pág. 108
SÍNDROME DE ABSTINENCIA A LOS
OPIOIDES
INCIDENCE OF ADVERSE REACTIONS DURING TREATMENT
OF ACUTE LYMPHOBLASTIC LEUKEMIA WITH
ASPARAGINASE IN PATIENTS UNDER 18 YEARS OF AGE.
Yuri Patrick Ramírez Chacón
Hospital Antonio Lorena, Perú
Yuri André Ramírez Paliza
Universidad Peruana Cayetano Heredia, Perú
pág. 109
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i6.14547
Síndrome De Abstinencia A Los Opioides
Jair Zúñiga Salazar
1
jairzuniga123@gmail.com.
https://orcid.org/0009-0003-5629-5717
Médico General de la Universidad Tecnológica
de Pereira, Colombia.
Sara Londoño Urrea
Saritau1@hotmail.com.
https://orcid.org/0009-0005-7779-8860
Médico General de la Universidad Cooperativa
de Colombia.
Luis Carlos Valiente Tuirán
Luis.valiente0503@gmail.com.
https://orcid.org/0009-0004-3207-9638
Médico General de la Universidad del Norte,
Colombia.
Diana Marcela Eraso Solarte
dianamarcelaeraso@gmail.com.
https://orcid.org/0009-0000-7123-9295
Médico General de la Universidad del Quindío,
Colombia
Juan Felipe Osorio Roldan
juancho_3108@hotmail.com.
https://orcid.org/0009-0005-7012-6201
Médico General de la Pontificia Universidad
Javeriana, Colombia.
Angie Nathaly Eraso Ojeda
Angienathaly209@gmail.com
Médico General de la Universidad Cooperativa
de Colombia.
Jimmy Andrés Sastoque Motta
https://orcid.org/0009-0002-3309-7382
Médico General de la Universidad
Surcolombiana, Colombia.
Aura Ximena Riascos Guerrero
Médico General de la Universidad Cooperativa
de Colombia.
ximenariascosguerrero@gmail.com.:
https://orcid.org/0000-0002-9788-2518
Oscar Andrés Barrios García
Oscarbarriosg@hotmail.com.
https://orcid.org/0009-0001-6386-1030
Médico General de la Corporación Universitaria
Rafael Núñez, Colombia.
RESUMEN
Un opioide es cualquier agente endógeno o exógeno que se une a receptores opioides situados
principalmente en el sistema nervioso central y en el tracto gastrointestinal.Una consecuencia del
consumo de estos fármacos de manera crónica es el síndrome de abstinencia de opioides, la cual es una
afección potencialmente mortal que resulta de la dependencia de opioides, de hecho, el síndrome de
abstinencia al uso de opioides constituye una de las complicaciones más desafiantes en el campo de la
medicina de acciones y la psiquiatría.La comprensión de los mecanismos neurofisiológicos subyacentes
y la presentación clínica de este síndrome es crucial para desarrollar estrategias de tratamiento
efectivas.El uso de agonistas opioides como metadona y buprenorfina, junto con agentes adrenérgicos
alfa-2 como clonidina, ha demostrado ser efectivo para mitigar los síntomas de abstinencia y facilitar la
desintoxicación. El objetivo del presente artículo es hacer una revisión de la literatura actualizada del
manejo y abordaje del síndrome de abstinencia a opioides.
Palabras Claves: opioides, síndrome de abstinencia, farmacología, manejo del dolor, drogas de abuso
1
Autor principal
Correspondencia: jairzuniga123@gmail.com.
pág. 110
Opioid Withdrawal Syndrome
ABSTRACT
An opioid is any endogenous or exogenous agent that binds to opioid receptors located primarily in the
central nervous system and gastrointestinal tract.One consequence of chronic use of these drugs is
opioid withdrawal syndrome, which is a potentially life-threatening condition resulting from opioid
dependence.In fact, opioid withdrawal syndrome constitutes one of the most challenging
complications in the field of stock medicine and psychiatry. Understanding the underlying
neurophysiological mechanisms and clinical presentation of this syndrome is crucial to develop
effective treatment strategies.The use of opioid agonists such as methadone and buprenorphine, along
with alpha-2 adrenergic agents such as clonidine, has been shown to be effective in mitigating
withdrawal symptoms and facilitating detoxification. The aim of this article is to review the updated
literature on the management and approach to opioid withdrawal syndrome.
