostrado reducir
de manera significativa la carga de la enfermedad.
A nivel global, se ha identificado que más de un tercio de la población está afectada por diversas
infecciones parasitarias intestinales, siendo los niños en edad escolar los más vulnerables.
Cardozo y Samudio (2017) resaltan que, en los Estados Unidos, aproximadamente una de cada tres
pág. 218
personas está infectada con geohelmintos. Este panorama refleja que, a pesar del desarrollo económico,
estas infecciones siguen presentes en diversas latitudes.
En relación con la anemia, Martínez y Baptista (2019) explican que la ferropénica es una condición que
afecta a individuos de todas las edades, pero tiene un impacto particularmente significativo en los niños.
La deficiencia de hierro es una de las principales causas de esta afección, esta se agrava cuando los
niños están expuestos. En México, por ejemplo, es causada por diversas condiciones fisiológicas y
patológicas, lo que subraya la importancia de abordar tanto los factores nutricionales como los
problemas de salud subyacentes para mejorar el bienestar infantil.
La gravedad de la A en los niños depende de varios factores, entre ellos la edad del paciente, la
cronicidad de la condición, la presencia de comorbilidades y la rapidez con que se desarrolla. La
ferritina sérica se considera el método más fiable para determinar las reservas de hierro en el cuerpo,
pero en muchos casos, la simple administración de suplementos de hierro no es suficiente para corregir
el problema, lo que indica que se deben abordar los factores subyacentes, como la PI, para garantizar
una solución efectiva (Martínez & Baptista, 2019).
Los niños son particularmente susceptibles a esta patología debido a su sistema inmunológico inmaduro
y a la falta de desarrollo de hábitos higiénicos adecuados. En ellos, provoca síntomas como diarrea,
distensión abdominal y pérdida de apetito, lo que afecta directamente su crecimiento y desarrollo. La P
crónica también puede tener repercusiones a largo plazo en el aprendizaje y el rendimiento escolar,
como lo destacan Pincay et al. (2022), quienes señalan que la falta de educación en salud y las
deficientes condiciones sanitarias son factores clave que favorecen la aparición de estas infecciones.
Un estudio reciente de Durán et al. (2023) aborda la prevalencia de PI en Ecuador a través de una
revisión sistemática de la literatura.
Este trabajo destaca que el Ascaris lumbricoides es el parásito más común en las tres principales
regiones geográficas del país. Este hallazgo es de particular relevancia, ya que revela la distribución
geográfica de la P y resalta la necesidad de implementar estrategias de salud pública adaptadas a las
características de cada región.
Además de los mencionados, los protozoos también juegan un papel importante en la propagación de
la P en Ecuador. Según Durán et al. (2023), los protozoos más frecuentemente identificados incluyen
pág. 219
Entamoeba coli, Blastocystis sp. y Entamoeba histolytica. Estos parásitos se encuentran mayormente
en áreas rurales y semi-rurales, lo que subraya la necesidad de mejorar las condiciones de vida en estas
comunidades para reducir la prevalencia de las infecciones parasitarias.
Gonzáles y Patiño (2022) destacan la estrecha relación entre las infecciones parasitarias y los bajos
niveles socioeconómicos. En su estudio, se identifica que el consumo de agua contaminada y la falta de
higiene son factores determinantes en la propagación de la PI. Los niños y los adultos mayores son los
más afectados debido a su mayor vulnerabilidad, lo que requiere un enfoque más riguroso en la
implementación de políticas de salud pública que aborden las causas estructurales de estas infecciones.
Un estudio específico realizado en la comunidad de Pulinguí, provincia de Chimborazo, en 2022,
documenta la prevalencia de varios protozoos, incluyendo Blastocystis sp. y Endolimax nana,
Hymenolepis nana. Estos resultados reflejan la alta prevalencia de P en esta comunidad rural, y subrayan
la necesidad urgente de mejorar el acceso a servicios de saneamiento y agua potable en áreas rurales
para reducir la carga de estas infecciones (Gonzáles & Patiño, 2022).
