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Los familiares procuran demostrar a los adultos mayores lo importantes y valiosos que son, sin embargo,
no se les recuerdan constantemente lo útiles que pueden ser en el hogar a pesar de la etapa de vida en
la que se encuentran. La falta de motivación por parte de la familia es latente, ya que no se indaga dentro
de cada uno lo que les gusta hacer o que cosas no han podido hacer antes, por falta de tiempo, lo que en
ocasiones les da tristeza, enojo, dejen de comunicarse, se aíslen desde lo social, pues la poca motivación
que enmarca, hace que piensen que dejan de ser personas imprescindibles para el grupo familiar como
para la vida en sociedad.
Desde el área de trabajo social señala que la motivación es un tema de inmensa relevancia para el adulto
mayor, específicamente en lo que se refiere al desarrollo de un envejecimiento activo, enfocado en el
mantenimiento de una vida dinámica y saludable tanto en los ámbitos fisiológicos como en los afectivos,
es decir, el adulto mayor optará por una vida con hábitos más saludables y con mayor proactividad en
la medida que se vea más incentivado, para ello, tanto los profesionales del área social, como la familia
no puede perder de vista la atención y el apoyo a los adultos mayores.
Las familias del adulto mayor señalan que se preocupan en especial de la atención y que el trabajo en
conjunto ha fortalecido la unión y cooperación de todos quienes integran el hogar, a pesar de no contar
con una orientación de como brindar atención y cuidado oportuno a los adultos mayores, que, por lo
general, es asegurarse de la alimentación, control de medicación e higiene. Los adultos mayores,
mencionan que sus familiares no han sido orientados e no se les ha impartido información acerca de
cómo cuidarlos, pues lo único que piensan es, en lo material, a pesar del apoyo afectivo que necesitan,
además, la información que brinda el profesional del área social sobre este tema en ocasiones acuden
pocos familiares debido las ocupaciones que deben realizar. El apoyo no debe limitarse solamente al
hecho de favorecer los recursos materiales, sino más bien, procurar que la persona adulta mayor sienta
el respeto, amor y estima que merece.
Integrar al adulto mayor es corresponsabilidad de la familia para ir cambiando con pequeñas acciones,
el trato hacia ellos. A veces parece que el buen trato es (solo) ser amables, pero se necesita que los
mayores sean más activos de lo que son, en la toma de decisiones y tengan presencia, a pesar de que el
envejecimiento, como otras etapas de la vida, además de una cuestión biológica y psicológica, es una
construcción social.