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pesar de estas críticas, se reconoce que la metáfora es esencial para el lenguaje humano y se considera
un instrumento cognitivo primordial que permite a las personas conceptualizar y comunicar ideas
abstractas a través de imágenes más concretas. Esta visión multifacética resalta la relevancia de la
metáfora en el estudio del lenguaje y su impacto en la comunicación humana. (Bustos, 2001).
Al respecto, Kövecses (2017) sostiene que las metáforas son fundamentales para nuestra comprensión
del mundo, pues, no son solo adornos del lenguaje, sino herramientas que usamos para entender
conceptos abstractos a través de experiencias concretas. Así, las metáforas están presentes en todos los
aspectos del lenguaje y reflejan cómo estructuramos nuestro pensamiento. Desde otra perspectiva, una
metáfora conceptual es un conjunto sistemático de correspondencias entre dos dominios de experiencia,
conocido como “mapeo”. En este proceso, elementos y relaciones del “dominio de origen” se asignan
al “dominio destino”. Por ejemplo, en la metáfora conceptual “La ira es fuego”, se asignan
características del fuego (dominio de origen) a la ira (dominio destino). Las metáforas lingüísticas,
derivadas del método léxico, manifiestan estas correspondencias en el lenguaje. (Kövecses, 2017).
Igualmente, la teoría de la metáfora conceptual sostiene que nuestras experiencias y objetos concretos
son fundamentales para entender ideas abstractas. Por ejemplo, al afirmar que “la paz mental es oro”,
utilizamos un concepto tangible para ilustrar uno intangible. En el contexto de las lenguas de señas,
como la Lengua de Signos Española (LSE), se ha demostrado que los signos pueden incorporar tanto
metáforas como metonimias para representar conceptos abstractos de forma icónica, esto implica que
los signos visuales y gestuales no solo comunican significados, sino que también crean imágenes que
facilitan la comprensión de ideas complejas. Además, se ha planteado que estos signos icónicos podrían
ser útiles para los oyentes sin conocimientos previos de lengua de señas al aprender palabras extranjeras
relacionadas con conceptos abstractos; de modo que la naturaleza visual y metafórica de los signos se
convierte en una herramienta valiosa para el aprendizaje, permitiendo una conexión más profunda con
las ideas que representan. (Rodríguez-Cuadrado, Ojedo, Vicente-Conensa, Romero-Rivas, y Sampedro,
2023).
En síntesis, la metáfora es un recurso que permite a los hablantes establecer conexiones entre
experiencias concretas y conceptos abstractos. Desde la definición aristotélica como transferencia de
nombres, hasta su valor heurístico en la comprensión de ideas complejas, la metáfora se revela como