FACTORES QUE PROMUEVEN UN AMBIENTE
DE VIOLENCIA ESCOLAR: LA PERSPECTIVA
DE ESTUDIANTES DE TELESECUNDARIA.
FACTORS THAT PROMOTE A SCHOOL VIOLENCE
ENVIRONMENT: THE PERSPECTIVE OF TELESECUNDARIA
STUDENTS
Carlos Eduardo López García
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Manuel Jesús Dominguez Marin
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Nicolás de Jesús Ramos Alcoser
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
pág. 8710
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i6.15565
Factores que promueven un ambiente de violencia escolar: la perspectiva de
estudiantes de telesecundaria.
Carlos Eduardo López García1
carloslopezg452@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-6906-8609
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Villahermosa, Tabasco, México.
Manuel Jesús Dominguez Marin
Manuel_marin65@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-5015-1582
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Villahermosa, Tabasco, México.
Nicolás de Jesús Ramos Alcoser
nikolas2019@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-2235-4689
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Villahermosa, Tabasco, México.
RESUMEN
La violencia es un fenómeno que ha tomado relevancia en los sistemas educativos de cada Estado,
debido a la intensificación y diversos modos de operación; en los últimos años, los eventos violentos
en centros educativos han superado y rebasados las políticas y medidas preventivas que las autoridades
han implementado para combatirla. Sin embargo, el no entender los factores sociales que inciden en
las escuelas en relación a la violencia escolar es simplemente hacer proyectos carentes de razón. El
presente estudio analiza los factores de riesgo que catalizan los eventos de violencia escolar desde la
perspectiva de los estudiantes. Los resultados evidencian que las estructuras sociales dentro y fuera de
la escuela en relación a la normalización de la violencia y la inacción de las autoridades educativas son
las causas puntuales de los altos índices de violencia escolar.
Palabras clave: violencia, escolar; adolescencia, cultura de la paz
1
Autor principal. Carlos Eduardo López García
Correspondencia: carloslopezg452@gmail.com
pág. 8711
Factors that Promote a School Violence Environment: The Perspective of
Telesecundaria Students
ABSTRACT
Violence is a phenomenon that has gained relevance in the educational systems of each state due to its
intensification and diverse modes of operation. In recent years, violent incidents in educational centers
have exceeded and surpassed the policies and preventive measures implemented by the authorities to
combat them. However, failing to understand the social factors influencing schools in relation to
school violence is simply creating projects without reason. This study analyzes the risk factors that
catalyze school violence from the students' perspective. The results show that the social structures both
inside and outside the school, in relation to the normalization of violence and the inaction of
educational authorities, are the key causes of the high rates of school violence.
Keywords: violence, school, adolescence, culture of peace
Artículo recibido 02 diciembre 2024
Aceptado para publicación: 28 diciembre 2024
pág. 8712
INTRODUCCIÓN
La violencia y conductas disruptivas en la adolescencia se ha convertido en un problema crítico en el
contexto educativo, afectando a la dinámica escolar y sus involucrados. Este fenómeno incluye una
amplia variedad de comportamientos que van desde el acoso verbal y físico, hasta actos graves de
agresión y exclusión social.
Al hablar de la violencia escolar, no solamente hablamos de los comportamientos conflictivos como
único elemento a considerar, pues, debido a dichos actos, el rendimiento escolar de los estudiantes
afectados se ve perjudicado, afectando de igual forma el desarrollo emocional y social de los sujetos
involucrados (Universidad en Internet, 2024).
Tipificar a la violencia escolar es hablar de un espectro amplio de la palabra, pues esta resulta ser una
actividad social multifacética y escalable en relación con la intensidad a la que se proyecte y ejerza a
los involucrados afectados. En definición de la Universidad Europea (2023), la violencia escolar se
refiere a “conductas de asedio, falta de respeto y maltrato físico o verbal que un estudiante recibe
continuamente por parte de uno u otros compañeros”. Y es multifacética debido a que se puede
presentar de manera física, verbal o psicológica, pero en ocasiones puede escalar a violencia sexual,
cibernética, patrimonial, económica y social.
