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INTRODUCCIÓN
La producción de desechos sólidos constituye una preocupación global, motivo por el cual numerosas
naciones han implementado iniciativas destinadas a gestionarlos de manera efectiva, fomentando
prácticas como la reutilización, el reciclaje, el compostaje y el uso de vertederos controlados (Arroyave,
2010).
La normativa en Ecuador define a los residuos sólidos no peligrosos como cualquier objeto, material,
sustancia o elemento sólido que, según el código CRTIB, carece de características peligrosas. Estos
residuos resultan del consumo o uso de un bien en actividades domésticas, industriales, comerciales,
institucionales o de servicios. Aunque no tienen valor para quien los géneros, son susceptibles de ser
aprovechados y transformados en un nuevo bien con un valor económico agregado. Esta definición se
encuentra en la reforma al Libro VI del Texto Unificado de Legislación Secundaria del Ministerio del
Ambiente, de la Calidad Ambiental (TULSMAS, 2015).
Desde que la humanidad ha ocupado la Tierra, ha establecido conexiones con su entorno con el fin de
garantizar su supervivencia y atender sus requerimientos, lo que ha resultado en la considerable
acumulación de residuos, agravada por el rápido aumento de la población (Hondupalma, 2011).
La gestión completa de los desechos sólidos se refiere a un conjunto de operaciones, técnicas y tareas
administrativas diseñadas para proporcionar un manejo, tratamiento y disposición final apropiados de
los residuos sólidos, considerando las características específicas de los desechos y la ubicación donde
se originan. Este enfoque aborda las dimensiones sociales, ambientales y económicas, según lo señalado
por (de Jesús, 2010). Comúnmente, se sigue una metodología jerárquica que establece pasos a seguir
para corregir, reducir y gestionar los residuos (Tapia, 2015).
En Ecuador, según información proporcionada por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición
Ecológica (MAE) en 2013, existen 144 vertederos a cielo abierto y 77 vertederos sanitarios debidamente
diseñados y funcionando eficientemente. No obstante, la ausencia de un Sistema de Gestión Integrada
de Residuos Sólidos que abarque las medidas necesarias para la minimización adecuada, segregación,
almacenamiento y recolección de residuos limita la optimización de su aprovechamiento. Estos residuos
se almacenan indiscriminadamente en vertederos sanitarios, lo que reduce su vida útil y contribuye al
riesgo de su colapso.