La turistificaci�n de las pr�cticas rituales y culturales: el carnaval, como ritual de paso hacia los h�bitos postmodernos en la sociedad tradicional tlaxcalteca, M�xico

 

 

�Christian Vaslaf Santacruz Montealegre

�������� �������������� ��[email protected]

������� https://orcid.org/0000-0002-6784-5732

���� Universidad Aut�noma de Tlaxcala - M�xico

 

 

RESUMEN

Dentro del marco de las postmodernidad y desde la narrativa oficial, el Carnaval de la ciudad de Tlaxcala se ha constituido como un ritual liminal-desde la propuesta de Van Genep-, es decir, esta expresi�n cultural se ha constituido como un ritual de paso para la sociedad Tlaxcalteca, que a partir de su deseo de querer incorporarse al sistema neoliberal capitalista, esta pretende dejar de ser una sociedad tradicional para ser una sociedad moderna, lo anterior en beneficio de la turistificaci�n y el mercado. El espacio ideal para mostrar su influencia recae sobre los rituales de las sociedades tradicionales es el casco hist�rico del centro de la ciudad de Tlaxcala. El cual parad�jicamente es usado como un recinto para incrustarse en la modernidad y practicar el intercambio comercial, en beneficio de la turistificaci�n y los h�bitos postmodernos, como el consumo. De tal forma que hay una reapropiaci�n del espacio f�sico y simb�lico para fines de la gentrificaci�n cultural, del espect�culo y de la hiperculturizaci�n. Se propone mediante esta investigaci�n el estudio de los efectos degradantes del capitalismo y el turismo sobre pr�cticas rituales, para fines de mercado y el ocio.

Palabras clave: gentrificaci�n cultural; postmodernidad; ritual de paso; turistificaci�n

 

 

 

 

 

 

The touristification of ritual and cultural practices: carnival,

as a ritual of passage towards postmodern habits

�in traditional Tlaxcala society, Mexico

 

 

ABSTRACT

Within the framework of postmodernity and from the official narrative, the Carnival of the city of Tlaxcala has been constituted as a liminal ritual -since Van Genep's proposal-, that is, this cultural expression has been constituted as a ritual of passage for the Tlaxcalteca society, which from its desire to join the neoliberal capitalist system, it intends to stop being a traditional society to be a modern society, the above in benefit of tourism and the market. The ideal space to show their influence falls on the rituals of traditional societies is the historic center of the city of Tlaxcala. Which paradoxically is used as an enclosure to become embedded in modernity and practice commercial exchange, in benefit of tourism and postmodern habits, such as consumption. In such a way that there is a reappropriation of the physical and symbolic space for the purposes of cultural gentrification, entertainment and hyperculturation. Through this research, the study of the degrading effects of capitalism and tourism on ritual practices, for market and leisure purposes, is proposed.

 

Keywords: cultural gentrification, postmodernity, ritual of passage, touristification

 

 

Art�culo recibido:� 02 noviembre. 2021

Aceptado para publicaci�n: 28 noviembre 2021

Correspondencia: [email protected]

Conflictos de Inter�s: Ninguna que declarar

 

 

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INTRODUCCI�N

En el casco hist�rico de la ciudad de Tlaxcala, (en adelante, centro hist�rico), el Carnaval se ha convertido en una expresi�n cultural que ha ido ganando notoriedad al exterior de la propia localidad. Este fen�meno se ha impuesto poco a poco desde los �ltimos a�os de la d�cada de los noventa. Y es que al Carnaval se le dota importancia tur�stica, por lo que se decide trasladarlo desde la periferia al centro hist�rico con la finalidad de mostrar su riqueza a los turistas y pueda ser observado sin tener necesidad de trasladarse a las localidades o municipios alejados de la ciudad, en el pasado, su pr�ctica no era tan esplendorosa como lo es en la actualidad, tampoco estaba organizado, y sus d�as de presentaci�n variaban conforme la disponibilidad de las cuadrillas de danzantes.

La danza de los Matachines era una expresi�n cultural propia del centro hist�rico de la ciudad que coexist�a con el Carnaval, se celebraba en el mes de octubre, este ritual se considera m�s antiguo en la localidad que el Carnaval, y su pr�ctica fue por ni�os y adolescentes de la localidad hasta que se dej� de realizar en 2003. Era una festividad organizada a cargo del ex convento de San Francisco dentro del marco de los novenarios a dicho santo. Su pr�ctica consist�a en recorridos por las casas de las calles del centro de la ciudad que, a solicitud de sus propietarios, ped�an que bailaran en el portal de su casa alrededor de una fogata. Los participantes vest�an botargas de cart�n con figuras de animales y personas.

