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la vez, donde cada diseño y cada hilo construido representa un diálogo entre la memoria ancestral y la
realidad presente. La práctica del tejido no solo implica una destreza manual, sino una participación en
el “sentir” de la comunidad, lo cual fortalece la identidad y reafirma el sentido de pertenencia. Para las
tejedoras, el proceso de creación es un acto de conexión con sus ancestros y mujeres dentro de la familia,
pioneras en el tejido, siendo trasmitida de generación en generación, en el cual el tejido de las fibras
simboliza el tejido de las relaciones sociales y culturales.
METODOLOGÍA
Para poder presentar los resultados del presente artículo se trabajó exclusivamente con el trabajo
etnográfico de Rossana Guber (2001) a partir de la reflexividad y la observación participante in situ,
resaltando la importancia del trabajo de campo; El acto de “observar” suele estar asociado al proceso
de mirar con cierta atención una cosa o actividad; o sea, concentrar la capacidad sensitiva en algo por
lo cual estamos particularmente interesados. La observación es fundamental en cualquier investigación
cualitativa. Observar no es, sin embargo, sólo mirar; se trata de hacerlo en forma sistemática, y, en lo
posible, de manera “controlada” y precisa. (Barragán, Rossana; Sálman, Ton; Aillón, Virginia; Sanjinés,
Javier; Langer, Erick; Córdova, Julio; Rojas, Rafael., 2001, pág. 126) “La observación participante
consiste en dos actividades principales: observar sistemática y controladamente todo lo que acontece
en tomo del investigador, y participar en una o varias actividades de la población. Hablamos "participar"
en el sentido de "desempeñarse como lo hacen los nativos"; de aprender a realizar ciertas actividades y
a comportarse como uno más. La "participación" pone el énfasis en la experiencia vivida por el
investigador apuntando su objetivo a "estar adentro" de la sociedad estudiada. En el polo contrario, la
observación ubicaría al investigador fuera de la sociedad, para realizar su descripción con un registro
detallado de cuanto ve y escucha”. (Guber R. , 2001)
Caminar, transitar, navegar con los T’simane, donde cada encuentro con mujeres tejedoras de las
diferentes comunidades dentro del extenso territorio, enriquecía el aporte de signos y significados; estos
encuentros eran abordados y apoyados en círculos de reflexión para la escucha, mirada y palabra crítica,
con la ayuda de traductores que hacían de intermediarios, siendo el idioma una brecha para la
comunicación entre las mujeres que hablan exclusivamente el T’simane y el investigador de habla
hispana.