EL DEPORTE COMO FACTOR QUE DISMINUYE
LA ANSIEDAD EN LOS JÓVENES
SPORTS AS A FACTOR IN REDUCING ANXIETY IN
YOUNG PEOPLE
Yevgeni Felipe Martínez Santos
Universidad Autónoma de Sinaloa, México
pág. 5775
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i5.14006
El Deporte como Factor que Disminuye la Ansiedad en los Jóvenes
Yevgeni Felipe Martínez Santos 1
yev.martinez@uas.edu.mx
https://orcid.org/0000-0003-3744-2649
Universidad Autónoma De Sinaloa
RESUMEN
Introducción: Los Trastornos de Ansiedad (TA) son el grupo de patologías que más afecta a la
población. Es la segunda patología psiquiátrica discapacitante en las Américas. Uno de los Tratamientos
No Farmacológicos enfocados al estilo de vida es la práctica deportiva. Objetivo: Determinar si existe
diferencia significativa en el grado de ansiedad en grupos de jóvenes universitarios que practican
deporte y los que no lo hacen. Materiales y métodos: Esta investigación es de enfoque cuantitativo con
diseño exploratorio-correlacional, en donde participaron 418 estudiantes de una Facultad en México.
Se utilizó una batería de instrumentos, incluyendo el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI), validado
en población mexicana. Resultados: La muestra incluyó 73% mujeres y 27% hombres, con una media
de edad de 20.36 años. El 67% de los estudiantes no practica deporte, mientras que el 32.3% sí lo hace.
Los niveles de ansiedad promedio fueron moderados (19.48 puntos). Se halló una diferencia
significativa (p = .007) entre ambos grupos, mostrando menor ansiedad quienes practican deporte.
Conclusiones: El estudio revela que la práctica deportiva reduce significativamente los niveles de
ansiedad, alineándose con investigaciones sobre hábitos saludables y bienestar. Se destaca la
importancia de programas y estrategias gubernamentales para promover el deporte como tratamiento
no farmacológico, mejorando tanto el bienestar emocional como la socialización.
Palabras clave: ansiedad, deporte, jóvenes universitarios, hábitos saludables
1
Autor principal.
Correspondencia: yev.martinez@uas.edu.mx
pág. 5776
Sports as a Factor in Reducing Anxiety in Young People
ABSTRACT
Introduction: Anxiety Disorders (AD) are the group of pathologies that most affect individuals and
represent the second most disabling psychiatric disorder in the Americas. One of the Non-
Pharmacological Treatments focused on lifestyle is sports practice. Objective: To determine if there is
a significant difference in anxiety levels between university students who practice sports and those who
do not. Materials and Methods: This quantitative, exploratory-correlational study involved 418 students
from a Mexican faculty. A battery of instruments was used, including the Beck Anxiety Inventory
(BAI), validated in the Mexican population. Results: The sample included 73% women and 27% men,
with an average age of 20.36 years. 67% of students do not practice sports, while 32.3% do. Average
anxiety levels were moderate (19.48 points). A significant difference (p = .007) was found between
both groups, with lower anxiety levels in those who practice sports. Conclusions: The study reveals that
sports practice significantly reduces anxiety levels, aligning with research on healthy habits and well-
being. The importance of programs and governmental strategies to promote sports as a non-
pharmacological treatment is highlighted, improving both emotional well-being and socialization.
Keywords: anxiety, sports, university students, healthy habits
Artículo recibido 10 agosto 2024
Aceptado para publicación: 15 septiembre 2024
pág. 5777
INTRODUCCIÓN
El término ansiedad proviene del latín anxietas, que significa “estado de agitación, inquietud o zozobra
del ánimo” (Diaz Kuaik & De la Iglesia, 2019). La ansiedad es un mecanismo de respuesta fisiológica
y conductual del individuo con el objetivo de evitar algún daño. Se define como una anticipación a una
amenaza potencial (real o supuesta) que evoca un estado de preocupación, inquietud, agitación e
hipervigilancia. Se convierte en un trastorno mental cuando se presenta como una respuesta recurrente,
incontrolable e involuntaria, que llega a causar problemas en las actividades cotidianas, ocasionando un
detrimento en la calidad de vida (Macías Carballo et al., 2019).
