UTILIDAD CLÍNICA DE BIOMARCADORES
EN LA EVALUACIÓN DEL RIESGO DE
OSTEOPOROSIS EN ADULTOS MAYORES:
UNA REVISIÓN SISTEMÁTICA
CLINICAL UTILITY OF BIOMARKERS IN THE ASSESSMENT
OF OSTEOPOROSIS RISK IN OLDER ADULTS:
A SYSTEMATIC REVIEW
Saira Alexandra Ullaguari Cuenca
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Rosa Elizabeth Jiménez Soto
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Mayra Anayelly Sumba Ramón
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Vanegas-Espinoza Isaac John
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Jonathan Jefferson Jima Blacio
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Leodan Antonio MacasGonzález
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
Dr. Victor Euclides Briones Morales
Universidad Técnica de Machala, Ecuador
pág. 2547
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i6.15032
Utilidad Clínica de Biomarcadores en la Evaluación del Riesgo de
Osteoporosis en Adultos Mayores: Una Revisión Sistemática
Saira Alexandra Ullaguari Cuenca
1
sullaguar1@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0009-0002-7887-0148
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
Rosa Elizabeth Jiménez Soto
rjimenez@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0009-0006-3685-3568
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
Mayra Anayelly Sumba Ramón
msumba3@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0009-0004-2376-0173
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
Isaac John Vanegas Espinoza
jvanegas6@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0009-0002-2173-214X
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
Jonathan Jefferson Jima Blacio
jjima2@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0009-0002-2603-4551
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
Leodan Antonio Macas González
lmacas4@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0009-0007-8500-2951
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
Dr. Victor Euclides Briones Morales
vbriones@utmachala.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-2394-4624
Universidad Técnica de Machala
Ecuador
RESUMEN
El presente artículo revisa la utilidad clínica de los biomarcadores en la evaluación del riesgo de
osteoporosis en adultos mayores. Se destaca la importancia de identificar tempranamente a los
individuos en riesgo para implementar estrategias de prevención y tratamiento efectivas. A través de
una revisión sistemática, se analizan diversos biomarcadores bioquímicos, genéticos y epigenéticos,
que proporcionan información complementaria a las técnicas tradicionales, como la densitometría ósea.
Se observa que la combinación de biomarcadores permite una evaluación más integral del riesgo,
considerando factores físicos y genéticos. Además, se explora el potencial del microbioma en la salud
ósea, sugiriendo nuevas oportunidades para la intervención. La implementación de estos biomarcadores
en la práctica clínica debe ser cuidadosa y complementaria a la evaluación convencional. En conclusión,
la investigación continua en este campo es esencial para optimizar el manejo de la osteoporosis y
mejorar la calidad de vida de los adultos mayores.
Palabras clave: biomarcadores, osteoporosis, adultos mayores, evaluación del riesgo, salud ósea
1
Autor principal.
Correspondencia: jvanegas6@utmachala.edu.ec
pág. 2548
Clinical Utility of Biomarkers in the Assessment of Osteoporosis Risk in
Older Adults: A Systematic Review
ABSTRACT
This article reviews the clinical utility of biomarkers in the assessment of osteoporosis risk in older
adults. The importance of early identification of individuals at risk in order to implement effective
prevention and treatment strategies is highlighted. Through a systematic review, various biochemical,
genetic and epigenetic biomarkers are analyzed, which provide complementary information to
traditional techniques, such as bone densitometry. It is observed that the combination of biomarkers
allows a more comprehensive assessment of risk, considering physical and genetic factors. In addition,
the potential of the microbiome in bone health is explored, suggesting new opportunities for
intervention. The implementation of these biomarkers in clinical practice should be careful and
complementary to conventional assessment. In conclusion, continued research in this field is essential
to optimize osteoporosis management and improve the quality of life of older adults.
Keywords: biomarkers, osteoporosis, older adults, risk assessment, bone health
Artículo recibido 02 octubre 2024
Aceptado para publicación: 10 noviembre 2024
pág. 2549
INTRODUCCIÓN
La osteoporosis es una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por la disminución de la densidad
mineral ósea (DMO) y la alteración de la microarquitectura ósea, lo que aumenta significativamente el
riesgo de fracturas. Esta patología, que afecta principalmente a mujeres posmenopáusicas y a adultos
mayores, representa un importante problema de salud pública a nivel mundial. Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 200 millones de personas en el mundo padecen
osteoporosis, y su incidencia aumenta con la edad. En los adultos mayores, las fracturas derivadas de la
osteoporosis, especialmente las de cadera y columna, pueden causar complicaciones graves, como
inmovilidad prolongada, discapacidad y un aumento considerable en la mortalidad. Estas consecuencias
no solo impactan la calidad de vida de los pacientes, sino que también implican elevados costos para
los sistemas de salud, debido a la necesidad de hospitalización, rehabilitación y cuidados a largo plazo
1
.
En este contexto, la identificación temprana de personas en riesgo de desarrollar osteoporosis se vuelve
esencial para implementar intervenciones preventivas y terapéuticas que retrasen la progresión de la
enfermedad. Actualmente, la DMO medida mediante densitometría ósea de absorción dual de rayos X
(DXA) es el método estándar para diagnosticar osteoporosis. Sin embargo, esta técnica presenta
limitaciones, como su baja sensibilidad para detectar cambios tempranos en la calidad ósea y el hecho
de que la DMO no siempre se correlaciona con el riesgo de fractura, especialmente en poblaciones
diversas. Por esta razón, los investigadores han explorado la utilidad de los biomarcadores óseos como
herramientas complementarias en la evaluación del riesgo de osteoporosis y en el monitoreo de la
efectividad de las terapias farmacológicas
1
.
Los biomarcadores óseos reflejan el metabolismo óseo en sus dos componentes principales: la
formación y la resorción ósea. Entre los marcadores de formación ósea se incluyen la fosfatasa alcalina
ósea (FAO), la osteocalcina y el propéptido amino-terminal del procolágeno tipo I (P1NP). En cuanto
a los marcadores de resorción, se destacan el telopeptido C-terminal del colágeno tipo I (CTX) y el
telopeptido N-terminal del colágeno tipo I (NTX). Estos biomarcadores ofrecen información dinámica
sobre el recambio óseo, que puede ser útil para evaluar la actividad de la enfermedad en tiempo real y
para predecir el riesgo de fractura, independientemente de la DMO
1,2
.
pág. 2550
La investigación sobre la utilidad de los biomarcadores en la osteoporosis ha avanzado
significativamente en las últimas décadas, y diversos estudios han sugerido que estos pueden tener un
papel clave en la identificación de individuos con alto riesgo de fractura. Además, los biomarcadores
ofrecen la ventaja de ser evaluables a través de análisis de sangre o de orina, lo cual resulta menos
invasivo y más accesible en comparación con la densitometría ósea. Sin embargo, a pesar de su
potencial, la implementación de los biomarcadores en la práctica clínica aún enfrenta desafíos, como la
variabilidad en los valores de referencia, la influencia de factores extrínsecos (como la dieta y el nivel
de actividad física) y la falta de estandarización en los métodos de medición
2
.
