pág. 9240
INTRODUCCIÓN
La adolescencia, según la Organización Mundial de la Salud, abarca los 10 a 19 años, en esta etapa se
presentan cambios fisiológicos, estructurales, psicológicos y la adaptación a los cambios culturales y/o
sociales
1
. Es crucial promover hábitos saludables durante este período para prevenir enfermedades
crónicas en la vida adulta
2
. Los adolescentes, en busca de identidad, pueden adoptar prácticas
alimentarias inadecuadas influenciadas por la aceptación social y la imagen corporal
3
. La UNICEF
destaca la importancia de garantizar información y atención en salud y nutrición para los adolescentes
4
.
En México, el sobrepeso y la obesidad infantil están en aumento, afectando especialmente a los
adolescentes, reporto sobrepeso (23.8%) y obesidad (14.6%), con mayor porcentaje en las mujeres
(41.1%) que en los hombres (35.8%)
5
. Los hábitos alimentarios son comportamientos repetitivos
influenciados por factores sociales, culturales y económicos
6
.
Las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos ofrecen orientación nutricional utilizando mensajes
culturalmente aceptados y claros
7
. En México, "El Plato del Bien Comer", parte de la NOM-043-SSA2-
2012, divide los alimentos equitativamente en tres grupos y utiliza colores para representarlos
8
. La dieta
adecuada cumple con varias características, incluyendo ser completa, equilibrada, inocua, suficiente,
variada y adecuada a la cultura y recursos económicos del individuo
9
. Los patrones alimentarios de los
adolescentes a menudo incluyen comida rápida y bebidas azucaradas, lo que contribuye a problemas de
salud como la obesidad y enfermedades crónicas
10
. México enfrenta la doble carga de desnutrición y
obesidad en los adolescentes
11
. El Índice de Masa Corporal (IMC) se utiliza para clasificar el estado
nutricional, y en México se proponen puntos de corte específicos para adolescentes
12
. La educación
para la salud es crucial para empoderar a las personas y promover cambios positivos en la salud
pública
13
.
Del 2020 al 2022, diversos estudios examinaron intervenciones educativas y de salud en hábitos
alimentarios de adolescentes y niños. Se destacó la efectividad de intervenciones centradas en alimentos
y ambientales. La educación para la salud mejoró conocimientos y actitudes alimentarias. Hubo mejoras
a largo plazo en hábitos alimentarios. Algunas intervenciones no mostraron cambios significativos. Las
preferencias influyeron en hábitos, sugiriendo estrategias de promoción de salud. Intervenciones breves
y juegos mostraron efectividad.