Los Trastornos de Ansiedad (TA) es el grupo de trastornos más prevalecientes en la salud mental
(Craske & Stein, 2016). La Organización Mundial de la Salud (OMS), menciona que las TA son las
patologías mentales más frecuentes en la población mundial, pues para el 2019 se estimaba que 301
millones de personas los presentaban, pero solo 1 de 4 personas que los presentan recibía tratamiento
para esta afección (OMS, 2023). Las mujeres son las más afectadas (17.5%)
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), define la ansiedad como un “estado emocional
displacentero acompañado de cambios somáticos y psíquicos, que puede presentarse como una reacción
adaptativa, o como síntoma o síndrome que acompaña a diversos padecimientos médicos y
psiquiátricos” (IMSS, 2019). Desde un enfoque epidemiológico por sexo, son las mujeres la población
más afectada, específicamente el 17,5% de las mujeres han experimentado algún trastorno de ansiedad
a lo largo de su vida, en comparación con el 9,5% de los hombres (Domínguez Domínguez et al., 2024).
Los TA son conocidos por causar un sufrimiento significativo en los individuos, así como dificultades
para llevar a cabo sus actividades diarias, caracterizándose por miedos y preocupaciones excesivas.
Estos trastornos se consideran la segunda patología psiquiátrica más discapacitante en las Américas
(Chacón Delgado et al., 2021). La Primera Encuesta Nacional de Bienestar Autoreportado (ENBIARE),
del INEGI (2021), revela que el 19.3% de la población adulta mexicana sufre de ansiedad severa, y un
31.3% presenta ansiedad en algún grado (INEGI, 2021).
Según los criterios del DSM-V, en general los TA producen una intensa condición de miedo y angustia,
acompañada de síntomas como opresión en el pecho y un significativo deterioro en el funcionamiento
del cuerpo, altos niveles de preocupación por alguna situación. Se clasifica en 11 tipos:
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1) TA por separación, 2) Mutismo selectivo, 3) Fobia específica, 4) TA social, 5) Trastornos de pánico,
6) Agorafobia, 7) TA generalizada, 8) TA inducido por sustancias, 9) TA debido a otra afección médica,
10) TA especificados y 11) TA no especificados.
Como respuesta a estas afecciones, desde el campo de la medicina se ha desarrollado lo que se conoce
como "medicina del estilo de vida", el cual es un campo centrado en el estudio de los hábitos, el entorno
y las estrategias destinadas a prevenir enfermedades y fomentar la salud en la vida de las personas. En
este contexto, el ejercicio físico y el deporte son considerados elementos fundamentales para combatir
el estrés, la depresión y la ansiedad (Egger et al., 2017).
Existen diferentes tipos de tratamientos para los TA. Por ejemplo, se encuentran los Tratamientos No
Farmacológicos (TNF), los cuales son alternativas para el manejo de diversas alteraciones y
enfermedades crónicas (Rodríguez Chala, 2016) los cuales demuestran su efectividad en el control de
síntomas físicos y emocionales (Sucerquia Quintero, 2017). Son definidos como “cualquier
intervención fundamentada teóricamente, no química, replicable, aplicada al paciente o al cuidador que
potencialmente puede proveer algún beneficio relevante” (Hernández Galvan, 1999; p,166).
