PREVALENCIA DE RIESGO CARDIOVASCULAR ALTO
CON LA HERRAMIENTA SCORE EN PACIENTE ADULTOS
DE 40 A 85 AÑOS CON DIAGNÓSTICO DE OBESIDAD EN
LA UMF NO 47 EN LEÓN, GUANAJUATO, MÉXICO EN EL
AÑO 2023
PREVALENCE OF HIGH CARDIOVASCULAR RISK WITH THE
SCORE TOOL IN ADULT PATIENTS FROM 40 TO 85 YEARS OF
AGE WITH A DIAGNOSIS OF OBESITY AT THE UMF NO 47 IN LEÓN,
GUANAJUATO, MEXICO IN THE YEAR 2023
Carlos Adrián Peraza Barreras
Instituto Mexicano del Seguro Social UMF No. 47, México
Blanca Hortencia Rangel Rodríguez
Instituto Mexicano del Seguro Social UMF No. 47, México
pág. 4404
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i6.15168
Prevalencia de Riesgo Cardiovascular Alto con la Herramienta SCORE en
Paciente Adultos de 40 a 85 Años con Diagnóstico de Obesidad en la UMF
No 47 en León, Guanajuato, México en el año 2023
Carlos Adrián Peraza Barreras1
drcarlosperaza@gmail.com
https://orcid.org/0009-0000-9240-187X
Instituto Mexicano del Seguro Social
UMF No. 47
León, Gto,México
Blanca Hortencia Rangel Rodríguez
blancahortenciarangelrodriguez@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-8439-9150
Instituto Mexicano del Seguro Social
UMF No. 53
León, Gto, México
RESUMEN
La obesidad está relacionada con un mayor riesgo cardiovascular, según datos de la ENSANUT 2018,
donde el 36.1% de los mexicanos mayores de 20 años presentan obesidad. Herramientas como el
SCORE ayudan a establecer prioridades en el tratamiento en atención primaria. Este estudio tuvo como
objetivo determinar la prevalencia del riesgo cardiovascular usando SCORE en pacientes con obesidad
de 40 a 85 años en la U.M.F. No. 47 del IMSS, en el primer semestre de 2023. Con un diseño
observacional descriptivo y una muestra de 384 pacientes seleccionados aleatoriamente, se aplicaron
estadísticas descriptivas para calcular la prevalencia del riesgo. Los resultados mostraron que el 72%
de los participantes fueron mujeres, el grupo etario predominante fue de 55 a 59 años, y el 88.54% eran
no fumadores. La mayoría presentaba obesidad grado I (75.26%) y presión arterial entre 120-139
mmHG. El colesterol total promedio se situó entre 193 y 231 mg/dl, y el 57% tenía un riesgo
cardiovascular bajo. Conclusión: Es crucia l mantener la prevención y manejo integral de la obesidad y
promover hábitos saludables para reducir el riesgo cardiovascular. Futuros estudios deben explorar
factores específicos y crear intervenciones dirigidas a diferentes grupos.
Palabras clave: obesidad, riesgo cardiovascular, SCORE, prevalencia, primer nivel de atención
1
Autor principal
Correspondencia: drcarlosperaza@gmail.com
pág. 4405
Prevalence of High Cardiovascular Risk with the SCORE Tool in Adult
Patients from 40 to 85 Years of Age with a Diagnosis of Obesity at the UMF
No 47 in León, Guanajuato, Mexico in the year 2023
ABSTRACT
Obesity is associated with an increased cardiovascular risk. According to the 2018 ENSANUT survey,
36.1% of Mexicans over the age of 20 are obese. Tools like SCORE aid in setting treatment priorities
in primary care. This study aimed to determine the prevalence of cardiovascular risk using SCORE in
obese patients aged 40 to 85 years at the U.M.F. No. 47 of IMSS, during the first semester of 2023.
With a descriptive observational design and a sample of 384 randomly selected patients, descriptive
statistics were applied to calculate the risk prevalence. Results showed that 72% of participants were
women, with the predominant age group being 55 to 59 years, and 88.54% were non-smokers. Most
had grade I obesity (75.26%) and blood pressure levels between 120-139 mmHg. The average total
cholesterol was between 193 and 231 mg/dl, and 57% had a low cardiovascular risk. Conclusion: It is
crucial to continue with obesity prevention, comprehensive management, and promotion of healthy
lifestyles to maintain low cardiovascular risk. Future studies should explore specific contributing factors
and create targeted interventions for different demographic groups.
