EDUCACIÓN INCLUSIVA EN ECUADOR:
PROPUESTA DESDE LAS TIC
INCLUSIVE EDUCATION IN ECUADOR: A PROPOSAL
BASED ON ICT
Ruth del Consuelo Valenzuela Albornoz
Unidad Educativa Diocesana San Luis Consultoría HUAVAL - Ecuador
Ena Guadalupe Andrade Basurto
Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Santo Domingo - Ecuador
Betty Ruth Alderete Romero
Unidad Educativa Dr. Manuel Benjamín Carrión - Ecuador
Carla Andrea Proaño Cadena
Unidad Educativa Dr. Manuel Benjamín Carrión - Ecuador
Cesar Raúl Baca Curimilma
Unidad Educativa Dr. Manuel Benjamín Carrión - Ecuador
pág. 9033
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i5.14296
Educación inclusiva en Ecuador: Propuesta desde las TIC
Ruth del Consuelo Valenzuela Albornoz 1
ruth.valenzuela.albornoz@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-9986-5685
Unidad Educativa José María Vélaz S.J.
Extensión Nro. 11 San Miguel de Ibarra
Unidad Educativa Diocesana San Luis
Consultoría HUAVAL
Ecuador
Ena Guadalupe Andrade Basurto
egandrade@pucesd.edu.ec
https://orcid.org/0009-0007-3274-7829
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Sede Santo Domingo
Ecuador
Betty Ruth Alderete Romero
betty_ruth16@hotmail.com
Unidad Educativa Dr. Manuel Benjamín Carrión
Ecuador
Carla Andrea Proaño Cadena
carlaproano@outlook.com
Unidad Educativa Dr. Manuel Benjamín
Carrión
Ecuador
Cesar Raúl Baca Curimilma
cesar.baca@educacion.gob.ec
Unidad Educativa Dr. Manuel Benjamín Carrión
Ecuador
RESUMEN
La Educación Inclusiva y el Buen Vivir demandan responder juntas a los grandes desafíos mundiales,
transformar distintos modelos: educativos, sociales, culturales; formas de pensar y actuar. Este
manuscrito busca presentar un sucinto análisis del marco legal de la Educación Inclusiva en Ecuador;
favorecer la comprensión de ciertos retos educativos como la escolarización, formación del profesorado
y los cambios que ha atravesado la inclusión; reconocer las debilidades y brechas que imposibilitan
ofrecer espacios de atención a la diversidad, como también reflexionar sobre el aporte que las
Tecnologías de la Información y Comunicación brinda a la inclusión, pues ha generado una variedad de
cambios en la sociedad y al mismo tiempo ha proporcionado beneficios que pueden ser aprovechados
en distintos campos por sus múltiples funcionalidades, considerando que las prácticas educativas
inclusivas pueden ser enriquecidas con nuevas propuestas que apunten hacia la innovación.
Palabras clave: educación inclusiva, tic, Ecuador, buen vivir
1
Autor principal
Correspondencia: ruth.valenzuela.albornoz@gmail.com
pág. 9034
Inclusive Education in Ecuador: A Proposal Based on ICT
ABSTRACT
Inclusive Education and Good Living demand a joint response to major global challenges, requiring the
transformation of various models: educational, social, cultural, as well as ways of thinking and acting.
This manuscript aims to present a concise analysis of the legal framework for Inclusive Education in
Ecuador; to facilitate the understanding of certain educational challenges such as schooling, teacher
training, and the changes that inclusion has undergone; to identify the weaknesses and gaps that hinder
the provision of spaces for diversity care; and to reflect on the contribution of Information and
Communication Technologies to inclusion, as they have led to various societal changes and at the same
time provided benefits that can be utilized in various fields due to their multiple functionalities. Inclusive
educational practices can be enhanced with new proposals that aim toward innovation.
Keywords: inclusive education, ict, Ecuador, good living
Artículo recibido 15 septiembre 2024
Aceptado para publicación: 17 octubre 2024
pág. 9035
INTRODUCCIÓN
Se puede entender el Buen Vivir como un principio constitucional, que recoge una visión del mundo
centrada en el ser humano o como un gozo efectivo de los derechos de las personas, las comunidades,
los pueblos y las nacionalidades, como parte de un entorno natural y social. Asimismo, se relaciona con
la educación pues es un derecho fundamental en el marco del Buen Vivir, pues busca que se desarrollen
potencialidades humanas a través de la práctica cotidiana de valores, como también garantizar la
igualdad de oportunidades para todas las personas (Oranga et al, 2024; García-Umaña y Tirado-Morueta,
2018).
