SÍNDROME DEL COMEDOR NOCTURNO:
ESTRATEGIAS CRONO NUTRICIONALES
NIGHT EATING SYNDROME: CHRONONUTRITIONAL
STRATEGIES
Jasser Palacios Guzman
Universidad Estatal de Milagro, Ecuador
Kyara Castro Moreno
Universidad Técnica Estatal de Quevedo, Ecuador
Juan Morán Zuloaga
Universidad Tecnológica ECOTEC, Ecuador
Celia Rodríguez Borjabad
Universitar Rovira i Virgili, España
Jestin Q Jestin Quiroz Brunesuiroz Brunes
Escuela Superior Politécnica del Litoral, Ecuador
pág. 6636
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i5.14082
Síndrome del Comedor Nocturno: Estrategias crono Nutricionales
Jasser Palacios Guzman1
jpalaciosg2@unemi.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-7142-8384
Universidad Estatal de Milagro
Ecuador
Kyara Castro Moreno
kcastro@ecotec.edu.ec
https://orcid.org/0009-0006-9923-7383
Universidad Tecnológica ECOTEC
Ecuador
Juan Morán Zuloaga
jumoran@ecotec.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-9739-594X
Universidad Tecnológica ECOTEC
Ecuador
Celia Rodríguez Borjabad
celianutricio@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-8160-3716
Universitar Rovira i Virgili
España
Jestin Quiroz Brunes
jaquiroz@espol.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-6077-564X
Escuela Superior Politécnica del Litoral
Ecuador
RESUMEN
El síndrome de comedor nocturno (SCN) es un trastorno alimentario descrito en el Manual Diagnóstico
y Estadístico de los Trastornos Mentales. Se caracteriza por una alteración en el ritmo circadiano de
ingesta de alimentos, con una tendencia a comer de manera excesiva por la noche y niveles anormales
de melatonina. Los pacientes consumen entre el 50-70% de las calorías diarias después de la cena,
presentan anorexia matinal e insomnio acompañado de ingestas nocturnas, con episodios que ocurren al
menos una vez por semana durante tres meses consecutivos. El tratamiento del SCN debe ser
individualizado, abordando tanto aspectos farmacológicos como no farmacológicos. Se evaluó la
efectividad de la ingesta dietética y la suplementación con magnesio y triptófano en el manejo del SCN.
A través de una revisión de literatura de los últimos 10 años en la base de datos PubMed, se analizaron
283 artículos, de los cuales se incluyeron 7 para este estudio. Los resultados sugieren que una dieta rica
en triptófano o magnesio, así como la suplementación con estos, podría mejorar la calidad del sueño y
reducir los episodios de ingesta nocturna en pacientes con insomnio.
Palabras clave: síndrome de alimentación nocturna, cronotipo, ingesta dietética, suplementos dietéticos,
triptófano
1
Autor principal.
Correspondencia: jpalaciosg2@unemi.edu.ec
pág. 6637
Night Eating Syndrome: Chrononutritional Strategies
ABSTRACT
Night Eating Syndrome (NES) is an eating disorder described in the Diagnostic and Statistical Manual
of Mental Disorders. It is characterized by a disruption in the circadian rhythm of food intake, with a
tendency to overeat at night and abnormal melatonin levels. Patients consume between 50-70% of their
daily caloric intake after dinner, exhibit morning anorexia, and suffer from insomnia accompanied by
nighttime eating episodes, which occur at least once a week for three consecutive months. The treatment
of NES should be individualized, addressing both pharmacological and non-pharmacological aspects.
The effectiveness of dietary intake and supplementation with magnesium and tryptophan in managing
NES was evaluated. Through a literature review of the last 10 years using the PubMed database, 283
articles were analyzed, of which 7 were included in this study. The results suggest that a diet rich in
tryptophan or magnesium and supplementation with these could improve sleep quality and reduce
nighttime eating episodes in patients with insomnia.