Uno de los TNF que se fomentan en la atención primaria para la salud utilizados para los tratar los
síntomas de los trastornos de ansiedad, es la modificación del estilo de vida, en particular el ejercicio,
pues ejercitarse refuerza la autoestima, aumenta la capacidad de afrontar problemas de manera más
asertiva, genera aumento de endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina, lo cual ayuda a disminuir la
ansiedad y tiene un efecto indirecto en la socialización al realizarse en grupo (Organización
Panamericana de la Salud, s/f; Rodrígez Tejada & Torres Tejera, 2024)
Según el INEGI (2023), en su Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (MOPRADEF), en
México el 60.2% de la población de 18 años y más (6 de cada 10 personas) que residen en áreas urbanas
no realiza actividad física alguna, seguido por el 15.3% que realiza actividad física insuficiente y solo
el 23.6% realiza actividad física suficiente para obtener beneficios a su salud (INEGI, 2023).
Según Ossorio Lozano (2012), el deporte canaliza los ntomas de la ansiedad y/o otras conductas
disruptivas que pudiesen aparecer, hacia la actividad física, encauzándolos de manera positiva,
mencionando que se demuestra que el entrenamiento deportivo genera pasión, orgullo personal, exhibe
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autocontrol y genera un grao de confianza en el sujeto para manejarse en situaciones de presión (Ossorio
Lozano, 2012).
Los espacios deportivos son escenarios seguros y con la suficiente cantidad de elementos propician la
realización de actividades sicas y deportivas (en teoría). Según Liévano Ortiz (2022), uno de los
grandes problemas de nuestra sociedad moderna es esta ausencia y abandono de la actividad física, lo
que tiene consecuencias en la salud de las personas, sobre todo se reconoce un desinterés hacia el
deporte en la población juvenil (Liévano Ortiz, 2022). Es una contradicción desde el punto de vista de
planificación urbanista, ya que uno de los objetivos en la creación de lugares públicos es mejorar la
conexión y el vínculo emocional entre el lugar y los usuarios (Chao et al., 2017).
Objetivo
1) Determinar si existe diferencia significativa en el grado de ansiedad en grupos de jóvenes
universitarios que practican deporte y los que no lo hacen.
MÉTODO
Esta investigación sigue un enfoque cuantitativo con un diseño no experimental de alcance exploratorio-
correlacional de tipo transversal. Los participantes consistieron en 418 estudiantes de la licenciatura en
psicología que cursaban el programa académico en la modalidad escolarizada, con clases de lunes a
viernes, distribuidos en los turnos matutino y vespertino. Fue realizado con universitarios de la Facultad
de Psicología Mazatlán, perteneciente a la Universidad Autónoma de Sinaloa (FPM-UAS).
Instrumentos
Se realizó la recolección de los datos por medio de una batería de instrumentos en físico que
posteriormente fue digitalizada. Se utilizaron dos instrumentos: 1) formato de datos sociodemográficos
y cuestionario breve, 2) Inventario de Ansiedad de Beck validado para población mexicana.
El Inventario de Ansiedad de Beck (BAI Beck Anxiety Inventory) es un instrumento de autoaplicación
validado para su uso en la población general de México. Consiste en 21 ítems que se califican en una
escala de 0 a 3 (donde 0 es "nada" y 3 es "severamente"). La persona evaluada debe indicar con qué
frecuencia ha experimentado los síntomas mencionados durante la última semana. El puntaje total oscila
entre 0 y 63 puntos, siendo mayor cuanto más intensos sean los síntomas (Padrós Blázquez et al., 2020).
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En cuanto a la población mexicana, la escala de calificación es la siguiente: de 0 a 5 puntos, ansiedad
mínima; de 6 a 15 puntos, ansiedad leve; de 16 a 30 puntos, ansiedad moderada; y de 31 a 63 puntos,
ansiedad severa (Guillén Díaz-Barriga et al., 2019).
Procedimiento
Se capacitó a 12 equipos de estudiantes de la licenciatura en psicología, cada uno compuesto por 4 a 7
integrantes que cursaban la materia de estadística inferencial en la FPM-UAS. Cada integrante
desempeñó un rol específico durante la aplicación de la batería de instrumentos: guía del proceso,
repartidor-recolector y verificador de llenado. La batería, que incluía los tres instrumentos descritos, se
aplicó de forma presencial, cubriendo todos los grados de la licenciatura. Los datos fueron recolectados
al finalizar el semestre julio-diciembre de 2023.
