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para cada una (ver tabla 1). Aunque no todos estos factores pueden ser considerados determinantes
como generadores de manera directa de las afecciones psicológicas y emocionales de los pacientes de
las UCI, todas se encuentran relacionadas, puesto que por ejemplo, en el caso de la categoría
ambiental, la privación del sueño producto de las bajas temperaturas en la UCI, pueden ocasionar
alteraciones de los biorritmos e incluso de la percepción de la propia realidad, generando sin lugar a
duda quebrantamientos psicológicos.
Las alteraciones emocionales y necesidades psicológicas de los pacientes en las unidades de cuidados
intensivos se pueden deber principalmente a la alta tecnología, el constante ir y venir de los
profesionales sanitarios, el ruido de máquinas y alarmas, gran cantidad de tubos y cables que limitan
la movilidad y posibilidades de comunicación en la persona enferma, el aislamiento de la familia y la
ruptura con la vida cotidiana, viéndose trastornada la cotidianeidad del círculo familiar en su
conjunto, así como las relaciones entre los miembros de la familia (Gil et al., 2010).
Henao et al. (2021) registran la situación de los familiares de los pacientes que se encuentran en la
UCI, quienes deben hacerse cargo, asumiendo labores de cuidadores, sin dejar de atender su propia
vida que se torna bastante ocupada por la carga que esta dedicación supone, y que puede, en algunos
casos reducir sus horas de trabajo y afecta su economía; incluso se ven obligados a retirarse de sus
trabajos y a pasar por situaciones complejas.
En este mismo sentido, Cedeño et al. (2021) puntualizan que los pacientes ingresados en UCI, que
diversas alteraciones psicológicas se pudieran manifestar con la aparición de temores, sospechas e
incluso miedo, por la alteración de las rutinas diarias, de trabajo o estudio, entre otras actividades que
corresponden al desarrollo normal de la vida de las personas. Esos miedos o temores también pueden
deberse a los procedimientos de monitoreo constante, que pueden afectar su estado emocional.
La respuesta al estrés que se ve sometido el paciente y sus familiares está relacionada con el tipo,
intensidad y duración de factores desencadenantes, pues conduce a alteraciones de orden psicológico,
así como instabilidades fisiológicas, como por ejemplo predisposición a infecciones y retardo de
cicatrización de heridas operatorias (Dalla et al., 2018).
Estas alteraciones cuando son del tipo psicológico se manifiestan en cuadros de ansiedad, estrés,
depresión o el denominado “síndrome de cuidados intensivos”, que es un estado o nivel mayor del