Keywords: night eating syndrome, chronotype, dietary intake, dietary supplements, tryptophan
Artículo recibido 15 septiembre 2024
Aceptado para publicación: 15 octubre 2024
pág. 6638
INTRODUCCN
El ndrome de comedor nocturno (SCN) es un trastorno del comportamiento alimentario, según el
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) (American Psychiatric
Association, 2013). La prevalencia del SCN es de 1-1,5% en población general, 6-16% en pacientes con
sobrepeso u obesidad y 8-42% en aquellos candidatos de cirugía bariátrica (Saraçlı et al., 2015). El SCN
también se ha definido como una variación en el ritmo circadiano de ingesta de alimentos (Latzer et al.,
2020), en donde los pacientes tienen una predisposición de ingestas nocturnas con alteraciones en los
niveles de melatonina, leptina y cortisol (Townsend, 2007; Allison et al., 2016), lo que permitiría
explicar las manifestaciones delndrome en tres criterios esenciales: anorexia matinal (McCuen-Wurst
et al., 2018), ingesta alimentaria con predominio vespertino/nocturno o hiperfagia vespertina (HV),
comprendida por un consumo altamente calórico después de la cena, y/o ingestiones nocturnas (IN),
definidas como la ingesta de alimentos luego del inicio del sueño, en donde existe consciencia al
momento de comer por parte del paciente (Errandonea, 2012; Allison et al., 2010).
Los factores de riesgo relacionados con el SCN son los altos niveles de estrés o ansiedad, el patrón del
sueño alterado, la desorganización en alimentación, mantener patrones dietéticos malsanos, pobre
ingesta de micronutrientes, la insatisfacción de la imagen corporal, las restricciones alimentarias,
además del sobrepeso y obesidad (Bruzas & Allison, 2019), y la presencia de trastornos psiquiátricos
(Saraçlı et al., 2015); de hecho, se ha observado mayor prevalencia de SCN en el trastorno depresivo
mayor (Allison et al., 2005a; Orhan et al., 2011; de Zwaan et al., 2006), trastornos de ansiedad (de Zwaan
et al., 2006), esquizofrenia (Lundgren et al., 2010; Palmese et al., 2013) y trastorno por uso de sustancias
en comparación con grupos controles (Lundgren et al., 2006).
Teniendo en cuenta los criterios básicos para el SCN, los estudios recientes demuestran que la ingesta
alimentaria difiere de forma significativa durante la tarde y la noche (Latzer et al., 2020). Recientemente,
se propusieron criterios diagnósticos estandarizados que permiten el reconocimiento del síndrome
(Allison et al., 2009). El cuadro clínico del SCN se comprende por el consumo del 50-70% de la ingesta
calórica total posterior a la última comida, anorexia matinal (Striegel-Moore et al., 2008), insomnio
acompañado de IN (Allison et al., 2005a; Lundgren et al., 2008; Lundgren et al., 2011; Allison et al.,
2005b) y de una frecuencia y duración de estos episodios al menos una vez por semana por tres meses
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consecutivos (Latzer et al., 2020; Townsend, 2007; Errandonea, 2012) . Además, es importante destacar
que el diagnóstico del SCN se deberá excluir cuando se haya identificado el trastorno por atracón,
alteraciones médicas o medicamentos que expliquen mejor el patrón de alimentación alterado
(Goncalves et al., 2009). Por lo tanto, se propuso diagnosticar adecuadamente el SCN para poder
identificarlo y así brindar un manejo óptimo para los pacientes con SCN (Allison & Tarves, 2011).
Han sido planteados cuestionarios de autoinforme y herramientas de diagnóstico como el cuestionario
de alimentación nocturna (CAN), el cuestionario del síndrome del comedor nocturno (CSCN), el
cuestionario de diagnóstico del comedor nocturno (CDCN), el cuestionario de síntomas de alimentación
nocturna (CSAN) y el historial e inventario del síndrome de alimentación nocturna (HISAN) para ser
utilizados en la evaluación del SCN (Milano et al., 2011), llegando a concluir que el HISAN es el gold
standar para diagnosticar SCN, pues incluye el historial de síntomas del síndrome, la cantidad de
alimentos consumidos por día, los patrones de sueño, los síntomas del estado de ánimo, los factores
estresantes de la vida, el peso, la dieta y el tratamiento previo del SCN (Vander Wal, 2012; Lundgren &
Pona, 2015). Un estudio reciente en donde investigan los efectos del SCN sobre la calidad de vida,
sugiere que los hábitos de sueño y de alimentación deben examinarse adecuadamente para un posterior
tratamiento acertado (Hamurcu, 2022). En consecuencia, se vuelve transcendental identificar a los
pacientes con el SCN y así ofrecer el abordaje más adecuado.