Esta revisión sistemática tiene como objetivo analizar la evidencia actual sobre la utilidad clínica de los
biomarcadores en la evaluación del riesgo de osteoporosis en adultos mayores. Se busca examinar la
validez de los diferentes biomarcadores óseos para predecir el riesgo de fractura y su papel en el
monitoreo de la progresión de la osteoporosis y la respuesta al tratamiento. De igual forma, se discutirán
los desafíos metodológicos y clínicos que limitan su aplicación generalizada, así como las posibles
estrategias para superar estas barreras. La revisión también explorará los avances recientes en el
desarrollo de nuevos biomarcadores y su posible integración en modelos de riesgo multifactoriales que
incluyan tanto factores clínicos como genéticos
1,3
.
En base a lo anterior mencionado, el análisis detallado de los biomarcadores óseos podría contribuir a
una evaluación del riesgo de osteoporosis más precisa y personalizada, permitiendo la identificación de
individuos que podrían beneficiarse de intervenciones preventivas antes de la aparición de fracturas.
Dada la creciente carga de osteoporosis en la población envejecida, esta investigación es
particularmente relevante, ya que ofrece una vía para optimizar los recursos de salud y mejorar los
resultados en los pacientes.
METODOLOGÍA
La presente revisión sistemática se basa en un enfoque metodológico de carácter exclusivamente
bibliográfico y analítico, centrado en la recopilación, evaluación y síntesis de la literatura científica
disponible sobre la utilidad clínica de biomarcadores en la evaluación del riesgo de osteoporosis en
adultos mayores. Este enfoque permite consolidar el conocimiento actual, detectar patrones y analizar
pág. 2551
los hallazgos más relevantes en torno a los biomarcadores óseos, además de identificar áreas de
consenso y controversia dentro del campo de la osteoporosis.
Para este estudio, se definieron criterios específicos de inclusión y exclusión con el fin de asegurar la
relevancia, calidad y actualidad de la información analizada. Se incluyeron únicamente estudios
publicados en los últimos diez años (2014-2024) en revistas científicas revisadas por pares, que
abordaran específicamente la relación entre los biomarcadores óseos y el riesgo de osteoporosis en
adultos mayores. En cuanto al tipo de publicaciones, se seleccionaron estudios de cohorte, revisiones
sistemáticas y metaanálisis que ofrecieran evidencia sólida en la temática. Además, se priorizaron
investigaciones en inglés y español para ampliar la cobertura lingüística. Se excluyeron aquellos
estudios que no abordaban explícitamente la utilidad de los biomarcadores en la osteoporosis, los que
se enfocaban en poblaciones más jóvenes (menores de 60 años), y las cartas al editor, artículos de
opinión y estudios de caso únicos, ya que estos no aportaban evidencia empírica suficiente.
La recolección de información se llevó a cabo mediante búsquedas exhaustivas en bases de datos
académicas reconocidas, como PubMed, Scopus, Web of Science y Google Scholar, que se destacan
por su alcance y especialización en ciencias de la salud y medicina. Para obtener resultados pertinentes
y específicos, se utilizaron términos de búsqueda combinados, como “biomarkers,” “osteoporosis,”
“elderly,” y “fracture risk,” así como sus equivalentes en español. Asimismo, se aplicaron operadores
booleanos en las búsquedas, lo que permitió refinar los resultados y optimizar la relevancia de los
estudios encontrados.
El proceso de selección de los estudios siguió varias etapas. En una primera fase, se realizó una revisión
preliminar de títulos y resúmenes para descartar artículos que no cumplían con los criterios de inclusión.
Posteriormente, en una segunda fase, se revisaron los textos completos de los estudios seleccionados
para confirmar su pertinencia y su alineación con los objetivos de esta revisión. Finalmente, aquellos
artículos que cumplían con todos los requisitos fueron seleccionados para el análisis detallado y la
síntesis de sus datos.
El análisis de la información recopilada se efectuó siguiendo un enfoque cualitativo, que permitió
examinar cada estudio en función de su metodología, los tipos de biomarcadores evaluados, sus
principales hallazgos y conclusiones relevantes para el riesgo de osteoporosis en adultos mayores.
pág. 2552
Los datos fueron organizados en categorías, como biomarcadores de formación ósea y biomarcadores
de resorción ósea, para facilitar la comparación y análisis de los estudios. Además, se consideraron los
contextos clínicos y las limitaciones reportadas en cada investigación para ofrecer una perspectiva
integral sobre la aplicabilidad de estos biomarcadores.
Finalmente, los resultados del análisis se estructuraron en secciones temáticas, abordando aspectos
como la identificación de biomarcadores específicos asociados al riesgo de osteoporosis, la evidencia
sobre su efectividad en la evaluación del riesgo de fracturas en adultos mayores, y los desafíos y
perspectivas futuras para su implementación en la práctica clínica. Esta metodología bibliográfica y
analítica busca, en última instancia, ofrecer una comprensión sólida y actualizada de la utilidad de los
biomarcadores óseos en la osteoporosis, proporcionando una base informativa relevante para futuras
investigaciones y aplicaciones en el campo de la salud.
DESARROLLO
Conceptualización de la Osteoporosis en Adultos Mayores y su Impacto en la Salud Pública
La osteoporosis es una enfermedad sistémica del esqueleto caracterizada por una baja densidad mineral
ósea y una degradación de la microarquitectura ósea, lo cual incrementa la fragilidad de los huesos y el
riesgo de fracturas. Esta condición es especialmente prevalente en la población de adultos mayores
debido a los cambios fisiológicos relacionados con el envejecimiento, y constituye un problema
creciente de salud pública en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la
osteoporosis afecta principalmente a personas mayores de 50 años, y su incidencia es más alta en
mujeres posmenopáusicas debido a la disminución de los niveles de estrógenos, hormona crucial en el
mantenimiento de la densidad ósea. No obstante, los hombres también están en riesgo, especialmente a
medida que envejecen, aunque la pérdida de masa ósea en ellos suele ser más lenta y se desarrolla en
una etapa de vida posterior
4
.