Keywords: obesity, cardiovascular risk, SCORE, prevalence, primary care
Artículo recibido 02 octubre 2024
Aceptado para publicación: 12 noviembre 2024
pág. 4406
INTRODUCCIÓN
Obesidad Panorama General
La obesidad continúa aumentando globalmente, afectando a todos los grupos etarios, desde niños hasta
adultos mayores. En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2018 reportó que el 40.2%
de las mujeres y el 30.5% de los hombres mayores de 20 años padecen obesidad, en una muestra de
82.7 millones de personas (1). A nivel mundial, la OMS observó en 1975 que la obesidad se ha
triplicado, y para 2016 se estimaba que 1,900 millones de adultos de 18 años o más tenían sobrepeso,
de los cuales más de 650 millones eran obesos (2). Esto es alarmante, ya que el sobrepeso y la obesidad
en etapas tempranas de la vida se asocian a una menor calidad y esperanza de vida.
La obesidad es un factor de riesgo independiente para enfermedades cardiovasculares, como infarto al
miocardio, hipertensión y fibrilación auricular, incrementando el riesgo cardiovascular a largo plazo
(3). Estudios, como el de Balestrini et al., evidencian que la obesidad aumenta considerablemente el
riesgo de ndrome metabólico, diabetes, hipertensión, dislipidemia, aterosclerosis, entre otros (4).
Reconociendo su magnitud, la OMS introdujo el término "globesidad" en 2010 para resaltar esta
pandemia, que afecta desproporcionadamente a países de ingresos medio-bajos (5). Un estudio de 2019
asoció además la obesidad abdominal con un mayor riesgo cardiovascular en mujeres, destacando
diferencias de género (6).
Una Mirada a la Obesidad a Través del Tiempo y el Impacto de la Cultura
México enfrenta una crisis de obesidad, ocupando el primer lugar en obesidad infantil y el segundo en
adultos, influenciada por factores como la globalización económica, el auge de la comida rápida, los
alimentos procesados y el sedentarismo, que han alterado las costumbres alimentarias (7). Desde 2004,
la OMS implementó medidas preventivas para reducir la obesidad desde la niñez, promoviendo la
lactancia materna, alimentos caseros y el ejercicio (8).
A lo largo de los años, se han identificado múltiples factores que contribuyen a la obesidad, incluyendo
el cambio a una dieta occidental, el bajo costo de alimentos ricos en grasas y azúcares, y la inseguridad
alimentaria, la cual emergió en 2007 y está asociada al concepto de "diabesidad" por su vínculo con la
diabetes (7). Además, la crisis económica y los bajos ingresos limitan el acceso a alimentos saludables,
aumentando la obesidad en poblaciones vulnerables (7).
pág. 4407
La interacción de factores sociales, económicos y culturales ha sido fundamental en el incremento de
la obesidad, siendo las mujeres especialmente afectadas debido a roles familiares y responsabilidades
domésticas (7). Estudios recientes indican que el ambiente obeso génico—incluyendo la urbanización,
migración, y la accesibilidad a alimentos calóricos—continúa afectando a niños y adultos. Se enfatiza
la necesidad de intervenciones preventivas en salud pública y educación alimentaria para mitigar los
efectos de esta epidemia de obesidad (8).
¿Qué es la Obesidad y Cómo se Clasifica?
La OMS define la obesidad y el sobrepeso como una acumulación anormal o excesiva de grasa que
puede ser perjudicial para la salud (9). Para su clasificación, se utiliza comúnmente el índice de masa
corporal (IMC), que categoriza el peso en rangos específicos: peso insuficiente (<18.5), peso normal
(18.5-24.9), sobrepeso (25-29.9), y tres grados de obesidad, desde el grado 1 (30-34.9) hasta el grado 3
(≥40) (Bryce-Moncloa et al., 2017).
Tabla 1. Clasificación de Peso (OMS).
