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INTRODUCCIÓN
La ciberviolencia es un fenómeno relativamente reciente, producto de la evolución de la tecnología de
la información y la comunicación (TIC) y de la masificación del acceso a Internet. Antes del surgimiento
de las TIC, la violencia en las relaciones interpersonales, especialmente en el contexto de parejas, se
limitaba al espacio físico. Sin embargo, la llegada de Internet, las redes sociales, y los dispositivos
móviles ha transformado la forma en que las personas interactúan, dando lugar a nuevas formas de
violencia que trascienden las barreras físicas.
El concepto de ciberviolencia comenzó a desarrollarse en los primeros años del siglo XXI, cuando se
hizo evidente que el uso de las plataformas digitales permitía a los individuos acosar, intimidar o
controlar a otros sin necesidad de un contacto físico directo. Este tipo de violencia ha ido en aumento a
medida que más personas tienen acceso a dispositivos móviles y a redes sociales, convirtiendo a las
plataformas digitales en espacios donde las relaciones interpersonales se desarrollan y,
lamentablemente, donde las conductas abusivas pueden ocurrir con mayor frecuencia y bajo el velo del
anonimato (Melander, 2010).
El auge de los teléfonos inteligentes y las aplicaciones de redes sociales como Facebook, Twitter,
Instagram, y WhatsApp ha intensificado este fenómeno, proporcionando a los perpetradores una gama
de herramientas con las que pueden acosar y ejercer control sobre sus víctimas. De acuerdo con
Garaigordobil y Machimbarrena (2019), la ciberviolencia puede considerarse una extensión de la
violencia tradicional, pero con características propias que la diferencian, como el anonimato, la
disponibilidad de las herramientas digitales las 24 horas del día y la permanencia de los contenidos
violentos en las plataformas en línea.
Los primeros estudios académicos sobre la violencia en el entorno digital se centraron en el ciberacoso
(o cyberbullying), fenómeno que inicialmente afectó principalmente a niños y adolescentes en los
entornos escolares. En sus inicios, los estudios sobre ciberacoso no distinguían entre los diferentes tipos
de violencia digital, pero con el tiempo, los investigadores comenzaron a diferenciar entre el acoso en
línea general y la ciberviolencia en contextos específicos, como en las relaciones de pareja.
Los investigadores han identificado diversas formas de ciberviolencia en las relaciones de pareja. Según
Cava y Buelga (2018), los tipos más comunes incluyen: