PERSPECTIVA GLOBAL DEL HIPOTIROIDISMO
CONGÉNITO, REVISIÓN DE LA LITERATURA.
GLOBAL PERSPECTIVE OF CONGENITAL
HYPOTHYROIDISM, LITERATURE REVIEW.
Natalia Rodríguez Valle
Investigador Independiente, Colombia
Marialy Galvan Amell
Investigador Independiente, Argentina
Tatiana Negrete Correa
Investigador Independiente, Colombia
Daniela Ortiz Hernandez
Investigador Independiente, Colombia
Veronica Bolaño Charris
Investigador Independiente, Colombia
Arianna Castellano Gil
Investigador Independiente, Colombia
Yuranis Navarro Alvarez
Investigador Independiente, Colombia
Jose Sanchez Hernandez
Investigador Independiente, Colombia
Estefania Gomez Chamorro
Investigador Independiente, Colombia
pág. 9420
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i6.15616
Perspectiva global del hipotiroidismo congénito, Revisión de la literatura
Natalia Rodríguez Valle1
manavalle07@gmail.com
https://orcid.org/0009-0004-3803-4895
Investigador Independiente
Colombia
Marialy Galvan Amell
galvanamellmarialy@gmail.com
https://orcid.org/0009-0001-2053-5999
Investigador Independiente
Argentina
Tatiana Negrete Correa
tatinegrete_18@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0003-8022-103X
Investigador Independiente
Colombia
Daniela Ortiz Hernandez
danielaortizhdez@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0003-1401-1472
Investigador Independiente
Colombia
Veronica Bolaño Charris
veronicabch98@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-4766-8251
Investigador Independiente
Colombia
Arianna Castellano Gil
arianna.cgil@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0002-8280-8566
Investigador Independiente
Colombia
Yuranis Navarro Alvarez
yuranis_3994@hotmail.com
https://orcid.org/0009-0000-9534-5754
Investigador Independiente
Colombia
Jose Sanchez Hernandez
Josesanhe16@gmail.com
https://orcid.org/0009-0009-4484-4313
Investigador Independiente
Colombia
Estefania Gomez Chamorro
estefaniagomez1603@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-1558-0191
Investigador Independiente
Colombia
1
Autor principal
Correspondencia: manavalle07@gmail.com
pág. 9421
RESUMEN
Desde mediados del siglo XIX se reportaron los primeros datos de ausencia de glándula tiroidea en un
niño, a partir de aquí se iniciaron múltiples investigaciones donde el resultado principal de la patología
fue la carencia de hormonas tiroideas desde el nacimiento. Si bien no se presenta una clínica florida, las
consecuencias de un diagnóstico tardío pueden generar un pronóstico neurológico desfavorable. Aquí
radica la necesidad de identificar esta enfermedad en las etapas más tempranas de la vida, previniendo
la involución neurológica, ligada al hipotiroidismo congénito (HC), con un abordaje terapéutico
multidisciplinar, suplementación exógena de hormona tiroidea y un seguimiento médico estricto. El
objetivo de esta revisión de tema es mostrar una perspectiva general del hipotiroidismo congénito, sin
desconocer antecedentes históricos y conceptos fisiopatológicos propios de la enfermedad, debido a que
es importante documentar al personal médico que realizando un diagnóstico adecuado y temprano se
pueden prevenir complicaciones neurológicas que afecten la calidad de vida de los pacientes y desgasten
los sistemas de salud.
Palabras clave: hipotiroidismo, hormonas, genes, levotiroxina
pág. 9422
Global perspective of congenital hypothyroidism, Literature review
ABSTRACT
Since the mid-nineteenth century, the first data on the absence of a thyroid gland in a child were reported,
and from here multiple investigations were initiated where the main result of the pathology was the lack
of thyroid hormones from birth. Although it does not present a florid clinical picture, the consequences
of a late diagnosis can generate an unfavorable neurological prognosis. Here lies the need to identify
this disease in the earliest stages of life, preventing neurological involution, linked to congenital
hypothyroidism (CH), with a multidisciplinary therapeutic approach, exogenous thyroid hormone
supplementation and strict medical follow-up. The objective of this topic review is to provide a general
perspective of congenital hypothyroidism, without ignoring the historical background and
pathophysiological concepts of the disease, because it is important to inform medical personnel that by
making an adequate and early diagnosis, neurological complications that affect the quality of life of
patients and wear down health systems can be prevented.