Ambas danzas son de car�cter ritual por lo que fue necesario abordarlas desde el concepto de Rito, entendido como un acto colectivo o individual, simb�lico, que da cohesi�n social y sentido de comunidad (Han, 2020) empleado para reafirmar a un grupo, de corte religioso, representativo, con sentido o carente de �l, normativo, con cierto grado de improvisaci�n, repetitivo por lo que se hace costumbre, usado para expresar, deja de ser rito cuando es usado para entretener. (Cazeneuve, 1971; Durkheim, 2017)

Por lo anterior, se realiz� el presente estudio con la finalidad de responder a dos interrogantes, �c�mo es que la postmodernidad degrada a las pr�cticas rituales, para ser usadas como rituales de paso para que una sociedad tradicional sea considerada como una sociedad moderna? y �c�mo es qu� el capitalismo y el consumo tur�stico, gentrif�can a la cultura para que una sociedad deje de ser tradicional?

Como hip�tesis se propone que el capitalismo, la turistificaci�n y la hiperculturizaci�n de las expresiones culturales y rituales traen consigo el deseo de una sociedad tradicional de incorporarse a una sociedad moderna, adoptando h�bitos postmodernos capitalistas como el consumo, para beneficio del neoliberalismo, sin importar el detrimento del car�cter ritual o tradicional de las expresiones culturales.

Este estudio contrasta la danza de los Matachines con el Carnaval en el centro hist�rico de la ciudad de Tlaxcala, a efectos de determinar la relaci�n que existe entre la reproducci�n de pr�cticas de consumo tur�stico, y la gentrificaci�n de la cultura trayendo como consecuencia la desaparici�n de expresiones culturales, la turistificaci�n del espacio hist�rico, del ritual del Carnaval, as� como describir su inserci�n en las pr�cticas de uso capitalista como las redes sociales digitales. De lo anterior, se pretende proponer el concepto de gentrificaci�n cultural como resultado de la turistificaci�n del espacio y de las pr�cticas culturales que en �l se practican, en perjuicio de otras expresiones culturales anquilosadas, no significativas desde la �ptica del turismo y del consumo, as� como de la inserci�n de rituales o expresiones culturales en h�bitos de consumo global - capitalista, como es el uso de las redes sociales digitales. La utilidad radica en conceder importancia a la gentrificaci�n cultural como un concepto que permite mediante la irracional l�gica utilitarista, dejar en desuso una expresi�n cultural anquilosada, misma que representa a grupos minoritarios, lo que conlleva a homogeneizar las subjetividades sociales para desplazar las manifestaciones culturales ajenas al consumo (Hall, 1984).

El presente se estudia desde el enfoque Benjamiano de imagen dial�ctica, y dial�ctica hist�rico cultural, es decir desde el sido y el Jetztzeit. Como instrumentos metodol�gicos se hizo uso de la entrevista estructurada, semiestructurada y la observaci�n no participante para identificar las expresiones culturales propias del espacio. Los agentes elegidos para ser entrevistados fueron integrantes de las cuadrillas de Carnaval y sujetos relacionados con la danza de los Matachines, vecinos y ex residentes del centro hist�rico de la ciudad de Tlaxcala, as� como servidores p�blicos relacionados con el Carnaval y la cultura. Tambi�n, se analizaron datos estad�sticos proporcionados por la SECTURE sobre el impacto del Carnaval en el turismo y la econom�a local. Tambi�n se observ� el comportamiento de las redes sociales en cuanto a su relaci�n con el Carnaval y los matachines.

El Carnaval de Tlaxcala y la danza de los Matachines

El Carnaval de Tlaxcala es considerado un ritual de inversi�n, al interior de su pr�ctica se teje un entramado de redes sociales, ya que existen estructuras y jerarqu�as lo que lo hace complejo (Figueroa, 2018) con fuerte significado simb�lico e identitario para sus practicantes. Mediante la imitaci�n, los danzantes del Carnaval de Tlaxcala se confrontan con lo mestizo (Sevilla, 2013), con lo europeo, y con la clase dominante, con los due�os de haciendas.

El Carnaval es un rito que forma parte de la vida seria (Durkheim, 2017), se practica antes del primer d�a de cuaresma (Bachtin, 1986; Cazeneuve, 1971; Burke 1978) dentro de un conjunto de h�bitos sociales, usos y costumbres repetidos que entra�an un significado (Cazeneuve, 1971). El Carnaval forma parte de la cultura popular, de origen europeo (Bajt�n, 1986; Burke, 1978), en un principio estuvo relacionado con el fin del invierno y el nacimiento del nuevo ciclo productor, de tal forma que fue asociado a las producciones agr�colas. Con la cristiandad, este se asoci� a las celebraciones de la semana santa, como un rito que permite romper con el orden normativo, para despu�s entrar en la vigilia. Vinculo que lo coloc� como una herramienta de control de multitudes (Burke, 1978).

