La turistificación de las prácticas rituales y culturales: el carnaval, como ritual de paso hacia los hábitos postmodernos en la sociedad tradicional tlaxcalteca, México

 

 

 Christian Vaslaf Santacruz Montealegre

                          christianvaslaf@yahoo.com

        https://orcid.org/0000-0002-6784-5732

     Universidad Autónoma de Tlaxcala - México

 

 

RESUMEN

Dentro del marco de las postmodernidad y desde la narrativa oficial, el Carnaval de la ciudad de Tlaxcala se ha constituido como un ritual liminal-desde la propuesta de Van Genep-, es decir, esta expresión cultural se ha constituido como un ritual de paso para la sociedad Tlaxcalteca, que a partir de su deseo de querer incorporarse al sistema neoliberal capitalista, esta pretende dejar de ser una sociedad tradicional para ser una sociedad moderna, lo anterior en beneficio de la turistificación y el mercado. El espacio ideal para mostrar su influencia recae sobre los rituales de las sociedades tradicionales es el casco histórico del centro de la ciudad de Tlaxcala. El cual paradójicamente es usado como un recinto para incrustarse en la modernidad y practicar el intercambio comercial, en beneficio de la turistificación y los hábitos postmodernos, como el consumo. De tal forma que hay una reapropiación del espacio físico y simbólico para fines de la gentrificación cultural, del espectáculo y de la hiperculturización. Se propone mediante esta investigación el estudio de los efectos degradantes del capitalismo y el turismo sobre prácticas rituales, para fines de mercado y el ocio. 

Palabras clave: gentrificación cultural; postmodernidad; ritual de paso; turistificación

 

 

 

 

 

 

The touristification of ritual and cultural practices: carnival,

as a ritual of passage towards postmodern habits

 in traditional Tlaxcala society, Mexico

 

 

ABSTRACT

Within the framework of postmodernity and from the official narrative, the Carnival of the city of Tlaxcala has been constituted as a liminal ritual -since Van Genep's proposal-, that is, this cultural expression has been constituted as a ritual of passage for the Tlaxcalteca society, which from its desire to join the neoliberal capitalist system, it intends to stop being a traditional society to be a modern society, the above in benefit of tourism and the market. The ideal space to show their influence falls on the rituals of traditional societies is the historic center of the city of Tlaxcala. Which paradoxically is used as an enclosure to become embedded in modernity and practice commercial exchange, in benefit of tourism and postmodern habits, such as consumption. In such a way that there is a reappropriation of the physical and symbolic space for the purposes of cultural gentrification, entertainment and hyperculturation. Through this research, the study of the degrading effects of capitalism and tourism on ritual practices, for market and leisure purposes, is proposed.

 

Keywords: cultural gentrification, postmodernity, ritual of passage, touristification

 

 

Artículo recibido:  02 noviembre. 2021

Aceptado para publicación: 28 noviembre 2021

Correspondencia: christianvaslaf@yahoo.com

Conflictos de Interés: Ninguna que declarar

 

 

                             

 

 

 

INTRODUCCIÓN

En el casco histórico de la ciudad de Tlaxcala, (en adelante, centro histórico), el Carnaval se ha convertido en una expresión cultural que ha ido ganando notoriedad al exterior de la propia localidad. Este fenómeno se ha impuesto poco a poco desde los últimos años de la década de los noventa. Y es que al Carnaval se le dota importancia turística, por lo que se decide trasladarlo desde la periferia al centro histórico con la finalidad de mostrar su riqueza a los turistas y pueda ser observado sin tener necesidad de trasladarse a las localidades o municipios alejados de la ciudad, en el pasado, su práctica no era tan esplendorosa como lo es en la actualidad, tampoco estaba organizado, y sus días de presentación variaban conforme la disponibilidad de las cuadrillas de danzantes.

La danza de los Matachines era una expresión cultural propia del centro histórico de la ciudad que coexistía con el Carnaval, se celebraba en el mes de octubre, este ritual se considera más antiguo en la localidad que el Carnaval, y su práctica fue por niños y adolescentes de la localidad hasta que se dejó de realizar en 2003. Era una festividad organizada a cargo del ex convento de San Francisco dentro del marco de los novenarios a dicho santo. Su práctica consistía en recorridos por las casas de las calles del centro de la ciudad que, a solicitud de sus propietarios, pedían que bailaran en el portal de su casa alrededor de una fogata. Los participantes vestían botargas de cartón con figuras de animales y personas.

