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En el ejercicio docente, esto implica asumir que la escuela es un espacio donde la pluralidad es el actor
principal, evidenciado en la diversidad de cada individuo, ya sea en su personalidad, etapa de desarrollo,
ritmo y estilo de aprendizaje, o en su contexto social, familiar y cultural; esto es, la educación inclusiva
y personalizada tiene como meta responder a estas necesidades, apuntando a una transformación
positiva tanto en el ámbito escolar como en la sociedad.
Por su parte, García (2011) menciona la importancia de:
Centrarse en cada niño y cada niña para desarrollar al máximo su potencial. Esto es, a
grandes rasgos, la base que sustenta la personalización de la educación, la verdadera
atención a la diversidad: diversidad de intereses, de motivaciones, de culturas, de
religiones, de formas de acceder al conocimiento, de expresarse, de aprender, de ver el
mundo. (p. 184)
En este sentido, la escuela, y particularmente el docente, deben considerar esta diversidad inherente al
ser humano para promover el respeto, la solidaridad y la comprensión en las aulas: esto requiere
prácticas educativas que reconozcan las diferencias y respondan a las necesidades de todos los
estudiantes, independientemente de si presentan o no alguna discapacidad. Así, los estudiantes que
forman parte de poblaciones diversas pueden adaptarse al entorno escolar, fortaleciendo su proceso
educativo mediante nuevas formas de enseñanza, como la educación personalizada; enfoque que se
centra en cada persona, su ser y su quehacer, permitiéndoles superar las dificultades que puedan surgir
y reconociendo a cada estudiante como un actor activo en su proceso educativo.
A este respecto, Parada (2007) destaca que "La educación debe implicar al alumno como humano y
sentar las bases para aprendizajes y transformaciones futuras" (p. 254); esto implica que el estudiante
no es un sujeto pasivo que simplemente recibe conocimientos, sino que debe potenciar sus capacidades
e interiorizar lo aprendido para participar activamente en su formación.
En este contexto, es fundamental que los educadores ajusten sus enfoques pedagógicos para adaptarse
a la diversidad presente en sus estudiantes, creando entornos de aprendizaje significativos en los que
los alumnos se sientan seguros, cómodos y atendidos de manera personalizada; para lograrlo, es
necesario considerar las particularidades de cada estudiante, como sus habilidades, destrezas, intereses
y necesidades individuales.