El estudio en Pulinguí mostró una mayor prevalencia de infecciones parasitarias en mujeres que en
hombres, aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa. Se identificaron factores de
riesgo clave, como el consumo de agua no tratada y el contacto con animales domésticos, especialmente
cuyes, que incrementan el riesgo de infección. Estos hallazgos subrayan la importancia de
intervenciones educativas y sanitarias para mejorar el acceso a agua potable y promover prácticas de
higiene, lo cual es crucial para reducir la transmisión de parásitos intestinales en la comunidad
(Gonzáles & Patiño, 2022).
Finalmente, investigaciones como las de Abad et al. (2017) y Gonzalbo et al. (2020) confirman que la
PI continúa siendo una de las principales causas de consulta pediátrica en Ecuador. Estas infecciones
no solo impactan la salud física de los niños, sino que también tienen efectos duraderos en su desarrollo
psicomotor e intelectual, lo que refuerza la necesidad de intervenciones integrales que combinen
mejoras en el acceso a servicios de salud, educación sanitaria y condiciones de vida dignas para reducir
su incidencia.
A partir de lo expresado con anterioridad surge la siguiente interrogante: ¿Cómo la parasitosis intestinal
puede ser una causa de anemia? Lo que da paso al planteamiento del objetivo que busca determinar de
pág. 220
qué manera la parasitosis intestinal es causante de anemia.
METODOLOGÍA
se desarrolló una revisión sistemática de literatura siguiendo los lineamientos establecidos por
PRISMA. La revisión sistemática es un enfoque metodológico que permite sintetizar la evidencia
existente y ofrecer conclusiones basadas en un análisis exhaustivo de la literatura científica. Este estudio
utiliza un enfoque cualitativo debido a su naturaleza interpretativa y descriptiva, que busca comprender
las relaciones causales entre la PI y la A en niños. Según Creswell y Creswell (2009), el enfoque
cualitativo es adecuado cuando se busca explorar en profundidad fenómenos complejos basados en la
revisión de literatura y evidencia documental. Este tipo de enfoque es particularmente útil para analizar
el impacto de condiciones de salud en poblaciones específicas a través de estudios previos y marcos
teóricos.
El diseño de la investigación es descriptivo y documental, ya que se basa en el análisis de
investigaciones previas publicadas en revistas científicas y otros recursos académicos indexados. El
diseño descriptivo permite organizar y categorizar la información recopilada sobre la relación entre la
P y la A, mientras que el enfoque documental facilita la recopilación de datos mediante la revisión
sistemática de fuentes ya existentes (Flick, 2022).
Este estudio es de nivel explicativo, ya que busca identificar y describir los factores por los cuales la PI
puede desencadenar A en la población infantil. De acuerdo con Hernández-Sampieri et al. (2020), las
investigaciones explicativas se centran en analizar las causas y efectos de un fenómeno, proporcionando
una mayor comprensión de la relación entre las variables. Al utilizar este enfoque, se espera esclarecer
el mecanismo mediante el cual las infecciones parasitarias contribuyen al desarrollo de la A.
Para la PI y la A en los niños, se examinaron 25 artículos científicos a nivel macro, meso y micro, que
cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión. Existe una clara conexión entre la presencia de A
en poblaciones pediátricas y las diversas P, según los hallazgos; estas patologías son causadas por
protozoos. Debido a la pérdida de sangre y la interferencia con la absorción de nutrientes esenciales.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Se procedió a la revisión sistemática y el registraron en la tabla1, que facilitó realizar el análisis, en ella
se muestran los autores la temática abordada y los principales resultados. Cabe destacar que solo se
pág. 221
presentan 11 autores cuyos estudios fueron considerados relevantes.
Tabla 1 Revisión de artículos
Datos de autor
Temática
Resultados
Martínez y Baptista,
(2019).
A por deficiencia
de hierro
.