Clasificación
Índice de Masa Corporal
Peso insuficiente
< 18.5
Peso normal
18.5 a 24.9
Sobrepeso
25-29.9
Obesidad Grado 1
30-34.9
Obesidad Grado 2
35-39.9
Obesidad Grado 3
igual o > 40
Fuente: Bryce-Moncloa, A., Alegría-Valdivia, E., San Martin-San Martin, M. G., & Alfonso Bryce-Moncloa, C. Obesidad y
riesgo de enfermedad cardiovascular Cardiovascular risk and obesity. https://doi.org/10.15381/anales.v78i2.13218.
Sin embargo, el IMC tiene limitaciones, ya que no distingue entre masa muscular y grasa, ni indica la
distribución de esta última. Para una evaluación más precisa del riesgo cardio metabólico, se
recomienda el perímetro abdominal y otros indicadores, como la índice cintura/altura y la circunferencia
de la cintura (9). Estudios recientes, como el de Hacıağaoğlu (2022), sugieren el uso del índice de forma
corporal y la circunferencia de la cintura como métodos efectivos para reflejar el grado de obesidad
abdominal, mostrando una correlación positiva con el riesgo cardiovascular (10).
Otra clasificación considera factores adicionales, donde personas con IMC entre 25 y 29.9 sin
complicaciones se consideran en “Sobrepeso estadio 0” y quienes presentan complicaciones graves
pág. 4408
entran en “Obesidad estadio 2,” lo que requiere tratamiento especializado e, incluso, cirugía bariátrica
para IMC >35 (3).
Factores de Riesgo para Presentar Obesidad
La obesidad resulta de un balance energético positivo, donde la ingesta calórica supera el gasto
energético. Entre los factores de riesgo principales se encuentran el incremento en la disponibilidad de
alimentos y la preferencia por alimentos de alto contenido calórico, acompañados por una disminución
de la actividad física y el cambio hacia actividades sedentarias, como ver televisión y el uso de
dispositivos electrónicos (12).
El sedentarismo en la niñez es especialmente preocupante, ya que los hábitos de inactividad en esta
etapa incrementan el riesgo de obesidad en la vida adulta. Los niños pasan un promedio de 5.5 horas
diarias frente a una pantalla. La asociación de pediatría sugiere reducir el tiempo frente a pantallas, no
tener televisores en las habitaciones infantiles, y evitar el uso de estos dispositivos en menores de dos
años, limitándolo a dos horas diarias para los mayores. Estas recomendaciones son fundamentales para
reducir la incidencia de obesidad infantil y prevenir la obesidad en etapas posteriores de la vida (12).
Efecto de la Grasa Excesiva en el Cuerpo
El exceso y la distribución de grasa en el cuerpo, especialmente la grasa visceral, tiene un impacto
significativo en el desarrollo de múltiples complicaciones metabólicas y enfermedades. La acumulación
de grasa visceral se asocia con varios problemas de salud, tales como:
Resistencia a la insulina: lo que puede llevar al desarrollo de diabetes tipo 2.
Dislipidemia aterogénica: caracterizada por niveles elevados de triglicéridos y bajos niveles de
colesterol HDL, incrementando el riesgo cardiovascular.
Reducción de la fibrinólisis: disminuyendo la capacidad del cuerpo para disolver coágulos de
sangre.
Aumento del riesgo de trombosis: incrementando la posibilidad de formación de coágulos
peligrosos en los vasos sanguíneos.
Inflamación endotelial: causando daños en el revestimiento interno de los vasos sanguíneos y
favoreciendo el desarrollo de aterosclerosis.
pág. 4409
Estos efectos metabólicos de la grasa excesiva contribuyen al riesgo de enfermedades cardiovasculares
y otras complicaciones crónicas. La distribución de la grasa corporal, en particular la acumulación de
grasa visceral es un factor crítico en la salud metabólica y el riesgo general de enfermedad (12).
Fisiopatología de la Obesidad
La fisiopatología de la obesidad implica un estado proinflamatorio con efectos sistémicos, en el que los
adipocitos juegan un rol activo al secretar enzimas y hormonas que regulan el balance energético. En
condiciones de obesidad, los adipocitos liberan ácidos grasos libres en exceso, superando la capacidad
de almacenamiento de los tejidos y generando lipotoxicidad. Este proceso crea especies reactivas de
oxígeno y metabolitos tóxicos que causan inflamación crónica de bajo grado y apoptosis celular,
afectando varios órganos (12).