Según Akhlan et al, (2024), el Buen Vivir requiere adquirir conocimiento y experiencias interculturales
del mundo de forma profunda, mejorar aquellos paradigmas que no permiten prosperar a la sociedad y
valorar la diversidad como una alternativa de desarrollo. Por ello, se acude al análisis de la normativa
legal como uno de los medios fundamentales de conocimiento para fortalecer la convivencia, el
reconocimiento y la interrelación de los distintos miembros de la comunidad, presentando acciones
concretas como:
- Valorar, apreciar y comprender la vida de cada ser humano.
- Propiciar y fortalecer espacios de participación.
- Promover una cultura de diálogo.
- Procurar que los establecimientos educativos se conviertan en lugares idóneos para el
aprendizaje de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para ejercer una ciudadanía crítica.
El Buen Vivir sujeta tres componentes principales: armonía interna de las personas, armonía social con
la comunidad y entre comunidades y armonía con la naturaleza. Por lo tanto, el Buen Vivir implica
relacionar la armonía y correspondencia entre las personas, comunidades y la naturaleza; es decir tener
una vida en plenitud (Cohitmingao, 2024).
Tabla 1. Componentes principales del Buen Vivir
Componentes
Descripción
Armonía interna de las personas
Requiere equilibrio o balance entre los aspectos
materiales y objetivos y los aspectos subjetivos y
espirituales de sus vidas.
pág. 9036
Armonía social con la comunidad y entre
comunidades
Equilibrio o balance entre las personas y entre las
personas y entre las comunidades de seres humanos.
Reconocer a los otros como condición necesaria de
nuestra vida en plenitud. Vida en sociedad.
Armonía con la naturaleza.
Equilibrio o balance entre las personas y la
naturaleza, incluye y valora la vida de otros seres
como los animales y plantas.
Fuente: Mauricio León G e INEC (2015). Experiencias y metodologías internacionales de medición del bienestar: una
referencia
En este sentido, la Educación Inclusiva al buscar el cumplimiento de los derechos humanos, se vincula
con el Buen vivir al proyectarse como un procedimiento que busca responder y abordar las diversas
necesidades que presentan los seres humanos y en este contexto los educandos y dar acatamiento a sus
derechos; pues se trata de generar mayor participación en el aprendizaje y experiencias culturales,
sociales y comunitarias, con el fin de contribuir a la disminución de las brechas socioculturales a las que
se exponen muchas personas en la comunidad. Se busca considerar y fortalecer ante todo los valores
que generen una cultura inclusiva como el respeto y aceptación a la diversidad; generar espacios que
permitan a cada persona gozar de sus derechos y sentirse valorados como seres humanos únicos
independientemente de sus características religiosas, culturales, personales, económicas, sexo entre
otras. Además, se orientan en la atención, cuidado y protección a los niños, niñas, jóvenes y adultos
desde la educación, con una protección integral, favoreciendo la plena expresión del desarrollo armónico
de las capacidades en los contextos sociales y culturales.
Revisión Literaria
El término Educación Inclusiva ha venido evolucionando desde hace algunas décadas; en la actualidad
se reconoce como una respuesta pedagógica y social que responde a la diversidad y las necesidades que
presentan los niños, niñas, jóvenes y adultos, reconociendo las particularidades de cada uno como seres
únicos e irrepetibles (González, 2019; Olivencia y Gerdel, 2017). Así pues, la inclusión es un proceso
incesante que demanda continua vigilancia, visto como una reto y responsabilidad a nivel global que
atienda la diversidad de las personas en sus distintos contextos (Ainscow y Booth, 2015; Rodríguez y
Álvarez, 2017).