Keywords: opioids, withdrawal syndrome, pharmacology, pain management, drugs of abuse
Artículo recibido 10 septiembre 2023
Aceptado para publicación: 12 octubre 2023
pág. 111
INTRODUCCN
Un opioide es cualquier agente endógeno o exógeno que se une a receptores opioides situados
principalmente en el sistema nervioso central y en el tracto gastrointestinal, estos fármacos se usan
principalmente como analgésicos en el dolor agudo, crónico y son el pilar del tratamiento perioperatorio.
Es importante tener en cuenta que, los opiáceos son productos naturales de la amapola, pero también
contienen péptidos endógenos naturales (endorfinas, por ejemplo), mientras que los opioides son
sintéticos y no se encuentran en la naturaleza. Además, no todos los opioides que se utilizan en la clínica
son iguales. Históricamente, los efectos del opio se conocen desde hace más de 5.000 años antes de
Cristo, época en la que los sumerios cultivaban la adormidera para extraer de ella el opio con fines
religiosos y medicinales. En 1817 se extrajo el principio activo del opio, que se llamó morfina en
referencia al dios del sueño, Morfeo. Tiempo después se aisló la codeína del opio y de hecho a la segunda
mitad del siglo XIX, se comenzó a usar la morfina en intervenciones quirúrgicas durante la guerra entre
Prusia y francia, y durante la guerra civil estadounidense. Dentro del mecanismo de acción de estos
fármacos, los opioides se unen a sus receptores µ, κ y δ a nivel presináptico, llevando a cabo diferentes
acciones. Después de la interacción con su receptor, la subunidad α de la proteína G inhibe la vía de
adenilato ciclasa, lo que resulta en una reducción de la actividad del canal de calcio y luego la liberación
de glutamato. El mismo canal se inhibe mediante la subunidad βγ. La buprenorfina es un fármaco
particular ya que tiene actividad agonista parcial sobre el receptor µ y actividad antagonista sobre los
receptores κ. Los opioides también ejercen una actividad estimulante sobre los canales de calcio y cloro,
lo que produce hiperpolarización a nivel postsináptico.
El consumo de opioides, ya sea solos o en combinación con otras drogas, es una de las principales causas
de la crisis de sobredosis de drogas en los Estados Unidos. La gran mayoría de las muertes por sobredosis
en los últimos años se debieron al fentanilo fabricado ilegalmente y a otros opioides sintéticos potentes,
que pueden añadirse a otras drogas y consumirse sin saberlo, por otra parte, es bien sabido que, los
opioides son el grupo de drogas más comúnmente abusado en lugares como Asia, Europa y Oceanía, y
el consumo mundial de opioides está aumentando rápidamente. Una consecuencia del consumo de estos
fármacos de manera crónica es el ndrome de abstinencia de opioides, la cual es una afección
potencialmente mortal que resulta de la dependencia de opioides (6).
pág. 112
Figura 1. Estructura química de la morfina y opioides derivados
Tomado de: H. Harkouk, F. Pares, K. Daoudi, D. Fletcher
El motivo por el cual los pacientes tienden a darle un uso indebido a este tipo de medicamento radica en
que ellos pueden ayudar a la relajación mental, al alivio del dolor y pueden producir una sensación de
euforia. El uso crónico conduce al desarrollo de una dependencia potencialmente incapacitante (7). La
dependencia de opioides afecta al consumidor de drogas e impone una carga económica significativa en
la sociedad al aumentar los costos de atención médica, las tasas de desempleo, el ausentismo y la
mortalidad prematura. Los estudios en algunos países han demostrado que esas consecuencias pueden
costar, en promedio, entre el 0,2% y el 2,0% del producto interno bruto de un país (8).
pág. 113
Figura 2. Mecanismo de acción de los opioides
Tomado de: Marcianò, Gianmarco, et al. "The pharmacological treatment of chronic pain: from guidelines to daily clinical
practice." Pharmaceutics 15.4 (2023): 1165.
