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algo nuevo en el mundo, su realización consuma un anhelo, un deseo; el objeto de la acción es el
pragma, lo que ha sido hecho por mí. El obrar se encuentra entre el yo como querer y el mundo como
campo de acción, estoy en el mundo donde hay algo que hacer, donde tengo que obrar, ya que el mundo,
“no es sólo espectáculo sino también problema y tarea, materia a obrar, es el mundo para el proyecto y
la acción” (Ricoeur, 1988, p. 237).
La reflexión sobre el cuerpo en la acción es una reflexión sobre el órgano del querer, ”es necesario
reintroducir el cuerpo en el Cogito integral y recuperar la certeza fundamental de estar encarnado, de
estar en situación corporal. Siempre debemos reconquistar, por encima de las disyunciones del
entendimiento, la seguridad de ser amos de nuestro cuerpo.“ (Ricoeur, 1988, p. 242) El dualismo del
entendimiento no es la única división de la subjetividad, el querer y el movimiento envuelven una
dualidad vivida, el vínculo con el cuerpo es polémico y dramático, pues no hay acto voluntario que no
hayamos cumplido involuntariamente.
Las funciones involuntarias del movimiento son: los saber-hacer preformados, las emociones y los
hábitos. Los saber-hacer preformados son movimientos elementales, se refieren al uso primitivo del
cuerpo. “A partir del momento en que el mundo me resulta presente, sé realizar algo con mi cuerpo, sin
saber ni mi cuerpo, ni el mundo.“ (Ricoeur, 1988. P. 259) La emoción es el medio y órgano del querer,
aparece como jurisdicción de la acción involuntaria, es fuente del movimiento involuntario.
El hábito humano lo describe Ricoeur (1988) como:
una manera se sentir, de percibir, de obrar, de pensar adquirida y relativamente estable; afecta a todas
las intenciones de la conciencia, sin ser una intención ...
Cuando digo: tengo el hábito de…, 1º designo un carácter de la historia de mis actos: he “aprendido”;
2º aparezco ante mí mismo afectado por dicha historia: he “contraído” el hábito; 3º significo el valor
de uso del acto aprendido y contraído: yo “sé”, yo “puedo”.(307)
El hombre aprende con el tiempo el hábito, no se encuentra preformado, sino que es adquirido
voluntariamente, se puede comprender como un poder o una capacidad de resolver, no introduce algo
nuevo en el mundo, sino que con el tiempo y la repetición prolonga el uso irreflexivo del cuerpo, es
decir, lo que un día fue analizado, pensado y querido, se desliza poco a poco. Contraer un hábito es no
pensar el movimiento solo es hacer uso de él, es espontáneo como la vida, es invención, puede