La obesidad también se asocia con dislipidemia aterogénica, caracterizada por altos niveles de
triglicéridos y bajos niveles de colesterol HDL, lo cual aumenta el riesgo cardiovascular. Este
desequilibrio lipídico deriva en una mayor captación de ácidos grasos por el hígado, promoviendo la
formación de placas de ateroma (12).
Además, la obesidad afecta el sistema nervioso autónomo, alterando la regulación de la presión arterial
y provocando hipertensión. También promueve un estado protrombótico, aumentando el riesgo de
coágulos por el incremento de moléculas procoagulantes y una reducción de factores anticoagulantes.
Finalmente, la disfunción endotelial en personas obesas es exacerbada por la inflamación y altos niveles
de ácidos grasos libres, reduciendo la producción de óxido nítrico, lo que contribuye a la
aterosclerosis(3).
Factores de Riesgo Cardiovascular y Aterosclerosis
Los factores de riesgo cardiovascular incluyen hipertensión, colesterol elevado, diabetes, obesidad,
tabaquismo, inactividad física, y antecedentes familiares, entre otros. Estos factores pueden llevar a
enfermedades cardiovasculares graves, como infarto y accidentes cerebrovasculares. La aterosclerosis
es el principal desencadenante, causada por disfunción endotelial, inflamación y trombosis, y
promovida por la acumulación de grasa visceral. Este proceso inicia en la niñez y es acelerado en
presencia de obesidad, elevando el riesgo de aterotrombosis y complicaciones cardiovasculares (14-18).
pág. 4410
Herramientas de Cálculo de Riesgo Cardiovascular
El riesgo cardiovascular se define como la probabilidad de que una persona muera o sufra eventos
graves, como infarto de miocardio o tromboembolismo, en un periodo de tiempo específico. El estudio
de Framingham, iniciado en 1948, fue pionero en identificar factores de riesgo cardiovascular y
desarrolló calculadoras predictivas que facilitan una rápida implementación. Este estudio, que ha
evolucionado para incluir diversidad étnica y tres generaciones, permite calcular el riesgo a 10 o 30
años para personas de 30 a 74 años sin antecedentes de enfermedad cardiovascular. Los factores
considerados incluyen edad, diabetes, tabaquismo, colesterol, índice de masa corporal y tratamiento
para hipertensión (19).
La herramienta SCORE fue desarrollada en 2003 para evaluar el riesgo a 10 años en individuos de 45
a 64 años sin enfermedad cardiovascular, basándose en datos de 12 poblaciones europeas con un total
de 205,708 individuos. SCORE considera factores como edad, sexo, tabaquismo, perfil lipídico y
presión arterial. Esta herramienta ha sido adoptada en México debido a su buena sensibilidad para
valorar el riesgo cardiovascular en la población local, aunque se ha reportado que la escala SCORE de
Framingham tiende a sobreestimar el riesgo de infarto en pacientes mexicanos (20).
Un estudio realizado en España sobre la especificidad y sensibilidad de SCORE indicó alta sensibilidad
en hombres mayores de 65 años, mientras que en mujeres y en menores de 65 años la sensibilidad es
más baja, entre el 20% y 28.6%. También se obseruna sobreestimación del riesgo de mortalidad a 10
años, especialmente en los niveles de bajo riesgo (21).
Estudios Previos Nacionales e Internacionales
Existen pocos estudios sobre el cálculo del riesgo cardiovascular en pacientes con obesidad en el primer
nivel de atención. Uno de estos estudios, realizado en La Habana, Cuba, en 2021, buscó relacionar el
riesgo cardiovascular global con la obesidad. El estudio incluyó a 803 personas, de las cuales se
seleccionaron 585 entre 2016 y 2018. Mediante los criterios de la OMS, se evaluaron la circunferencia
de cintura y el IMC. Los resultados mostraron que el 51.28% de los pacientes tenía un riesgo bajo, el
29.92% riesgo moderado, y el 18.80% riesgo muy alto. Se concluyó que el riesgo cardiovascular
aumenta con la edad, siendo más predominante en hombres y en personas con obesidad (22).