Ambas danzas son de carácter ritual por lo que fue necesario abordarlas desde el concepto de Rito, entendido como un acto colectivo o individual, simbólico, que da cohesión social y sentido de comunidad (Han, 2020) empleado para reafirmar a un grupo, de corte religioso, representativo, con sentido o carente de él, normativo, con cierto grado de improvisación, repetitivo por lo que se hace costumbre, usado para expresar, deja de ser rito cuando es usado para entretener. (Cazeneuve, 1971; Durkheim, 2017)

Por lo anterior, se realizó el presente estudio con la finalidad de responder a dos interrogantes, ¿cómo es que la postmodernidad degrada a las prácticas rituales, para ser usadas como rituales de paso para que una sociedad tradicional sea considerada como una sociedad moderna? y ¿cómo es qué el capitalismo y el consumo turístico, gentrifícan a la cultura para que una sociedad deje de ser tradicional?

Como hipótesis se propone que el capitalismo, la turistificación y la hiperculturización de las expresiones culturales y rituales traen consigo el deseo de una sociedad tradicional de incorporarse a una sociedad moderna, adoptando hábitos postmodernos capitalistas como el consumo, para beneficio del neoliberalismo, sin importar el detrimento del carácter ritual o tradicional de las expresiones culturales.

Este estudio contrasta la danza de los Matachines con el Carnaval en el centro histórico de la ciudad de Tlaxcala, a efectos de determinar la relación que existe entre la reproducción de prácticas de consumo turístico, y la gentrificación de la cultura trayendo como consecuencia la desaparición de expresiones culturales, la turistificación del espacio histórico, del ritual del Carnaval, así como describir su inserción en las prácticas de uso capitalista como las redes sociales digitales. De lo anterior, se pretende proponer el concepto de gentrificación cultural como resultado de la turistificación del espacio y de las prácticas culturales que en él se practican, en perjuicio de otras expresiones culturales anquilosadas, no significativas desde la óptica del turismo y del consumo, así como de la inserción de rituales o expresiones culturales en hábitos de consumo global - capitalista, como es el uso de las redes sociales digitales. La utilidad radica en conceder importancia a la gentrificación cultural como un concepto que permite mediante la irracional lógica utilitarista, dejar en desuso una expresión cultural anquilosada, misma que representa a grupos minoritarios, lo que conlleva a homogeneizar las subjetividades sociales para desplazar las manifestaciones culturales ajenas al consumo (Hall, 1984).

El presente se estudia desde el enfoque Benjamiano de imagen dialéctica, y dialéctica histórico cultural, es decir desde el sido y el Jetztzeit. Como instrumentos metodológicos se hizo uso de la entrevista estructurada, semiestructurada y la observación no participante para identificar las expresiones culturales propias del espacio. Los agentes elegidos para ser entrevistados fueron integrantes de las cuadrillas de Carnaval y sujetos relacionados con la danza de los Matachines, vecinos y ex residentes del centro histórico de la ciudad de Tlaxcala, así como servidores públicos relacionados con el Carnaval y la cultura. También, se analizaron datos estadísticos proporcionados por la SECTURE sobre el impacto del Carnaval en el turismo y la economía local. También se observó el comportamiento de las redes sociales en cuanto a su relación con el Carnaval y los matachines.

El Carnaval de Tlaxcala y la danza de los Matachines

El Carnaval de Tlaxcala es considerado un ritual de inversión, al interior de su práctica se teje un entramado de redes sociales, ya que existen estructuras y jerarquías lo que lo hace complejo (Figueroa, 2018) con fuerte significado simbólico e identitario para sus practicantes. Mediante la imitación, los danzantes del Carnaval de Tlaxcala se confrontan con lo mestizo (Sevilla, 2013), con lo europeo, y con la clase dominante, con los dueños de haciendas.

