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INTRODUCCIÓN
El virus de leucemia felina (FeLV, por sus siglas en inglés Feline leukemia virus) es un virus que afecta
a gatos domésticos de todo el mundo, así como a algunas especies de felinos salvajes (Chiu, et al, 2019;
Nesina S, 2015; Ortiz JF, 2011). Se trata de una infección persistente y se acompaña de alteraciones o
desequilibrios en el sistema inmunitario. Los signos clínicos asociados al FeLV son muy variables,
entre los cuales se encuentra la inmunosupresión que predispone a infecciones secundarias,
adicionalmente los retrovirus inducen la activación de proto-oncogenes que generan susceptibilidad al
desarrollo de neoplasias como el linfoma (Ortiz JF, 2015; Thengchaisri N, 2017; Cristo TG, 2019). El
curso de la infección por el FeLV está influenciado por diferentes factores como la capacidad de
respuesta inmune del individuo, la edad, carga viral inicial, vía de inoculación, duración, frecuencia de
exposición, etcétera (Bande F, 2012; Parr YA, 2021; Ortega C, 2020; Beall MJ, 2021; Hofmann-
Lehmann R, 2001).
El FeLV pertenece a la familia Retroviridae, a la subfamilia Orthoretrovirinae y al género
Gammaretrovirus (Coffin J, 2021). El genoma viral codifica tres genes principales: gag (antígenos
específicos de grupo), pol (enzimas para la replicación viral) y env (proteínas de envoltura). El gen pol
de este virus codifica a la enzima transcriptasa inversa que es una ADN polimerasa dependiente de
ARN, lo cual permite que el virus genere ADN bicatenario a partir de su genoma de ARN, mismo que
adquiere el nombre de provirus cuando se integra al ADN celular. Durante la mitosis celular, las células
hijas heredan el ADN proviral, por lo que el hospedador puede permanecer infectado durante toda su
vida (MacLachlan NJ, 2017; Ryu W-S, 2017; Fujino Y, 2010).
Adicionalmente, los gatos domésticos albergan en su genoma algunos elementos virales endógenos
homólogos al virus de la leucemia felina (retrovirus endógeno), los cuales se han integrado y
permanecido en el ADN genómico de especies del género Felis durante millones de años sin producir
partículas virales infecciosas (Roca AL, 2004; Koshy R, 1980). Debido a que la similitud genética entre
las secuencias endógenas y su contraparte infecciosa es alta, se podría generar la interrogante de que, si
un gato es positivo a técnicas de PCR, será realmente positivo a la infección por el FeLV o podría ser
que se amplifiquen fracciones de genes endógenos (Canto-Valdés M, 2023; Ramírez H, 2019; Acevedo-
Jiménez GE, 2023).