En niños es uno de los problemas de salud más frecuentes, y la PI
contribuye significativamente a su desarrollo. La presencia de
parásitos intestinales, como Ascaris lumbricoides y otros
geohelmintos, afecta la absorción de hierro en el organismo. Estos
parásitos interfieren con la capacidad del intestino para absorber
nutrientes esenciales, incluyendo el hierro, lo que conduce a una
reducción en los niveles de hemoglobina. La malabsorción,
combinada con las pérdidas de sangre provocadas por
microlesiones intestinales, es una de las principales causas de A en
poblaciones con alta prevalencia de P.
González, y Patiño
(2022).
EnteroP en las
comunidades
Estas infecciones se relacionan directamente con la falta de
prácticas higiénicas y el consumo de agua no potable. En este
contexto, la parasitación crónica debilita el estado nutricional de
los niños, lo que puede derivar en A. La presencia constante de
estos protozoarios en el intestino compromete la absorción de
nutrientes, particularmente del hierro, lo que a largo plazo afecta el
transporte adecuado de oxígeno en el cuerpo, causando A.
Durán, et al. (2023).
PI.
Los parásitos intestinales son factores clave en el desarrollo de A,
ya que provocan una disminución en la capacidad del intestino para
absorber hierro, además de causar pérdidas crónicas de sangre. Las
infecciones no solo deterioran el estado nutricional de los niños,
sino que también afectan su desarrollo físico e intelectual debido a
la falta de oxígeno y nutrientes esenciales en el organismo.
Abad, et al. (2017).
PI en las
comunidades.
La falta de agua potable y las deficientes prácticas higiénicas
contribuyen a la propagación de parásitos. En este contexto, las P
crónicas provocan A en los niños debido a la interferencia en la
absorción de hierro y la constante pérdida de sangre causada por
infecciones parasitarias prolongadas. La A en estos niños se agrava
por las condiciones socioeconómicas, que limitan el acceso a
tratamientos y a una dieta adecuada para contrarrestar la
deficiencia de hierro.
Durán y Pincay
(2022).
Geohelmintiasis.
Al nutrirse de los recursos del intestino, reduce la absorción de
hierro y otros nutrientes clave. Las infecciones repetidas y no
tratadas de manera oportuna comprometen los niveles de hierro en
los niños, lo que lleva a un estado crónico de A. La presencia de
pág. 222
Ascaris y otros parásitos en los escolares demuestra la relación
directa entre P y deficiencias nutricionales.
OPS y OMS. (2019).
PI en estudiantes
El poliparasitismo afecta gravemente el estado nutricional de los
niños, lo que interfiere en la absorción de nutrientes. La falta de
hierro, causada por la competencia de los parásitos por los recursos
del organismo, genera un estado de A, lo cual afecta el crecimiento
y desarrollo físico e intelectual de los niños.
De la Torre-Pacha-
Caiza. (2023).
PI infantil
El bajo conocimiento de las P entre los padres, especialmente en
zonas rurales, aumenta el riesgo de infecciones en los niños. Esta
falta de información agrava el impacto de la P en la salud infantil,
ya que los niños continúan expuestos a los parásitos sin las medidas
preventivas necesarias. La presencia constante de infecciones
parasitarias, sin tratamiento oportuno, contribuye al desarrollo de
A, debido a la interferencia en la absorción de nutrientes como el
hierro, esencial para evitar esta condición.
González, & Patiño.
(2022).
Caracterización
epidemiológica
de las enteroP
Estas P afectan la capacidad del organismo para mantener una
nutrición adecuada, lo que incrementa el riesgo de A. Las
infecciones crónicas por estos parásitos alteran la función
intestinal, reduciendo la absorción de hierro y generando una
deficiencia prolongada que se manifiesta en A infantil.
Gonzalbo, et al.
(2020).
PIes infantil
El bajo conocimiento de las P entre los padres, especialmente en
zonas rurales, aumenta el riesgo de infecciones en los niños. Esta
falta de información agrava el impacto de la P en la salud infantil,
ya que los niños continúan expuestos a los parásitos sin las medidas
preventivas necesarias. La presencia constante de infecciones
parasitarias, sin tratamiento oportuno, contribuye al desarrollo de
A, debido a la interferencia en la absorción de nutrientes como el
hierro, esencial para evitar esta condición.
