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INTRODUCCIÓN
El desarrollo es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030
de la ONU, enfocados en erradicar la pobreza y mejorar la calidad de vida, educación y salud,
especialmente en grupos prioritarios(Juste et al., 2020). A nivel mundial, se estima que alrededor de 736
millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema, y la mayoría de ellas se encuentran en
áreas rurales (Quispe, 2016). En Ecuador, el desarrollo rural es limitado por la falta de capacitación y
financiamiento (Orduna, 2018). Aunque el Plan Nacional de Desarrollo buscaba reducir la pobreza rural
en un 35%, las metas no se han cumplido (Sánchez & Herrera, 2017)
En este contexto, el plan de desarrollo local para pequeños productores de cacao analizó variables como
la baja productividad, el acceso limitado a mercados y financiamiento, la falta de infraestructura
adecuada y la escasa adopción de prácticas agrícolas sostenibles. Estos factores son esenciales para
promover la inversión en tecnología avanzada, la capacitación continua de los agricultores y la
implementación de sistemas de gestión agrícola más eficientes (Alarcón & González, 2018)
Asimismo, el cacao, siendo el producto de exportación más antiguo de Ecuador, ha sido clave para la
economía nacional. Ecuador producía 200,000 toneladas métricas de cacao, con el 75% considerado
fino y de aroma (Macías, 2016). El 54% de la población rural dependía de la agricultura, con el cacao
representando el 52% de la producción agrícola, y Los Ríos aportando el 28% de este cultivo. En
Quinsaloma, el 65.77% de la población económicamente activa se dedicaba a actividades agropecuarias,
siendo la segunda actividad el comercio (6.29%) y la tercera, el transporte y almacenamiento
(2.9%)(INEC, 2018).
Además, en el cantón Quinsaloma, el índice de Pobreza por Necesidad Básica Insatisfecha (NBI) era
del 86.99%, una cifra alarmante dada la riqueza agrícola de la región. Santa Cruz (2019) atribuyó la
extrema pobreza en zonas rurales al mal pago de las producciones agrícolas y la falta de diversificación
y comercialización. Por otro lado, el plan se ejecutó en María Rosa, Quinsaloma, donde la principal
fuente de ingresos era la venta de cacao. A pesar de suelos ricos, los pobladores carecían de dirección y
tecnificación, así como de recursos para combatir plagas y enfermedades, debido a la falta de créditos
productivos y capacitación técnica.