Keywords: hypothyroidism, hormones, genes, levothyroxine
Artículo recibido 17 octubre 2024
Aceptado para publicación: 20 noviembre 2024
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INTRODUCCIÓN
Antecedentes Históricos
Un poco antes del siglo XIX, fue identificado el déficit de hormona tiroidea como causa importante de
retardo en el crecimiento y desarrollo. En 1850, Curling identificó al primer niño con manifestaciones
clínicas propias del hipotiroidismo congénito y posteriormente durante su autopsia se percató de la
ausencia de glándula tiroidea. Osler comprobó la irreversibilidad del daño neurológico, aún después de
establecer el tratamiento (1). Así se demostró la insustituible acción de hormonas tiroideas (HT) sobre
el sistema nervioso, fundamental para alcanzar la normalidad del individuo (1,2). En 1944, Bruchy y
McCune describieron el desarrollo mental en niños hipotiroideos recibiendo tratamiento apropiado; en
1972, Klein y colaboradores informaron que el tratamiento antes de los 3 meses de edad mejora el
pronóstico en el desarrollo mental, y que había mayores riesgos de daño cerebral irreversible si el
tratamiento no se iniciaba antes de este periodo de tiempo (2,3). En la década de los 70, se dió el preludio
para el tamizaje neonatal (TN) y en 1974, Quebac Jean H. Dussault y cols utilizaron la técnica inicial
de tamizaje midiendo niveles de tiroxina (T4) mediante radioinmunoanálisis en sangre por papel filtro.
Años después se establecieron programas de tamizaje en diversos países con finalidad de disminuir
falsos positivos y contribuir a la detección temprana de la patología (4).
Desarrollo y fisiología de la glándula tiroides en el feto
La tiroides es el primer órgano endocrino que se desarrolla durante la gestación y su formación inicia
en el piso de la faringe a los 22 días de concepción. La glándula tiroides aparece como proliferación
epitelial en el piso de la faringe, entre el tubérculo impar y la cúpula. Posteriormente la tiroides desciende
delante del intestino faríngeo como divertículo bilobulado; esta permanece unida con la lengua por
medio del conducto tirogloso, que luego desaparece (1).
El desarrollo de la glándula tiroides continúa en descenso, por delante del hueso hioides y cartílagos
laríngeos; en la séptima semana se ubica frente a la tráquea, posteriormente se forma un istmo pequeño
en la línea media y dos lóbulos. Su función inicia al finalizar el tercer mes con los primeros folículos de
coloide; las células foliculares comienzan con la producción de coloide, fuente de hormonas tiroideas
como la tiroxina y triyodotironina (1,2). En la tercera y cuarta semana de vida embrionaria del suelo
de la faringe se forma el divertículo medio, entre las primeras y segundas bolsas branquiales, constituido
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por proliferación endodérmica; esta depresión que se forma es el foramen caecum o agujero ciego. Un
cordón sólido de células forma el conducto tirogloso, luego continúa en descenso hacia abajo y ventral
hasta la faringe, ubicándose en el hueso hioides en formación. (2) En la ptima semana llega a su
posición definitiva, ubicándose entre el tercer y sexto anillo traqueal, el conducto tubular se divide en
varios cordones celulares formando el istmo y lóbulos laterales de la tiroides. (2) En la octava semana
el conducto tirogloso se degenera, formando el agujero ciego. En ocasiones se observa un remanente
que es la pirámide de lalouette (ó lóbulo piramidal) frecuente en el 50%. Si el conducto no se degenera,
se forman quistes del conducto tirogloso. Finalizando la décima semana aparece luz en los folículos.