Cuenca, et al. (2022).
Prevalencia de PI
La P crónica en estas condiciones afecta la capacidad del
organismo para absorber hierro, lo que conduce al desarrollo de A.
La falta de acceso a agua potable y las prácticas higiénicas
deficientes exacerban la propagación de estos parásitos,
aumentando así la prevalencia de A entre los niños de la
comunidad.
Nota: elaboración propia
De acuerdo con la consulta realizada se puede señalar que la PI es una de las principales causas de A
en los niños, especialmente en zonas rurales donde las condiciones socioeconómicas y las prácticas
higiénicas deficientes facilitan la propagación de parásitos como Ascaris lumbricoides. Estos parásitos
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interfieren en la absorción de nutrientes esenciales, en particular del hierro, lo que afecta directamente
los niveles de hemoglobina y provoca A. Además, las microlesiones intestinales causadas por las
infecciones parasitarias crónicas generan pérdidas de sangre que agravan la deficiencia de hierro.
Las infecciones parasitarias recurrentes no tratadas adecuadamente comprometen el estado nutricional
de los niños, afectando su desarrollo físico e intelectual. Loa parásitos no solo reducen la absorción de
hierro, sino que también compiten por los recursos del organismo, debilitando aún más el sistema
inmunológico y perpetuando el ciclo de malnutrición y A. La falta de acceso a agua potable y la baja
educación sobre medidas preventivas entre los padres son factores que agravan este problema en las
comunidades vulnerables.
De acuerdo con Romero (2022), la prioridad de las naciones y organizaciones globales es garantizar
que la salud sea un derecho inherente para todos. No obstante, las infecciones como la PI persisten,
afectando principalmente a los sectores más vulnerables. Este tipo de infecciones sigue siendo un reto
en la salud pública, sobre todo en países en desarrollo, donde su impacto en la mortalidad de las
poblaciones económicamente desfavorecidas es considerable. En Ecuador, las P son uno de los factores
que contribuyen a la A infantil, especialmente en zonas rurales, debido a su interferencia en la absorción
de hierro y otros nutrientes, así como sus efectos sobre la producción de glóbulos rojos.
Kaneshiro (2022) señala que la A ferropénica ocurre cuando el cuerpo no cuenta con suficientes
glóbulos rojos saludables, los cuales son esenciales para transportar oxígeno a los tejidos. Dado que el
hierro es crucial en la producción de estos glóbulos, su deficiencia puede llevar a la aparición de A.
Según Stephenson et al. (2000), las infecciones pueden agravar este problema al competir por los
nutrientes y afectar la absorción de hierro, lo que contribuye al desarrollo de A ferropénica.
Vidal, et al.(2020) discuten cómo que las infecciones ocasionadas por parasitosis no solo están
relacionadas con la A, sino que también influyen en el estado nutricional y cognitivo de los niños,
causando diarrea, malabsorción de nutrientes y sangrado crónico.
Esto es particularmente relevante en las zonas rurales de Ecuador, donde las condiciones
socioeconómicas y de saneamiento agravan la prevalencia de P y su impacto en la salud infantil.
señalan en su artículo que las parasitosis intestinales (PI) son una de las principales causas de anemia
(A) en regiones donde las infecciones parasitarias son comunes. Esta conexión es particularmente crítica
pág. 224
en áreas con deficiencias en saneamiento y acceso limitado a agua potable, lo que facilita la propagación
de parásitos. En América Central y Sudamérica, las PI afectan en promedio al 45% de la población, lo
que refleja la gravedad del problema en estas regiones, donde las condiciones de vida favorecen la
persistencia de estas infecciones y su impacto en la salud pública (Kassebaum, et al., 2014).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más del 20% de la población mundial sufre de
uno o más tipos de parásitos intestinales, lo que constituye una significativa carga sanitaria global. Entre
las infecciones más comunes, se calcula que 480 millones de personas están afectadas por Entamoeba
histolytica, 500 millones por Trichuris trichiura y 200 millones por Giardia lamblia. Estos números
reflejan la magnitud y el impacto global que estas infecciones tienen, especialmente en regiones con
carencias en saneamiento básico y acceso a agua potable (OMS, 2015).
