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liberación de proteínas no estructurales como NS1 y citoquinas proinflamatorias, provoca inicialmente
la injuria endotelial, que inicia todo el desarrollo de fuga plasmática; el papel de la NS1 va mucho más
ligado a un daño en la membrana celular, por su degradación directa del ácido siálico y heparán sulfato
que al final es tan grande el daño que se pierde la integridad del endotelio (13,14,15).
Las citoquinas principalmente el TNF-α y las interleucinas (IL), aumentan aún más la permeabilidad
endotelial y en casos directos pueden generar vasodilatación potenciada por oxido nítrico mediado por
IL-1β tras la liberación plaquetaria (11,12,15). La alta afinidad del DENV por células madre, se ve
reflejada en su interacción con células hematopoyéticas en la medula ósea, una de las principales
consecuencias de la leucopenia y trombocitopenia inicial de la enfermedad, así mismo el virus infecta
directamente las plaquetas, activándolas y provocando su apoptosis (16,17).
Son muchos los factores de riesgos asociados a la infección por dengue, pero uno de los crecientes en
los últimos años son el sobrepeso y la obesidad, definidos como una acumulación anormal o excesiva
de grasa que presenta un riesgo para la salud. (18,19), en la edad pediátrica existen distintos métodos
para medir el peso corporal, no hay un estándar general que lo clasifique a diferencia de lo que vemos
en adultos, se define el sobrepeso y la obesidad utilizando los estándares de la OMS. En niños y
adolescentes utilizando puntos de corte de edad y sexo: sobrepeso definido como índice de masa
corporal (IMC) ≥ percentil 85 y < percentil 95 o porcentaje de peso para la altura de > 110%; obesidad
definida como IMC ≥ percentil 95 o porcentaje de peso para la altura de más de 120%.
La obesidad representa una problemática mundial de salud pública (20), en 2016, la OMS informo
prevancelias de obesidad y sobrepeso superiores del 28.6% en la región de las Américas (21,22), algo
preocupante sobretodo por el daño genético, inmunológico, inflamatorio, económico y social que
representa esta condición, que día a día crece con mayor frecuencia, con un amplio margen en edades
pediátricas (22,24).
Las implicaciones fisiopatológicas de la asociación de Obesidad y dengue, van ligadas al aumento de la
respuesta inflamatoria guiada por citoquinas(18,19); desde la primera década del siglo XXI se vienen
planteando hipótesis, como menciono Calabro P. et al (25), asociando el aumento de la deposición de
tejido adiposo en individuos obesos conducia a una mayor producción de interleucina-seis (IL-6),
interleucina-ocho (IL-8) y factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), este grupo de citoquinas fueron