pág. 4411
En Perú, un estudio reciente en el hospital Santa María del Socorro (ICA) realizado por Abarca
Gutiérrez, Guerra Bravo y Machahuay Huarcaya evaluó el riesgo cardiovascular con el SCORE de
Framingham en 201 pacientes de un hospital público. Los resultados indicaron que el 48.7% de los
participantes presentaban un riesgo cardiovascular bajo, el 27.4% moderado, y el 23.9% alto. Además,
el 38.3% de los pacientes presentaba obesidad, el 24.4% estaba en tratamiento para hipertensión y el
15.9% tenía dislipidemia. Se observó que los pacientes de sexo masculino, los adultos mayores y los
diabéticos mostraban un riesgo cardiovascular alto o moderado (23).
METODOLOGÍA
El estudio se realizó en la Unidad de Medicina Familiar (UMF) No. 47 en León, Guanajuato, durante
el primer semestre de 2023, con un enfoque cuantitativo y diseño transversal descriptivo. La muestra
incluyó a 384 derechohabientes entre 40 y 85 años con diagnóstico de obesidad. La selección de
participantes fue aleatoria y basada en una lista de pacientes obtenida del sistema ARIMAC,
considerando una confianza del 95% y una precisión del 5%.
Criterios de Inclusión y Exclusión
Se incluyeron derechohabientes de ambos sexos con obesidad (IMC >30) y datos clínicos completos
(colesterol, presión arterial y tabaquismo). Se excluyeron pacientes embarazadas.
Recolección de Datos
Los datos se obtuvieron de expedientes electrónicos en la plataforma SIMF, utilizando la herramienta
SCORE para evaluar el riesgo cardiovascular. Los pacientes fueron contactados y citados para la
aplicación del cuestionario y medición de datos físicos, como peso, talla y presión arterial. Se
registraron estos datos junto con valores de colesterol y hábitos de tabaquismo, calculando
posteriormente el riesgo cardiovascular en categorías de bajo, moderado, alto y muy alto.
Análisis Estadístico
Los datos fueron procesados en IBM SPSS 22, donde se realizaron pruebas de normalidad y se
calcularon media, desviación estándar, frecuencias y rangos según la distribución de cada variable.
Finalmente, se determinó la prevalencia de riesgo cardiovascular alto en los pacientes con obesidad.
pág. 4412
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Se realizó estudio donde la población estudiada fue de 384 pacientes derechohabientes de la unidad de
medicina familiar número 47, el rango de edades entre 40 y 85 años, encontrándose los siguientes
resultados.
Sexo
De los 384 individuos el 72.1% (277) son mujeres y 27.9% (107) son hombres.
Gráfico 1
277
107
0
50
100
150
200
250
300
Mujeres Hombres
Distribución por Sexo
72,10%
27,90%
Distribución por Sexo
Mujeres Hombres
pág. 4413
Edad
El rango de edad que tuvo mayor prevalencia fue el de 55-59 años un 23.70% entre los 55-59 años y
1.56% de 80-84 años.
Edad 55.9 +- 9.081, con edad mínima de 40 años y máxima de 85 años.
Gráfico 2
Tabaquismo
La variable tabaquismo se observó que en su mayoría no fumaban correspondientes al 88.54%
equivalente a 340 pacientes.
12,76%
12,24%
18,23%
23,70%
19,53%
6,51%
2,60% 2,60% 1,56%
Frecuencia por Edad
40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69 70-74 75-79 80-84
pág. 4414
La mayoría de la población estudiada no fumaba con 88.5% y tan solo el 11.5% fueron fumadores
Tabla 2
Frecuencia
Porcentaje
Pacientes Fumadores
44
11.5%
Pacientes No Fumadores
340
88.5%
Total
384
100 %
Gráfico 3
44
340
050 100 150 200 250 300 350 400
Fumadores
No Fumadores
Distribución de tabaquismo.
11,50%
88,50%
Distribución de Tabaquismo
Fumadores No Fumadores
pág. 4415
Obesidad
La Obesidad se distribuyó por grados según la clasificación de la OMS, obteniendo una frecuencia
máxima del grado I correspondiente al 75.26% y mínima del grado III del 4.43%.