El desarrollo de una cultura escolar inclusiva que busque responder a las necesidades de la persona,
pág. 9037
demanda potenciar las condiciones que beneficien los procesos sociales, formativos, como también
reconocer las barreras que se presentan en el sistema educativo, de tal forma que se logre obtener la
aportación entre todos los miembros de la comunidad educativa y su participación en la sociedad (Singh,
2024; García-Umaña y Tirado-Morueta, 2018).
Dentro del progreso de la sociedad, aún existen sectores que no han gozado de los derechos que cada
persona posee, por lo tanto, los diferentes organismos nacionales e internacionales buscan establecer un
ordenamiento jurídico que asegure que se respeten los derechos de los ciudadanos. Uno de estos
derechos es el “acceso a la educación”, vigente desde la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (DUDH) adoptado por la Asamblea General de las Naciones (1948); con el fin de mejorar los
sistemas educativos en el mundo a partir de esta declaración se han creado leyes y estatutos que
garanticen la educación y alcance a todas las personas sin importar su condición social, económica,
política o cultural.
En 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 26 estableció que “Todas
las personas tienen derecho a la educación” (Unesco, 2008). En 1982 la Asamblea General de las
Naciones Unidas aprobó el Programa de Acción Mundial para los Impedidos, con el fin de promover
medidas eficaces para la prevención de la discapacidad, la rehabilitación y la realización de los objetivos
de participación plena de los impedidos en la vida social y el desarrollo de la igualdad. Se destaca el
derecho de las personas con necesidades educativas de tener las mismas oportunidades que los demás
ciudadanos y mejorar sus condiciones de vida, adoptando principios de normalización, integración y
participación (ONU, 1982).
De la misma manera, la Declaración Mundial sobre Educación para Todos efectuada en Tailandia
(1990), citado por el Ministerio de Educación del Ecuador (2011) se enfoca en la “Satisfacción de las
Necesidades Básicas del Aprendizaje”, señalando a la educación como un derecho fundamental de todos
los hombres y mujeres de todas las edades en el mundo. Además, establece objetivos claros para lograr
el incremento de niños en los centros escolares, evitando cualquier tipo de discriminación. Por otra parte,
se menciona que la escuela debe promover la permanencia del alumno, e iniciar un proceso de reformas
educativas a fin de responder a las necesidades de los estudiantes, padres, maestros y comunidades,
donde todos puedan gozar de las mismas oportunidades sobre el fundamento de igualdad e inclusión
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para todos.
Expuesto en una corta reseña algunos principios y leyes, parece necesario relacionarlos a los Cuatro
Pilares de la Educación de Jacques Delors (1996): aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir
juntos y aprender a ser, con el objetivo de aprender a convivir en una cultura de paz, respetando los
derechos de los demás y, sobre todo respetando todas las formas de vida, para poder interactuar y
conocer a los demás e incluso aprender de ellos. En definitiva, se asume que el objetivo de la educación
inclusiva es eliminar la exclusión social, favorecer la equidad e igualdad de oportunidades; fomentando
la participación, cooperación y solidaridad (Simón, Barrios, Gutiérrez y Muñoz, 2019; Román, Martínez
y Miranda, 2020).
En este sentido, la inclusión educativa, es la participación dentro de la comunidad escolar y la sociedad,
donde se pretende apoyar la educación desde los ámbitos: social, personal, interpersonal, psicológico y
pedagógico, edificando comunidades interactivas que contribuyan a una educación de calidad. Evitando
la exclusión social, que es un proceso que afecta a miles de personas en todo el mundo, tanto en los
países desarrollados como en los menos desarrollados, en este sentido autores como Román, Martínez,
y Miranda (2020) plantean que “La exclusión social se entiende como un proceso mediante el cual
individuos o grupos están total o parcialmente excluidos de la plena participación en la sociedad”. En
cambio, Ainscow, Booth y Dyson (2006) exponen tres factores sociales y culturales que deben tenerse
en cuenta al impulsar la inclusión para cumplir con los derechos humanos y poder suplir aquellos
limitantes (Ver tabla 2).
Tabla 2. Factores que implican ser inclusivos
Factor
Participación
Cultura, política y práctica
Presencia y participación
Fuente: Ainscow, Booth y Dyson (2006).