El tratamiento del SCN debe ser multidisciplinar e individualizado, y podría comprender el
farmacológico y no farmacológico (Costa et al., 2015). El protocolo Pharmacological and psychosocial
interventions for night eating syndrome in adults” fue diseñado a partir de una revisión sistemática, en
el que se plantearon varios objetivos, tales como conseguir hábitos saludables, estructurar los horarios
de comida, controlar el peso, intervenir sobre el trastorno del sueño y mejorar el pensamiento de
“necesito comer algo para dormirme de nuevo” (Costa et al., 2015). Se han encontrado efectos
beneficiosos en el tratamiento farmacológico con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina,
tales como paroxetina, fluoxetina y sertralina; este último ha presentado mejor evidencia en la mejora
del cuadro clínico del SCN. La ingesta de sertralina significó una reducción significativa en el número
de despertares e ingestiones nocturnas, se disminuyó el porcentaje de ingesta calórica posterior a la cena,
además de una reducción de peso (Vinai et al., 2008). Dentro del tratamiento no farmacológico, la terapia
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cognitiva conductual mejora la depresión, la ansiedad y el estrés; la fototerapia matutina aumenta los
niveles de melatonina nocturnos y mejora la depresión; mientras que la relajación muscular progresiva
reduce los niveles de estrés, de ansiedad y de cortisol salival, aumenta el hambre matutina y reduce
significativamente la ingesta calórica nocturna (Errandonea, 2012; Pinto et al., 2016).
Además de los tratamientos nombrados y siguiendo la teoría de que existe una ingesta dietética poco
saludable y una alteración en el ritmo circadiano, surge la necesidad de entrenar al cuerpo para conseguir
una ingesta regular y consciente de alimentos a lo largo del día, evitando episodios de ingesta calórica
nocturna excesiva (Vinai et al., 2008); lo cual se puede conseguir con un cambio de hábitos y con la
ingesta de alimentos ricos en magnesio como almendras, quinoa, avena, espinacas, alubias blancas y
avellanas (Zhang et al., 2022) y triptófano -precursor de melatonina (Meng et al., 2017) y serotonina
(Takeda et al., 2004)- como salmón, pollo, yema de huevo, lentejas, soja, arroz integral, chocolate negro,
aguacate y plátano, regulando el ciclo de sueño-vigilia, el apetito y el estado de ánimo (Zhang et al.,
2022) en el contexto de una dieta saludable y equilibrada dentro de una intervención dietética-
nutricional. Por consiguiente, surge la siguiente revisión con el objetivo de evaluar la efectividad de la
ingesta dietética y suplementación con magnesio y triptófano sobre el cuadro clínico del SCN.
METODOLOGÍA
Se buscaron artículos originales y revisiones de los últimos 10 años utilizando la base de datos PubMed
del NCBI (National Center for Biotechnology Information), empleando la combinación de los siguientes
términos, marcadores booleanos y etiquetas de campo: “night eating syndrome”, “night eating syndrome
AND chronotype”, “night eating syndrome AND melatonin”, “night eating syndrome AND chronotype
melatonin”, “night eating syndrome AND treatment”, “night eating syndrome AND nutritional
treatment”, “magnesium AND sleep quality”, “tryptophan AND sleep quality” y obteniendo un total
de 283 artículos en inglés y en castellano, de los cuales se utilizaron 7 publicaciones para la realización
de esta revisión. Se incluyeron trabajos hechos en humanos, de hasta 35 años atrás, de población adulta
con cuadro clínico de SCN. No se tomaron en cuenta artículos que describen otro tipo de trastorno de
conducta alimentaria.
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Ingesta rica en magnesio
Una revisión sistemática y un metaanálisis evalúan la efectividad y seguridad de la suplementación con
magnesio para adultos mayores con insomnio en tres ensayos controlados aleatorios (ECA) con 151
adultos mayores, sin comorbilidades, en donde compararon magnesio suplementado vía oral con
placebo. La ingesta de magnesio oral fue entre 320 a 729 mg en dos a tres tomas al día, hallándose una
evidencia mínima de efecto positivo sobre los síntomas del insomnio medidos por los parámetros del
sueño. Además, se encontró que el tiempo de inicio del sueño posterior a la intervención fue 17,36
minutos menos para el grupo administrado con magnesio oral frente al grupo placebo. El tiempo total
del sueño fue de 16,06 minutos más en el grupo de suplementados con magnesio, pero no fue un
resultado estadísticamente significativo. Asimismo, se informó que la suplementación con magnesio
produjo mejoras estadísticamente significativas en la eficiencia del sueño comparado con el placebo, sin
encontrar mejorías en los despertares tempranos por la mañana (Mah & Pitre, 2021).