El impacto de la osteoporosis en los adultos mayores va más allá de la pérdida de masa ósea y la
fragilidad ósea. Las fracturas resultantes, particularmente las de cadera, columna vertebral y muñeca,
tienen consecuencias graves para la calidad de vida de los pacientes, incrementando la mortalidad y
disminuyendo la movilidad e independencia de los individuos afectados.
pág. 2553
La fractura de cadera, en particular, es una de las consecuencias más debilitantes, ya que en muchos
casos requiere intervenciones quirúrgicas, hospitalización prolongada y rehabilitación. Se estima que
hasta el 30% de las personas que sufren una fractura de cadera pueden fallecer dentro de un año de la
lesión debido a complicaciones asociadas, como infecciones y enfermedades cardiovasculares. Para
quienes sobreviven, las secuelas suelen incluir pérdida de la independencia, necesidad de ayuda para
realizar las actividades diarias y un deterioro general en la calidad de vida
3,4
.
Desde una perspectiva de salud pública, la osteoporosis representa un desafío significativo debido a los
altos costos que conlleva su tratamiento y manejo. El aumento de la esperanza de vida y el
envejecimiento de la población mundial han contribuido a que la osteoporosis se convierta en una carga
económica importante para los sistemas de salud. En muchos países, los gastos asociados al tratamiento
de fracturas osteoporóticas y a la rehabilitación de los pacientes están en constante aumento, lo que
subraya la necesidad de estrategias efectivas de prevención y diagnóstico temprano. En este sentido, el
reconocimiento de la osteoporosis como una prioridad de salud pública ha impulsado la implementación
de programas de detección, educación y tratamiento que buscan reducir su prevalencia y mejorar la
calidad de vida de los afectados
5
.
En la práctica clínica, la osteoporosis se diagnostica a menudo mediante la densitometría ósea de
absorción de rayos X de enera dual (DEXA), un método que permite medir la densidad mineral ósea
y evaluar el riesgo de fracturas en los pacientes. No obstante, este enfoque diagnóstico presenta
limitaciones, ya que no siempre permite predecir con precisión la probabilidad de fracturas en ciertos
pacientes, especialmente en aquellos cuya densidad ósea está cerca del umbral de diagnóstico. En este
contexto, los biomarcadores óseos han emergido como una herramienta complementaria prometedora
en la evaluación del riesgo de osteoporosis, ya que proporcionan información sobre los procesos de
formación y resorción ósea, que pueden variar significativamente entre los individuos y reflejar cambios
metabólicos no evidentes en la densitometría ósea
6
.
La osteoporosis no solo afecta a los individuos a nivel físico, sino que también tiene un impacto
psicológico considerable. Las personas mayores que han sufrido fracturas osteoporóticas suelen
experimentar miedo a caídas futuras, ansiedad y una pérdida de confianza en sus habilidades físicas, lo
que limita su participación en actividades diarias y reduce su calidad de vida.
pág. 2554
El riesgo de aislamiento social y depresión es alto en esta población, debido a la pérdida de autonomía
y a las restricciones físicas resultantes de la osteoporosis. Estos factores resaltan la importancia de una
atención integral en el manejo de la osteoporosis, que no solo considere el aspecto sico de la
enfermedad, sino también sus implicaciones emocionales y sociales para los pacientes
7
.
Por ello, la osteoporosis en adultos mayores es una enfermedad compleja y multifactorial que representa
un reto significativo para la salud pública. Su alta prevalencia y las graves consecuencias físicas,
emocionales y económicas asociadas destacan la necesidad de estrategias de diagnóstico y prevención
efectivas. La investigación en biomarcadores ofrece una vía prometedora para mejorar la evaluación
del riesgo y el manejo de la osteoporosis, contribuyendo a reducir la carga de la enfermedad en la
población de adultos mayores y a promover una mayor calidad de vida.
Biomarcadores Óseos: Tipos y Mecanismos en la Evaluación de la Osteoporosis
Los biomarcadores óseos representan una de las herramientas emergentes más prometedoras en la
medicina para el diagnóstico y manejo de la osteoporosis. Permiten evaluar el metabolismo óseo
mediante la medición de moléculas específicas que reflejan la actividad celular de los huesos,
ofreciendo un enfoque dinámico y menos invasivo en comparación con métodos tradicionales como la
densitometría ósea. Estos biomarcadores se dividen en dos categorías principales: los marcadores de
formación ósea, que reflejan la actividad osteoblástica, y los marcadores de resorción ósea, que indican
la actividad osteoclástica. Su uso es particularmente importante en adultos mayores, en quienes la
osteoporosis constituye un riesgo elevado de morbilidad y mortalidad
8
.
Biomarcadores de Formación Ósea
Los biomarcadores de formación ósea reflejan la actividad de las lulas osteoblásticas, responsables
de sintetizar nuevo tejido óseo, lo cual es crucial en el proceso de remodelación ósea. La fosfatasa
alcalina ósea (BAP) es uno de los biomarcadores más ampliamente estudiados y de uso clínico, ya que
es específica de los huesos y se correlaciona con la formación ósea. Esta enzima desempeña un papel
fundamental en la mineralización ósea y se utiliza como un indicador de la actividad osteoblástica. Otro
biomarcador relevante es la osteocalcina, una proteína producida principalmente por los osteoblastos y
que se asocia con el proceso de mineralización y el fortalecimiento de la matriz ósea.
pág. 2555
Además, el propéptido N-terminal del procolágeno tipo I (P1NP) es otro biomarcador importante de la
síntesis de colágeno, proteína estructural esencial del hueso
7,8
.
El análisis de estos marcadores de formación ósea permite una evaluación más detallada de los procesos
anabólicos del hueso y sugiere si el paciente está en un estado de regeneración ósea adecuado o si existe
una insuficiencia en la actividad osteoblástica. En el contexto de la osteoporosis, la reducción de la
formación ósea es uno de los factores clave que contribuye a la pérdida de masa ósea. Estos
biomarcadores son útiles tanto para el diagnóstico inicial como para el monitoreo de la respuesta al
tratamiento, ya que permiten observar en tiempo real si las terapias anabólicas están promoviendo la
formación ósea.
Biomarcadores de Resorción Ósea
La resorción ósea es el proceso mediante el cual los osteoclastos descomponen el tejido óseo, liberando
minerales, especialmente calcio, a la circulación sanguínea. En un estado de salud ósea óptima, existe
un equilibrio entre la formación y la resorción ósea; sin embargo, en la osteoporosis, este equilibrio se
rompe, y el aumento en la actividad osteoclástica lleva a una pérdida de masa ósea. Los biomarcadores
de resorción ósea, como el telopéptido C-terminal del colágeno tipo I (CTX) y el telopéptido N-terminal
del colágeno tipo I (NTX), reflejan la degradación del colágeno óseo y son indicadores de la actividad
de los osteoclastos. Otros biomarcadores de resorción incluyen la deoxipiridinolina, un marcador de la
descomposición del colágeno tipo I, que se eleva en condiciones de aumento de la resorción ósea
9
.