A las 12 semanas aparecen los coloides, la TSH comienza a secretarse y se incrementa hacia las 18
semanas. En la semana 14 inicia la producción de las hormonas tiroideas. A las 20 semanas el eje
hipotálamo- hipófisis tiroideo inicia su función. (2) La cuarta bolsa faríngea origina al cuerpo
ultimobranquial, luego la cápsula de la glándula se forma en etapa tardía del feto a partir del tejido
mesenquimatoso vecino y pueden formarse tejidos no tiroideos o paratiroideos. (2)
Epidemiología
A nivel mundial la incidencia de hipotiroidismo congénito varía entre 1:2000 y 1:4000 casos por recién
nacido vivos (3,4), con mayor incidencia en prematuros (4); las variaciones epidemiológicas pueden ser
el resultado de las distintas ubicaciones geográficas y los factores de riesgo ligados a ellas (5). El
hipotiroidismo congénito primario es el adicional. Uno de esos sistemas es el control de la entrada de la
hormona tiroidea más prevalente en edad pediátrica (3), mientras el hipotiroidismo congénito transitorio
es más común en recién nacidos prematuros (4), a nivel mundial el 71% de los nacimientos ocurren en
áreas donde no existen programas de cribado neonatal de hipotiroidismo congénito (5), lo que limita un
tratamiento oportuno, ocasionando una carga económica y desafío para la salud pública por las
consecuencias principalmente neurológicas en estos niños (4,5).
En América Latina hay una diversidad de programas establecidos por los gobiernos nacionales para el
cribado neonatal (6). Existen datos de países como Argentina que muestran una incidencia de 1:3.108
nacidos vivos (3). En Colombia desde el año 2000 se creó el programa de tamizaje neonatal para HC, y
existen varios trabajos que reportan la incidencia de hipotiroidismo congénito, uno de ellos realizado en
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el hospital universitario san Ignacio, entre 2001 y 2017 que indican una incidencia de 1:2183 nacidos
vivos (3,7,9).
Fisiopatología
El sistema neuroendocrino despliega un papel crucial en la regulación de una amplia gama de funciones
fisiológicas a lo largo de las distintas etapas del desarrollo, un ejemplo paradigmático de esta compleja
red regulatoria se evidencia en el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides (HHT). El mantenimiento del
adecuado suministro de hormona tiroidea se logra a través de un sofisticado mecanismo de
retroalimentación, en el cual interaccionan el hipotálamo, la hipófisis y la glándula tiroides, coordinando
la producción y liberación de hormonas tiroideas de manera precisa y eficiente. El hipotálamo
desencadena la liberación de la hormona liberadora de tirotropina (TRH), que estimula la ntesis y
secreción de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) en la hipófisis anterior. La TSH, a su vez,
actúa sobre la glándula tiroides para inducir la biosíntesis y secreción de las hormonas tiroideas,
estableciendo así un sistema de retroalimentación hormonal esencial para la regulación del metabolismo
y otras funciones fisiológicas.
La glándula tiroides, está compuesta por folículos tiroideos, formados por células cuboidales, y produce
la Tiroglobulina, molécula precursora de las hormonas tiroideas: Tiroxina (T4) y Triyodotironina (T3).
Las células parafoliculares o células C, presentes fuera de los folículos, sintetizan la calcitonina, crucial
para la homeostasis del calcio.
Un suministro disminuido de hormona tiroidea estimula la secreción de la hormona liberadora de
tirotropina del hipotálamo y de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) de los tirotrofos de la
hipófisis anterior, que, a su vez, estimula a las células foliculares tiroideas. Por el contrario, el exceso
de hormona tiroidea apaga el sistema a través de la misma vía hasta que se restablece un estado estable.
Los requerimientos locales de hormona tiroidea se ajustan mediante mecanismos en la célula a través
de transportadores transmembrana activos (16)
La síntesis de estas hormonas requiere la captación de yoduro desde la sangre hasta el citosol de las
células foliculares. Durante este proceso, las células foliculares sintetizan tiroglobulinas, las almacenan
en vesículas y las liberan en la luz del folículo. En las células foliculares, el yoduro se oxida rápidamente
y se une a los aminoácidos de la tiroglobulina. Finalmente, la presencia y abundancia de receptores de
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hormona tiroidea (TR), a través de los cuales se media la acción de la hormona tiroidea, determinan el
tipo y grado de respuesta hormonal. La acción tiene lugar tanto en el núcleo como en el citosol de la
célula diana (20,21)
La función de los transportadores de hormonas tiroideas en las células es esencial para su distribución y
acción en todo el cuerpo (22). La acción de TR en el núcleo se conoce como efecto genómico. (23) Hay
dos TR: TR-alfa y TR-beta, que están codificados por genes separados ubicados en los cromosomas 17
y 3, respectivamente. Además, se sintetizan diferentes isoformas mediante transcripción y empalme
alternativos. Los receptores tienen similitudes estructurales y de secuencia con los dominios de unión al
ADN y de unión a T3. Otras regiones de las moléculas participan en la dimerización con otro TR
(homodimerización) u otro tipo de receptor nuclear (heterodimerización), así como en la unión de
cofactores proteicos correpresores y coactivadores (24,25).