El Carnaval es considerado como una v�lvula de escape con ambiente festivo, de s�tira social y parodia, autorizado por las �lites, para expresar los resentimientos acumulados con relativa impunidad que estos generan estos en los dominados (Scott, 1990; Burke, 1978; Sevilla, 1983), por lo sirvi� como medio de resistencia de parte de los dominados (Hall, 1984; Ar�valo, 2009), as� que sostiene el orden social imperante sin hacer uso de la fuerza.� El Carnaval se le considera como un medio de expresi�n para los despose�dos y carentes de poder con cierta impunidad y de forma an�nima (op.cit., 1978).

El Carnaval se expresa en las plazas p�blicas, en las cuales se libran las batallas para lograr hegemon�a, donde se vive el ritual (Bachtin, 1986; Hall, 1984). Este es el espacio para librar competencias entre pares, donde tener la mejor exhibici�n se vuelve relevante. El Carnaval no solo es un espect�culo sincr�tico (op.cit., 1986), es el rito donde se pueden abolir las desigualdades sociopol�ticas, o el medio para obtener las libertades por sobre las posiciones jer�rquicas. El Carnaval es el espacio para ser visto, o�do y reafirmar el poder de ciertos grupos sociales. La naturaleza del Carnaval es antag�nica (Scott, 1990), no s�lo es un medio de satirizar el orden social donde se vive, tambi�n, es un medio de competir para reafirmar el poder de sus organizadores y l�deres de cuadrillas de danzantes y saber qui�n es el mejor.

De lo anterior, el Carnaval de Tlaxcala es un rito mim�tico, que forma parte de la vida seria de sus practicantes, es un hecho social mediante el cual se transmiten mensajes mediante s�mbolos, con profundos h�bitos sociales, as� como usos y costumbres.

La danza de los Matachines es una danza europea fusionada con bailes ind�genas, en su origen europeo es descrita en �Orchesonographie� por el sacerdote Thoinot Arbeau (1596), hace referencia a la danza de los bufones o Mattachins, cuya finalidad era divertir a trav�s de ni�er�as. En 1559 Fray Francisco de Alcocer en su �Tratado del juego�, hace referencia a un juego llamado los Matachines, realizado por extranjeros cuyo fin era obtener dinero de la gente vulgar y popular, esta danza fue descrita como un espect�culo popular, com�n, cuya representaci�n pantom�mica era acompa�ada de sones, la cual serv�a para dar fin a un espect�culo de Mojigangas, siendo de esta manera relacionado con figuras. Su origen se cree puede venir de Italia, incluso la palabra se deriva de Matto, que significa loco, fatuo, tambi�n se asocia la voz Mattana en sentido de bobada (Du Cange en Cotarelo, 1911:308). La danza de los Matachines fue practicada en Italia, Francia y Espa�a. Se considera que los Matachines es una degradaci�n de la danza de los moros. No obstante, a que el t�rmino matach�n est� asociado a un vocablo europeo, tambi�n se le relaciona con el vocablo de la palabra n�huatl, Malacotozin, que significa dar vueltas como malacate (C�rdova, 2018). Tambi�n fue asociada a los bailes de los ind�genas americanos, en raz�n de que al danzar en sus templos gesticulaban al igual que lo hac�an en Europa (Ortega, 2005).