La medición de estos marcadores proporciona una herramienta valiosa para identificar desequilibrios
en la remodelación ósea y, en particular, el predominio de la resorción sobre la formación ósea en los
adultos mayores con osteoporosis. La medición de CTX y NTX es útil para evaluar el estado metabólico
del hueso y para anticipar un riesgo elevado de fracturas. En el contexto clínico, estos marcadores son
de gran utilidad para monitorizar la efectividad de tratamientos antiresortivos, como los bisfosfonatos
y el denosumab, los cuales buscan reducir la actividad osteoclástica y minimizar la pérdida de hueso
10
.
Integración de Biomarcadores en la Evaluación Clínica de la Osteoporosis
La incorporación de biomarcadores en la práctica clínica permite una evaluación más precisa y
personalizada del riesgo de osteoporosis y fracturas en los adultos mayores.
pág. 2556
Al combinar la información obtenida de los biomarcadores de formación y resorción ósea, se puede
obtener una visión más completa del estado del metabolismo óseo en cada paciente. Esta información
es especialmente útil para la detección temprana de osteoporosis en individuos que pueden no mostrar
aún una reducción significativa en la densidad ósea medida por densitometría, permitiendo
intervenciones preventivas tempranas que podrían retrasar la progresión de la enfermedad
11
.
Por ejemplo, en casos de pacientes con niveles elevados de marcadores de resorción ósea, el clínico
podría priorizar terapias dirigidas a reducir la actividad osteoclástica y, en paralelo, implementar
estrategias de soporte nutricional y ejercicio para fortalecer la formación ósea. Por otro lado, en
pacientes con marcadores de formación reducidos, las estrategias terapéuticas podrían enfocarse en
estimular la actividad osteoblástica. Así, los biomarcadores proporcionan datos relevantes para adaptar
el enfoque terapéutico a las necesidades metabólicas específicas de cada paciente
12
.
Limitaciones en el Uso de Biomarcadores Óseos y Necesidad de Estandarización
A pesar del valor potencial de los biomarcadores óseos en la evaluación de la osteoporosis, existen
algunas limitaciones que han restringido su implementación amplia en la práctica clínica. La
variabilidad interindividual y factores como la edad, el sexo, la dieta y el estado hormonal influyen en
los niveles de biomarcadores, lo que puede dificultar la interpretación precisa de los resultados. La
concentración de ciertos biomarcadores puede fluctuar a lo largo del día, lo cual plantea desafíos para
obtener mediciones consistentes y precisas. Además, las condiciones médicas subyacentes o los
medicamentos pueden alterar los niveles de biomarcadores óseos, añadiendo una capa adicional de
complejidad en su uso clínico
13
.
Para maximizar la utilidad de los biomarcadores óseos, es esencial contar con valores de referencia
específicos para cada grupo de edad y sexo, y establecer protocolos de medición estandarizados que
minimicen la variabilidad. La investigación en esta área continúa avanzando, y algunos estudios
sugieren la combinación de múltiples biomarcadores como una estrategia para mejorar la precisión y
confiabilidad de los resultados. La identificación de patrones de cambio en los niveles de varios
biomarcadores también podría ayudar a mejorar la interpretación clínica y a facilitar la toma de
decisiones en el manejo de la osteoporosis
12,13
.
pág. 2557
Utilidad de los Biomarcadores Óseos en la Predicción de Fracturas
La osteoporosis es conocida por incrementar significativamente el riesgo de fracturas, especialmente
en adultos mayores, lo que puede llevar a una disminución de la calidad de vida, pérdida de autonomía
y, en muchos casos, a una mayor mortalidad. La capacidad para predecir el riesgo de fracturas en
pacientes con osteoporosis es un aspecto esencial en la práctica clínica, ya que permite implementar
estrategias preventivas para minimizar este riesgo. Los biomarcadores óseos, en este contexto, ofrecen
una herramienta adicional que, junto a la densitometría ósea, permite evaluar con mayor precisión el
riesgo de fractura, proporcionando una visión más dinámica del estado del hueso
14
.
Predicción de Fracturas a Través de Biomarcadores de Resorción Ósea
Diversos estudios han indicado que los niveles elevados de biomarcadores de resorción ósea están
asociados con un mayor riesgo de fracturas, particularmente en personas con osteoporosis.
Biomarcadores como el telopéptido C-terminal del colágeno tipo I (CTX) y el telopéptido N-terminal
del colágeno tipo I (NTX) reflejan una actividad osteoclástica elevada y, por lo tanto, una aceleración
en la pérdida de masa ósea. Esta actividad intensificada de los osteoclastos puede llevar a un
adelgazamiento de la estructura ósea, debilitando el hueso y haciéndolo más susceptible a las fracturas
ante caídas o incluso bajo esfuerzos menores
15
.
En estudios de cohortes en adultos mayores, se ha observado que aquellos con niveles elevados de CTX
y NTX presentan un riesgo significativamente mayor de fractura de cadera y columna en comparación
con aquellos con niveles más bajos. Los biomarcadores de resorción ósea, al indicar un incremento en
la descomposición del colágeno óseo, funcionan como predictores de fragilidad ósea, lo cual es esencial
para identificar a los pacientes en alto riesgo y adoptar intervenciones terapéuticas específicas para
reducir este riesgo. La posibilidad de medir estos marcadores de manera periódica permite un
seguimiento más detallado y adaptable de la condición del paciente, lo cual es beneficioso para
anticiparse a eventos críticos como las fracturas
16
.
Biomarcadores de Formación Ósea y su Papel en la Predicción de Fracturas
Si bien los biomarcadores de resorción son útiles en la identificación de pérdida ósea acelerada, los
biomarcadores de formación ósea también tienen un papel clave en la evaluación del riesgo de fractura.
pág. 2558
Niveles bajos de biomarcadores de formación, como la fosfatasa alcalina ósea (BAP) y el propéptido
N-terminal del procolágeno tipo I (P1NP), pueden indicar una insuficiencia en la capacidad del hueso
para regenerarse y repararse. Este déficit en la formación ósea contribuye al desequilibrio en la
remodelación ósea, lo que, con el tiempo, resulta en huesos más frágiles y susceptibles a fracturas
17
.