El Carnaval es un rito que forma parte de la vida seria (Durkheim, 2017), se practica antes del primer día de cuaresma (Bachtin, 1986; Cazeneuve, 1971; Burke 1978) dentro de un conjunto de hábitos sociales, usos y costumbres repetidos que entrañan un significado (Cazeneuve, 1971). El Carnaval forma parte de la cultura popular, de origen europeo (Bajtín, 1986; Burke, 1978), en un principio estuvo relacionado con el fin del invierno y el nacimiento del nuevo ciclo productor, de tal forma que fue asociado a las producciones agrícolas. Con la cristiandad, este se asoció a las celebraciones de la semana santa, como un rito que permite romper con el orden normativo, para después entrar en la vigilia. Vinculo que lo colocó como una herramienta de control de multitudes (Burke, 1978).

El Carnaval es considerado como una válvula de escape con ambiente festivo, de sátira social y parodia, autorizado por las élites, para expresar los resentimientos acumulados con relativa impunidad que estos generan estos en los dominados (Scott, 1990; Burke, 1978; Sevilla, 1983), por lo sirvió como medio de resistencia de parte de los dominados (Hall, 1984; Arévalo, 2009), así que sostiene el orden social imperante sin hacer uso de la fuerza.  El Carnaval se le considera como un medio de expresión para los desposeídos y carentes de poder con cierta impunidad y de forma anónima (op.cit., 1978).

El Carnaval se expresa en las plazas públicas, en las cuales se libran las batallas para lograr hegemonía, donde se vive el ritual (Bachtin, 1986; Hall, 1984). Este es el espacio para librar competencias entre pares, donde tener la mejor exhibición se vuelve relevante. El Carnaval no solo es un espectáculo sincrético (op.cit., 1986), es el rito donde se pueden abolir las desigualdades sociopolíticas, o el medio para obtener las libertades por sobre las posiciones jerárquicas. El Carnaval es el espacio para ser visto, oído y reafirmar el poder de ciertos grupos sociales. La naturaleza del Carnaval es antagónica (Scott, 1990), no sólo es un medio de satirizar el orden social donde se vive, también, es un medio de competir para reafirmar el poder de sus organizadores y líderes de cuadrillas de danzantes y saber quién es el mejor.

De lo anterior, el Carnaval de Tlaxcala es un rito mimético, que forma parte de la vida seria de sus practicantes, es un hecho social mediante el cual se transmiten mensajes mediante símbolos, con profundos hábitos sociales, así como usos y costumbres.

La danza de los Matachines es una danza europea fusionada con bailes indígenas, en su origen europeo es descrita en “Orchesonographie” por el sacerdote Thoinot Arbeau (1596), hace referencia a la danza de los bufones o Mattachins, cuya finalidad era divertir a través de niñerías. En 1559 Fray Francisco de Alcocer en su “Tratado del juego”, hace referencia a un juego llamado los Matachines, realizado por extranjeros cuyo fin era obtener dinero de la gente vulgar y popular, esta danza fue descrita como un espectáculo popular, común, cuya representación pantomímica era acompañada de sones, la cual servía para dar fin a un espectáculo de Mojigangas, siendo de esta manera relacionado con figuras. Su origen se cree puede venir de Italia, incluso la palabra se deriva de Matto, que significa loco, fatuo, también se asocia la voz Mattana en sentido de bobada (Du Cange en Cotarelo, 1911:308). La danza de los Matachines fue practicada en Italia, Francia y España. Se considera que los Matachines es una degradación de la danza de los moros. No obstante, a que el término matachín esté asociado a un vocablo europeo, también se le relaciona con el vocablo de la palabra náhuatl, Malacotozin, que significa dar vueltas como malacate (Córdova, 2018). También fue asociada a los bailes de los indígenas americanos, en razón de que al danzar en sus templos gesticulaban al igual que lo hacían en Europa (Ortega, 2005).