En el núcleo celular, los receptores de hormonas tiroideas (TR) ejercen su función como factores de
transcripción, modulando la expresión de genes específicos que contienen una secuencia de ADN
conocida como elemento de respuesta a la hormona tiroidea (TRE). Los dímeros de receptores sin
ligando (sin T3) se unen a los TRE y reclutan proteínas correpresoras, lo que resulta en la represión de
la expresión de genes que normalmente son activados por T3. Sin embargo, cuando la hormona tiroidea
(T3) se une a los receptores, se produce un cambio conformacional en la molécula del receptor, lo que
conlleva a la liberación de las proteínas correpresoras, la disociación de los dímeros y la formación de
heterodímeros entre los TR y receptores X de retinoides. Estos heterodímeros se unen luego a proteínas
coactivadoras, promoviendo así la transcripción de los genes diana y, en última instancia, incrementando
la síntesis de proteínas específicas. A través de este mecanismo, genes como el de la yodotironina
desyodasa tipo 1 experimentan una regulación positiva, mientras que el gen de la subunidad beta de la
tirotropina se ve negativamente regulado (14,15,16).
Para liberar las hormonas tiroideas T4 y T3, la Tiroglobulina se reabsorbe en células foliculares en forma
de gotas de coloide. Las enzimas de los lisosomas desprenden la T3 y T4 de la tiroglobulina. Estas
hormonas, al ser solubles, atraviesan la membrana plasmática hacia el espacio intersticial y luego
ingresan a la circulación sanguínea. La T4 prevalece en cantidad sobre la T3, siendo el 99%
transportadas por la globulina de unión a las tiroxinas (TBG). Al llegar a las células diana, la T4 pierde
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un yodo y se transforma en T3. Estas hormonas desempeñan un papel crucial en la mayoría de las
funciones orgánicas, activándolas y manteniendo el ritmo vital (17)
La importancia de la hormona tiroidea en el desarrollo cerebral humano es fundamental. Diversos
factores regulan los niveles de la hormona tiroidea activa (T3) en el receptor, y cualquier alteración
durante fases críticas del desarrollo puede ocasionar déficits cognitivos y motores graves y persistentes
(26).
El eje tiroideo fetal se vuelve funcional hacia el final del primer trimestre del embarazo. Durante este
periodo crucial, el desarrollo neurológico del feto está intrínsecamente vinculado a las concentraciones
adecuadas de triyodotironina (T3) y tiroxina (T4) maternas, las cuales atraviesan la barrera placentaria
y protegen al feto de condiciones como el hipotiroidismo. Los neonatos nacidos sin una glándula tiroides
funcional muestran niveles de T4 al momento del nacimiento que oscilan entre el 20% y el 50% de la
concentración encontrada en neonatos normales, fenómeno explicado por el paso transplacentario de
hormonas tiroideas maternas (18, 19, 20).
En recién nacidos a término, las concentraciones ricas de la hormona estimulante de la tiroides se
elevan a 60-80 mU/L en la primera hora postparto debido a la exposición al frío y al pinzamiento del
cordón umbilical (18.) A medida que transcurren las horas, los niveles de TSH disminuyen a 6-10 mU/L
una semana después del nacimiento. El aumento de TSH estimula la secreción de hormona tiroidea,
alcanzando un máximo de 22 mcg/dL para T4 y 250 ng/dL para T3 a las 36 horas de vida, disminuyendo
gradualmente en el primer mes, pero manteniéndose ligeramente superiores a los niveles adultos de
referencia. A las cuatro semanas, los valores de referencia son T4 total de 7 a 16 mcg/dL, T4 libre de
0,8 a 2 ng/dL y TSH de 0,5 a 6 mU/L. En recién nacidos prematuros, estos valores varían según la edad
gestacional (27).