La violencia está basada en la desigualdad y el abuso de poder de un sujeto a otro; es un
comportamiento culturalmente aprendido que implica directamente en controlar, imponer, manipular y
dañar a otros. En el ámbito educativo, la violencia es entendida como cualquier conducta que ocurra y
se geste en la escuela, dificultando su finalidad educativa y lesionando la integridad de algún miembro
de la comunidad escolar (Pacheco-Salazar, 2018).
Además, se han encontrado distintas manifestaciones de la violencia escolar, a decir de autores como
Herrera, et al., (2019)…
Tabla 1. Distintas manifestaciones de la violencia escolar.
Agresividad
Este concepto hace referencia a una reacción defensiva natural que se emplea
para afrontar circunstancias en el entorno o en la interacción social que son
interpretadas como peligrosas o amenazantes. Este tipo de respuesta es común en
cualquier persona que se enfrenta a una amenaza que podría comprometer su
pág. 8713
seguridad. Si esta reacción se torna exagerada o se establece como una forma
constante de comportamiento, puede transformarse en un acto violento.
Agresiones
físicas
Este tipo de agresión se refiere a confrontaciones físicas entre los involucrados,
que generalmente ocurren por desacuerdos, falta de control emocional o
conflictos no resueltos adecuadamente. Si en el curso de estas peleas se llegan a
usar armas, esto representa un agravante considerable, lo que eleva la gravedad de
la situación en el contexto de la violencia escolar.
Violencia
psicológica o
emocional
Este tipo de agresión se caracteriza por el empleo de descalificaciones, amenazas,
insultos o burlas dirigidas a algún miembro de la comunidad. Estas pueden darse
de manera directa y presencial, de forma indirecta (como a través de grafitis en
baños o murallas), o mediante medios virtuales. Cuando este comportamiento se
repite en el tiempo, se convierte en una forma de interacción conocida como
acoso o bullying, afectando significativamente a la víctima y generando un
ambiente hostil.
Violencia social
Este tipo de violencia implica manipular la relación o participación de la víctima
en la convivencia cotidiana. Se manifiesta a través de rumores malintencionados,
la divulgación de secretos o aspectos íntimos de la vida de la persona, el
aislamiento de un miembro del grupo, o hablar mal de otros. Si bien puede darse
de manera ocasional, cuando estas acciones se repiten, pueden transformarse en
una forma de acoso prolongado, con serias consecuencias para la víctima.
Violencia contra
la
infraestructura o
espacios
escolares
Se trata de aquellos actos en que se produce un daño deliberado al edificio, el
mobiliario, materiales, recursos u otros elementos que forman parte del espacio
escolar. El daño puede ir desde algo superficial (como el rayado) hasta la
destrucción parcial o total.
Acoso escolar
Desde un punto de vista legal, se define como cualquier acción u omisión que
implique agresión y hostigamiento repetido. Este acoso puede llevarse a cabo
dentro o fuera de la escuela, ya sea por un solo estudiante o por un grupo,
aprovechándose de la vulnerabilidad o indefensión de la víctima.
Ciberacoso
El ciberbullying, también llamado ciberacoso, es una forma de violencia que se
asemeja al acoso escolar tradicional, pero se lleva a cabo a través de medios
tecnológicos como redes sociales, internet y otras plataformas virtuales. El
ciberacoso abarca actos como violencia psicológica, agresiones verbales,
amenazas, insultos, suplantación de identidad, divulgación de material ofensivo y
exclusión social en entornos digitales.
Fuente: Elaboración propia.
pág. 8714
De hecho, el fenómeno de la violencia es verdaderamente complejo y pluridimensional y transcurre en
la vida social de las personas, teniendo una multiplicidad de causas y una diversidad de efectos, es un
fenómeno tan antiguo como la humanidad.