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Simón, Barrios, Gutiérrez y Muñoz (2019), plantean que en la educación inclusiva tiene como centro
abordar a todo el alumnado especialmente a aquellos que se encuentran en situaciones de mayor
vulnerabilidad, considerando su presencia y participación (ser parte, tomar parte y sentirse parte),
representación y reconocimiento; con el fin de poder alcanzar una sociedad más justa con mayor
equidad. Asimismo, se fundamenta en la ética del cuidado y la responsabilidad, justicia distributiva y
valores inclusivos (respeto, tolerancia, solidaridad, empatía, aceptación, humildad, optimismo y amor).
Otra de las principales tareas que implica la inclusión es reconocer las barreras en los distintos sistemas
y planos, poner en marcha procesos de reforma, mejora e innovación escolar que tornen las barreras en
oportunidades para mejorar las culturas, políticas y prácticas inclusivas. Cabe recalcar que la posición
de sistema educativo debe ser nuclear y transversal trabajarse desde todos los ámbitos conceptuales,
procedimentales y actitudinales (Tirado-Morueta, et al, 2021; Córdoba et al, 2017).
De la misma forma, se plantea el contexto por el que atraviesa la República de Ecuador en cuanto a
Educación Inclusiva y Buen Vivir, mediante una breve reseña de sus principales organismos y políticas
públicas que respaldan este tema; el Ministerio de Educación del Ecuador (2011) al igual que el contexto
internacional también plantea tres dimensiones para afrontar la inclusión: a) Promover culturas
inclusivas, mediante la creación de una comunidad escolar segura, acogedora, colaboradora y
estimulante, en la que cada miembro de la comunidad es valorado; b) Promover políticas inclusivas,
asegurando que la inclusión sea el centro del desarrollo de la escuela, organizando apoyos para atender
la diversidad, en los ámbitos de gestión de los recursos, gestión pedagógica y participación del
alumnado; c) Desarrollar prácticas educativas inclusivas, asegurando que las actividades en el aula y
extraescolares promuevan la participación de todo el alumnado. En definitiva, se considera que estas
tres dimensiones convienen estar en correlación para lograr avances en la inclusión educativa y respuesta
a las necesidades individuales, suscitando aprendizajes conjuntos independientemente de las
condiciones personales, culturales, físicas, psicopedagógicas o sociales.
Cabe recalcar que otro de los elementos orientadores del gobierno de Ecuador es generar políticas que
refuercen el compromiso de trabajo en beneficio de todos los ecuatorianos y ecuatorianas y en especial
aquellos que más lo necesitan mediante el actual Plan Nacional de Desarrollo del Ecuador 2017-2021
(Senplades, 2017). El Plan de Desarrollo se enfoca en la búsqueda del bien común bajo preceptos de
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justicia social e intergeneracional, considerando a la inclusión como base de un diálogo constructivo y
con el fin de obtener una sociedad más participativa. Por este motivo, el Plan Nacional de Desarrollo
del Ecuador (2017-2021) en el objetivo 1 señala que el Estado pretenderá “garantizar una vida digna
con igualdad de oportunidades para todas las personas”, y el objetivo 2 agrega: “afirmar la
interculturalidad y plurinacionalidad, revalorizando las identidades diversas, así pues, mediante el
planteamiento de los ejes y políticas del Plan Nacional de Desarrollo se persigue conseguir el Buen Vivir
en armonía con las particularidades de la población. Igualmente, se encamina a generar políticas de
apoyo y respuesta a la diversidad para la igualdad de oportunidades, equidad y justicia social en un
Estado Plurinacional e Interculturalidad con relaciones armónicas.
De esta forma, Ecuador busca promover la solidaridad y el respeto por la diversidad, estimulando el
empoderamiento ciudadano y la identidad bajo la garantía de que todos y todas tenemos los mismos
derechos, independientemente del sexo, edad, origen étnico, discapacidad, estado de salud u otra
distinción que deje lugar a la discriminación (Senplades, 2017; Singh, 2024). En otras palabras, la
inclusión tiene una visión humanista para el logro de sus fines, acceso educativo y participación social,
con perspectivas de promover el desarrollo de capacidades, participar en el medio sociocultural y poder
vivir la diversidad como una oportunidad de enriquecimiento social.