En Ecuador, los nematodos se destacan como la principal causa de parasitosis intestinal (PI) en niños.
Según el Ministerio de Salud Pública (MSP, 2016), las especies más comunes incluyen Trichuris
trichiura, Giardia lamblia y Entamoeba histolytica Pazmiño et al. (2017) informan que 32.675 pacientes
en centros hospitalarios fueron diagnosticados con diarrea y gastroenteritis de origen infeccioso,
representando el 3.2% de los usuarios en centros de salud pública. Este tipo de infecciones constituye
la segunda causa de mortalidad, lo que subraya la gravedad del problema en el país.
En estudios regionales, Chicaiza (2017) revela altos índices de P: en Imbabura, el 92% de las muestras
analizadas dieron positivo, mientras que, en Loja, el 86%. En Los Ríos, el 69% de las muestras
resultaron positivas, en Pichincha el 61%, y en Santa Elena el 88%. Por su parte, Uribe, Parrales, Lainez
y Ordoñez (2020) destacan que en el Centro Infantil del Buen Vivir (CIBV) en Milagro, la falta de
servicios básicos y el mal manejo de desechos contribuyen a la prevalencia de parásitos intestinales en
los niños.
Chuqui y Poveda (2023) señalan una prevalencia del 45.31% de infecciones parasitarias en una muestra
de 2.642 niños. Murillo et al. (2020) también informan que, a pesar de la pobreza en algunas áreas, las
políticas de desparasitación escolar han ayudado a mantener las tasas de P entre el 20% y el 40%.
Castro et al. (2021) reportan una prevalencia del 57.4% en la comuna Chade y del 56.7% en la comuna
Joa, identificand especies comunes. Venegas et al. (2022) confirman que la P por protozoarios
predominó, con Entamoeba histolytica siendo la más frecuente (48.01%). Además, el diagnóstico de A
pág. 225
se basa en la anamnesis, el examen físico y los resultados de laboratorio. Alvarado (2017) advierte que
un niño con A no desarrollará plenamente sus capacidades cognitivas, lo que afectará su aprendizaje y
desarrollo de habilidades técnicas.
CONCLUSIONES
La falta de conocimiento sobre la PI convierte esta afección en un problema significativo de salud
pública, ya que muchas personas la consideran una condición normal y no toman las medidas
preventivas necesarias. Esto es particularmente peligroso para los niños, quienes, debido a su falta de
conciencia e instrucción, no siguen adecuadamente las normas de higiene. Esta situación puede llevar
al desarrollo de disentería y, en casos más graves, a complicaciones como un absceso hepático
amebiano.
La incidencia de la P, especialmente causada, está estrechamente relacionada con factores de riesgo
como la pobreza, la falta de saneamiento, la escasez de agua potable para el aseo diario, y la higiene
deficiente en la preparación de los alimentos. Estas condiciones aumentan la probabilidad de infección
y transmisión de parásitos en comunidades vulnerables.
El riesgo de padecer P y A se incrementa significativamente en condiciones de vida desfavorables,
como la insalubridad ambiental, la pobreza y la falta de acceso a servicios de salud. Estas condiciones
permiten la proliferación de parásitos y dificultan el tratamiento adecuado de la A, una complicación
común de la P.
Para enfrentar estos problemas, es fundamental implementar intervenciones comunitarias integradas
que aborden tanto la salud física como las condiciones sociales y ambientales que favorecen estas
enfermedades. Además, es crucial educar a la población sobre prácticas de higiene y prevención. La
capacitación en temas de salubridad dirigida a niños, jóvenes y adultos mayores es esencial para mejorar
la calidad de vida, reducir la incidencia de PIes y prevenir enfermedades relacionadas como la A.
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