Sin embargo, el hecho que la violencia se presente en los espacios escolares cuestiona en gran medida
el imaginario social y el tradicional ideario escolar como un lugar de encuentro y armonía. Esto se
profundiza si se cae en cuenta que la violencia escolar es un reflejo inmediato de la descomposición
de la sociedad, esto visto desde el marco de un Estado de derecho débil, el cual es incapaz de
satisfacer las necesidades básicas de la población y representa una ruptura del tejido social que
desencadena la lucha por espacios alternos de supervivencia, el alza a ideas neodarwinistas y
reorganización sociopolítica” (Cedeño, W., 2020).
Ante el argumento anterior, se puede destacar la falta de seguimiento a las políticas educativas en
relación a la sana convivencia escolar, pues al hablar de un Estado de derecho, está facultada,
capacitada y equipada con políticas concretas para subsanar la violencia en cualquier espacio social, y
para este caso, los centros educativos, los cuales, las evidencias destacan la presencia de conductas y
actitudes sociales coercitivas que atentan contra la integridad física y psicológica de los involucrados
en el proceso educativo.
Desde un panorama internacional, la violencia ocurrida en los centros educativos es una problemática
que no reconoce fronteras; Según datos de Selim (2018) y El Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF, 2018) la mitad de los adolescentes del mundo sufren violencia en las escuelas (…),
150 millones de estudiantes de entre 13 y 15 años han confesado sufrir de violencia entre compañeros
en la escuela e inmediaciones. Además, dichos informes destacan datos de preocupación entorno a esta
problemática mundial:
Los niños que ya están marginados son especialmente vulnerables al acoso. La discapacidad,
pobreza extrema, etnicidad y orientación sexual son algunos de los factores que aumentan la
vulnerabilidad de los jóvenes frente a la violencia.
Uno de cada tres estudiantes de entre 13 y 15 años participa en peleas físicas en las
escuelas. Los ataques físicos entre compañeros de escuela son más comunes entre los niños. Las niñas,
por su parte, tienen más probabilidades de ser víctimas de formas de acoso psicológico o relacional.
pág. 8715
El ciberacoso permite a los perpetradores mantener su anonimato, pero tiene
repercusiones tangibles. Las víctimas del ciberacoso tienen más probabilidades que otros estudiantes
de consumir alcohol y drogas, faltar a la escuela, obtener malas calificaciones y tener problemas de
salud o baja autoestima.
La violencia perpetúa la violencia. Los niños que crecen rodeados de violencia tienen más
probabilidades de emplear la violencia cuando son adultos.
Desde el contexto hispanoamericano, la situación no es ajena en esta región. Los agentes que están
involucrados en los procesos educativos pueden ser autores o víctimas de violencia dentro de los
centros educativos y en entornos inmediatos o relacionados a esta. El arraigo cultural del castigo físico
se encarna perfectamente en el refrán que reza: “la letra con sangre entra”. El castigo físico que afecta
a los adolescentes hispanoamericanos se ejerce en las casas y escuelas; el respaldo social a estas
prácticas varía de un país a otro y, aunque es más fuerte en el Caribe, también está presente en varios
países continentales.
Estudios realizados por la UNICEF (2022), recaban datos que evidencian actos de violencia en niños y
adolescentes en los países hispanoamericanos (p. 5).
Casi dos tercios de los niños de 1 a 14 años de edad en Hispanoamérica sufren medidas
disciplinares violentas en el hogar; los niveles superan el 80% en Haití, Jamaica y Surinam.
De los 187 millones de niños de la región, 73 millones viven en países donde el castigo corporal
en el hogar todavía está permitido en cierta medida, mientras que 7 millones de niños en edad escolar
carecen de plena protección jurídica contra el castigo corporal en las escuelas.
Alrededor de 1 de cada 10 muertes de niños, niñas y adolescentes en la región, son resultado de
homicidio, y es la principal causa de muerte entre los adolescentes de 10 a 19 años.
pág. 8716
Tabla 1. Porcentaje de niños entre 1 a 14 años que han experimentado medidas disciplinares violentas
en los últimos meses de 2022.