Asimismo, cabe enfatizar que la atención a la diversidad supone uno de los retos al que se enfrentan las
instituciones educativas, generando y aplicando estrategias y métodos que sean inclusivos, admitir la
variedad de procesos y ritmos de aprendizaje; con el fin de dar respuesta a las diversas necesidades que
presente la comunidad educativa, pues los espacios escolares como el aula y el patio son propicios para
aprender a convivir y favorecer la riqueza colectiva. Con este planteamiento se respalda el derecho a ser
parte de una escuela para todos, dejando de lado las barreras que por años han dejado a un gran
porcentaje de niños, niñas y adolescentes excluidos de sus derechos. Blanco (2006) afirma que “el
movimiento de la inclusión ha surgido con fuerza en los últimos años para hacer frente a los altos índices
de exclusión, discriminación y desigualdad principalmente presentes en los sistemas educativos del
mundo” (p.5) (Córdoba y García-Umaña, 2017).
Del mismo modo, la Constitución de Ecuador (2008) prevé medidas de labor positivas para atender
situaciones de vulnerabilidad o exclusión, con el fin de alcanzar la ecuanimidad de condiciones en los
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pueblos y nacionalidades, mediante la inclusión e igualdad de oportunidades para los grupos
poblacionales: Art. 1. Se plantea garantizar la participación activa de estudiantes, familias y docentes en
los procesos educativos; Art. 26. Ofrecer garantías de igualdad e inclusión social y condición
indispensable para el buen vivir; Art. 39. Asegurar y mantener de modo permanente la participación e
inclusión en todos los ámbitos; Art. 48. El Estado adoptará a favor de las personas con discapacidad que
aseguren la inclusión social, mediante planes y programas su participación política, social, cultural,
educativa y económica; Art. 340. El sistema nacional de inclusión y equidad social es el conjunto
articulado y coordinado de sistemas, instituciones, políticas, normas, programas y servicios que
aseguran el ejercicio, garantía y exigibilidad de los derechos; Art. 341. El Estado generará las
condiciones para la protección integral de sus habitantes a lo largo de sus vidas, que aseguren los
derechos y principios reconocidos en la Constitución, en particular la igualdad en la diversidad y la no
discriminación, y priorizará su acción hacia aquellos grupos que requieran consideración especial por la
persistencia de desigualdades, exclusión, discriminación o violencia, o en virtud de su condición etaria,
de salud o de discapacidad (Constitución de Ecuador, 2008; Córdoba y García-Umaña, 2017).
Además, el Ministerio de Educación de Ecuador diseña en la Ley Orgánica de Educación Intercultural
(2011) ámbitos, principios y fines que orienten la educación ecuatoriana en el marco del Buen Vivir, la
plurinacionalidad y la interculturalidad, mediante: la universalidad, educación para el cambio, libertad,
interés superior de las niñas, niños y adolescentes, atención prioritaria, desarrollo de procesos,
aprendizaje permanente, interaprendizajes, educación en valores, educación para la democracia que
favorezca la convivencia social, la participación la equidad e inclusión (LOEI, 2011).
Como respaldo el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), ha planteado procesos orgánicos
con metas claras que dirigen la gestión y encaminan los procesos para garantizar el acceso al bienestar
y el buen vivir de la ciudadanía, propone servicios para la inclusión social durante el ciclo de vida con
especial énfasis en los niños, niñas, adolescentes jóvenes y adultos mayores y personas con discapacidad
(MIES, 2014). Así pues, “La educación implica el compromiso de educar a cada niño, joven y adulto,
en todos los niveles, hasta el límite máximo correspondiente, en la escuela, colegio o talleres de
autonomía funcional, ofreciéndole servicios de apoyo” (Ministerio de Educación, 2011).
