IMPACTO DEL MANEJO AGROECOLÓGICO

EN LAS PROPIEDADES DEL SUELO: UN

ESTUDIO COMPARATIVO EN PARCELAS DEL

NORTE DEL ESTADO DE MÉXICO

agrícola para fomentar un manejo sostenible del campo, siendo la conservación del recurso suelo uno

de sus principios fundamentales. El objetivo de este estudio fue comparar las características físicas y

químicas del suelo en parcelas manejadas con prácticas agroecológicas frente a aquellas bajo un manejo

agrícola intensivo, con el fin de evaluar el impacto de cada tipo de gestión en la calidad del suelo. La

investigación se llevó a cabo durante el año 2023 en cuatro parcelas agrícolas situadas en San Felipe

del Progreso, Estado de México. La parcela agroecológica 1 se encuentra dentro del campus de la

Universidad Intercultural del Estado de México, mientras que la parcela intensiva 2 está ubicada justo

al lado, pero fuera del campus. Por otro lado, la parcela agroecológica 2 y la intensiva 1 se localizan en

Santa Cruz Mextepec. En estas parcelas, se midieron las características físicas y químicas del suelo en

dos momentos diferentes. Las propiedades físicas de las cuatro parcelas resultaron ser bastante

Palabras clave: edafología, agroforestería, sustentabilidad, manejo de recursos naturales, vinculación

Agroecology has established itself as one of the most widely adopted strategies in the agricultural sector

to promote sustainable management of the countryside, with soil resource conservation being one of its

fundamental principles. The objective of this study was to compare the physical and chemical

the physical and chemical characteristics of the soil were measured at two different times. The physical

properties of the four plots turned out to be quite similar, with the main one being soil structure, which

refers to the organization and arrangement of its particles. As regards chemical properties, the sites

managed under agroecological practices showed significantly higher values compared to those managed

intensively. The comparison between the physical and chemical characteristics of the soil reveals that

the implementation of certain agroecological practices, together with an efficient use of chemical

fertilizers, contributes to improving soil quality.

dedicada a la agricultura sostenible, fundamentada en principios ecológicos básicos que respaldan el

estudio, diseño y gestión de los agroecosistemas (Altieri, 1995). Una de las características más

importantes de este enfoque es su capacidad para reducir el impacto negativo que las prácticas agrícolas

intensivas tienen sobre el medio ambiente (Gliessman, 2002). Adicionalmente, este enfoque destaca la

relevancia de las relaciones ecológicas y culturales presentes en los agroecosistemas (León y Altieri,

2010), subrayando el papel crucial de los conocimientos ecológicos tradicionales y fomentando un

diálogo de saberes entre diversos actores (Toledo y Barrera-Bassols, 2008).

Uno de los principales objetivos de la agroecología es fortalecer las interconexiones positivas entre los

factores bióticos y abióticos dentro del agroecosistema (Altieri y Nicholls, 2007, 2010; Marielle, 2012;

Nicholls, 2013). Estos componentes que conforman los agroecosistemas se verán afectados por su

origen, función y mantenimiento. Uno de los factores abióticos en los que se pueden evaluar estos

(entre otras) se vean lo menos deterioradas posibles.

Un concepto fundamental en el manejo sostenible del recurso edáfico es la calidad del suelo. Según el

Comité para la Salud del Suelo de la Soil Science Society of America (Karlen et al., 1997), esta se

define como la capacidad del suelo para funcionar dentro de los límites de un ecosistema, ya sea natural

o manejado. Esto incluye sostener la productividad de plantas y animales, mantener o mejorar la calidad

del aire y del agua, así como promover la salud humana y el hábitat. En relación con este concepto,

Carter et al. (1997) señalan que la calidad del suelo abarca tanto los aspectos de su funcionamiento

múltiple como las actividades de manejo, integrando una dimensión relacionada con la sostenibilidad.

