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INTRODUCCIÓN
En los últimos años, el debate entre el uso de material concreto y recursos digitales ha cobrado
relevancia en el ámbito educativo, especialmente en la búsqueda de métodos que garanticen un
aprendizaje inclusivo y efectivo. Ambos enfoques representan paradigmas complementarios en el
diseño y aplicación de estrategias de enseñanza, pero también plantean diferencias significativas en
términos de accesibilidad, personalización, y eficacia pedagógica. Mientras el material concreto ofrece
una experiencia sensorial y manipulativa directa que favorece la comprensión de conceptos abstractos,
los recursos digitales aportan flexibilidad, adaptabilidad, y posibilidades ilimitadas de interacción y
personalización en el proceso de aprendizaje.
El uso de material concreto se basa en el principio de que los estudiantes, especialmente en etapas
tempranas, aprenden mejor a través de experiencias táctiles y visuales. Según Cárdenas y Morocho
(2020), los objetos físicos como bloques, tarjetas y modelos tridimensionales permiten a los
estudiantes interactuar directamente con los conceptos, facilitando la construcción de significados a
través de experiencias prácticas. Esta interacción multisensorial es particularmente beneficiosa para
estudiantes que presentan dificultades de aprendizaje o necesidades educativas específicas, ya que
ofrece una vía tangible para abordar conceptos abstractos que podrían resultar complejos en formatos
puramente teóricos o digitales.
No obstante, aunque el material concreto es valioso por su capacidad de involucrar a los estudiantes de
manera activa, presenta limitaciones en cuanto a su alcance y adaptabilidad. Por ejemplo, en contextos
donde las aulas son diversas, los materiales concretos pueden no ser suficientemente versátiles para
atender las necesidades específicas de cada estudiante. Además, su diseño y fabricación pueden ser
costosos y poco sostenibles, especialmente en entornos educativos con recursos limitados.
Por otro lado, los recursos digitales, como aplicaciones interactivas, simuladores, y plataformas de
aprendizaje en línea, representan un enfoque moderno y accesible que amplía las posibilidades
pedagógicas. Basados en los principios de accesibilidad universal que promueve el Diseño Universal
de Aprendizaje (DUA), estos recursos permiten que los estudiantes accedan al contenido a través de
múltiples medios, como textos, imágenes, videos y simulaciones interactivas (García, 2024).
En este escenario, la adaptabilidad de los recursos digitales es especialmente útil para estudiantes con