En definitiva, Ecuador continúa atravesando una serie de cambios que busca optimizar la calidad del
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sistema educativo bajo lineamientos que impulsen la educación inclusiva, para el logro de la equidad y
respeto por la diversidad. Pues la carencia y la escasa atención de estos lineamientos podría provocar
rechazo y aislamiento social. Cabe destacar que la defensa de la dignidad de la persona es una base
inviolable dentro de la inclusión, visto no solo desde su aspecto físico sino también desde la interacción
social; por tanto, es un proceso que implica el reconocimiento de la persona misma y el reconocimiento
y valoración por los demás miembros de la sociedad. Con base es estas afirmaciones Rico (2017), Alcaín
y Medina (2017), Hernández y Oviedo (2019) señalan la importancia del trabajo y función que realiza
el docente en el proceso de enseñanza-aprendizaje para lograr espacios inclusivos en los centros
escolares, pues ellos son una pieza fundamental en la aplicación de las prácticas inclusivas y quienes
asumen los retos para suplir las necesidades que se viven en el aula y en los demás espacios escolares
al que se enfrentan a diario los estudiantes. Córdoba, Lara y García-Umaña (2017) mencionan que “La
búsqueda del encuentro para aprender supone la necesidad de integrar distintas propuestas que puedan
coadyuvar a esta relación intersubjetiva frente a las barreras existentes” (p.2). Como resultado, el
docente debe mantenerse en continua actualización, capacitado y atender las constantes demandas
derivadas de las transformaciones sociales y políticas.
Como consecuencia, la práctica inclusiva busca la participación equitativa de todos los estudiantes en
el proceso educativo, atender la diversidad del alumnado, favorecer la participación y responder a sus
necesidades, sin ser limitados por su medio social, cultura de origen, ideología, etnia o situaciones de
discapacidad física, intelectual, sensorial o sobredotación. Del mismo modo, los centros educativos
tienen un papel primordial en evitar que las diferencias de los alumnos se conviertan en desigualdades
educativas; por ello, se busca aprovechar esas diferencias para un aprendizaje y crecimiento cultural de
los pueblos. Fernández y García (2013) mencionan que: “la Educación Inclusiva Trata de garantizar el
aprendizaje y la participación de todos los estudiantes en la vida escolar del centro, con particular
atención a aquellos más vulnerables” (p.87).
Posibilidades de las TIC para la educación inclusiva
La incorporación de las TIC en el aula ha favorecido las prácticas de inclusión. Algunos de los muchos
beneficios que generan el uso de las TIC en la educación son: la alfabetización digital, el acceso a la
información global, la comunicación con el entorno, el compartir recursos y experiencias, y el uso
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didáctico para facilitar los procesos de enseñanza y aprendizaje (Marqués, 2000). Ante lo expuesto, se
propone fortalecer el uso, implementación y desarrollo de tecnologías con un sentido social, como
herramientas de inclusión. Booth y Ainscow (2002), señalan que el buen desarrollo de las propuestas de
prácticas dependerá en todo momento de las condiciones internas y del contexto en el que se desarrollan,
por ello, se busca ofrecer ejemplos de usos que pueden ser de ayuda dentro de este contexto ver lista a
continuación como también (Ver tabla 3).
- Programas de gamificación que permitan conocer a los estudiantes, solucionar problemas que
atiendan a la demanda social, generar participación y empoderamiento.
- El uso de programas de comunicación que permitan la participación de las familias para
mantenerlos informados de todo lo que sucede y que sean apoyo en las actividades programadas.
- Promover dinámicas de cooperación entre los alumnos y respeto a la diversidad mediante
softwares con actividades interactivas y multimedia.
- Planificar, desarrollar y evaluar el proceso, estimulando el esfuerzo del estudiante y promover su
capacidad por aprender y adquirir competencias tecnológicas.
Tabla 3. Softwares para la inclusión
Software
Jaws
NVDA
Balabolka
MaGui
Super Magnify
Noisy Mouse
E-mintza
pág. 9044
In-Tic
Jclic
Fuente: Elaboración propia.