Planteamiento te�rico y metodol�gico

Para Walter Benjamin (2018), cada �poca est� establecida mediante marcadas divisiones, por un lado, la parte plet�rica, positiva y por el otro la parte desechable, fenecida. Por ello resulta fundamental para el autor hacerle justicia a la parte desechable, haciendo uso de ella. En la historia de la cultura, esta es el bot�n de los dominantes, es as� que el patrimonio cultural procede del vasallaje, resultado de una barbarie, misma que reside en el concepto mismo de cultura (ibid., 2018). Para Benjamin nada de lo acontecido debe darse por perdido, una sociedad redimida no tiene el pesar de su pasado. Por ello, �el sujeto del conocimiento hist�rico es la clase oprimida que lucha� (op.cit., 2018:314), de tal forma que en la historia no s�lo est�n presentes los vencedores, tambi�n los que luchan, los oprimidos.� Los vencedores de esas pugnas marchan por encima de los vencidos quienes son excluidos, sometidos y olvidados. Para Benjamin la lucha cultural deja una estela de cat�strofe, acumulando ruinas a su paso. El progreso es la tempestad que ��ponen fuera de curso a cada momento nuevos objetos de uso� (Benjamin, 2009:102) para dar paso al influjo del capital. A la cultura se le da uso utilitarista, por ello no libera, existe por tanto una relaci�n causal entre la econom�a y la cultura. Existe una relaci�n dial�ctica entre el Sido y el Jetztzeit, es la imagen la que revive al recuerdo, para dejar de ser desechable y fenecido al instituirse en im�genes que son eternas y no pret�ritas (op.cit. 2009). El Jetztzeit evoca y recupera lo aleg�rico, para hacerlo patente de nuevo en la vida del grupo (Halbwachs, 2004) y que por la racionalidad instrumental fue excluido. La evocaci�n le hace frente al olvido para �no perder contacto con aquellos que nos rodeaban entonces� (op.cit. 2004:33; Ricoeur, 1999).

Con la postmodernidad, la cultura se industrializa y para esta el objeto se coloca por encima del consumidor, se estandariza mediante la racionalidad de su distribuci�n. Es un producto para el consumo de las masas (Adorno, 1967). La cultura est� integrada como �mercanc�a en el orden de producci�n, se materializan en fuerzas productivas para ser vendidas� (Baudrillard, 2020:225). La cultura se transforma en objeto para ser comprado y consumido, se materializa en mercanc�a. Para ser consumido el objeto debe volverse signo, ahora la cultura se utiliza y se posee para ser mercantilizada (op. cit. 2020). La globalizaci�n hace que la cultura pierda sus l�mites, por tanto, se hiperculturaliza, surgiendo el mercado de la cultura, es su propia �versi�n consumista de la cultura� (Han, 2020:49). En el Jetztzeit el ritual ha sufrido presiones de realidades tangibles que le imponen adaptaciones econ�micas sin que permanezca fiel a su pasado (Durkheim, 2017). Esta flexibilidad del ritual evoluciona lenta e imperceptiblemente (Cazeneuve, 1971), no solo transmitiendo los �valores y �rdenes que mantienen cohesionada a una comunidad� (Han, 2020:11), sino transform�ndolos para seguir otorgando sentido de comunidad y reafirm�ndose en el individuo.

El capital al corromper la autenticidad de la cultura (Crang, 2012) turistif�ca, homogeneiza y destruye la particularidad local para producir experiencias estandarizadas dirigidas al mercado masivo, alienando el espacio local y a sus habitantes, para apropiarse del lugar y de las experiencias que ofrece. El turismo responsable de la subversi�n (Lazzarotti, 1994), moldea la cultura local para proporcionar experiencias de ocio, con nuevos escenarios y manifestaciones culturales propias para sostener la competitividad, nuevas formas de control del espacio para nuevos estilos de viaje propiciados por el post turismo (Molina, 2006). De tal forma que no solo se percibe entornos construidos para ser comercializados tur�sticamente, ya sea cultural o espacialmente, esta gentrificaci�n tur�stica (Gotham, 2005) se mezcla con la gentrificaci�n criolla (Hiernaux, 2014), para dar paso a una transformaci�n en el paisaje cultural y la cultura, siendo estos materia prima propicia para ser mercantilizados en la periferia del placer, debido a la dependencia y codependencia econ�mica que genera sobre las sociedades emergentes (Turner y Ash, 1991; Gibson, 2009; Palafox, 2013; Lazzarotti,1994; Gotham, 2005). Esta tempestad en el Jetztzeit, consecuencia de la degradaci�n de la cultura y los rituales a cambio de la mercantilizaci�n gentrif�ca a la cultura.