Fisiopatológicamente, el principal sitio del cerebro que desencadena la aparición del ndrome de
abstinencia de opioides es el locus coeruleus en la base del cerebro. Las neuronas presentes en el locus
coeruleus son noradrenérgicas y tienen un mayor número de receptores opioides. La región del locus
coeruleus es la principal fuente de inervación NAérgica del sistema límbico y las cortezas cerebral y
cerebelosa. La actividad NAérgica en las neuronas del locus coeruleus, un mecanismo vinculado al
receptor opioide, es un sitio causal principal de los síntomas de abstinencia de opioides. Además, la
investigación también ha demostrado que la materia gris y el núcleo magno del rafe también están
involucrados en la presentación del síndrome de abstinencia de opioides (9).Según los criterios del
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) , los signos y síntomas de
abstinencia de opioides incluyen lagrimeo o rinorrea, piloerección "piel de gallina", mialgia, diarrea,
náuseas/vómitos, dilatación pupilar, fotofobia, insomnio, hiperactividad autonómica (taquipnea,
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hiperreflexia, taquicardia, sudoración, hipertensión, hipertermia) y bostezos (10).Cuando se presentan
síntomas de abstinencia de opioides, es necesario un tratamiento farmacológico. El reemplazo de
opioides a largo plazo se logra con metadona o buprenorfina (11). Sin embargo, es indispensable hacer
una revisión de la literatura actualizada del manejo y abordaje del síndrome de abstinencia a opioides.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una búsqueda bibliográfica detallada de información publicada más relevante en las bases de
datos pubmed, scielo , medline, bibliotecas nacionales e internacionales especializadas en los temas
tratados en el presente artículo de revisión. Se utilizaron los siguientes descriptores: Opioides, Síndrome
de abstinencia, Farmacología, Manejo del dolor, Drogas de abuso, Dolor, Analgesia, uptodate. La
búsqueda de artículos se realizó en español e inglés, se limitó por año de publicación y se utilizaron
estudios publicados desde 2008 a la actualidad.
RESULTADOS
El síndrome de abstinencia al uso de opioides constituye una de las complicaciones más desafiantes en
el campo de la medicina de acciones y la psiquiatría. La creciente prevalencia en el consumo de opioides,
tanto en el ámbito terapéutico como recreativo, ha tenido como consecuencia el aumento de la incidencia
de esas complicaciones, convirtiéndolas en un problema de salud pública de gran relevancia (12). Los
opioides, utilizados principalmente para el tratamiento del dolor y en terapias de mantenimiento para la
dependencia, poseen un alto potencial de adicción y abuso. El síndrome de abstinencia a opioides se
caracteriza por una serie de síntomas físicos y psicológicos que reflejan la respuesta del organismo a la
falta de la sustancia. Los síntomas varían desde malestar general, ansiedad y agitación hasta
manifestaciones más severas como dolor muscular, náuseas, vómitos, diarrea y alteraciones en la
frecuencia cardíaca y la presión arterial (13).
En el año 2023, Ochoa y colaboradores presentan una serie de dos casos en pacientes con uso de
fentanilo recreativo parenteral que desarrollaron síndrome de abstinencia. El primer caso un paciente
masculino de 35 con antecedente de trastorno por uso de sustancias psicoactivas, ketamina y morfina,
quien consultó al servicio de urgencias por cuadro clínico de 12 horas de evolución de inquietud motora,
ansiedad, náuseas, vómito, temblor, diaforesis, insomnio e ideación suicida. Comenta que hace unos
meses inició con el uso de fentanilo hasta de 5 ampollas al día, la última aplicación fue 24 horas antes
pág. 115
del ingreso. Al examen físico, el paciente se encontraba hemodinámicamente estable, aunque presentaba
ansiedad, agitación e irritabilidad. No tenía fiebre, las pupilas eran isocóricas y normorreactivas, no se
observó nistagmus y había un leve temblor. Se notaron múltiples punciones en los miembros superiores,
sin otros hallazgos relevantes. Se realizaron estudios de laboratorio, incluyendo pruebas para detectar
drogas de abuso, un perfil infeccioso, un ionograma, y pruebas de función hepática y renal, todos dentro
de límites normales. Se inició tratamiento con benzodiacepinas, y tras la valoración por toxicología, se
empezó un régimen con metadona (10 mg cada 12 horas), clonidina (75 mcg cada 12 horas) y trazodona
(50 mg cada noche). La evaluación psiquiátrica concluyó que el paciente presentaba un cuadro de
abstinencia aguda, sin criterios para enfermedad mental asociada, y no se consideró necesario el uso de
psicofármacos adicionales. El segundo caso es una paciente femenina de 35 años, sin antecedentes
patológicos, que comenzó a usar fentanilo intravenoso hace 6 meses en una fiesta. Tras el primer
contacto, desarrolló síntomas indeseables que mejoraron con la administración de fentanilo, lo que llevó
a un aumento progresivo de la dosis hasta 12 ampollas diarias. Tres días antes del ingreso, suspend
abruptamente el consumo, presentando síntomas de abstinencia como rinorrea hialina, dolor abdominal,
mialgias, artralgias, piloerección, náuseas, vómito, diarrea e insomnio. Mencionó un episodio previo de
paro respiratorio revertido con naloxona. En el examen físico, la paciente estaba estable, sin piloerección
ni nistagmus, presentaba un leve temblor, dolor a la palpación en epigastrio y múltiples punciones y
equimosis en miembros superiores. Se realizaron estudios paraclínicos, incluyendo perfil infeccioso,
ionograma, pruebas de función renal y hepática, TSH y vitamina B12, todos normales. Se inició
tratamiento con metadona (10 mg cada 12 horas), pregabalina (50 mg cada 12 horas) y clonidina (75
mcg cada 12 horas) (14).