Fuente: Elaboración propia basada en información de UNICEF (2022).
Además de la aceptación y aplicación de la violencia en adolescentes en los hogares, las políticas
nacionales de las distintas naciones hispanoamericanas aceptan tácitamente el uso de la violencia en
esta población vulnerable, lo cual se convierte en los principales impedimentos para crear espacios de
convivencia sana y que promuevan la cultura de la paz (UNICEF, 2011).
Tabla 2. Progreso de la prohibición de toda clase de violencia corporal en Hispanoamérica.
Estado
Prohibido
en escuela
Prohibido en el sistema
penal
Prohibido en
los centros
de
protección
Como parte
de la
sentencia
Como medida
de disciplina
Argentina
NO
SI
SI
SI
NO
Bolivia
NO
SI
PARCIAL
NO
NO
Chile
NO
NO
SI
SI
NO
Colombia
NO
NO
PARCIAL
NO
NO
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
Cuba Panama Costa Rica El Salvador Paraguay Argentina México Haiti Suriname
Medidas disciplinares violentas experimentadas en niños,
niñas y adolescentes en Hispanoamérica.
Cualquier correción violenta Agresión psicológica Castigo físico severo
pág. 8717
Costa Rica
SI
SI
SI
SI
SI
Cuba
NO
NO
SI
NO
NO
República
Dominicana
NO
SI
SI
SI
NO
Ecuador
NO
SI
PARCIAL
SI
NO
Guatemala
NO
SI
PARCIAL
SI
NO
México
NO
SI
SI
NO
SI
Perú
NO
SI
SI
NO
NO
Venezuela
SI
SI
SI
SI
SI
Fuente: Elaboración propia basada en información de UNICEF (2015).
Además, en el contexto de la pandemia derivado por el SARS-CoV-2, hubo un aumento en la
violencia y el odio en línea (incluido el acoso en redes sociales), además, por el hecho del
confinamiento, provocó que las redes de apoyo habituales (docentes, psicólogos escolares,
autoridades, amigos, familia ampliada, entre otros) se hallan limitado, provocando en gran medida
menos posibilidades para gestionar las crisis y de reorganizar su vida cotidiana (Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2023; Universidad Nacional
Autónoma de México [UNAM], 2023).
Desde el contexto nacional, la violencia escolar en México ha registrado un total de 3.3 millones de
estudiantes adolescentes víctimas de algún tipo de violencia; siendo más específicos, cerca de 30.7 mil
personas de entre 10 y 17 años, tuvieron eventos de violencia física en centros educativos (10.1 mil
mujeres y 20.6 mil hombres, respectivamente).
Lo anterior implicaba que 2 de cada 1000 niñas, niños y adolescentes de 10 a 17 años en el país,
fueron víctimas de violencia física escolar en México durante 2021 según datos publicados por el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía en su Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022
(INEGI, 2023).
El Gobierno de México (2016) reconoce que este tipo de conductas violentas en centros educativos
mexicanos es derivado por un entorno que acepta y legitima las conductas violentas debido a la cultura
existente de agresiones que se tiene en la sociedad mexicana, potenciado por la falta de una cultura de
pág. 8718
respeto a los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes.
Aunque los datos son alarmantes por mismo, las autoridades competentes han desarrollo políticas
para garantizar una vida libre sin violencia para las niñas, niños y adolescentes, sin importar en el
entorno social inmediato en el que se encuentre, pues, desde el marco legal y jurídico, todo menor de
edad tiene respaldados sus derechos mediante la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes.
Esta decreta que todos menor de edad que se encuentre en territorio nacional, es titular de sus
derechos, con capacidad de goce de los mismos, de conformidad con los principios de universidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad; el Estado mexicano debe garantizar espacios
educativos que promuevan la cultura de la paz, igualdad, justicia y respeto, sin importar el idioma,
color de piel, edad, posición socioeconómica, discapacidad o cualquier condicionante que pueda
atentar contra su dignidad y derechos fundamentales (Cámara de Diputados, 2024).