Planteamiento teórico y metodológico

Para Walter Benjamin (2018), cada época está establecida mediante marcadas divisiones, por un lado, la parte pletórica, positiva y por el otro la parte desechable, fenecida. Por ello resulta fundamental para el autor hacerle justicia a la parte desechable, haciendo uso de ella. En la historia de la cultura, esta es el botín de los dominantes, es así que el patrimonio cultural procede del vasallaje, resultado de una barbarie, misma que reside en el concepto mismo de cultura (ibid., 2018). Para Benjamin nada de lo acontecido debe darse por perdido, una sociedad redimida no tiene el pesar de su pasado. Por ello, “el sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida que lucha” (op.cit., 2018:314), de tal forma que en la historia no sólo están presentes los vencedores, también los que luchan, los oprimidos.  Los vencedores de esas pugnas marchan por encima de los vencidos quienes son excluidos, sometidos y olvidados. Para Benjamin la lucha cultural deja una estela de catástrofe, acumulando ruinas a su paso. El progreso es la tempestad que “…ponen fuera de curso a cada momento nuevos objetos de uso” (Benjamin, 2009:102) para dar paso al influjo del capital. A la cultura se le da uso utilitarista, por ello no libera, existe por tanto una relación causal entre la economía y la cultura. Existe una relación dialéctica entre el Sido y el Jetztzeit, es la imagen la que revive al recuerdo, para dejar de ser desechable y fenecido al instituirse en imágenes que son eternas y no pretéritas (op.cit. 2009). El Jetztzeit evoca y recupera lo alegórico, para hacerlo patente de nuevo en la vida del grupo (Halbwachs, 2004) y que por la racionalidad instrumental fue excluido. La evocación le hace frente al olvido para “no perder contacto con aquellos que nos rodeaban entonces” (op.cit. 2004:33; Ricoeur, 1999).

Con la postmodernidad, la cultura se industrializa y para esta el objeto se coloca por encima del consumidor, se estandariza mediante la racionalidad de su distribución. Es un producto para el consumo de las masas (Adorno, 1967). La cultura está integrada como “mercancía en el orden de producción, se materializan en fuerzas productivas para ser vendidas” (Baudrillard, 2020:225). La cultura se transforma en objeto para ser comprado y consumido, se materializa en mercancía. Para ser consumido el objeto debe volverse signo, ahora la cultura se utiliza y se posee para ser mercantilizada (op. cit. 2020). La globalización hace que la cultura pierda sus límites, por tanto, se hiperculturaliza, surgiendo el mercado de la cultura, es su propia “versión consumista de la cultura” (Han, 2020:49). En el Jetztzeit el ritual ha sufrido presiones de realidades tangibles que le imponen adaptaciones económicas sin que permanezca fiel a su pasado (Durkheim, 2017). Esta flexibilidad del ritual evoluciona lenta e imperceptiblemente (Cazeneuve, 1971), no solo transmitiendo los “valores y órdenes que mantienen cohesionada a una comunidad” (Han, 2020:11), sino transformándolos para seguir otorgando sentido de comunidad y reafirmándose en el individuo.

El capital al corromper la autenticidad de la cultura (Crang, 2012) turistifíca, homogeneiza y destruye la particularidad local para producir experiencias estandarizadas dirigidas al mercado masivo, alienando el espacio local y a sus habitantes, para apropiarse del lugar y de las experiencias que ofrece. El turismo responsable de la subversión (Lazzarotti, 1994), moldea la cultura local para proporcionar experiencias de ocio, con nuevos escenarios y manifestaciones culturales propias para sostener la competitividad, nuevas formas de control del espacio para nuevos estilos de viaje propiciados por el post turismo (Molina, 2006). De tal forma que no solo se percibe entornos construidos para ser comercializados turísticamente, ya sea cultural o espacialmente, esta gentrificación turística (Gotham, 2005) se mezcla con la gentrificación criolla (Hiernaux, 2014), para dar paso a una transformación en el paisaje cultural y la cultura, siendo estos materia prima propicia para ser mercantilizados en la periferia del placer, debido a la dependencia y codependencia económica que genera sobre las sociedades emergentes (Turner y Ash, 1991; Gibson, 2009; Palafox, 2013; Lazzarotti,1994; Gotham, 2005). Esta tempestad en el Jetztzeit, consecuencia de la degradación de la cultura y los rituales a cambio de la mercantilización gentrifíca a la cultura.