Asimismo, en el año 2023 Go SI y colaboradores exponen el caso de un paciente masculino de 55 años
de edad que desarrolló de repente inquietud, acidez de estómago y comportamiento violento 30 minutos
después de tomar oxicodona/naloxona. Se le diagnosticó cáncer gástrico y siembra peritoneal y estaba
en tratamiento con quimioterapia (paclitaxel/ramucirumab) y analgésicos (parche de fentanilo y
morfina). Al alta, se cambió la morfina por oxicodona/naloxona (20 mg dos veces al día), manteniendo
el parche de fentanilo. Aproximadamente 30 minutos después de tomar la oxicodona/naloxona, la
paciente presentó opresión en el pecho, sudoración, bostezos, y signos de confusión (RASS 3). Los
pág. 116
signos vitales mostraban hipertensión (160/80 mmHg), taquicardia (116 latidos/min) y taquipnea (22
respiraciones/min), con pupilas moderadamente dilatadas. Un ECG no mostró signos de infarto, y no
había desaturación. Se sospechó un síndrome de opiáceos inducido por la oxicodona/naloxona. Se
administró oxicodona intravenosa y midazolam, pero la agitación empeoró. Se usó dexmedetomidina
(1,0 μg/kg) que redujo la frecuencia cardíaca y la agitación (RASS 2). Posteriormente, para controlar la
agitación persistente, se administró propofol (1,0 mg/kg), lo que causó una disminución en la frecuencia
respiratoria (5 respiraciones/min) y desaturación (60%). Se administró flumazenil (0,3 mg) y se realizó
respiración de rescate, logrando estabilizar la frecuencia respiratoria y la saturación. Se decidió
continuar solo con dexmedetomidina (0,6 μg/kg/h) durante 3 horas, lo que llevó a una recuperación
completa de la conciencia y resolución de los signos de hiperactividad simpática (15). En este caso, la
paciente desarrolló un síndrome de abstinencia de gravedad moderada 30 minutos después de ingerir
oxicodona/naloxona.
Además, en el año 2021 Olmo y colaboradores dan a conocer el caso de un hombre de 56 años
diagnosticado en 2004 con un tumor neuroendocrino pancreático, que actualmente presenta metástasis
en nódulos, hígado y huesos. Durante su seguimiento, recibió múltiples tratamientos, incluyendo cirugía,
análogos de somatostatina, radiofrecuencia para metástasis hepáticas, quimioterapia
(streptozotocina/doxorrubicina, everolimus, sunitinib) y radionúclidos (lutecio). Debido a un mal
control del dolor por metástasis, se le prescribió terapia con opioides, como oxicodona, así como otros
medicamentos (acetaminofén, fentanilo transmucoso, insulina, metoclopramida y omeprazol).
Por sufrir estreñimiento inducido por opioides (OIC), se le administró naloxegol durante 3 semanas
antes de su ingreso. En su última visita ambulatoria, presentó un aumento en el dolor y el estreñimiento,
por lo que se cambió de oxicodona a una combinación de oxicodona/naloxona, aumentando la dosis.