CONCLUSIONES
Majoko (2019), Cabero y Ruiz (2018) y Dodillet (2017) corroboran que las prácticas educativas
inclusivas requieren ser enriquecidas con nuevas propuestas educativas que apunten hacia la innovación
y una de estas prácticas puede ser el uso e incorporación de las Tecnologías de la Información y
Comunicación (TIC), que del mismo se viene a desprender las Tecnologías del Aprendizaje y el
Conocimiento (TAC), lo que conlleva a determinar la inclinación de las tecnologías a la educación,
estableciendo requerimientos básicos, tales como: competencias digitales, didácticas y estrategias de
aprendizaje, para que los estudiantes puedan lograr desarrollar competencias digitales en procesos
educativos y que el uso y acceso a las TIC no sea otra de las barreras a las que tengan que enfrentarse
aquellas personas que no han logrado gozar plenamente de sus derechos y sentirse excluidos de los retos
actuales que enfrenta la sociedad (Acevedo, 2018). Los contextos inclusivos consideran el uso de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación en la práctica educativa como una herramienta potente
para innovar, transformar la enseñanza y mejorar la participación y el aprendizaje de todos (Anderson,
2019). Otros autores como Ortiz, López, Figueredo e Hilario (2018) señalan que, “se intenta aprovechar
el potencial de los recursos tecnológicos para permitir que haya diferentes formas de acceso a un
contenido, diferentes formas de interactuar y demostrar que se ha producido el aprendizaje”. Por otra
parte “se pretende que el maestro transcienda el aula de clase, ese es un nuevo reto que enfrenta el
docente, quien debe descubrir en la propuesta tecnológica una revolución educativa, él hace la parte
activa, interactuando, motivando y fortaleciendo el proceso educativo” (Agudelo, 2012, p.4; Gupta y
Chaudhary, 2024).
Igualmente, para el desarrollo de las tecnologías del aprendizaje y conocimiento, el rol de los profesores
es clave, deben adaptarse a una alfabetización digital constante. Que le facilite la utilización de
herramientas idóneas en cada proceso de enseñanza orientados a la inclusión, según las características
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de su población, como también el objetivo para aprender su uso y aplicación correcta presume la
necesidad de suplir diferentes propuestas tecnológicas e inclusivas que puedan contribuir a la
disminución de las barreras existentes, en este orden las tecnologías de la información y comunicación
(TIC) propician espacios de formación incluyentes y concibe una serie de medios como: el hipertexto,
internet, multimedia, televisión por satélite, realidad virtual para cubrir las necesidades de comunicación
y plataformas educativas para cubrir el ámbito educativo de enseñanza-aprendizaje (Pegalajar, 2015;
Watts y Lee, 2017). Así pues, se pretende responder la interrogante: ¿En Ecuador, los estudiantes y
docentes están utilizando herramientas digitales como apoyo hacia una educación inclusiva?
Según el reporte 2022 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), Ecuador accede de
forma individual a Internet en un 54.1%, es decir que más de la mitad de sus habitantes se encuentran
utilizando la red constantemente (ITU, 2018). Para el año 2018, “el porcentaje de hogares con acceso a
Internet a nivel nacional se incrementó: 14,7 puntos porcentuales a nivel nacional; 15,2 puntos en el área
urbana, y 11,3 puntos en el área rural” (INEC, 2018). Por otra parte, según el informe 2018 del INEC,
el porcentaje de personas que utilizan internet a nivel nacional es el 55,9%, en el área urbana es 64,4%
marcando diferencia en el área rural 37,9% (INEC, 2018). Si bien es cierto que el acceso a las
tecnologías permite la hiperconexión entre sus habitantes y el mundo, por otra parte, podría generar
espacios de exclusión digital (Acosta y Pedraza, 2020; Espín-Álvarez y Freire-Muñoz, 2019; López-
Meneses, Sirignano, Vázquez-Cano y Ramírez-Hurtado, 2020). De acuerdo con la segunda meta
planteada por ITU (2022, p.12), la inclusividad de Internet en el mundo se encuentra en un 48.3%, y se
plantea el apoyo a los países mediante la descripción del objetivo T.1 de la (ITU, 2022), en el que señala
que se deben “Desarrollar normas internacionales no discriminatorias, de manera oportuna, y fomentar
la interoperabilidad y el rendimiento mejorado de equipos, redes, servicios y aplicaciones” (p.32).
Asimismo, como respuesta es relevante destacar que la Constitución de la República del Ecuador (2008)
en el artículo 27 señala que “La educación se centrará en el ser humano y garantizará su desarrollo
holístico, […]; será participativa, obligatoria, intercultural, democrática, incluyente y diversa, de calidad
y calidez; impulsará la equidad de género, la justicia, la solidaridad y la paz, […]; y el desarrollo de
competencias y capacidades para crear y trabajar”. Por otra parte, en el literal 2, artículo 16 agrega que
“todas las personas, en forma individual o colectiva tienen derecho al acceso universal a las Tecnologías
pág. 9046
de la Información y Comunicación”. Además, en sus artículos 47 y 48, el estado respalda el propósito
de garantizar derechos a las personas con discapacidad (CE, 2008).