Las conductas de los integrantes de las camadas de bailarines del Carnaval de la ciudad de Tlaxcala proporcionaron al estudio desde el punto de vista de la Teoría Crítica, una realidad diferente a la interpretada en algunos supuestos teóricos, y sobre todo información de los medios de dominación utilizados por el capitalismo para comercializar con la cultura imponiendo una manifestación cultural sobre otras. También proporcionaron información sobre la transformación de las expresiones socioculturales partiendo de la interpretación de la experiencia de los bailarines del Carnaval de Tlaxcala, además de proporcionar información sobre la influencia que tienen las redes sociales digitales sobre la expresión cultural y el rito. Por lo anterior, se decidió partir desde el concepto de “Ruina” como hilo conductor para abordar desde el sido y el Jetztzeit la propuesta conceptual de Gentrificación cultural como un fenómeno resultado de la turistificación del espacio y de las prácticas culturales que en él se practican, en perjuicio de otras expresiones culturales, no significativas para el consumo turístico, así como de la inserción de rituales o expresiones culturales en hábitos de consumo global - capitalista, como es el uso de las redes sociales digitales para los fines del capital turístico, basados en la economía de consumo y las condiciones propias de una sociedad posmoderna capitalista. Se estudió a la cultura popular desde la óptica de la industria cultural, mediante la cual, la cultura se suministra comercialmente para convertirse en un espectáculo para fines turísticos a cambio de marginar a otras expresiones culturales no significativas turísticamente, de tal manera que se gentrifíca la cultura. Los instrumentos metodológicos que contribuyeron a identificar la dialéctica existente entre las expresiones culturales y su detrimento por el capitalismo fueron el de la observación no participante y el de la deriva.

El estudio se realizó dentro del espacio físico del centro histórico, contrastando el fenómeno del Carnaval con la danza de los Matachines la cual hasta el momento ya no se practica.

Los sujetos entrevistados fueron participantes activos en el Carnaval, vecinos y ex residentes del centro histórico, y servidores públicos relacionados con el turismo y el Carnaval, administradores de grupos de redes sociales digitales temáticos sobre el Carnaval, y la observación del comportamiento de las redes sociales digitales como el Facebook en torno al Carnaval y su difusión, datos que fueron analizados con técnicas cualitativas. De lo anterior, se trata de 12 agentes que danzan en el Carnaval, que a su vez dirigen o dirigieron una cuadrilla de danzantes que acuden a bailar al centro histórico de la ciudad de Tlaxcala, 3 agentes que fueron entrevistados mediante entrevistas abiertas que radicaron en el centro histórico de la ciudad de Tlaxcala en un periodo de años de 1948 al año 2000 y que fueron testigos del desarrollo del Carnaval, dos agentes que por su servicio público, guardan una relación indirecta con las festividades del Carnaval y el turismo.

Los instrumentos utilizados fueron, entrevistas semiestructuradas y abiertas, se realizó el análisis de estadística de la llegada de turistas a la ciudad de Tlaxcala por motivos del Carnaval de Tlaxcala en los últimos diez años y su consecuente derrama económica, así como su promoción para fines turísticos. Se realizó un análisis documental de los Planes Estatales de Desarrollo del estado de Tlaxcala, específicamente de los apartados en Cultura, Turismo y Educación, así como documentos de planificación turística del gobierno federal y el estatal. De igual forma, se realizó el análisis de la información sobre apoyos económicos proporcionados a las cuadrillas de danzantes por el gobierno estatal en el mismo periodo, mismo que fueron examinados de manera cuantitativa. En tanto que, para la obtención de evidencias, se hizo uso de análisis de contenidos hemerográficos, entre ellos, periódicos y una guía turística, datos económicos oficiales, entrevistas con su respectiva interpretación teórica, información obtenida del comportamiento de páginas y perfiles de redes sociales digitales como Facebook. De igual forma se hizo uso de material fotográfico y grabaciones de audio para realizar un análisis de su contenido. Por lo anterior, se intentó relacionar el conocimiento del desarrollo de las festividades del Carnaval en el centro histórico de la ciudad de Tlaxcala de hace veinte años previos al año 2021, así como el significado del mismo en lo social, económico y cultural, además se relacionó con él recuerdo de la práctica de la danza de los Matachines. Entre los obstáculos que se presentaron al realizar la investigación, destacan el que algunos de los entrevistados no quisieron aportar datos más concretos, en algunos casos, los entrevistados actuaron como si reservaran información respecto a lo que se les preguntó. También, dentro de las complicaciones que se presentaron destaca el que la Secretaría de Turismo del Estado, únicamente proporcionó datos estadísticos de un periodo de tiempo menor al establecido dentro del presente por no guardar una base de datos con mayor antigüedad.

