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INTRODUCCIÓN
El mercado laboral contemporáneo se encuentra en constante evolución, impulsado por factores como
la globalización, la digitalización y los cambios socioeconómicos, lo que plantea desafíos significativos
para los profesionales emergentes. En este contexto, la adaptabilidad se ha convertido en una habilidad
clave, indispensable para responder a las exigencias del entorno laboral. Las prácticas preprofesionales
han demostrado ser un elemento crucial en el proceso formativo de los estudiantes, al proporcionarles
un espacio donde pueden experimentar y adquirir habilidades prácticas en situaciones laborales reales
(Fernández-Marcial, 2021); (Silva, 2018). Estas experiencias permiten a los estudiantes desarrollar
competencias técnicas y blandas que, en conjunto, potencian su capacidad para manejar entornos de
trabajo en constante cambio.
Según (Coll, 2017), el aprendizaje práctico durante las prácticas permite a los estudiantes adquirir
conocimientos y habilidades específicas, mientras que también favorece el desarrollo de habilidades
interpersonales y de comunicación, lo cual es esencial para la integración efectiva en equipos de trabajo.
Por otro lado, (Eby, 2016) destacan que las prácticas fomentan el desarrollo de la resiliencia y la
flexibilidad, competencias fundamentales para enfrentar situaciones imprevistas en el ámbito laboral.
Además, (Lave, 2015) subrayan la importancia de las prácticas como contextos de aprendizaje situado,
donde los estudiantes se integran en comunidades de práctica que enriquecen su experiencia profesional
y fortalecen su identidad ocupacional.
Asimismo, la relación entre prácticas preprofesionales y empleabilidad es evidente. Los estudiantes que
participan en estas experiencias tienen una mayor probabilidad de empleabilidad, ya que logran una
transición más fluida al mundo laboral (Knight, 2016).
En un estudio realizado por (Ríos-Aguilar, 2018), se evidenció que las prácticas en contextos laborales
reales permiten a los estudiantes adaptarse mejor a nuevas tecnologías, metodologías de trabajo y
cambios estructurales en el mercado. De igual manera, (Valverde, 2019) resalta que las prácticas
contribuyen a la adquisición de habilidades adaptativas, tales como la capacidad de innovación y la
resiliencia ante desafíos profesionales.