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A partir de ese modelo se propuso el desarrollo de habilidades de los estudiantes a través de una
educación rígida y autoritaria, con prioridad en la memorización de los contenidos. En este modelo, los
castigos corporales fueron dejados de lado. En esta línea Dewey, Russell y Piaget sentaron las bases
sobre las cuales las pedagogías del siglo XX ha devenido.
John Dewey, reconocido como el teórico de la escuela activa, del learning by doing, se convirtió en
referente para los distintos modelos educativos, tanto en los países capitalistas como en los socialistas.
Bertrand Russell reconoció que el nuevo orden mundial venía acompasado de un mundo cada vez más
interconectado (globalizado) y por consecuencia interdependiente. Así, para él, la educación debía
seguir ese mismo camino, por lo que “requería, como condición mínima, que se establezca un estado
mundial y, posteriormente, un sistema mundial de educación” (Alighiero, 2009, p. 502). A la fecha se
puede advertir que la UNESCO desde hace algunas décadas, en consonancia con Russell, busca la
estandarización educativa a nivel global. Jean Piaget reside clasificó las etapas del desarrollo
psicológico de los niños, delimitando así los campos de acción según el rango de edad y desarrollo en
estos. De acuerdo con Piaget, los niños de 0 a 2 años viven un periodo denominado sensitivo-motor,
por lo que la educación en esta etapa debe estar enfocada en el movimiento y no en el lenguaje. De los
2 a los 7 años, el niño ya es capaz de formar imágenes mentales a través del lenguaje, por lo que le
resulta más fácil aprender lenguajes, así como conocimientos generales y matemáticos básicos. En el
rango de los 7 a los 11, el desarrollo sensitivo del niño le permite articular un pensamiento abstracto
más complejo. Por último, de los 12 a 15 es cuando Piaget precisa el periodo de la infancia (o
preadolescencia) donde puede la capacidad de razonamiento lógico, hipotético y deductivo se desarrolla
por completo, es decir, la capacidad de abstracción se ve privilegiada en su desarrollo (Salas, 2012). El
modelo de Piaget dio un giro a la educación que consistió en la institucionalización de la pedagogía.
En el siglo XX se estableció, pues, otro lazo que hasta ahora se ha fortalecido, a saber, la relación y la
interdependencia entre pedagogía y psicología. Esto derivó en la proliferación de escuelas y corrientes
pedagógicas. Corrientes psicológicas y sus correspondientes aplicaciones pedagógicas como el
funcionalismo, el conductismo, la Gestalt, el operacionalismo, el cognocionismo, el estructuralismo y
el constructivismo, por mencionar solo algunos, son resultado de esta estrecha relación.