Tabla 3
Clasificación
Índice de Masa Corporal
Frecuencia
Porcentaje
Obesidad Grado 1
30-34.9
289
75.26%
Obesidad Grado 2
35-39.9
78
20.31%
Obesidad Grado 3
igual o > 40
17
4.43%
Gráfico 4
289
78
17
0
50
100
150
200
250
300
350
Obesidad Grado 1 Obesidad Grado 2 Obesidad Grado 3
Obesidad
Obesidad
75,26%
20,31%
4,43%
Obesidad
Grado I Grado II Grado III
pág. 4416
Riesgo Cardiovascular
El Riesgo Cardiovascular de acuerdo con la herramienta SCORE presentó en su mayoría riesgo bajo
correspondiente al 57% (219 casos) y ningún paciente con riesgo cardiovascular muy alto.
Distribución del Riesgo Cardiovascular.
Tabla 4
Riesgo Cardiovascular
Frecuencia
Porcentaje
Bajo
219
57%
Moderado
141
36.7%
Alto
24
6.3%
Muy alto
0
0%
Gráfico 5
219
141
24 0
0
50
100
150
200
250
Bajo Moderado Alto Muy Alto
Riesgo Cardiovascular
Riesgo Cardiovascular
57%
36,70%
6,30% 0%
Riesgo Cardiovascular
Bajo Moderado Alto Muy Alto
pág. 4417
Presión Arterial Sistólica
La Presión Arterial Sistólica de la población tuvo una media de 127.88 mmHG correspondiente al 80.99 %
Distribución de la Presión Arterial Sistólica,
Tabla 5
Presión arterial
Porcentaje
Frecuencia
120- 139 mmHg
80.99 %
311
140- 159 mmHg
14.45 %
67
160- 179 mmHg
1.56 %
6
> 180
0 %
0
Gráfico 6
311
64
6
0
50
100
150
200
250
300
350
120-139 mmHg 140-159 mmHg 160-179 mmHg
Distribución Presión Arterial
80,99%
14,45%
1,56% 0%
Distribución de la Presión Arterial
120-139 mmHg 140-159 mmHg 160-179 mmHg > 180 mmHg
pág. 4418
Colesterol Total
El colesterol total se categorizó de acuerdo con la herramienta SCORE. Se observó una media de 208.06
mg/dl y un valor mínimo de 116 mg/dl y valor máximo de 288 mg/dl.
Tabla 6
Frecuencia
Porcentaje
116-153 mg/dl
32
8.3%
154-192 mg/dl
107
27.9%
193-231 mg/dl
138
35.9%
232-269 mg/dl
88
22.9%
Gráfico 7
0
20
40
60
80
100
120
140
160
116-153 mg/dl 154-192 mg/dl 193-231 mg/dl 232-269 mg/dl
Distribución Colesterol Total
Frecuencia
8,30%
27,90%
35,90%
22,90%
Colesterol Total
116-153 mg/dl 154-192 mg/dl 193-231 mg/dl 232-269 mg/dl
pág. 4419
DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos en el presente estudio revelan importantes hallazgos sobre la distribución de
los niveles de colesterol total y presión arterial sistólica en la población estudiada.
Además, el análisis de la presión arterial sistólica mostró una distribución esperada con valores que
varían significativamente entre los participantes. Este dato es importante para identificar subgrupos de
riesgo y desarrollar estrategias preventivas que estén dirigidas a la reducción de la hipertensión y sus
complicaciones asociadas. Las diferencias de las cifras de presión arterial pueden deberse a diversos
factores como lo son la dieta, el estrés, la actividad física y la predisposición genética.
Es relevante destacar que los valores extremos de colesterol total observados (mínimo de 116 mg/dl y
máximo de 288 mg/dl) indican una considerable variabilidad interindividual. Los valores bajos pudieran
estar asociados con una dieta más saludable y mayor actividad física, mientras que los valores altos
pueden estar relacionados con una dieta rica en grasas saturadas y un estilo de vida sedentario.