Algunos hallazgos

A través del análisis de datos estadísticos y documentales, se halló que el Carnaval de la ciudad de Tlaxcala es una celebración de reciente impulso como parte de las políticas turísticas que impulsa el estado a fin de colocarlo como un atractivo turístico, hasta antes de la década de los noventas era inconexo al turismo y a la economía de consumo, ya que se realizaba de manera anual asociado a la conmemoración cristiana de la semana santa únicamente en las localidades periféricas  al centro histórico de la ciudad de Tlaxcala, e incluso, únicamente las cuadrillas que llegaban a realizar presentaciones breves en ella era de manera esporádica, sin sitios fijos para expresarse, los cuales solicitaban una cooperación económica a quien deseara presenciar sus bailables. A raíz de las políticas en materia turística implementadas por el gobierno federal y el estatal, la ciudad de Tlaxcala es considerada un Destino Turístico Prioritario, incorporada al Sistema de Integración Turística Cultural federal, en el cual el Carnaval es considerado como uno de los recursos culturales más importantes del estado, susceptible de ser comercializado. Las autoridades locales en sus diferentes planes de desarrollo han destacado al turismo y a la cultura como una fuente de empleos, crecimiento económico y turístico, por lo cual es difundida y apoyada a través de políticas gubernamentales. Por tal motivo, el estado ha invertido alrededor de cincuenta millones de pesos en apoyar a esas políticas que le han representado en materia turística un crecimiento en la llegada de turistas de 164.7 por ciento, y una derrama económica total estimada en más de 60 millones de pesos en un periodo de nueve años, de tal forma que los servicios turísticos que se ofrecen en la ciudad también han ido incrementándose, el siguiente cuadro lo resume.

 

 

 

 

 

Cuadro 1

Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaría de Turismo

 del estado de Tlaxcala

Que por motivos de la pandemia de Covid-19, si bien es cierto el Carnaval ya se había insertado en la era de la digitalización, con la pandemia se incrementó la digitalización del Carnaval, incluso el estado debido a que prohibió la práctica del Carnaval en el año 2021, implementó como política su retransmisión mediante redes sociales digitales como Facebook y YouTube, incluso lo denominó “#Carnaval Digital”.

A raíz de la observación no participante, se analizó que, mediante el uso de las redes sociales digitales, el Carnaval de ediciones anteriores fue retransmitido mediante páginas de internet para satisfacer los deseos de sus seguidores y practicantes. De igual forma que para el año 2021, aún con la prohibición motivada por la contingencia sanitaria, hubo cuadrillas de danzantes que convocaron mediante Facebook a reunirse para practicar la danza y ser transmitida en dicha red social digital recuperando su carácter insurrecto. Se halló que la práctica del Carnaval trasciende a la conmemoración cristiana de la semana santa, ya que este se practica en diferentes meses del año, incluyendo en festividades de día de muertos.

Mediante las entrevistas practicadas, se halló que ahora es utilizado para promoción turística, de ocio y cultura de un destino turístico, por tal motivo el Carnaval de la ciudad de Tlaxcala fomenta el turismo, y la derrama económica, por lo cual a sus practicantes les es muy importante su difusión mediante las redes sociales digitales, llegando incluso a considerarlo un Carnaval digitalizado:

“El Carnaval ha servido turísticamente, se ha beneficiado mi comunidad…” (D. Vázquez, comunicación personal, 3 de enero de 2020)

“El Carnaval nos da auge como un estado, que sea visitado por turistas, veo una derrama económica, generada por ello… el Carnaval puede generar riqueza…” (M. Muñoz, comunicación personal, 2 de enero de 2020)

“El Carnaval sirve para fines turísticos, y económicos, mi municipio lo conocen por el Carnaval y si llegan turistas, el Carnaval alza demasiado el turismo… se usó Facebook para darle difusión… en menos de un año llegamos a diez mil seguidores, y después hemos llegado a 160 mil personas” (D. Armas, Comunicación personal, 7 de octubre del 2020)

“Hablamos de un Carnaval digitalizado, con el covid se hizo más digital, el estado también contribuyó mediante la difusión digital”. (R. Romero, Comunicación personal, 7 de noviembre del 2020)