El contexto estatal, en Tabasco, las cifras oficiales de junio 2022 hasta junio 2023, arrojan 83
expedientes por acoso escolar entre estudiantes, según lo informo la Secretaría de Educación de
Tabasco (Aguilar, 2024).
Por otro lado, datos ofrecidos por el INEGI, destacan que el 31.8% de las mujeres en Tabasco, han
sido víctimas de violencia escolar: de acuerdo con el reporte, de las agresiones en agravio de las
mujeres objeto de estudio, el 50.8% fue perpetrado por sus compañeros del sexo opuesto; el 24.3% por
un maestro; el 11.4% por un desconocido; 6.5% por otra compañera de su mismo sexo y el 5.8% por
otra persona de la escuela (Ravelo, 2023).
Por ello, resulta necesario identificar cuáles son los factores de riesgo que los estudiantes adolescentes
de Tabasco identifican como precursores y catalizadores de la violencia escolar en su entorno social
inmediato, tales como la familia, la sociedad en sí misma, y el factor personal.
La importancia de analizar estos tres factores como posibles puntos claves que proporcionarán datos
precisos recae en el hecho de que como seres sociales, todo comportamiento que exteriorizamos ante
la sociedad, es aprendido y replicado por la experiencia psicosocial de nuestros espacios de
convivencia habituales, tales como es la familia, pues como menciona Sánchez (2023) “la familia
cumple el papel protagonista en el desarrollo de una persona, pues aquí se aprende los elementos
pág. 8719
básicos y necesarios para el desenvolvimiento autónomo dentro de la sociedad: valores, lenguaje,
control de la impulsividad, entre otros”.
Además, como seres políticos sociales, no se es excepto de las influencias sociales de
comportamientos y experiencias psicosociales que la sociedad misma influye en la persona. Pues en
esta se adoptan las normas aceptables y excluyentes, los contratos tácitos sociales, tradiciones, tabúes,
modales y demás elementos que determina cada sociedad como buena o mala.
Por último, el aspecto personal proporciona información de como el adolescente piensa, reflexiona y
actúa ante cualquier evento social en el que se pueda ver involucrado, pues, aunque los demás puedan
compartir la misma zona geográfica, hablen un mismo idioma, profesen una misma religión o cabe la
posibilidad de que puedan ser familiares cercanos, cada persona tiene experiencias psicosociales
únicas que definen su comportamiento y moldean los valores que creen correctos y pertinentes para
cada eventualidad.
Lo cual, el objetivo de la presente investigación es analizar los factores familiares, sociales y
personales que determinan los comportamientos violentos dentro de la institución educativa desde la
perspectiva de los estudiantes de la telesecundaria Rosendo Taracena Padrón, en el municipio de
Cunduacán, Tabasco.
METODOLOGÍA
El presente trabajo de investigación se aborda a partir del paradigma cualitativo, pues como afirma
Ramírez y Arbesú (2019) esta es particularmente apropiada cuando se desea comprender u obtener una
perspectiva personal de un evento o experiencia humana e implica el uso variado de técnicas de
recopilación de información como: entrevistas en profundidad, observación participante, diarios de
campo, revisión de fotografías, bitácoras y demás técnicas que proporcionan al investigador diversos
materiales empíricos que dan cuenta del por qué y para qué las personas llevan a cabo determinados
actos.
Con base a lo anterior, se sustenta los motivos generales del uso de este paradigma, pues este
proporciona los elementos más cercanos a las experiencias psicosociales que los estudiantes de la
telesecundaria puedan externar, debido a que son experiencias y comportamientos, y al verse
involucrados en un entorno social con agentes sociales diversos, estos pueden variar dependiendo de la
pág. 8720
eventualidad social a la que estos se enfrenten en relación con algún tipo de violencia escolar vivida.
