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1) TA por separación, 2) Mutismo selectivo, 3) Fobia específica, 4) TA social, 5) Trastornos de pánico,
6) Agorafobia, 7) TA generalizada, 8) TA inducido por sustancias, 9) TA debido a otra afección médica,
10) TA especificados y 11) TA no especificados.
Como respuesta a estas afecciones, desde el campo de la medicina se ha desarrollado lo que se conoce
como "medicina del estilo de vida", el cual es un campo centrado en el estudio de los hábitos, el entorno
y las estrategias destinadas a prevenir enfermedades y fomentar la salud en la vida de las personas. En
este contexto, el ejercicio físico y el deporte son considerados elementos fundamentales para combatir
el estrés, la depresión y la ansiedad (Egger et al., 2017).
Existen diferentes tipos de tratamientos para los TA. Por ejemplo, se encuentran los Tratamientos No
Farmacológicos (TNF), los cuales son alternativas para el manejo de diversas alteraciones y
enfermedades crónicas (Rodríguez Chala, 2016) los cuales demuestran su efectividad en el control de
síntomas físicos y emocionales (Sucerquia Quintero, 2017). Son definidos como “cualquier
intervención fundamentada teóricamente, no química, replicable, aplicada al paciente o al cuidador que
potencialmente puede proveer algún beneficio relevante” (Hernández Galvan, 1999; p,166).
Uno de los TNF que se fomentan en la atención primaria para la salud utilizados para los tratar los
síntomas de los trastornos de ansiedad, es la modificación del estilo de vida, en particular el ejercicio,
pues ejercitarse refuerza la autoestima, aumenta la capacidad de afrontar problemas de manera más
asertiva, genera aumento de endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina, lo cual ayuda a disminuir la
ansiedad y tiene un efecto indirecto en la socialización al realizarse en grupo (Organización
Panamericana de la Salud, s/f; Rodrígez Tejada & Torres Tejera, 2024)
Según el INEGI (2023), en su Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico (MOPRADEF), en
México el 60.2% de la población de 18 años y más (6 de cada 10 personas) que residen en áreas urbanas
no realiza actividad física alguna, seguido por el 15.3% que realiza actividad física insuficiente y solo
el 23.6% realiza actividad física suficiente para obtener beneficios a su salud (INEGI, 2023).
Según Ossorio Lozano (2012), el deporte canaliza los síntomas de la ansiedad y/o otras conductas
disruptivas que pudiesen aparecer, hacia la actividad física, encauzándolos de manera positiva,
mencionando que se demuestra que el entrenamiento deportivo genera pasión, orgullo personal, exhibe