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concentración, creatividad, comunicación (Velecela-Espinoza, 2020); al tiempo que ayuda a generar
valores tales como el respeto, la tolerancia y habilidades como el trabajo en equipo. En este sentido, la
disponibilidad de instrumentos musicales que haya en la institución, juega un papel muy importante en
el desarrollo de la inteligencia musical; sin embargo, muchos colegios no cuentan con instrumental, o
poseen una mínima cantidad. Pero el hecho de que no hayan instrumentos no quiere decir que no se
pueda abordar la asignatura de educación musical ya que, dentro de esta, existen campos como el canto,
que permite a los estudiantes, conocer su voz y usarla como un instrumento que se puede desarrollar;
Según Velecela-Espinoza (2020), tomar el propio cuerpo como instrumento musical le ayuda al niño o
niña, al auto reconocimiento, al tiempo que a adquirir habilidades musicales como ritmo, conciencia
del tiempo y a relacionarse espacialmente con el entorno. En este sentido, también la danza, la
percusión corporal, los juegos rítmicos y de coordinación, se pueden incorporar al aula como elementos
de expresión corporal y musical (Aranda Benito, 2021).
Por otra parte, es importante realizar la gestión con la dirección institucional, para la consecución de
algunos instrumentos musicales, que contribuyan al mejoramiento de la práctica musical. Dicha gestión,
algunas veces llega a ser infructífera, teniendo en cuenta que generalmente, las instituciones no cuentan
con los recursos económicos necesarios, o en otras ocasiones los recursos se destinan a otros proyectos;
en este sentido, es necesario, que desde la dirección, se realice una destinación de recursos
institucionales equitativa y justa (Guerrero & Ayabaca, 2020). En el caso particular del investigador del
presente artículo, ha contado con total apoyo por parte de la dirección institucional.
Al respecto se considera que, por su utilidad para las clases de música, toda institución mínimamente
debería contar con los siguientes instrumentos: guitarra, organeta, flauta dulce, lira, instrumentos de
percusión (redoblante, bombo, güiro, maracas) y contar con un espacio adecuado para la práctica
musical; preferiblemente un salón o un espacio al aire libre, para que el ruido de los instrumentos no
interfiera con el desarrollo de las clases de otros docentes.
Siguiendo con la idea anterior, es importante que en la clase de música, predomine la práctica, pero que
también se le permita al estudiante entender aspectos teóricos como: duración, intensidad, timbre y
altura; cualidades del sonido (Rodríguez García & Sánchez Cabañas, 2021), que le posibiliten
desarrollar las competencias de sensibilidad, apreciación estética y comunicación (Mineducación,