Otra de las propuestas a considerar dentro de la educación inclusiva es mantener la comunicación fluida
ya que su escasez aísla a los niños y niñas de su entorno social y educacional. Ahora bien, Díaz y
Caballero (2014), Lindo y Zúniga-González (2016), Lara (2018) plantean que el docente inclusivo se
preocupa por formarse, escucha, investiga, propone acciones individualizadas, es crítico y flexible ante
distintas situaciones. Ante lo expuesto, puede mencionarse como significativo adquirir los
conocimientos mediante una formación continua, contar con estrategias propicias para optimizar los
espacios y redes de comunicación entre los miembros de la comunidad educativa: docentes, directivos,
padres de familia, estudiantes y comunidad alrededor de la institución. Detectar cuáles son los factores
que impiden la comunicación y evitar que se conviertan en trastornos que causen dificultades no solo
de aprendizaje, sino vaya afectando todos los ámbitos de la vida, pues mantener activas las relaciones
interpersonales es un desafío constante dentro de la inclusión. Pues el docente debe mantener activa la
reflexión, actualización, detección a tiempo de las necesidades educativas de los estudiantes,
construcción de espacios de aprendizaje e interacción que suplan las necesidades de los educandos y
evitar la exclusión.
En conclusión, una adecuada aplicación de distintas estrategias en las prácticas inclusivas parecen
mejorar la atención a la diversidad, entre ellas se consideran: los espacios de diálogo, comunicación
fluida, incorporación de las Tic, generar redes de apoyo, redes de aprendizaje y ante todo mantener
reformas políticas continuas que generen una cultura de paz, cooperación, respeto, empatía y tolerancia;
por el bienestar de las personas y cumplimiento del Buen Vivir; pero, no solo describirlas, sino también
aplicarlas en el momento y espacio adecuado conforme a las necesidades de cada persona y de esta
forma se logre la participación en la sociedad.
Recomendaciones para futuras investigaciones
Las investigaciones futuras sobre educación inclusiva en Ecuador deben centrarse en la relación entre
las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y la equidad en el acceso educativo. Según
estudios recientes (Majoko, 2019; Cabero y Ruiz, 2018; Dodillet, 2017), las TIC pueden ser una
herramienta clave para mejorar la educación inclusiva, pero es crucial analizar cómo estas tecnologías
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están siendo utilizadas por docentes y estudiantes. Las investigaciones deben examinar si las
competencias digitales necesarias están siendo desarrolladas en las aulas y si los estudiantes están
aprovechando al máximo estas herramientas. En particular, se debería investigar cómo las TIC pueden
superar las barreras de acceso a la educación, especialmente para estudiantes de zonas rurales o con
discapacidades, y si están ayudando a reducir las desigualdades educativas en el país.
Además, futuras investigaciones deben centrarse en cómo la formación continua de los docentes en el
uso de las TIC puede contribuir a mejorar las prácticas inclusivas. Es necesario explorar estrategias que
permitan a los educadores integrar de manera efectiva las tecnologías en sus métodos de enseñanza y
cómo estas pueden facilitar el aprendizaje personalizado y la participación activa de todos los
estudiantes. Los estudios podrían abordar la efectividad de programas de capacitación en TIC para
docentes, así como el impacto de estos programas en la creación de entornos de aprendizaje más
inclusivos y equitativos. Asimismo, sería relevante analizar cómo la tecnología puede apoyar la
comunicación y colaboración dentro de la comunidad educativa, asegurando que las TIC sean una
herramienta para la inclusión y no una barrera adicional.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Acevedo Zapata, S. (2018). Lineamiento sobre tecnoloas de comunicación para educación inclusiva
en universidades públicas. Edmetic, 7(1), 124. https://doi.org/10.21071/edmetic.v7i1.10473
Agudelo, W. (2012). Las TIC como herramientas potenciadoras de equidad, pertinencia e inclusión
educativa. Trilogía Ciencia Tecnología Sociedad, 4(7), 61-77.
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