Para el caso particular de esta investigación, se considera pertinente el uso de la entrevista como
técnica de recolección de datos puesto a que permite recopilar información detallada en vista de que la
persona que informa comparte oralmente con el investigador lo concerniente a un tema específico o
evento acaecido en su vida (Fernández, 2018, p. 84).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Sujetos de
investigación
Factores de riesgos
Social
Familiar
Personal
Sujeto 1
-Sus compañeros se burlan
por su color de piel, pero
esto es tomado como un
“juego” entre ellos, con el
fin de evitar conflictos.
-Destaca la falta de
seguimiento por parte de
los docentes para resolver
los conflictos que ocurren
dentro del salón de clases.
-Las medidas preventivas
para evitar el acoso escolar
no son suficientes, ya que
delegan la responsabilidad
entre sus compañeros.
-Expone una situación de
violencia familiar en su
hogar; al momento de ver
un acto de violencia,
menciona quedarse callado
para evitar problemas.
-Menciona solamente
sentir confianza con su
madre, evidenciando un
desequilibrio entre la
relación padre-hijo.
-El sujeto explica que ha
desarrollado un “sistema
de defensa protectora-
agresiva” en el cual, si
algún compañero lo
molesta durante sus
actividades o cuando está
tranquilo, su primera
reacción es la agresión
física.
Sujeto 2
-Menciona que su maestra
ha implementado
diferentes estrategias para
minimizar el índice de
-Menciona que las
agresiones verbales están
presentes en su hogar, lo
cual provoca que proyecte
-Menciona ser alguien que
no se mete mucho en
problemas, solamente
reacciona de manera
pág. 8721
conductas violentas dentro
del aula de clases, sin
embargo, no han sido
eficientes, debido a la falta
de seguimiento por parte
de los maestros y padres
de familia.
-Ha observado que sus
compañeros se burlan
continuamente de un
compañero con
características
“afrodescendiente
-Destaca que fue
protagonista de una
agresión física contra uno
de sus compañeros, ya que
perturbo su tranquilidad,
sin embargo, menciona
que sus maestros no
actuaron ante la agresión.
su furia contra sus
compañeros si está de mal
humor.
-Destaca que ha observado
conductas violentas en
reuniones familiares, lo
cual ha normalizado en su
vida, ya que “así es su
familia”.
agresiva cuando alguien lo
está molestando
constantemente.
-Experimentó hace un
tiempo ser víctima de
acoso escolar por parte de
un compañero de su mismo
salón; escalo a tal punto de
no querer seguir llegando a
clases, sin embargo, sus
padres tuvieron que
intervenir para solucionar
la problemática.
Sujeto 3
-Ha observado que sus
maestros solamente llaman
la atención cuando
algunos de sus
compañeros están
peleando en clases.
-No mencionó
experimentar u observar
actitudes violentas en su
hogar.
-El sujeto menciona que
sus compañeros no están
“en su nivel”, por lo cual
no tiene mucho interés en
relacionarse con ellos.
-Destaca que no le gusta
pág. 8722
-Destaca una falta de
seguimiento por parte de
los docentes al momento
de haber una crisis de
disciplina dentro del aula
de clases.
-Menciona que su docente
no informa de los
problemas surgidos en
clases a los padres de
familia.
meterse en problemas;
evita llegar a los golpes
cuando este es molesto, sin
embargo no descarta llegar
a la violencia sica si es
necesaria.
-Menciona sentirse irritado
y molesto cuando sus
compañeros de clases
dicen incoherencias o no
comparten la misma
opinión al momento de
participar.
Sujeto 4
-La relación entre sus
compañeros se vuelve
complicada, debido a que
llegan a “ser pesados” con
sus comentarios o bromas.
-Destaca que
constantemente su salón
está involucrado en
problemas por acciones
violentas entre sus
compañeros de clases.
-No mencionó
experimentar u observar
conductas violentas en su
hogar.
-Destaca ser una persona
que no prefiere meterse en
situaciones hostiles, ya que
sus padres le han enseñado
a ser respetuoso.
