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INTRODUCCIÓN
La educación es un proceso multifacético, que no solo se limita a la transmisión de conocimientos
Camperos (2017); por ello, la figura y misionalidad del docente, ha ido cambiando y va más allá del
tradicional "sabio en el estrado", convirtiéndose en un guía y facilitador del aprendizaje Ginneth (2023);
desde esta medida para Acevedo & Ramos (2016) este cambio, requiere una resignificación de la labor
docente, entendiendo que el contexto actual demanda prácticas pedagógicas, que respondan a las
necesidades de una sociedad diversa con tendencias a evolucionar en distintos sentidos Varela (2018);
por ello, para Rey-Tarazona & Guevara-Mejía (2021) en este escenario, la inclusión de diferentes
metodologías y enfoques pedagógicos, se vuelve esencial para atender a un alumnado heterogéneo, que
presenta variadas formas de aprender, distintas realidades culturales y sociales.
En ese contexto, para Rey (2008) la transformación del rol docente, no solo implica un cambio en las
prácticas educativas, sino también en la relación entre docentes y estudiantes; ya que este nuevo enfoque
promueve una interacción más equitativa, donde los estudiantes son vistos como cocreadores de su
aprendizaje, donde tienen la facilidad de participar activamente en sus procesos educativos, en lugar de
ser receptores pasivos de información, convirtiéndose en protagonistas del aprendizaje y enseñanza, lo
que potencia su motivación y compromiso; para Guerrero-Cuentas & Medina (2020a) este modelo no
solo favorece un aprendizaje significativo, sino que también fomenta la autonomía y la responsabilidad
en los estudiantes, preparándolos para ser ciudadanos críticos y participativos.
Por otra parte, para Guerrero-Cuentas & Medina (2020b) este modelo, reconoce la importancia de
desarrollar habilidades blandas, como la comunicación, el trabajo en equipo y la resolución de
conflictos, que son cruciales para el desarrollo integral de los estudiantes; desde luego estas
competencias son esenciales, en un mundo laboral que valora cada vez más la capacidad de colaborar y
adaptarse a diversas situaciones, por ello la educación debe ir más allá de la mera adquisición de
conocimientos académicos, incorporando enfoques integrales que contemplen el bienestar emocional y
social del alumnado Helena & Lindsay (2022).
Sumado a esto, el avance tecnológico y el acceso a la información más rápido, han modificado
radicalmente el panorama educativo, forzando a los docentes a estar mejor y más preparados para
integrar herramientas digitales en su enseñanza, fomentando no solo la adquisición de conocimientos,