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roles y tiempos definidos y, desde ahí, el abordaje de temas con relevancia social, política, económica,
cultural y ambiental. Esto ha permitido la participación de estudiantes de diferentes niveles y contextos
con el fin de desarrollar habilidades comunicativas, argumentativas, críticas, ciudadanas y para la vida
En virtud de ello, los estudiantes que participan en estas sociedades de debate se preparan investigando,
analizando, estructurando y exponiendo sus argumentos de forma oral y escrita, al mismo tiempo que
refutan los argumentos de sus oponentes. De modo que, no solo mejoran su expresión, comprensión y
razonamiento, sino que también adquieren conocimientos sobre diversos temas, desarrollan una actitud
crítica y reflexiva. Sumado a eso, fortalecen su sentido de pertenencia, compromiso y responsabilidad
social. Por esta razón, la participación en debates prepara a los estudiantes para ser ciudadanos globales,
con responsabilidad y capacidad de contribuir, de manera constructiva, a un mundo multicultural.
Las sociedades de debate escolar focalizadas son escenarios donde suelen participar estudiantes y
docentes de diferentes orígenes, lo que facilita la interacción entre diversas formas de pensar y vivir,
desde la presencia equitativa de diversas cultural. Es así como, brindan la posibilidad de interactuar,
dialogar y reflexionar sobre temas que los afectan, basados en el respeto mutuo por los valores, las
creencias y las actitudes de los demás. De esta manera, el diálogo intercultural se convierte en una acción
intencionada en las sociedades de debate escolar, donde los participantes se comprometen a escuchar y
entender múltiples perspectivas, incluidas aquellas que difieren de las propias y las de los grupos con
los que están en desacuerdo.
Desde esta perspectiva son espacios eficaces para fomentar la interculturalidad y la cultura de paz, en
cuanto promueve el desarrollo de las competencias necesarias para vivir en un mundo diverso y
complejo, donde se requiere una ciudadanía crítica, activa y responsable. También, promover valores
como el respeto, la tolerancia y la solidaridad; actitudes que inducen a una participación ciudadana,
mediante el cuestionamiento sobre los medios de comunicación y la toma de decisiones; y,
comportamientos como el diálogo, la mediación y la sana competencia. Estos valores, actitudes y
comportamientos contribuyen a la generación de una cultura de paz, en la medida en que ayudan a
prevenir y resolver los conflictos de manera pacífica y constructiva.
Con base en lo anterior, se evidencia que el debate competitivo fomenta una cultura de escucha activa y
respeto por las opiniones contrarias. Como se corroboró en el caso de Colombia, al enfrentar diferentes