En pacientes con osteoporosis, la combinación de niveles elevados de marcadores de resorción y niveles
bajos de formación se asocia con un riesgo muy alto de fracturas. Esta dualidad permite a los clínicos
ajustar las intervenciones terapéuticas de forma más personalizada, promoviendo tratamientos que no
solo reduzcan la resorción, sino que también estimulen la formación ósea. Así, los biomarcadores de
formación ósea permiten predecir de manera temprana la capacidad del hueso para mantenerse
estructuralmente íntegro, y su medición a lo largo del tiempo ofrece una herramienta valiosa para
evaluar la efectividad de los tratamientos anabólicos en el fortalecimiento del hueso
18
.
Integración de Biomarcadores Óseos con Otras Herramientas de Evaluación de Riesgo
La integración de biomarcadores óseos con otras herramientas de diagnóstico, como la densitometría
ósea y los modelos de predicción de fractura (ej., el índice FRAX), ha demostrado mejorar la precisión
en la predicción del riesgo de fracturas. Mientras que la densitometría ósea proporciona información
estructural sobre la densidad mineral ósea, los biomarcadores ofrecen datos metabólicos que indican
cambios en el proceso de remodelación ósea en tiempo real. Esta combinación de factores estructurales
y metabólicos es fundamental para una evaluación completa del estado óseo de los pacientes
19
.
La utilización de biomarcadores, en conjunto con el índice FRAX, que toma en cuenta factores de riesgo
como la edad, el historial familiar de fracturas, el tabaquismo y el uso de glucocorticoides, permite una
mejor estratificación del riesgo. Esta integración de métodos da como resultado una herramienta
predictiva multifactorial que es mucho más efectiva para identificar a pacientes con osteoporosis que
están en un alto riesgo de fractura. De esta manera, se facilita una intervención clínica más proactiva,
adaptada a los factores específicos de riesgo del paciente y orientada a prevenir eventos de fractura que,
en adultos mayores, son frecuentemente debilitantes
20
.
Biomarcadores y Monitoreo de la Eficacia Terapéutica
Los biomarcadores óseos no solo son útiles en la evaluación inicial del riesgo de fractura, sino que
también son de gran valor en el monitoreo de la eficacia de las terapias antiosteoporóticas.
pág. 2559
Las intervenciones farmacológicas, como los bisfosfonatos, el denosumab y la terapia hormonal, tienen
efectos específicos sobre la actividad osteoclástica y osteoblástica, y los biomarcadores óseos reflejan
estos cambios de manera más temprana que los cambios visibles en la densidad ósea. Por ejemplo, una
disminución significativa en los niveles de CTX y NTX después de la administración de bisfosfonatos
indica una respuesta favorable al tratamiento antiresortivo, reduciendo así el riesgo de fracturas
21
.
Por otro lado, en tratamientos anabólicos como la administración de teriparatida, se espera un aumento
en los biomarcadores de formación ósea, lo cual es un indicador positivo de la regeneración ósea. De
esta forma, el monitoreo periódico de estos biomarcadores permite a los clínicos evaluar la respuesta al
tratamiento y ajustar las dosis o cambiar de terapia si los niveles de biomarcadores no alcanzan los
valores esperados. Este enfoque permite una intervención más personalizada, optimizando el
tratamiento para reducir al máximo el riesgo de fractura y mejorar la calidad de vida de los pacientes
20,21
.
La utilización de biomarcadores óseos en la evaluación y predicción de fracturas constituye un avance
significativo en la gestión de la osteoporosis en adultos mayores. Su capacidad para proporcionar datos
dinámicos sobre el metabolismo óseo ofrece una ventaja en la detección de desequilibrios metabólicos
que pueden no ser visibles en estudios de densidad ósea convencionales. La integración de estos
biomarcadores con otras herramientas clínicas y de evaluación de riesgo es una estrategia esencial para
ofrecer una atención personalizada y preventiva, ayudando a reducir el impacto de la osteoporosis y a
mejorar la seguridad y calidad de vida en los pacientes
22
.
Biomarcadores y Selección de Terapias en la Osteoporosis
La elección de la terapia adecuada para el tratamiento de la osteoporosis es un proceso complejo que
debe considerar factores individuales de cada paciente, como la edad, el sexo, el historial clínico, y el
riesgo de fractura. Los biomarcadores óseos juegan un papel esencial en este proceso, proporcionando
datos que permiten a los clínicos evaluar tanto el estado metabólico del hueso como la eficacia de las
diferentes terapias disponibles. Al utilizar los biomarcadores como una herramienta para la selección
de tratamientos, es posible personalizar y ajustar las intervenciones terapéuticas de acuerdo con las
necesidades específicas de cada paciente, optimizando así los resultados clínicos
23
.
pág. 2560
Biomarcadores en la Decisión Entre Terapias Antiresortivas y Anabólicas
La terapia para la osteoporosis puede ser categorizada principalmente en dos tipos: los tratamientos
antiresortivos y los tratamientos anabólicos. Los tratamientos antiresortivos, como los bisfosfonatos y
el denosumab, están diseñados para reducir la actividad de los osteoclastos y, por ende, disminuir la
resorción ósea. En cambio, los tratamientos anabólicos, como la teriparatida y el romosozumab,
estimulan la actividad osteoblástica, promoviendo la formación ósea. La elección entre estos tipos de
terapia depende de varios factores, y los biomarcadores son una herramienta fundamental para
determinar cuál es el tratamiento más adecuado.
Los niveles elevados de biomarcadores de resorción, como el CTX y el NTX, indican una alta actividad
de descomposición ósea. En estos casos, los tratamientos antiresortivos son generalmente
recomendados para reducir esta actividad y prevenir la pérdida adicional de masa ósea. Por otro lado,
en pacientes que presentan niveles bajos de formación ósea, como lo reflejan el P1NP y la BAP, los
tratamientos anabólicos pueden ser más efectivos, ya que estimulan el proceso de formación y fortalecen
el hueso. De esta forma, los biomarcadores permiten una elección de tratamiento más dirigida y
adaptada al perfil metabólico óseo de cada paciente
19
.
Monitorización de la Respuesta al Tratamiento
El uso de biomarcadores en el seguimiento de la respuesta terapéutica es uno de los avances más
valiosos en el tratamiento de la osteoporosis. Dado que los cambios en la densidad mineral ósea pueden
tardar varios meses o incluso años en manifestarse, los biomarcadores ofrecen una medida más
temprana y sensible de la eficacia del tratamiento. Por ejemplo, en pacientes tratados con bisfosfonatos,
una disminución en los niveles de CTX y NTX en los primeros meses de tratamiento sugiere una
respuesta positiva al tratamiento antiresortivo, lo que indica una reducción en la actividad de los
osteoclastos
16
.