Poco después de tomar el primer comprimido, experimenagitación severa, ansiedad, sudoración,
taquicardia y desorientación, indicativos de un síndrome de abstinencia opiácea. En la ambulancia,
recibió 15 mg de midazolam intravenoso, con poca mejoría. En el servicio de urgencias, se consideró
un síndrome de abstinencia opiácea y se le administró 10 mg de morfina intravenosa, lo que produjo una
mejora rápida. Se descartaron delirios relacionados con opioides y otras causas orgánicas mediante
análisis de sangre y un escáner cerebral, que resultaron normales. Se discutió la posible causa de sus
pág. 117
síntomas y se realizó un ajuste de medicamentos. El paciente permaneció en observación durante 24
horas. Se revirtió el cambio a oxicodona (sin naloxona) a la dosis anterior de 40 mg dos veces al día y
se continuó con naloxegol. Para evitar el aumento del dolor, se agregó dipirona. El paciente estuvo de
acuerdo con los ajustes y fue dado de alta sin síntomas. Un mes después, asistió a la Clínica de Cuidados
Paliativos Ambulatorios sin episodios similares (16).
DISCUSIÓN
El síndrome de abstinencia a opioides es una complicación muy frecuente del uso de este tipo de
sustancias, y teniendo en cuenta sus manifestaciones clínicas, es muy importante la implementación de
un tratamiento multidisciplinario que incluya una desintoxicación y manejo de la sintomatología
secundaria a este.
La desintoxicación debe realizarse de manera progresiva y adaptada a cada paciente, considerando la
gravedad de los síntomas y sus características individuales. El uso de fármacos como metadona,
buprenorfina y clonidina es efectivo para tratar el síndrome de abstinencia a opioides, mientras que la
reducción gradual de las benzodiazepinas, junto con el apoyo de antipsicóticos o benzodiacepinas de
acción corta en casos de delirium, también resulta una estrategia adecuada. Además, el apoyo
psicológico es crucial para abordar los aspectos emocionales y conductuales relacionados con el
síndrome de abstinencia y el delirium. (17)
Uno de los opioides más comúnmente utilizados es el fentanilo, por lo cual, en su revisión sistemática,
Vidal y colaboradores (2024) mencionan que han surgido dos estrategias principales para el tratamiento.
La primera consiste en la administración de dosis reducidas de agonistas opioides, como la metadona o
la buprenorfina. La segunda estrategia implica el uso de agonistas adrenérgicos alfa-2, como la
lofexidina (aprobada por la FDA para tratar el síndrome de abstinencia por fentanilo) y la clonidina (de
uso no autorizado por la FDA para este fin). Estas estrategias se complementan con un tratamiento
sintomático, que incluye el uso de AINEs (analgésicos no esteroideos), antieméticos, benzodiazepinas,
antihistamínicos, antidiarreicos y antiespasmódicos. (18)
Una vez que se identifican los signos y síntomas y se obtiene la puntuación mediante el uso de las
escalas, se determina el tratamiento adecuado para el individuo con síndrome de abstinencia por
pág. 118
fentanilo. Si la puntuación es inferior a 4, se opta por un tratamiento no farmacológico, el cual incluye
dos componentes clave: el personal y el familiar y social. (19)
El componente personal incluye terapia física y rehabilitación, que ayudan a mejorar la movilidad, la
fuerza muscular y la flexibilidad, lo que contribuye a reducir el dolor en el paciente. También incluye la
terapia ocupacional, que consiste en actividades diarias diseñadas para aliviar el dolor y mejorar la
funcionalidad física y emocional. La terapia cognitivo-conductual es otra herramienta importante, ya
que facilita el manejo del dolor crónico y ofrece estrategias para enfrentar el estrés relacionado con la
condición médica. Finalmente, la terapia psicológica proporciona apoyo para gestionar el impacto
emocional del dolor crónico y las implicaciones del uso de fentanilo. (20)
El componente familiar y social incluye la terapia conductual familiar, que se enfoca en el núcleo
familiar. Su objetivo es fomentar la participación activa de la familia para brindar el apoyo emocional
necesario en la recuperación del paciente, al tiempo que busca modificar comportamientos
problemáticos y establecer patrones saludables en el entorno familiar. La terapia comunicacional
familiar se centra en mejorar la comunicación efectiva entre los miembros de la familia, lo que
contribuye a reducir el estrés emocional. La comprensión y el apoyo continuo de la familia son
fundamentales para mantener la motivación del paciente durante el tratamiento.
