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La manifestación bucal más destacada de esta condición es la gingivitis descamativa, caracterizada por
áreas de eritema, descamación, úlceras y vesículas en la encía insertada. Las lesiones
vesículoampollares pueden aparecer en cualquier parte de la cavidad bucal; generalmente, presentan un
techo grueso que se rompe después de dos o tres días, dejando detrás áreas ulceradas con bordes
irregulares.5
Las manifestaciones clínicas varían según la gravedad de la lesión. La mucosa gingival puede volverse
de un rojo intenso, con pequeñas placas opacas de color gris que afectan tanto a la encía libre como a
la adherida. Al frotar el epitelio superficial, este se desprende, exponiendo un tejido conectivo doloroso
y sangrante. Los pacientes suelen sentir una sensación de ardor seco en la boca y son especialmente
sensibles a los cambios de temperatura. Los alimentos muy especiados resultan intolerables, y el
cepillado dental provoca gran molestia, lo que dificulta el control de la placa y a menudo lleva al
desarrollo de una gingivitis marginal secundaria. Según Glickman y Smulow, citados por Lemus et al.,
la severidad de la gingivitis descamativa puede clasificarse como leve, moderada o grave.6
Presentación de caso
Se presenta el caso de una paciente de 51 años con antecedentes de diabetes e hipertensión controladas,
que acudió a la consulta dental en el posgrado de Periodoncia en la Facultad de Odontología de la
Unidad Torreón. Durante el examen clínico, se observó el “signo de Nikolsky”, manifestado como un
desplazamiento de la epidermis superficial por una fuerza de corte, indicando un plano de escisión en
la epidermis.7 Este signo es un indicador significativo de acantólisis activa, y puede estar asociado a
anticuerpos epidérmicos como en el pénfigo.
En el examen intraoral, se diagnosticó enfermedad periodontal estadio IV grado B, y gingivitis
descamativa asociada a condiciones sistémicas autoinmunes de la piel, específicamente pénfigo. La
paciente también presentó clase III con maloclusión: mordida colapsada, caries en órganos dentarios:
17, 18, 26, 36, 37, 46, 47, canino retenido (23), y fluorosis dental.
Los factores etiológicos identificados fueron: mala higiene, enfermedad periodontal, trauma oclusal,
condiciones sistémicas autoinmunes e irritaciones crónicas. (Figura 1,2,3)