La violencia escolar desde la perspectiva de los cuatro estudiantes seleccionados resulta ser evidencia
para comprender a la violencia como un fenómeno social, puesto a que la incidencia y factores de
riesgos que son la antesala y motivos para que la violencia escolar surja, están presentes en los
pág. 8723
entornos sociales inmediatos de los sujetos, puesto como lo menciona la Organización Mundial de la
Salud (OMS, 2002) en su informe de mundial sobre la violencia u la salud, en donde plantea un
modelo en el cual la violencia incide dentro es las esferas sociales de las personas.
Imagen 1. Modelo ecológico para comprender la violencia según la OMS.
Fuente: Elaboración propia.
Desde esta perspectiva, los factores identificados por los estudiantes inciden en gran medida como
precursores para la perpetuación de violencia en la sociedad escolar, puesto a que los factores
personales influyen en el comportamiento de la persona, aumentando las probabilidades en ser víctima
o agresor de actos violentos; los trastornos psíquicos o de personalidad, las toxicomanías y los
antecedentes de comportamientos agresivos o de haber sufrido maltrato en la niñez o en la
adolescencia evidencia comportamientos violentos en las etapas subsecuentes.
Por otro lado, el informe de la OMS destaca que las relaciones más cercanas y el contexto comunitario
son áreas de riesgo de sufrir o perpetuar actos violentos debido a la complejidad de los actores sociales
en las cuales la persona se ve involucrada a socializar; además su entorno social es evidencia clara del
Estado de derecho en que su sociedad está regida, ver actos de violencia en la calle, problemas de
drogadicción y demás factores son catalizadores sociales que perpetúan la violencia.
Por último, este estudio no consideró en un primer momento un factor que como tal, no se muestra
Sociedad
Comunidad
Relaciones
Personal
pág. 8724
explícitamente, pero que está presente de manera “invisible” en las relaciones cotidianas y en la
sociedad, puesto a que normalizamos ciertos ambientes pero no comprendemos el por qué existen;
hablar de la estructura de la sociedad estamos hablando de las normas sociales y culturales existentes
en un grupo y sociedad política. Para el caso concreto, los resultados indicaron que dentro de las aulas
de clases, existen normas tácitas en donde la violencia es permitida exceptuando cuando están en las
últimas fases; el aceptar los insultos y convertirlos a un “simple juego”, normalizar el insultar,
molestar a un compañero, robar, excluir o discriminar, ya está presente en los centros educativos, por
lo tanto, los docentes no están preocupados por resolver dichas circunstancias por que “son niños y así
se llevan” o “solamente están jugando”.
La aceptación de estos discursos y acciones que profundizan y normalizan a la violencia, son la
principal consecuencia ante los actos de violencia presentes en esta institución educativa.
CONCLUSIONES
La violencia es un fenómeno complejo, multidimensional y sistemático, que obedece a diversos
factores y al ser un problema humano, se convierte inmediatamente en un problema social, desde la
propia persona a la familia, luego a la comunidad, sociedad y finalmente pasa a ser un problema
político e institucional, lo que tiene consecuencias reales que afectan al orden jurídico (Eneth, Mejia &
Curiel, 2021).
Dado que la violencia escolar está influenciada por un complejo entramado de factores personales,
familiares y sociales, es fundamental adoptar un enfoque integral para abordarla. Los entornos
familiares disfuncionales, la falta de apoyo emocional y la exposición a patrones de conducta violentos
en el hogar son factores que inciden directamente en la predisposición de los estudiantes a reproducir
comportamientos agresivos. Además, el contexto social, donde la falta de recursos, la marginación y la
violencia estructural prevalecen, agrava esta problemática en el entorno escolar.
Es imperativo que las instituciones educativas, en colaboración con las familias y la comunidad,
desarrollen estrategias preventivas y correctivas que incluyan no solo intervenciones directas en los
centros escolares, sino también políticas públicas que fortalezcan el tejido social. Solo mediante una
respuesta coordinada y multidisciplinaria será posible mitigar el impacto de la violencia escolar y
fomentar un ambiente de respeto y sana convivencia en la telesecundaria.
pág. 8725
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