Las conductas de los integrantes de las camadas de bailarines del Carnaval de la ciudad de Tlaxcala proporcionaron al estudio desde el punto de vista de la Teor�a Cr�tica, una realidad diferente a la interpretada en algunos supuestos te�ricos, y sobre todo informaci�n de los medios de dominaci�n utilizados por el capitalismo para comercializar con la cultura imponiendo una manifestaci�n cultural sobre otras. Tambi�n proporcionaron informaci�n sobre la transformaci�n de las expresiones socioculturales partiendo de la interpretaci�n de la experiencia de los bailarines del Carnaval de Tlaxcala, adem�s de proporcionar informaci�n sobre la influencia que tienen las redes sociales digitales sobre la expresi�n cultural y el rito. Por lo anterior, se decidi� partir desde el concepto de �Ruina� como hilo conductor para abordar desde el sido y el Jetztzeit la propuesta conceptual de Gentrificaci�n cultural como un fen�meno resultado de la turistificaci�n del espacio y de las pr�cticas culturales que en �l se practican, en perjuicio de otras expresiones culturales, no significativas para el consumo tur�stico, as� como de la inserci�n de rituales o expresiones culturales en h�bitos de consumo global - capitalista, como es el uso de las redes sociales digitales para los fines del capital tur�stico, basados en la econom�a de consumo y las condiciones propias de una sociedad posmoderna capitalista. Se estudi� a la cultura popular desde la �ptica de la industria cultural, mediante la cual, la cultura se suministra comercialmente para convertirse en un espect�culo para fines tur�sticos a cambio de marginar a otras expresiones culturales no significativas tur�sticamente, de tal manera que se gentrif�ca la cultura. Los instrumentos metodol�gicos que contribuyeron a identificar la dial�ctica existente entre las expresiones culturales y su detrimento por el capitalismo fueron el de la observaci�n no participante y el de la deriva.

El estudio se realiz� dentro del espacio f�sico del centro hist�rico, contrastando el fen�meno del Carnaval con la danza de los Matachines la cual hasta el momento ya no se practica.

Los sujetos entrevistados fueron participantes activos en el Carnaval, vecinos y ex residentes del centro hist�rico, y servidores p�blicos relacionados con el turismo y el Carnaval, administradores de grupos de redes sociales digitales tem�ticos sobre el Carnaval, y la observaci�n del comportamiento de las redes sociales digitales como el Facebook en torno al Carnaval y su difusi�n, datos que fueron analizados con t�cnicas cualitativas. De lo anterior, se trata de 12 agentes que danzan en el Carnaval, que a su vez dirigen o dirigieron una cuadrilla de danzantes que acuden a bailar al centro hist�rico de la ciudad de Tlaxcala, 3 agentes que fueron entrevistados mediante entrevistas abiertas que radicaron en el centro hist�rico de la ciudad de Tlaxcala en un periodo de a�os de 1948 al a�o 2000 y que fueron testigos del desarrollo del Carnaval, dos agentes que por su servicio p�blico, guardan una relaci�n indirecta con las festividades del Carnaval y el turismo.

Los instrumentos utilizados fueron, entrevistas semiestructuradas y abiertas, se realiz� el an�lisis de estad�stica de la llegada de turistas a la ciudad de Tlaxcala por motivos del Carnaval de Tlaxcala en los �ltimos diez a�os y su consecuente derrama econ�mica, as� como su promoci�n para fines tur�sticos. Se realiz� un an�lisis documental de los Planes Estatales de Desarrollo del estado de Tlaxcala, espec�ficamente de los apartados en Cultura, Turismo y Educaci�n, as� como documentos de planificaci�n tur�stica del gobierno federal y el estatal. De igual forma, se realiz� el an�lisis de la informaci�n sobre apoyos econ�micos proporcionados a las cuadrillas de danzantes por el gobierno estatal en el mismo periodo, mismo que fueron examinados de manera cuantitativa. En tanto que, para la obtenci�n de evidencias, se hizo uso de an�lisis de contenidos hemerogr�ficos, entre ellos, peri�dicos y una gu�a tur�stica, datos econ�micos oficiales, entrevistas con su respectiva interpretaci�n te�rica, informaci�n obtenida del comportamiento de p�ginas y perfiles de redes sociales digitales como Facebook. De igual forma se hizo uso de material fotogr�fico y grabaciones de audio para realizar un an�lisis de su contenido. Por lo anterior, se intent� relacionar el conocimiento del desarrollo de las festividades del Carnaval en el centro hist�rico de la ciudad de Tlaxcala de hace veinte a�os previos al a�o 2021, as� como el significado del mismo en lo social, econ�mico y cultural, adem�s se relacion� con �l recuerdo de la pr�ctica de la danza de los Matachines. Entre los obst�culos que se presentaron al realizar la investigaci�n, destacan el que algunos de los entrevistados no quisieron aportar datos m�s concretos, en algunos casos, los entrevistados actuaron como si reservaran informaci�n respecto a lo que se les pregunt�. Tambi�n, dentro de las complicaciones que se presentaron destaca el que la Secretar�a de Turismo del Estado, �nicamente proporcion� datos estad�sticos de un periodo de tiempo menor al establecido dentro del presente por no guardar una base de datos con mayor antig�edad.