Además, el componente familiar y social incluye la terapia comunicacional colectiva, cuyo propósito es
incentivar la participación del paciente en grupos de apoyo comunitarios, proporcionando un espacio
para compartir experiencias, recibir orientación y establecer vínculos con personas que enfrentan
desafíos similares. Si el puntaje en las escalas es superior a 4, se procede al tratamiento farmacológico
según la gravedad de los síntomas del síndrome de abstinencia.
En casos leves, el tratamiento farmacológico se enfoca en aliviar los síntomas con medicación
sintomática. Si el tratamiento es efectivo, se continúa con el abordaje no farmacológico. En situaciones
de moderada gravedad, se aplica un tratamiento farmacológico con opioides, acompañado de
medicación sintomática. El proceso de desintoxicación en esta etapa incluye el uso de agonistas
opioides, reemplazando el fentanilo por un opioide de vida media prolongada y más fácil de manejar, y
pág. 119
agonistas adrenérgicos alfa-2, que actúan sobre los receptores alfa-2 presinápticos en el locus cerebeloso
para bloquear los síntomas neurovegetativos del síndrome de abstinencia por fentanilo. (21)
El tratamiento farmacológico con agonistas opioides implica el uso de metadona o buprenorfina para
abordar la gravedad moderada de los síntomas de abstinencia por fentanilo. La administración de estos
fármacos se lleva a cabo en dos dosis específicas, siendo fundamental gestionar con precisión la
dosificación para garantizar una respuesta efectiva a los síntomas del paciente. En este sentido, este
enfoque integral busca optimizar los beneficios terapéuticos y ofrecer un cuidado adecuado en el
tratamiento del individuo. (22)
El tratamiento farmacológico con agonistas adrenérgicos alfa-2 implica el uso de clonidina y lofexidina.
En ambos casos, no se recomienda su uso rutinario para el tratamiento de la desintoxicación por
fentanilo. Aunque estos fármacos no son opioides, son eficaces para aliviar síntomas asociados con el
síndrome de abstinencia por fentanilo, como la ansiedad, la agitación y la sudoración, lo que facilita el
proceso de desintoxicación. (23)
Si la valoración de gravedad del individuo otorga un puntaje que lo clasifica en una etapa
moderadamente grave o grave, se considera un tratamiento similar al de la etapa moderada. Por lo tanto,
se utiliza un tratamiento farmacológico que combina agonistas opioides y agonistas adrenérgicos alfa-
2, junto con medicación sintomática para controlar los síntomas físicos y psicológicos del paciente. Este
enfoque integral busca estabilizar al individuo, reducir la intensidad de los síntomas y facilitar una
transición hacia una recuperación más segura y controlada.
Una vez que se alcanza la meta del tratamiento farmacológico, el individuo pasa a un tratamiento no
farmacológico. Si se observa una mejoría en el cuadro clínico, se debe realizar un control a los 3, 6 y 12
meses para monitorear la evolución del paciente, con el fin de evitar recaídas y verificar que se logren
mitigar los síntomas de abstinencia por fentanilo, mejorando así su calidad de vida. (24)
pág. 120
CONCLUSIÓN
El síndrome de abstinencia a opioides representa un gran desafío en el ámbito de la medicina y la salud
pública, siendo una complicación significativa asociada al uso prolongado de opioides tanto para fines
terapéuticos como recreativos. La comprensión de los mecanismos neurofisiológicos subyacentes y la
presentación clínica de este síndrome es crucial para desarrollar estrategias de tratamiento efectivas. La
literatura reciente subraya la importancia de un enfoque multidisciplinario que integre tanto
intervenciones farmacológicas como no farmacológicas. El uso de agonistas opioides como metadona y
buprenorfina, junto con agentes adrenérgicos alfa-2 como clonidina, ha demostrado ser efectivo para
mitigar los síntomas de abstinencia y facilitar la desintoxicación. Sin embargo, es vital individualizar el
tratamiento según la gravedad de los síntomas y las características del paciente, asegurando un
monitoreo continuo y ajustes según sea necesario. Además, el componente psicosocial del tratamiento,
que incluye apoyo familiar y comunitario, es esencial para mejorar la adherencia y el bienestar general
del paciente.
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