El Carnaval está fuertemente vinculado al consumo y a la derrama económica por parte de sus practicantes y seguidores, incluso consideran que la expresión cultural ha sido permeada por el mercado y el capitalismo:

“…reactiva la economía, el turismo y se rescatan las tradiciones, quién dé más dinero, es al que le dan la cabecera, independientemente de si baila o no sepa hacerlo” (Y. Fernández, comunicación personal, 6 de noviembre de 2020)

 “genera… movimiento económico” (H. Muñoz, comunicación personal, 20 de febrero de 2020)

 “Se ha mercantilizado, últimamente todos se basa en dinero, el representante de la camada cobra por bailar, las personas pagan para que bailen en sus casas, es más económico que por diversión o por amor…, mueve mucho a la economía, es una fuente de ingresos económicos” (D. Armas, Comunicación personal, 7 de octubre del 2020)

“…es una cuestión totalmente mercantil, llevar una camada es muy caro” (R. Romero, Comunicación personal, 7 de noviembre del 2020)

Se encontró que, no obstante, a que el Carnaval es una práctica ritual religiosa relacionada a la conmemoración de la semana santa, para sus practicantes esta dejó de serlo, y ahora es considerada como una práctica cultural que debe ser realizada con fines turísticos aún en fechas posteriores a la semana santa:

“Paso del ámbito religioso al tradicional, el Carnaval ha perdido su práctica ritual, la parte religiosa la han hecho aún lado…” (R. Romero, Comunicación personal, 7 de noviembre del 2020)

“… es una expresión cultural, no es un ritual, porque no se venera a nadie…el que hagan presentaciones fuera de las fechas de Carnaval (semana santa), es para dar a conocer turísticamente al estado” (Y. Fernández, comunicación personal, 6 de noviembre de 2020)

Con el mismo instrumento se descubrió que la danza de los Matachines, era un rito infantil, familiar, arraigado entre los habitantes del centro histórico, vinculado a una celebración católica. Antes de la década de los noventas era una festividad vigente, y que posterior a ella disminuyó su práctica hasta desaparecer, lo cual se debió a la decisión de una autoridad eclesiástica en virtud de no contar con los elementos que exigía una ciudad moderna:

se dejó la danza de los matachines… un cambio de párroco trajo consigo el cambio… porque la catedral no se merecía una festividad como de pueblo…” (I. Covarrubias, comunicación personal, 10 de junio de 2019)

También, que existen deseos de una reducida comunidad de rescatar la tradición que desde hace dieciocho años no se practica de manera formal.

