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Las mipyme son, en conjunto, las organizaciones más influyentes del mundo debido a su aporte al
Producto Interno Bruto y al personal ocupado, sin embargo, al mismo tiempo enfrentan una complejidad
cada vez mayor generada principalmente por el incremento de la población y de las operaciones que se
realizan, así como por el avance científico y tecnológico necesario para agilizar la satisfacción del
mercado, aunado a esto, las empresas han adoptado un principio organizacional que dice que “el
crecimiento económico es bueno” lo que potencia la complejidad referida gestando una red global cada
vez más compleja (Espinoza et al., 2011).
Hoy en día, las mipymes y los empresarios enfrentan un contexto caracterizado por profundas
transiciones, lo que hace que el proceso de desarrollo y crecimiento de estas empresas sea
considerablemente más complejo que en décadas anteriores. Las mipymes son vistas en muchas
regiones como motores de crecimiento en entornos económicos desafiantes y de rápida transformación,
lo cual se asocia a la capacidad de innovación y emprendimiento. Comprender cómo gestionar estas
empresas en un entorno caótico y altamente interconectado resulta esencial. En este contexto,
fenómenos como la globalización, la internacionalización y la creación de redes de innovación plantean
nuevos desafíos para este tipo de organizaciones, obligándoles a adaptarse a un escenario dinámico y
en constante cambio (Christensen et al., 2006).
Organismos internacionales han llevado a cabo análisis detallados y periódicos sobre el sector de las
mipymes: En colaboración con la Secretaría de Economía de México, el Banco Mundial identificó
varios desafíos clave para estas empresas, tales como: dificultades para acceder a financiamiento,
carencia de asesoría empresarial, problemas administrativos, bajo nivel de capacitación de los recursos
humanos, falta de acceso a mercados, tecnología limitada y deficiencias organizativas (Kuznetsov et
al., 2008). Asimismo, un informe de la OECD (2007) subrayó como principales debilidades de las
mipymes el insuficiente conocimiento técnico, la baja calidad tecnológica y el limitado acceso a fondos.
A través de la historia, estos patrones de desafíos han sido constantes en las micro y pequeñas empresas
a nivel global (Committee of Inquiry on Small Firms, Great Britain, 1972). Sin embargo, pese a los
esfuerzos del gobierno mexicano para abordar estos problemas, solo una de cada cinco mipymes
sobrevive al primer año de operación (Duarte, 2008), el 82.5% desaparecen del mercado antes de
cumplir dos años debido a que no son rentables (Flores, 2013) y su expectativa de vida es de un