Análisis de datos
Las prueba utilizada fue la U de Mann Whitney que compara medias de dos grupos o muestras
independientes de distribuciones no paramétricas (Romero Saldaña, 2013). Se realizó un contraste de
hipótesis con un nivel de confianza de 95% y un nivel de significancia de p<0.05.
Consideraciones éticas
Esta investigación sigue los principios de la declaración de Helsinki ya que se obtuvo el consentimiento
informado de los participantes. En la parte inicial de la batería, se agregó una descripción del
instrumento, señalando que la información proporcionada sería manejada de forma anónima y
confidencial con fines solos investigativos. Todos los participantes contemplados en este trabajo
aceptaron en participar.
Financiación
Trabajo independiente. No se contó con apoyo económico, material u otro tipo de insumo por parte de
alguna institución. Los gastos corrieron por los investigadores.
Conflicto de intereses
Ningún tipo de conflicto de interés.
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RESULTADOS
La distribución por sexo fue de 73% mujeres (305) y 27% hombres (113). El rango de edad fue de 17 a
51 años, teniendo como tendencia central una media de 20.36 y como medidas de distribución una
desviación estándar de 3.232, con varianza de 10.449. Los resultados de los jóvenes universitarios
arrojan que el 67% (280) no practica deporte, el 32.3% (135) si practica deporte y el 0.7% (3) no
contestaron. El resultado de ansiedad arroja un promedio de 19.48 puntos, siendo calificado como
ansiedad moderada, con una desviación estándar de 12.732 y una varianza de 162.116.
La comparación entre los grupos de estudiantes que practican deporte y aquellos que no lo hacen,
utilizando los niveles de ansiedad de cada grupo. El resultado del análisis arrojó un valor de p = .007.
Dado que este valor es inferior al nivel de significancia establecido, se concluye que existe una
diferencia significativa en los niveles de ansiedad entre ambos grupos, siendo los estudiantes que
practican deporte quienes muestran menores indicadores de ansiedad.
Tabla 1. Comparación de ansiedad entre estudiantes que si hacen y no hacen deporte
U de Mann-Whitney
15807.500
Sig. asintótica (bilateral)
.007
Variable de agrupación: Hace deporte
Figura 1. Resultados de ansiedad agrupados respecto a la práctica deportiva
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CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN
La comparación estadística que utiliza la variable de práctica deportiva muestra una diferencia
significativa en los niveles de ansiedad entre aquellos que realizan actividad física y aquellos que no lo
hacen. Es decir, los individuos que practican deporte presentan niveles de ansiedad más bajos desde un
enfoque estadístico. Este hallazgo se alinea con la literatura en medicina del estilo de vida, que subraya
la relevancia de los hábitos saludables para el mantenimiento del bienestar físico y mental (Egger et al.,
2017).
Se han realizado estudios en adolescentes que mencionan que practicar deporte puede ser un factor
protector contra la ansiedad y los síntomas depresivos (Panza et al., 2020). Es necesaria la promoción
de programas deportivos (p. ej. con instructores con ciertas cualidades), actividades comunitarias y/u
otras iniciativas que gestionen y promuevan su uso y convivencia.
En el presente estudio, se confirma que el deporte actúa como un Tratamiento No Farmacológico (TNF)
efectivo para la reducción de los síntomas de ansiedad en jóvenes, coincidiendo con investigaciones
previas. El ejercicio no solo mejora el estado emocional al incrementar neurotransmisores como las
endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina, sino que también potencia la autoestima y la capacidad
de afrontar problemas de manera asertiva. Además, el componente social del deporte en grupo
contribuye indirectamente a disminuir la ansiedad, favoreciendo la interacción social y el bienestar
psicológico.
Se discute si la mera existencia de estos espacios deportivos es suficiente para impactar en el bienestar
individual y social o si, por otro lado, son necesarias diferentes estrategias por parte de las
administraciones públicas encargadas de la gestión de estos espacios comunes.
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