Algunos hallazgos

A trav�s del an�lisis de datos estad�sticos y documentales, se hall� que el Carnaval de la ciudad de Tlaxcala es una celebraci�n de reciente impulso como parte de las pol�ticas tur�sticas que impulsa el estado a fin de colocarlo como un atractivo tur�stico, hasta antes de la d�cada de los noventas era inconexo al turismo y a la econom�a de consumo, ya que se realizaba de manera anual asociado a la conmemoraci�n cristiana de la semana santa �nicamente en las localidades perif�ricas �al centro hist�rico de la ciudad de Tlaxcala, e incluso, �nicamente las cuadrillas que llegaban a realizar presentaciones breves en ella era de manera espor�dica, sin sitios fijos para expresarse, los cuales solicitaban una cooperaci�n econ�mica a quien deseara presenciar sus bailables. A ra�z de las pol�ticas en materia tur�stica implementadas por el gobierno federal y el estatal, la ciudad de Tlaxcala es considerada un Destino Tur�stico Prioritario, incorporada al Sistema de Integraci�n Tur�stica Cultural federal, en el cual el Carnaval es considerado como uno de los recursos culturales m�s importantes del estado, susceptible de ser comercializado. Las autoridades locales en sus diferentes planes de desarrollo han destacado al turismo y a la cultura como una fuente de empleos, crecimiento econ�mico y tur�stico, por lo cual es difundida y apoyada a trav�s de pol�ticas gubernamentales. Por tal motivo, el estado ha invertido alrededor de cincuenta millones de pesos en apoyar a esas pol�ticas que le han representado en materia tur�stica un crecimiento en la llegada de turistas de 164.7 por ciento, y una derrama econ�mica total estimada en m�s de 60 millones de pesos en un periodo de nueve a�os, de tal forma que los servicios tur�sticos que se ofrecen en la ciudad tambi�n han ido increment�ndose, el siguiente cuadro lo resume.

 

 

 

 

 

Cuadro 1

Fuente: Elaboraci�n propia con datos de la Secretar�a de Turismo

�del estado de Tlaxcala

Que por motivos de la pandemia de Covid-19, si bien es cierto el Carnaval ya se hab�a insertado en la era de la digitalizaci�n, con la pandemia se increment� la digitalizaci�n del Carnaval, incluso el estado debido a que prohibi� la pr�ctica del Carnaval en el a�o 2021, implement� como pol�tica su retransmisi�n mediante redes sociales digitales como Facebook y YouTube, incluso lo denomin� �#Carnaval Digital�.

A ra�z de la observaci�n no participante, se analiz� que, mediante el uso de las redes sociales digitales, el Carnaval de ediciones anteriores fue retransmitido mediante p�ginas de internet para satisfacer los deseos de sus seguidores y practicantes. De igual forma que para el a�o 2021, a�n con la prohibici�n motivada por la contingencia sanitaria, hubo cuadrillas de danzantes que convocaron mediante Facebook a reunirse para practicar la danza y ser transmitida en dicha red social digital recuperando su car�cter insurrecto. Se hall� que la pr�ctica del Carnaval trasciende a la conmemoraci�n cristiana de la semana santa, ya que este se practica en diferentes meses del a�o, incluyendo en festividades de d�a de muertos.

Mediante las entrevistas practicadas, se hall� que ahora es utilizado para promoci�n tur�stica, de ocio y cultura de un destino tur�stico, por tal motivo el Carnaval de la ciudad de Tlaxcala fomenta el turismo, y la derrama econ�mica, por lo cual a sus practicantes les es muy importante su difusi�n mediante las redes sociales digitales, llegando incluso a considerarlo un Carnaval digitalizado:

�El Carnaval ha servido tur�sticamente, se ha beneficiado mi comunidad�� (D. V�zquez, comunicaci�n personal, 3 de enero de 2020)

�El Carnaval nos da auge como un estado, que sea visitado por turistas, veo una derrama econ�mica, generada por ello� el Carnaval puede generar riqueza�� (M. Mu�oz, comunicaci�n personal, 2 de enero de 2020)

�El Carnaval sirve para fines tur�sticos, y econ�micos, mi municipio lo conocen por el Carnaval y si llegan turistas, el Carnaval alza demasiado el turismo� se us� Facebook para darle difusi�n� en menos de un a�o llegamos a diez mil seguidores, y despu�s hemos llegado a 160 mil personas� (D. Armas, Comunicaci�n personal, 7 de octubre del 2020)

�Hablamos de un Carnaval digitalizado, con el covid se hizo m�s digital, el estado tambi�n contribuy� mediante la difusi�n digital�. (R. Romero, Comunicaci�n personal, 7 de noviembre del 2020)