DISCUSIÓN

Algunas propuestas teóricas plantean que las influencias del mundo moderno no alteran el rito del Carnaval (Bachtin,1986; Scott,1990; Cazeneuve,1971), que es un error considerar que la organización del Carnaval recaiga en los grupos dominantes, por lo cual, es usado por los carentes de poder y los pobres para expresarse, incluso “bien pudo haber sido que algunos de los excluidos del poder vieron el Carnaval como una oportunidad para dar a conocer sus puntos de vista para lograr un cambio” (Burke,1978:203). También, se sostiene que se mantiene separado del ámbito político (op.cit.,1990). Sin embargo, el Carnaval de Tlaxcala ha quedado inmerso dentro de la dinámica posmoderna, la lógica de mercado permite su sostenimiento con fines turísticos, por lo que el rito ha sido apropiado e influido por la economía de consumo, ha sido gentrificado (Hiernaux y González, 2014; Gotham 2005) culturalmente, inmerso en las condiciones impuestas por la industria cultural (Adorno, 1967). Conjuntamente, el Carnaval de Tlaxcala está soportado por grupos que dominan económicamente en su comunidad y las relaciones de intercambio económico. Por consecuencia ahora es excluyente, al interior de la arena de batalla cultural ha triunfado (Hall, 1984), no solo tomó las calles y plazas principales, se apropió de ellas. Su propia racionalidad y motivaciones han sido abandonadas para convertirse en un instrumento que desplaza a otras expresiones culturales (op.cit.1984) no aptas para la turistificación, incluso es excluyente de sus propios practicantes de sitios populares a cambio de individuos con poder económico, ha sido transformado, ahora es inauténtico, es una atracción dentro de un espacio turistificado ante las exigencias post turísticas, limitando la heterogeneidad cultural para su homogeneidad. Como herramienta de dominación se inserta en el ámbito político, económico y social, este fenómeno mediante su turistificación ha logrado dominar los intereses del estado procurándose políticas gubernamentales a su favor, y a su vez, es usado como instrumento de legitimación del gobierno, es ya un poder fáctico (Habermas, 1999; Benjamin, 2018). De quienes los realizan se requiere un poder económico social superior que con respecto al de sus practicantes que se subordinan a las normas impuestas por ellos y al poder económico. El Carnaval de Tlaxcala cumple su función política de instrumento de imposición o de legitimación de la dominación en complicidad de quienes lo ejercen (Bourdieu, 2001). La turistificación y las políticas del estado suministran el Carnaval comercialmente (op.cit.2008), su Weltanschauung es materialmente traducida, esta adecuado para ser espectáculo de consumo, mientras que a su vez cohesiona a la sociedad (Debord, 1967). Por tal motivo, el rito ha dejado de serlo, se volvió inestable e influenciado por el capitalismo y sus hábitos de consumo, deja una catástrofe cultural, la cual sólo puede ser vista a partir de sus ruinas (Benjamin, 2018). Esas ruinas son su propia turistificación y la exclusión de los Matachines, quienes han sido desplazados para saciar los intereses del consumo turístico que trae consigo esa catástrofe llamada progreso. El Sido no es reivindicado y solo mediante un proceso evocatorio los acontecimientos percibidos en él Sido guardan sentido (Candau, 2002) para la subjetividad en el Jetztzeit (op.cit.2018). La digitalización del Carnaval, aunado con su turistificación lo convierten en un ritual liminal de paso, de una sociedad tradicional a una que aspira por todos los medios incrustarse en las exigencias del capitalismo y el consumo que demanda la postmodernidad. Sólo para quien lo evoca, el rito de los Matachines posee importancia en el Jetztzeit, quien a su vez resiste simbólicamente mediante su imaginario para intentar recuperarlo (Hall, 2008) por su significado asociado a su niñez. Este rito infantil no pudo ser alterado por el consumo, ni penetrado por las distorsiones de la dominación, tampoco fue propicio para un espacio turistificado, ni pudo ser turistificado, por lo que tuvo que ser desplazado. Todo lo anterior contribuye a reconfigurar las fuerzas culturales, los significados simbólicos de cada una de las expresiones culturales las cuales se pierden dentro del imaginario social (Taylor, 2004), lo que les dota un sentido diferente o en el peor de los casos les resta el sentido de su existencia.

CONCLUSIONES

Dentro del marco de la postmodernidad, las expresiones rituales y culturales han sido influenciadas por el capital, no sólo para fines de consumo, sino también los hábitos del post turismo han turistificado las prácticas rituales y culturales, además del espacio donde se practica. Las ruinas que en el Jetztzeit se nos presentan, han perdido sus significados alegóricos. Ahora hay empatía con los fenómenos vencedores, como la turistificación y el consumo, dejando de lado los significados simbólicos y orígenes del Carnaval.

Las prácticas rituales son utilizadas por el capital para imponer su lógica de consumo. La cercanía, significado e importancia de estas en la vida diaria de los individuos crea un ambiente propicio para la reproducción de prácticas que permiten sostener la estructura de dominación y homogeneidad, sobre todo, prácticas que toman como imperativo categórico el consumo para poder subsistir. El fenómeno ritual se contamina al servicio del mercado y del poder. El estado como promotor del consumo, coloca al Carnaval, al rito, como un acto conmensurable a través de la estadística turística y la derrama económica, volviéndolo vulnerable a más intervenciones para lograr los fines de la planeación económica. Los practicantes del Carnaval contribuyen para colocarlo en las dinámicas del capitalismo y la competencia económica. En el contexto del capitalismo, los ritos dejan de serlo para sumergirse en las dinámicas de la industria, lo que pervierte su estructura simbólica y a su vez, modifica su significado. De esta manera las subjetividades se reconfiguran dentro del imaginario social, generando una nueva concepción de orden social lo que influye en una reestructuración desde el punto de vista histórico cultural.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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