Para los tratamientos anabólicos, se espera un aumento en los biomarcadores de formación, como el
P1NP, en los primeros meses, lo que refleja un incremento en la actividad osteoblástica. Esta respuesta
permite a los clínicos determinar rápidamente si el tratamiento anabólico está siendo efectivo en la
estimulación de la formación ósea.
pág. 2561
En aquellos pacientes que no presentan cambios significativos en los biomarcadores de acuerdo con lo
esperado, puede ser necesario ajustar la dosis, cambiar de tratamiento, o investigar factores adicionales
que puedan estar afectando la respuesta. Esta capacidad de monitoreo a corto plazo optimiza la
personalización de las terapias y mejora los resultados clínicos
17
.
Biomarcadores en la Terapia Combinada y Terapias de Rotación
En algunos casos, la combinación de tratamientos antiresortivos y anabólicos puede ser necesaria para
maximizar los beneficios terapéuticos en pacientes con alto riesgo de fractura. Los biomarcadores óseos
permiten evaluar si la combinación de estos tratamientos es efectiva y si el balance entre resorción y
formación está siendo regulado de manera óptima. Por ejemplo, un tratamiento inicial con agentes
anabólicos, seguido de una terapia antiresortiva, puede ser beneficioso para pacientes que requieren una
mejora rápida en la densidad ósea y su posterior mantenimiento
18
.
Además, los biomarcadores también son útiles en la estrategia de rotación terapéutica. Dado que
algunos tratamientos pueden perder efectividad con el tiempo, la rotación entre diferentes tipos de
terapias puede ser beneficiosa para mantener el equilibrio en la remodelación ósea. Los cambios en los
niveles de biomarcadores proporcionan una guía valiosa para determinar cuándo es apropiado cambiar
de un tratamiento a otro y qué tipo de terapia puede ser más beneficiosa en la nueva etapa del tratamiento
del paciente
20
.
Importancia de los Biomarcadores en la Seguridad y Efectos Secundarios de la Terapia
Cada terapia para la osteoporosis conlleva ciertos riesgos y efectos secundarios que deben ser
considerados al momento de elegir el tratamiento. Por ejemplo, los tratamientos antiresortivos
prolongados, como los bisfosfonatos, pueden estar asociados con efectos adversos como la
osteonecrosis de la mandíbula o fracturas atípicas. Los biomarcadores ayudan a los clínicos a identificar
a los pacientes que podrían estar en riesgo de desarrollar estos efectos secundarios al monitorear las
concentraciones de resorción y formación ósea
22
.
En el caso de los tratamientos anabólicos, es importante vigilar que los niveles de formación ósea no
superen ciertos límites, ya que una actividad osteoblástica excesiva podría llevar a efectos adversos
cardiovasculares u óseos en algunos pacientes.
pág. 2562
El uso de biomarcadores en el monitoreo de estos efectos secundarios permite una intervención
temprana, ajustando la terapia cuando se detectan niveles anómalos, para garantizar que el tratamiento
sea tanto seguro como efectivo para el paciente
20
.
La incorporación de biomarcadores óseos en la selección y monitoreo de terapias para la osteoporosis
representa un avance crucial en la medicina personalizada. A través de su capacidad para proporcionar
información detallada sobre el metabolismo óseo, los biomarcadores permiten a los clínicos tomar
decisiones fundamentadas sobre el tipo de tratamiento, evaluar la respuesta a la terapia, y monitorizar
posibles efectos secundarios. Esta aplicación clínica de los biomarcadores ofrece un enfoque más
preciso y seguro en la gestión de la osteoporosis, mejorando los resultados de los pacientes y
minimizando los riesgos asociados con el tratamiento a largo plazo.
Nuevas Fronteras en la Investigación de Biomarcadores para la Osteoporosis
El campo de la investigación de biomarcadores para la osteoporosis está en constante evolución,
impulsado por el avance en las tecnologías de análisis y la creciente comprensión de la biología ósea.
En los últimos años, los investigadores han comenzado a explorar nuevas áreas en la búsqueda de
biomarcadores que ofrezcan una evaluación más precisa y específica del riesgo de osteoporosis y
fracturas. Este tema es crucial, ya que abre puertas a tratamientos innovadores y enfoques
personalizados que podrían transformar la forma en que se maneja la enfermedad en el futuro
15
.
Biomarcadores Genéticos y de Expresión Génica
Uno de los avances más prometedores en la investigación de biomarcadores para la osteoporosis es el
análisis de los factores genéticos que influyen en la densidad mineral ósea y el riesgo de fractura.
Estudios recientes han identificado ciertos genes y variantes genéticas, como aquellos en el receptor de
vitamina D (VDR) y el gen LRP5, que están asociados con la salud ósea y pueden predisponer a un
individuo a desarrollar osteoporosis. La identificación de estos genes y variantes permite una evaluación
más detallada del riesgo a nivel individual, lo cual es especialmente útil en pacientes con antecedentes
familiares de osteoporosis
12
.
Además, la tecnología de secuenciación de próxima generación ha permitido estudiar el perfil de
expresión génica en células óseas, lo cual puede revelar patrones específicos de actividad génica
asociados con la remodelación ósea.
pág. 2563
Estos estudios ayudan a identificar genes cuya expresión puede ser un indicador temprano de cambios
en la masa ósea. El conocimiento de estos biomarcadores genéticos y de expresión génica permite
desarrollar intervenciones tempranas y personalizadas, basadas en el perfil genético y de expresión del
paciente
8
.
Biomarcadores Epigenéticos
La epigenética, el estudio de cambios en la expresión génica que no implican alteraciones en la
secuencia de ADN, es revolucionando nuestra comprensión de muchas enfermedades crónicas,
incluida la osteoporosis. Modificaciones epigenéticas, como la metilación del ADN y las
modificaciones de histonas, pueden influir en la actividad de los genes que regulan el equilibrio entre
resorción y formación ósea. Estudios recientes sugieren que ciertos patrones de metilación en genes
específicos están relacionados con una disminución de la densidad ósea y un mayor riesgo de fractura
9
.
Los biomarcadores epigenéticos representan una nueva y emocionante área de investigación, ya que
pueden reflejar la interacción entre factores genéticos y ambientales en la salud ósea. Por ejemplo,
factores como la dieta, el ejercicio y la exposición a contaminantes pueden alterar la expresión de genes
clave en la remodelación ósea a través de mecanismos epigenéticos. La identificación y monitoreo de
estos biomarcadores podría ofrecer una herramienta poderosa para evaluar el riesgo de osteoporosis de
manera dinámica, considerando tanto factores hereditarios como influencias ambientales a lo largo del
tiempo
13
.
