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Saltar la cuerda no solo contribuye a la salud física y psicológica, sino que también tiene múltiples
beneficios adicionales. Ayuda a quemar calorías de manera efectiva, fortalece la coordinación y el
equilibrio, trabaja diversos grupos musculares, incluidos pantorrillas, cuádriceps, isquiotibiales,
glúteos, abdominales, oblicuos, antebrazos, bíceps, tríceps, hombros, espalda y pecho, mejora la salud
del corazón y la capacidad pulmonar, alivia el estrés y mejora la actividad cerebral, promoviendo un
estilo de vida activo y saludable en cualquier entorno natural (Rodríguez Vázquez, 2021).
Los materiales necesarios para este juego son sogas, lazos, cuerdas o bejucos de 1 a 3 metros o más,
dependiendo de la cantidad de participantes y su edad. Según Pitreli y O'Shea (1989), el acto de saltar
cuerda no es tan simple como parece. Este ejercicio aporta beneficios en el desarrollo de la coordinación
interna del cuerpo, el equilibrio, la agilidad, el ritmo, la velocidad de los miembros y la resistencia
muscular localizada, desarrollando habilidades tanto en los brazos como en las piernas.
El "Salto de Comba Ecológico" es más que un juego; es una herramienta educativa integral que combina
diversión, ejercicio físico y una enseñanza profunda sobre el desarrollo sostenible. A través de esta
actividad, los niños no solo aprenden a coordinar su cuerpo y a mantenerse activos, sino que también
internalizan valores y prácticas que los convertirán en ciudadanos responsables y comprometidos con
el cuidado del medio ambiente.
C. El juego de la Ranita
Es una actividad lúdica y educativa diseñada para estimular la creatividad, el trabajo en equipo y las
habilidades de pensamiento crítico entre los estudiantes. Se desarrolla en varias fases que combinan
elementos artísticos y cognitivos, proporcionando una experiencia de aprendizaje integral y divertida.
Fomenta la participación activa y la interacción entre los estudiantes, destacándose por su simplicidad
y versatilidad, lo que permite adaptaciones temáticas según los objetivos educativos. Puede utilizarse
para repasar contenidos académicos, desarrollar habilidades sociales o como una actividad recreativa
que fomenta la diversión y la cooperación.
El juego comienza con la fase de creación y personalización. Cada estudiante recibe un vaso plástico
para decorar a su gusto utilizando pinturas, marcadores y otros materiales artísticos. Esta etapa fomenta
la expresión individual y la creatividad, fortaleciendo el sentido de pertenencia y orgullo por su
contribución al juego.