El Carnaval est� fuertemente vinculado al consumo y a la derrama econ�mica por parte de sus practicantes y seguidores, incluso consideran que la expresi�n cultural ha sido permeada por el mercado y el capitalismo:

��reactiva la econom�a, el turismo y se rescatan las tradiciones, qui�n d� m�s dinero, es al que le dan la cabecera, independientemente de si baila o no sepa hacerlo� (Y. Fern�ndez, comunicaci�n personal, 6 de noviembre de 2020)

��genera� movimiento econ�mico� (H. Mu�oz, comunicaci�n personal, 20 de febrero de 2020)

��Se ha mercantilizado, �ltimamente todos se basa en dinero, el representante de la camada cobra por bailar, las personas pagan para que bailen en sus casas, es m�s econ�mico que por diversi�n o por amor�, mueve mucho a la econom�a, es una fuente de ingresos econ�micos� (D. Armas, Comunicaci�n personal, 7 de octubre del 2020)

��es una cuesti�n totalmente mercantil, llevar una camada es muy caro� (R. Romero, Comunicaci�n personal, 7 de noviembre del 2020)

Se encontr� que, no obstante, a que el Carnaval es una pr�ctica ritual religiosa relacionada a la conmemoraci�n de la semana santa, para sus practicantes esta dej� de serlo, y ahora es considerada como una pr�ctica cultural que debe ser realizada con fines tur�sticos a�n en fechas posteriores a la semana santa:

�Paso del �mbito religioso al tradicional, el Carnaval ha perdido su pr�ctica ritual, la parte religiosa la han hecho a�n lado�� (R. Romero, Comunicaci�n personal, 7 de noviembre del 2020)

�� es una expresi�n cultural, no es un ritual, porque no se venera a nadie�el que hagan presentaciones fuera de las fechas de Carnaval (semana santa), es para dar a conocer tur�sticamente al estado� (Y. Fern�ndez, comunicaci�n personal, 6 de noviembre de 2020)

Con el mismo instrumento se descubri� que la danza de los Matachines, era un rito infantil, familiar, arraigado entre los habitantes del centro hist�rico, vinculado a una celebraci�n cat�lica. Antes de la d�cada de los noventas era una festividad vigente, y que posterior a ella disminuy� su pr�ctica hasta desaparecer, lo cual se debi� a la decisi�n de una autoridad eclesi�stica en virtud de no contar con los elementos que exig�a una ciudad moderna:

se dej� la danza de los matachines� un cambio de p�rroco trajo consigo el cambio� porque la catedral no se merec�a una festividad como de pueblo�� (I. Covarrubias, comunicaci�n personal, 10 de junio de 2019)

Tambi�n, que existen deseos de una reducida comunidad de rescatar la tradici�n que desde hace dieciocho a�os no se practica de manera formal.