Biomarcadores del Microbioma y su Influencia en la Salud Ósea
El microbioma intestinal, la comunidad de microorganismos que habitan en el tracto digestivo, ha sido
objeto de una creciente atención en la investigación de enfermedades óseas. Estudios recientes han
revelado que el microbioma puede influir en la densidad mineral ósea y la salud esquelética a través de
mecanismos que aún no están completamente comprendidos. Algunas investigaciones sugieren que
ciertas bacterias en el intestino pueden afectar el metabolismo del calcio y la absorción de nutrientes,
que son fundamentales para el mantenimiento de la salud ósea
15
.
Además, se ha descubierto que el microbioma puede influir en la respuesta del sistema inmune y la
inflamación, factores que pueden afectar el proceso de remodelación ósea.
pág. 2564
Por ejemplo, un desequilibrio en la composición del microbioma, conocido como disbiosis, podría
contribuir a la inflamación crónica de bajo grado, la cual afecta negativamente el equilibrio entre
resorción y formación ósea. La posibilidad de utilizar el microbioma como biomarcador abre un nuevo
campo de estudio, con implicaciones potenciales en la prevención y tratamiento de la osteoporosis a
través de la modulación de la flora intestinal
16
.
Biomarcadores para el Monitoreo de Nuevas Terapias Biológicas
Con el desarrollo de nuevas terapias biológicas para la osteoporosis, como los anticuerpos monoclonales
y los inhibidores específicos de proteínas óseas, surge la necesidad de contar con biomarcadores que
permitan evaluar de manera eficaz su impacto y seguridad en el paciente. Estos tratamientos
innovadores, como el romosozumab, que actúa sobre la proteína esclerostina para estimular la
formación ósea, requieren un monitoreo detallado de su efecto sobre la remodelación ósea
12
.
Biomarcadores específicos pueden ofrecer una evaluación temprana de la efectividad de estas terapias
y ayudar a identificar posibles efectos secundarios antes de que se produzcan complicaciones graves.
Al monitorear los cambios en biomarcadores específicos, los clínicos pueden ajustar la terapia en
función de la respuesta individual del paciente, lo que mejora la eficacia y la seguridad del tratamiento.
Esta estrategia personalizada puede optimizar el manejo de la osteoporosis, ofreciendo opciones
terapéuticas adaptadas a las características únicas de cada individuo
18
.
La investigación en biomarcadores para la osteoporosis está en una etapa de expansión y sofisticación
sin precedentes. Desde los biomarcadores genéticos y epigenéticos hasta los relacionados con el
microbioma y las nuevas terapias biológicas, estas áreas de estudio tienen el potencial de revolucionar
la evaluación y tratamiento de la osteoporosis. Al integrar estos biomarcadores en la práctica clínica, es
posible avanzar hacia un enfoque más personalizado y preventivo, que no solo permita diagnosticar la
enfermedad en etapas tempranas, sino también prevenir su progresión y optimizar las intervenciones
terapéuticas en función del perfil individual de cada paciente. La exploración continua de estas nuevas
fronteras promete mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes y reducir el impacto
global de la osteoporosis
13
.
pág. 2565
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los estudios revisados indican que la implementación de biomarcadores en la evaluación del riesgo de
osteoporosis puede proporcionar información adicional significativa que complementa las evaluaciones
clínicas tradicionales, como la densitometría ósea. La evidencia sugiere que la combinación de
biomarcadores bioquímicos, como el péptido C-terminal del colágeno tipo I (CTX) y la fosfatasa
alcalina específica del hueso (BALP), junto con factores clínicos y demográficos, permite un enfoque
más preciso para identificar a los pacientes en riesgo. Estos biomarcadores ofrecen una ventana a la
dinámica del metabolismo óseo, permitiendo a los clínicos detectar cambios en la formación y resorción
ósea que pueden preceder a la pérdida de densidad mineral ósea detectable por técnicas de imagen
4,7,9,24
.
Los resultados también indican que los biomarcadores genéticos, como las variantes en el gen LRP5,
pueden ayudar a identificar a aquellos individuos con predisposición hereditaria a desarrollar
osteoporosis, lo cual es especialmente relevante en poblaciones con antecedentes familiares de la
enfermedad. Esta información puede ser crucial para la prevención, permitiendo intervenciones
tempranas en aquellos identificados con un alto riesgo genético
3,4,9,24
.
El análisis de los biomarcadores epigenéticos reveló un potencial significativo en la identificación de
individuos en riesgo. Aunque los estudios en esta área son aún incipientes, se observó que ciertos
patrones de metilación pueden correlacionarse con la densidad mineral ósea y el riesgo de fractura. Esto
sugiere que los biomarcadores epigenéticos no solo podrían servir como herramientas de diagnóstico,
sino también como indicadores de la respuesta a intervenciones terapéuticas. Sin embargo, se requiere
s investigación para validar estos hallazgos y establecer protocolos clínicos
1
.
Una de las áreas más innovadoras exploradas en esta revisión fue la relación entre el microbioma
intestinal y la salud ósea. Los resultados sugieren que la composición del microbioma puede influir en
la absorción de nutrientes y la inflamación sistémica, lo que afecta la salud ósea. A pesar de que esta
área de investigación aún está en desarrollo, los estudios preliminares indican que podría ofrecer nuevas
oportunidades para la prevención y tratamiento de la osteoporosis, lo que abre la puerta a enfoques
terapéuticos que modulan el microbioma para mejorar la salud ósea
5
.
La implementación de biomarcadores en la práctica clínica tiene implicaciones significativas para el
manejo de la osteoporosis.
pág. 2566
Los resultados sugieren que el uso de biomarcadores puede no solo mejorar la precisión del diagnóstico
y la estratificación del riesgo, sino también optimizar el tratamiento. Por ejemplo, los biomarcadores
que monitorean la respuesta a las terapias biológicas pueden guiar a los clínicos en la selección de la
terapia más adecuada para cada paciente, asegurando así un enfoque más personalizado
8
.
No obstante, es esencial reconocer que la utilización de biomarcadores en la práctica clínica debe ser
complementaria y no sustituir a las metodologías tradicionales. La combinación de biomarcadores con
evaluaciones clínicas y antecedentes familiares proporciona un enfoque integral para la evaluación del
riesgo de osteoporosis, permitiendo una mejor toma de decisiones y un manejo más efectivo de la
enfermedad.
CONCLUSIÓN
La osteoporosis representa un desafío significativo para la salud pública, especialmente entre los adultos
mayores, quienes son particularmente vulnerables a las fracturas y sus complicaciones asociadas. La
identificación temprana de individuos en riesgo es crucial para implementar estrategias de prevención
y tratamiento efectivas. Este artículo ha explorado la utilidad clínica de los biomarcadores como
herramientas valiosas en la evaluación del riesgo de osteoporosis, subrayando su papel en la mejora de
la precisión diagnóstica y en la personalización de las intervenciones terapéuticas.
