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más integral que considere tanto las dimensiones sociales como ambientales, mientras introduce el
concepto de "maldesarrollo" para cuestionar los paradigmas convencionales.
Para la economía ecológica, “el “crecimiento” se refiere a la expansión en dimensiones físicas, en la
escala del sistema económico” (Falconí, 2002, pág. 27). Este crecimiento es medido regularmente, en
la economía clásica, por “el producto interno bruto (PIB) (o del PIB por habitante) (…) un tasa de
crecimiento alta es muchas veces interpretada como un señal del éxito (…) y también como un indicador
del aumento del bienestar de la población” (Falconí, 2002, pág. 41).
Al crecimiento económico se los visto como una condición sufriente para alcanzar el desarrollo, sin
embargo, se han develado “los efectos desalentadores del crecimiento alcanzado en las últimas décadas
en términos de equidad, sustentabilidad ambiental y mejora de la calidad de vida (que) han conducido
aún sustancial replanteamiento del tema” (Larrea C. , 2014, pág. 21). Surge la necesidad del post-
crecimiento, incluso desde la economía ecológica se plantea una sociedad estacionaria, o decreciente
Se trata de reconocer que el crecimiento económico tiene límites, que vienen dados por una
demostración empírica de los efectos a largo plazo de una política de desarrollo:
“en primer lugar, el crecimiento económico ha sido acompañado por una tendencia de larga
duración al aumento de la desigualdad (…) En segundo lugar, el crecimiento alcanzado ha
superado la biocapacidad del planeta para sustentarlo (y) finalmente, la asociación entre la
realización humana y la mayor posesión de bienes y servicios más allá de la satisfacción
de necesidades fundamentales se ha mostrado débil” (Larrea C. , 2014, pág. 23).
Nicholas Georgescu- Roegen “Kenneth Boulding, Herman Daly, Peter Victor, Joan Martínez Alier,
Manfred Maz Neef, Tim Jackson, entre otros propusieron, para los países ricos, una economía próspera
pero sin crecimiento. Y no solo ello, pusieron a consideración de la economía mundial, incluso un
“decrecimiento”” (Falconí, 2014, pág. 213).
Sergé Latouche fue el primero en utilizar el término decrecimiento rechazando el crecimiento como fin
en sí mismo. La propuesta puede sintetizarse en lo que afirma Gisbert Aguilar (citado por Martín Peña,
2014). "Sólo hay un camino posible, vivir con menos, y el reto es este ahora mismo, en vivir mejor con
menos". Es insostenible el patrón de producción y consumo ad infinitum del capitalismo.