Esta calidad puede ser analizada mediante indicadores, como las características físicas y químicas del

Entre estas prácticas se incluyen el uso de variedades locales, la adición de materia orgánica al suelo,

la activación de la biología del suelo, la cobertura del suelo, los policultivos, así como la

implementación de sistemas agroforestales y silvopastoriles (Altieri, 2009; Altieri y Nicholls, 2017;

Pillado-Albarrán et al., 2022). En particular, el sistema de milpa intercalada con árboles frutales (MIAF)

tiene prácticas consideradas por la agroecología, pues promueve la interacción entre especies perennes

y anuales, como los árboles frutales y diversas plantas de interés agrícola, tales como el maíz, el frijól

y los quelites (Albino et al., 2015; Turrent et al., 2017; Arriaga et al., 2020). En este contexto, Turrent

et al. (2017) destacan el sistema MIAF como una tecnología multiobjetivo que refuerza la seguridad

alimentaria de las familias, incrementa significativamente los ingresos familiares, contribuye a la

conservación del suelo y del agua, y ayuda en la captura y secuestro de carbono. Además, Cortés et al.

(2014) sugieren que este sistema permite lograr altas densidades de plantación y optimizar el uso de los

En contraste, la agricultura intensiva ha generado una serie de efectos negativos sobre el suelo, que van

desde la pérdida de fertilidad hasta el deterioro de sus características originales. Estas alteraciones han

conducido a una disminución de los múltiples servicios ambientales que el suelo proporciona (Wezel,

2014; Castillo-Valdez et al., 2021; Cuadras-Berrelleza et al., 2021). Ante esta situación y con el fin de

validar prácticas agrícolas sostenibles intervienen ciencias como la agroecología, con herramientas para

preservar y mejorar la calidad del agroecosistema, enfatizando que el uso del suelo y las prácticas de

manejo determinan el grado y la dirección de las varianzas en su calidad a nivel de tiempo y espacio

(Doran y Parkin, 1994; Wang y Gong, 1998; Gonzales de Molina, 2011; Vallejo, 2013).

Así el objetivo de este trabajo fue comparar las características físicas y químicas del suelo, en parcelas

agroecológico presentarán propiedades del suelo más favorables en comparación con las parcelas de

manejo agrícola intensivo, lo que sugiere que las prácticas agroecológicas contribuyen a una mayor

sostenibilidad y salud del suelo.

Las parcelas agrícolas donde se realizó el presente estudio se ubican en México, Estado de México y en

específico en el municipio de San Felipe del Progreso. Este lugar se localiza al noroeste del Estado de

México, entre los paralelos 19° 32’ y 19° 46’ de latitud norte; los meridianos 99° 52’ y 100° 06’ de

longitud oeste; a una altitud entre 2 500 y 3 200 m. El Clima es Templado subhúmedo con lluvias en

verano, de mayor humedad (96.48%) y semifrío subhúmedo con lluvias en verano, de mayor humedad

(3.52%). El rango de temperatura es entre 10 – 14°C y el rango de precipitación es entre los 800 – 1

100 mm. Los suelos predominantes son Planosol (34.16%), Andosol (32.2%), Luvisol (9.83%),

Según INEGI (2022) San Felipe del Progreso tiene una población de 144, 924 habitantes entre los cuales

el 47.8% son hombres y el 52.2% son mujeres: Las principales actividades económicas son el comercio

y la agricultura, siendo los principales cultivos el maíz, el frijól, la avena, el trigo y las habas, pero los

cultivos dependen de las temporadas de lluvia para que crezcan y se desarrollen.

El estudio se realizó durante el año 2023, en 4 parcelas agrícolas ubicadas en San Felipe del Progreso,

Estado de México. La parcela agroecológica1, se ubica dentro del campus de la Universidad

Intercultural del Estado de México, la intensiva 2 se ubica a un costado pero fuera del campus, en

cambio, la parcela agroecológica 2 y la intensiva 1 se ubican en Santa Cruz Mextepec.

Intercalada con árboles frutales, siendo los cultivos principales el maíz nativo palomero, maíz oloton,

frijol bayocote, frijol de guía negro, calabaza de guía y de mata. La fecha de siembra regularmente es

el 21 de marzo, su fertilización inicia en la primera escarda con 440 kg DAP + 260 kg de urea, la

segunda escarda se realiza cuando emergen las raíces adventicias, fertilizando por segunda y última vez

con 440 kg de urea. Todo se cultiva sin el uso fertilizantes sintéticos o pesticidas (figura 1).