A través de esta revisión sistemática, se ha evidenciado que los biomarcadores bioquímicos, genéticos
y epigenéticos pueden ofrecer información adicional y complementaria a las metodologías
tradicionales, como la densitometría ósea. La integración de estos biomarcadores permite una
evaluación más integral del riesgo de osteoporosis, considerando no solo factores físicos, sino también
genéticos y ambientales que influyen en la salud ósea. Además, el análisis del microbioma abre nuevas
fronteras en la investigación, sugiriendo que la salud intestinal puede desempeñar un papel crucial en
la salud ósea.
A pesar de los avances en la identificación y validación de estos biomarcadores, es fundamental que su
implementación en la práctica clínica se realice de manera cautelosa y acompañada de un enfoque
integral. La combinación de biomarcadores con la evaluación clínica convencional, la historia médica
y los antecedentes familiares es esencial para optimizar la toma de decisiones y mejorar los resultados
en el manejo de la osteoporosis.
pág. 2567
En conclusión, la investigación en biomarcadores para la osteoporosis está en una fase de expansión y
desarrollo continuo. Con el avance de la ciencia y la tecnología, se espera que estos biomarcadores se
conviertan en herramientas estándar en la evaluación del riesgo de osteoporosis, permitiendo un enfoque
más personalizado y proactivo en el cuidado de la salud ósea de los adultos mayores. La adopción de
estas prácticas podría no solo mejorar la calidad de vida de los pacientes, sino también reducir la carga
económica y social asociada a las fracturas osteoporóticas. La continuidad en la investigación y la
validación de estos biomarcadores serán cruciales para lograr un cambio significativo en el manejo de
esta enfermedad.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Mišurcová L, Ambrožová J, Samek D. Seaweed Lipids as Nutraceuticals. In 2011. p. 339–55.
2. Pislar N, Hocevar M. Intraoperative parathormone increase after focused parathyroidectomy in
a patient with sarcoidosis – Case report. Annals of Medicine & Surgery. 2021 Aug;68.
3. Johnston CB, Dagar M. Osteoporosis in Older Adults. Medical Clinics of North America. 2020
Sep;104(5):873–84.
4. Yong EL, Logan S. Menopausal osteoporosis: screening, prevention and treatment. Singapore
Med J. 2021 Apr;62(4):159–66.
5. Brown JP. Long-Term Treatment of Postmenopausal Osteoporosis. Endocrinol Metab (Seoul).
2021 Jun;36(3):544–52.
6. Arceo-Mendoza RM, Camacho PM. Postmenopausal Osteoporosis: Latest Guidelines.
Endocrinol Metab Clin North Am. 2021 Jun;50(2):167–78.
7. Wu D, Cline-Smith A, Shashkova E, Perla A, Katyal A, Aurora R. T-Cell Mediated Inflammation
in Postmenopausal Osteoporosis. Front Immunol. 2021;12:687551.
8. Ayers C, Kansagara D, Lazur B, Fu R, Kwon A, Harrod C. Effectiveness and Safety of
Treatments to Prevent Fractures in People With Low Bone Mass or Primary Osteoporosis: A
Living Systematic Review and Network Meta-analysis for the American College of Physicians.
Ann Intern Med. 2023 Feb;176(2):182–95.
9. Yu B, Wang CY. Osteoporosis and periodontal diseases - An update on their association and
mechanistic links. Periodontol 2000. 2022 Jun;89(1):99–113.
pág. 2568
10. Walker MD, Shane E. Postmenopausal Osteoporosis. N Engl J Med. 2023 Nov
23;389(21):1979–91.
11. Fischer V, Haffner-Luntzer M. Interaction between bone and immune cells: Implications for
postmenopausal osteoporosis. Semin Cell Dev Biol. 2022 Mar;123:14–21.
12. Zhang W, Gao R, Rong X, Zhu S, Cui Y, Liu H, et al. Immunoporosis: Role of immune system
in the pathophysiology of different types of osteoporosis. Front Endocrinol (Lausanne).
2022;13:965258.
13. Harris K, Zagar CA, Lawrence K V. Osteoporosis: Common Questions and Answers. Am Fam
Physician. 2023 Mar;107(3):238–46.
14. Su Y, Chen Z, Xie W. Swimming as Treatment for Osteoporosis: A Systematic Review and Meta-
analysis. Biomed Res Int. 2020;2020:6210201.
15. Lim SY. Romosozumab for the treatment of osteoporosis in women: Efficacy, safety, and
cardiovascular risk. Womens Health (Lond). 2022;18:17455057221125576.
16. Cosman F, Langdahl B, Leder BZ. Treatment Sequence for Osteoporosis. Endocr Pract. 2024
May;30(5):490–6.
17. Wei YK, Chen PB, Ju LL, Deng GH. Causal association of metformin and osteoporosis: A 2-
sample Mendelian randomization study. Medicine. 2023 Oct 27;102(43):e35191.
18. McClung MR, Clark AL. Osteoanabolic therapy for osteoporosis in women. Climacteric. 2022
Feb;25(1):60–6.
19. Vilaca T, Eastell R, Schini M. Osteoporosis in men. Lancet Diabetes Endocrinol. 2022
Apr;10(4):273–83.
20. Kim PG, Niroula A, Shkolnik V, McConkey M, Lin AE, Słabicki M, et al. Dnmt3a-mutated
clonal hematopoiesis promotes osteoporosis. J Exp Med. 2021 Dec 6;218(12).
21. Hofbauer LC, Busse B, Eastell R, Ferrari S, Frost M, Müller R, et al. Bone fragility in diabetes:
novel concepts and clinical implications. Lancet Diabetes Endocrinol. 2022 Mar;10(3):207–20.
22. Cosman F, Lewiecki EM, Eastell R, Ebeling PR, Jan De Beur S, Langdahl B, et al. Goal-directed
osteoporosis treatment: ASBMR/BHOF task force position statement 2024. J Bone Miner Res.
2024 Sep 26;39(10):1393–405.
pág. 2569
23. Moqri M, Herzog C, Poganik JR, Ying K, Justice JN, Belsky DW, et al. Validation of biomarkers
of aging. Nat Med. 2024 Feb;30(2):360–72.
24. Muñoz M, Robinson K, Shibli-Rahhal A. Bone Health and Osteoporosis Prevention and
Treatment. Clin Obstet Gynecol. 2020 Dec;63(4):770–87.