DISCUSI�N

Algunas propuestas te�ricas plantean que las influencias del mundo moderno no alteran el rito del Carnaval (Bachtin,1986; Scott,1990; Cazeneuve,1971), que es un error considerar que la organizaci�n del Carnaval recaiga en los grupos dominantes, por lo cual, es usado por los carentes de poder y los pobres para expresarse, incluso �bien pudo haber sido que algunos de los excluidos del poder vieron el Carnaval como una oportunidad para dar a conocer sus puntos de vista para lograr un cambio� (Burke,1978:203). Tambi�n, se sostiene que se mantiene separado del �mbito pol�tico (op.cit.,1990). Sin embargo, el Carnaval de Tlaxcala ha quedado inmerso dentro de la din�mica posmoderna, la l�gica de mercado permite su sostenimiento con fines tur�sticos, por lo que el rito ha sido apropiado e influido por la econom�a de consumo, ha sido gentrificado (Hiernaux y Gonz�lez, 2014; Gotham 2005) culturalmente, inmerso en las condiciones impuestas por la industria cultural (Adorno, 1967). Conjuntamente, el Carnaval de Tlaxcala est� soportado por grupos que dominan econ�micamente en su comunidad y las relaciones de intercambio econ�mico. Por consecuencia ahora es excluyente, al interior de la arena de batalla cultural ha triunfado (Hall, 1984), no solo tom� las calles y plazas principales, se apropi� de ellas. Su propia racionalidad y motivaciones han sido abandonadas para convertirse en un instrumento que desplaza a otras expresiones culturales (op.cit.1984) no aptas para la turistificaci�n, incluso es excluyente de sus propios practicantes de sitios populares a cambio de individuos con poder econ�mico, ha sido transformado, ahora es inaut�ntico, es una atracci�n dentro de un espacio turistificado ante las exigencias post tur�sticas, limitando la heterogeneidad cultural para su homogeneidad. Como herramienta de dominaci�n se inserta en el �mbito pol�tico, econ�mico y social, este fen�meno mediante su turistificaci�n ha logrado dominar los intereses del estado procur�ndose pol�ticas gubernamentales a su favor, y a su vez, es usado como instrumento de legitimaci�n del gobierno, es ya un poder f�ctico (Habermas, 1999; Benjamin, 2018). De quienes los realizan se requiere un poder econ�mico social superior que con respecto al de sus practicantes que se subordinan a las normas impuestas por ellos y al poder econ�mico. El Carnaval de Tlaxcala cumple su funci�n pol�tica de instrumento de imposici�n o de legitimaci�n de la dominaci�n en complicidad de quienes lo ejercen (Bourdieu, 2001). La turistificaci�n y las pol�ticas del estado suministran el Carnaval comercialmente (op.cit.2008), su Weltanschauung es materialmente traducida, esta adecuado para ser espect�culo de consumo, mientras que a su vez cohesiona a la sociedad (Debord, 1967). Por tal motivo, el rito ha dejado de serlo, se volvi� inestable e influenciado por el capitalismo y sus h�bitos de consumo, deja una cat�strofe cultural, la cual s�lo puede ser vista a partir de sus ruinas (Benjamin, 2018). Esas ruinas son su propia turistificaci�n y la exclusi�n de los Matachines, quienes han sido desplazados para saciar los intereses del consumo tur�stico que trae consigo esa cat�strofe llamada progreso. El Sido no es reivindicado y solo mediante un proceso evocatorio los acontecimientos percibidos en �l Sido guardan sentido (Candau, 2002) para la subjetividad en el Jetztzeit (op.cit.2018). La digitalizaci�n del Carnaval, aunado con su turistificaci�n lo convierten en un ritual liminal de paso, de una sociedad tradicional a una que aspira por todos los medios incrustarse en las exigencias del capitalismo y el consumo que demanda la postmodernidad. S�lo para quien lo evoca, el rito de los Matachines posee importancia en el Jetztzeit, quien a su vez resiste simb�licamente mediante su imaginario para intentar recuperarlo (Hall, 2008) por su significado asociado a su ni�ez. Este rito infantil no pudo ser alterado por el consumo, ni penetrado por las distorsiones de la dominaci�n, tampoco fue propicio para un espacio turistificado, ni pudo ser turistificado, por lo que tuvo que ser desplazado. Todo lo anterior contribuye a reconfigurar las fuerzas culturales, los significados simb�licos de cada una de las expresiones culturales las cuales se pierden dentro del imaginario social (Taylor, 2004), lo que les dota un sentido diferente o en el peor de los casos les resta el sentido de su existencia.

CONCLUSIONES

Dentro del marco de la postmodernidad, las expresiones rituales y culturales han sido influenciadas por el capital, no s�lo para fines de consumo, sino tambi�n los h�bitos del post turismo han turistificado las pr�cticas rituales y culturales, adem�s del espacio donde se practica. Las ruinas que en el Jetztzeit se nos presentan, han perdido sus significados aleg�ricos. Ahora hay empat�a con los fen�menos vencedores, como la turistificaci�n y el consumo, dejando de lado los significados simb�licos y or�genes del Carnaval.

Las pr�cticas rituales son utilizadas por el capital para imponer su l�gica de consumo. La cercan�a, significado e importancia de estas en la vida diaria de los individuos crea un ambiente propicio para la reproducci�n de pr�cticas que permiten sostener la estructura de dominaci�n y homogeneidad, sobre todo, pr�cticas que toman como imperativo categ�rico el consumo para poder subsistir. El fen�meno ritual se contamina al servicio del mercado y del poder. El estado como promotor del consumo, coloca al Carnaval, al rito, como un acto conmensurable a trav�s de la estad�stica tur�stica y la derrama econ�mica, volvi�ndolo vulnerable a m�s intervenciones para lograr los fines de la planeaci�n econ�mica. Los practicantes del Carnaval contribuyen para colocarlo en las din�micas del capitalismo y la competencia econ�mica. En el contexto del capitalismo, los ritos dejan de serlo para sumergirse en las din�micas de la industria, lo que pervierte su estructura simb�lica y a su vez, modifica su significado. De esta manera las subjetividades se reconfiguran dentro del imaginario social, generando una nueva concepci�n de orden social lo que influye en una reestructuraci�n desde el punto de vista hist�rico cultural.

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