Se compararon los resultados de este estudio con investigaciones previas sobre riesgo cardiovascular
en pacientes de atención primaria. En general, se observa coincidencia con estudios similares. Por
ejemplo, Paramio Rodríguez et al. (22) reportaron una distribución de riesgo cardiovascular
comparable, con una prevalencia mayor de riesgo bajo y moderado. Del mismo modo, Deysi et al. (17)
mostraron una distribución similar en el riesgo cardiovascular bajo y moderado, en coincidencia con
los resultados obtenidos en esta investigación. No obstante, estudios como el de Hacıağaoğlu et al. (10)
y Soto Fajardo et al. (20) presentaron discrepancias en los niveles de riesgo alto y muy alto,
posiblemente debido a diferencias genéticas, dietéticas, ambientales o de tamaño de muestra. En cuanto
a los niveles de colesterol total, los datos obtenidos en este estudio (208.06 mg/dl) son consistentes con
los de Soto Fajardo y Sánchez Zavala (20), quienes reportaron un promedio similar en su muestra.
Este análisis resalta tanto la coherencia en los hallazgos de riesgo cardiovascular como las posibles
variaciones debido a factores poblacionales específicos.
Dentro de las limitaciones del estudio que se encontraron, la principal fue lograr la participación de la
población, esto complicó realizar el estudio de manera aleatorizada, lo que nos condujo a llevar a cabo
la investigación por conveniencia. La segunda limitante fue el tamaño de la muestra, la cual podría ser
pág. 4420
incrementada sin embargo el tiempo invertido en la recolección de la muestra es insuficiente para un
solo investigador, por lo que se sugiere involucrar a mayor número de personal.
Los hallazgos encontrados en el proceso de investigación muestran la importancia de solicitar estudios
laboratoriales completos, incluyendo los niveles séricos de colesterol HDL para poder utilizar otras
herramientas de cálculo de riesgo cardiovascular.
En la consulta médica diaria el poder identificar las variables que tienen un impacto directo sobre el
riesgo cardiovascular abre una oportunidad para realizar intervenciones que sean preventivas y así
impedir el aumento del riesgo. Un área de oportunidad para un posterior estudio es utilizar otras
herramientas de riesgo cardiovascular para determinar cuál es la más adecuada para la población de la
UMF No 47.
Los hallazgos obtenidos se sugieren que futuros estudios buscar una correlación entre las variables y
realizar una intervención (tratamiento, cambios del estilo de vida, hábito tabáquico, etc.) con un
seguimiento a largo plaza buscando encontrar qué impacto tienen estas variables en el seguimiento de
los pacientes.
CONCLUSIÓN
Esta investigación tuvo como objetivo determinar la prevalencia de riesgo cardiovascular alto en
pacientes de 40 a 85 años afiliados a la Unidad de Medicina Familiar número 47 con diagnóstico de
obesidad. La prevalencia encontrada fue del 57 %, lo que representa un nivel bajo en comparación con
lo esperado. Aunque se anticipaba un riesgo cardiovascular elevado en la mayoría de los pacientes, los
resultados muestran lo contrario. Este hallazgo resalta la complejidad de los factores que contribuyen
al riesgo cardiovascular alto, como predisposición genética, variaciones en la actividad física y
especificidades en los patrones dietéticos de cada individuo, entre otros.
Un aspecto relevante de este estudio es el uso de la herramienta SCORE, que permite evaluar el riesgo
cardiovascular en pocos minutos utilizando datos clínicos rutinarios disponibles desde el inicio de la
consulta, como edad, tensión arterial, peso, talla, hábitos tabáquicos y niveles séricos de colesterol total.
Su aplicación facilita la clasificación oportuna de los pacientes según su riesgo cardiovascular, lo que
posibilita implementar intervenciones adecuadas para mejorar la calidad y expectativa de vida a 10
años.
pág. 4421
Estudios futuros podrían explorar herramientas más específicas para la evaluación de riesgo
cardiovascular en poblaciones particulares, con el objetivo de identificar cuál se adapta mejor a las
necesidades individuales. Además, sería valioso analizar el impacto de las intervenciones realizadas a
lo largo de una década, integrando un seguimiento longitudinal que evalúe la eficacia y sostenibilidad
de estas estrategias preventivas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Shamah-Levy, T., Vielma-Orozco, E., Heredia-Hernández, O., Romero-Martínez, M., Mojica-
Cuevas, J., Cuevas-Nasu, L., Santaella-Castell, J. A., & Rivera-Dommarco, J. (2020). Encuesta
Nacional de Salud y Nutrición 2018-19: Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto
Nacional de Salud Pública.
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