Un ECA buscó determinar si el comportamiento del sueño podría mejorar a partir de la suplementación
con magnesio y si esto se asocia con un cambio en el estrés inflamatorio en 100 participantes entre
hombres y mujeres mayores de 51 años, en donde 50 de estos participantes formaban el grupo de
suplementación con magnesio y el restante el grupo placebo. Luego de la suplementación con 320 mg
de magnesio durante 8 semanas, la calidad de sueño medida por el Índice de Calidad de Sueño de
Pittsburg (PSQI, por sus siglas en inglés), encontró un cambio significativo únicamente en la cantidad
de trastornos del sueño al final del estudio (Nielsen et al., 2010).
Una revisión sistemática involucró a 7582 participantes de 9 ECA en los que revisaron los vínculos entre
el magnesio y la calidad de sueño en adultos. Según los estudios observacionales de esta muestra, la
calidad de sueño mejoró posterior a una mayor ingesta dietética y/o suplementación con magnesio,
aunque los ECA mostraron una asociación dudosa entre la suplementación con magnesio y la calidad
del sueño (Arab et al., 2022).
Ingesta rica en triptófano
Un estudio de metaanálisis evaluó el efecto de la suplementación con triptófano en la calidad del sueño,
teniendo en cuenta la dosis con la que se consigue un mejor resultado, encontrando que con esta
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suplementación se puede disminuir la vigilia luego de empezar el sueño en -81,03 minutos. Este trabajo
concluyó que la suplementación con triptófano, sobre todo con 1 gramo o más, puede mejorar la calidad
del sueño (Sutanto et al., 2022).
Un experimento de intervención de campo en 94 hombres futbolistas universitarios entre 19 a 22 años
estudia el impacto sobre las horas de sueño y secreción de melatonina a través de un desayuno rico en
triptófano y luz con baja temperatura por la noche durante un mes. Los participantes se dividieron en
tres grupos (G1: sin intervención; G2: consumo de alimentos ricos en triptófano y vitamina B6 en el
desayuno como la soya fermentada y plátano respectivamente en el desayuno; y G3: igual que G2 más
exposición a luz de baja temperatura por la noche). En el grupo G3, la intervención de un desayuno rico
en triptófano y de la luz nocturna de baja temperatura parece ser eficaz para una mayor producción de
melatonina por la noche, induciendo una mejor calidad de sueño (Wada et al., 2013).
Un ensayo clínico en el que participaron 25 sujetos con insomnio crónico severo evaluó la calidad del
sueño, resultando en que luego de cuatro semanas de tratamiento con 2 gramos de suplementación con
L-triptófano, 19 de los participantes tuvieron un patrón de sueño mejorado, sin embargo, diez de estos
sujetos, después de un período de control sin el suplemento de triptófano por cuatro semanas,
experimentaron un deterioro en la calidad de sueño. La autoevaluación demostró que el sueño mejoró
significativamente entre los días 10 y 15 luego de comenzar el tratamiento (Demisch et al., 1987).
En un trabajo investigaron los efectos de la ingesta dietética de triptófano en el desayuno y la exposición
a la luz durante el a sobre la secreción de melatonina nocturna y la calidad del sueño en 33 estudiantes
varones de universidad durante 5 días y 4 noches. Los participantes se dividieron en 4 grupos de forma
aleatoria, el grupo G1 con un desayuno pobre en triptófano (55mg) y ambiente con poca luz, el grupo
G2 con un desayuno rico en triptófano (476mg) y ambiente con poca luz, el grupo G3 con un desayuno
pobre en triptófano (55mg) y ambiente con mucha luz y el grupo G4 con un desayuno rico en triptófano
(476mg) y ambiente con luz brillante. El resultado fue una mayor concentración de melatonina salival
para el grupo G4, concluyendo que la combinación entre un desayuno rico en triptófano y la exposición
a la luz brillante a lo largo del día, produciría mayor secreción de melatonina vespertina y así mejorar la
calidad de sueño (Fukushige et al., 2014).
