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El agua es el recurso natural más importante para la subsistencia del ser humano, por lo que la calidad
de vida de las personas se ve afectada directamente por la falta de acceso a este recurso. A pesar de que
la superficie terrestre del planeta el 70% está cubierta de agua, solo el 2.53% de este recurso vital es
apta para consumo humano, por citar solo un caso la situación en nuestro país no solo es crítica sino
desfavorable, pues solo se dispone de menos de 1500 𝑚
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/ℎ𝑎𝑏/𝑑í𝑎 (Centro Virtual de Información del
Agua, 2017) lo que considera la Organización de las Naciones Unidas como una fuerte presión de las
zonas en veda, cabe señalar que una zona de veda son acuíferos, donde no se autorizan extracciones de
agua adicionales a los establecidos legalmente (CONAGUA, 2014).
Uno de los desafíos que enfrenta la humanidad es la construcción de una infraestructura hidráulica
eficiente que cuente con servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento, sobre todo para los
sectores de la población más vulnerable y con escasos recursos (Duran-Juárez, 2005), Contar con
dichos servicios de cobertura en obras de drenaje y abastecimiento de agua potable, son indispensables
para mejorar la calidad de vida de la población, sobre todo en zonas suburbanas, ya que siguen siendo
precarios los servicios básicos.
En este contexto analizamos la vulnerabilidad a través de diferentes variables, desde su distribución y
variabilidad, presentando como caso de estudio el municipio Tlajomulco de Zúñiga y sus barrios que la
componen, tomando como punto de partida: inundaciones, escasez de agua, elementos de
vulnerabilidad, tales como: riesgos, amenazas e inseguridad, por citar solo algunos.
Por otro lado, los eventos hidrometeorológicos extremos, como el cambio climático, junto con la
expansión urbana sin ningún Plan de Ordenamiento Urbano y Territorial, han causado cuantiosos daños
en los últimos años, principalmente en la zona sur del AMG, lo que ha ocasionado un elevado aumento
de puntos vulnerables a las inundaciones, al igual que islas de calor, incrementando un aumento de
temperatura año tras año, por consecuencia mayor vulnerabilidad a la población (Das et al, 2023; Darabi
et al, 2019 y Carrizo, 2018).
Así como los daños expuestos anteriormente, la crisis del agua está relacionada directamente con los
efectos adversos del CCG. El aumento de la variabilidad del ciclo hidrológico ha ocasionado
consecuencias catastróficas, sequías prolongadas en el centro y norte del país, incendios forestales con
pérdidas de grandes extensiones de bosques, como consecuencia los retos son cada vez mayores, para