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En base a los artículos obtenidos, se observó que la finalidad, generalmente, fue evaluar los efectos de
una intervención con magnesio y triptófano dietético y/o suplementario sobre la calidad del sueño, a
partir de autoinformes o cuestionarios específicos. Según datos descritos, suplementar o enriquecer
algún tiempo de comida con magnesio y/o triptófano podría mejorar la calidad del sueño y evitar el
SCN.
Dentro de la metodología utilizada, los estudios evaluados fueron revisiones sistemáticas (Mah & Pitre,
2021; Arab et al., 2022; Sutanto et al., 2022) y ECA (Nielsen et al., 2010; Sutanto et al., 2022; Demisch
et al., 1987; Fukushige et al., 2014) y en ellos existen diferencias en el tiempo de intervención, siendo
el más corto el estudio de Fukushige, et al. (2014) con 5 días y 4 noches, y el de mayor duración fue el
de Nielsen, et al. (2010) con 8 semanas.
En cuanto a la suplementación del magnesio, el trabajo de Mah, et al. (2021) estudió el efecto de la
suplementación con magnesio en un grupo de adultos mayores, resultando en una asociación
significativamente positiva en la calidad del sueño; sin embargo, al momento de intentar transpolar este
resultado en personas con el SCN, el grupo etario de la investigación mencionada sería un factor
limitante.
Siguiendo con los resultados, se encontró que dos estudios (Sutanto et al., 2022; Demisch et al., 1987)
concuerdan en que la suplementación con triptófano en una dosis mayor de 1 gramo ofrece mejor calidad
de sueño, sin embargo, es válido destacar que uno de estos estudios (Demisch et al., 1987) se realizó en
una muestra pequeña. A pesar de esto, es necesario comentar que esta suplementación con triptófano
empieza a disminuir su efecto sobre la calidad del sueño luego de 15 días de dejar de tomarla.
Aunque algunos estudios demuestran que el triptófano podría mejorar el SCN, es importante tener en
cuenta que dos trabajos en donde se ofreció un desayuno rico en triptófano, además realizaron una
intervención con exposición a luz nocturna a baja temperatura (Sutanto et al., 2022) y otro estudio a
exposición a luz a lo largo del día (Fukushige et al., 2014); por lo tanto, esto constituye una variable
distractora al momento de identificar la eficacia de un desayuno rico en triptófano, punto clave para el
objetivo de la presente revisión.
Por otra parte, todos los trabajos citados en el presente escrito concluyen con una mejoría en alguna
característica del sueño, como el aumento del tiempo total del sueño (Mah & Pitre, 2021) y la
pág. 6644
disminución de los trastornos del sueño tras la suplementación con magnesio (Nielsen et al., 2010), la
disminución de la vigilia luego de suplementar con triptófano (Sutanto et al., 2022), o una mayor
secreción de melatonina tras enriquecer con triptófano al desayuno (Sutanto et al., 2022; Fukushige et
al., 2014); a excepción de un trabajo en donde los ECA no demostraron asociación clara en la mejora de
la calidad del sueño después de suplementar con magnesio (Arab et al., 2022).
El presente trabajo es el primero que sugiere realizar una modificación en el cronotipo de los pacientes
con el SCN y puede servir como un punto de partida para mejorar el cuadro clínico de este síndrome,
puesto que aumentar la ingesta dietética o suplementar con magnesio y/o triptófano permitiría disminuir
el insomnio y, como consecuencia, las ingestas calóricas nocturnas excesivas en pacientes con SCN. Es
importante comentar que la falta de estudios en los que se determine la efectividad de estas
intervenciones en pacientes con SCN representa una limitación importante al querer extrapolar los
resultados en dichos pacientes. Otra limitación puede ser que en ninguno de los trabajos se identificaron
los hábitos alimentarios de los participantes.
CONCLUSIONES
La presente revisión sugiere que los pacientes que sufren del SCN deben ser suplementados con ≥1gr/día
de triptófano, o que tengan un desayuno enriquecido con este aminoácido para mejorar la calidad de
sueño. Por consiguiente, ante la mejora de este parámetro, los pacientes con SCN tendrían menos
despertares e ingestas calóricas nocturnas excesivas. Lograr mejores hábitos de alimentación representa
un desafío en este grupo de pacientes, por lo tanto, se sugiere que, en siguientes estudios, además de
aumentar la ingesta de triptófano, se añada la mejora de patrones alimentarios.
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