La concentración de tiroglobulina (TG) experimenta una disminución a lo largo del primer año de vida,
alcanzando valores equiparables a los de adultos entre los 6 y 12 meses. En casos de hipotiroidismo
congénito, se presenta un flujo aumentado de hormona tiroidea materna hacia el feto, resultando en
concentraciones de T4 en el cordón umbilical que oscilan entre un 25% y un 50% de lo estimado normal
(21,22).
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Las hormonas tiroideas circulan periféricamente unidas a diversas proteínas, principalmente la globulina
de unión a la tiroxina (TBG), así como a la transtiretina y la albúmina. En los tejidos periféricos, su
acción se desencadena mediante la unión a receptores específicos en el ADN (TRa1, TRp1, TRp2,
TRp3). Cualquier alteración en estos niveles puede resultar en hipotiroidismo (27).
Factores de riesgo y Etiología
Los factores de riesgo son múltiples, como etnia, algunas enfermedades genéticas familiares, síndrome
de Down, según la edad gestacional prematuridad y postérmino, bajo peso al nacer, grande para la edad
gestacional, consanguinidad de padres y embarazos múltiples (1,20,21)
En recién nacidos con trisomía 21 existe mayor incidencia de hipotiroidismo congénito (1:50 recién
nacidos). La posible teoría relaciona al cromosoma 21 adicional con un desequilibrio de dosis genómica
de genes sensibles a las dosis que interfieren con la producción de hormona tiroidea (17,19).
En una revisión sistemática publicada en 2019 se encontró la falta y exceso de yodo, parto prematuro,
gestantes añosas, sexo masculino, retinopatía de la prematuridad, gestación gemelar, madre con
patología tiroidea autoinmune, retraso del crecimiento intrauterino y parto por cesárea como factores de
riesgo para HC (20,21).
Existen varios mecanismos que influyen en la etiología; si la alteración es de la glándula tiroides se
clasifica como hipotiroidismo congénito primario relacionado con alteración en la morfología de la
glándula, pueden ser de diferentes tipos como agenesia, hipoplasia, ectopia y hemiagenesia; que ocurren
de forma espontánea, y en pocos casos se correlacionan con origen genético (4,5,6).
Las causas hereditarias engloban el 2% de las etiologías, como las disgenesias familiares,
dishormogénesis por defectos genéticos de hormonas tiroideas e insensibilidad parcial a la hormona
tiroidea (18).
En aproximadamente 2% de los casos existe una causa genética. Se han descrito mutaciones en algunos
genes encargados de la regulación en el desarrollo de la glándula tiroides (Gen NKX2-5, JAG1, CDCA8,
TPO, GLIS3, PAX8, TTF2, NKX2-1), los cual se asocian con anomalías congénitas en otros tejidos (20).
Clínica
La presentación temprana de la clínica es infrecuente, porque existe un paso transplacentario de
hormonas tiroideas maternas, por esto más del 95% de los neonatos son asintomáticos. Los signos y
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síntomas frecuentes son ictericia prolongada, fontanela amplia, dificultad durante la alimentación por
ausencia del reflejo de succión y dificultad respiratoria, ocasionando también ganancia inadecuada de
peso, Las manifestaciones que orientan principalmente a la sospecha de este trastorno en neonatos son
hiperbilirrubinemia indirecta prolongada, fontanela posterior >0.5 cm, retraso del crecimiento,
hipotermia y bocio. El HC permanente se clasifica como aislado o sindrómico; este último es
consecuencia de mutaciones genéticas asociadas al desarrollo de la glándula tiroidea, por lo que es
importante una identificación temprana de la clínica que oriente a sospechar un ndrome asociado
(4,18,19,20,21). Entre estos, el Síndrome de Bamforth-Lazarus, caracterizado por disgenesia tiroidea,
paladar hendido y cabello puntiaguda con o sin atresia de coanas bilateral o epiglotis bífida (mutaciones
en gen FOXE1); Síndrome cerebro-pulmón-tiroides (BLT) que se manifiesta con su triada clásica de
hipotiroidismo como síndrome de dificultad respiratoria del recién nacido, enfermedad pulmonar
intersticial y anormalidades neurológicas (mutaciones en gen NKX2-1); y también está el síndrome de
Allagille tipo 1, con tiroides in situ, malformaciones hepáticas y cardiacas (mutaciones en gen JAG1)
(21,22). En la mayoría de casos presenta clínica inespecífica como adinamia, hipersomnia,
estreñimiento, macroglosia, distensión abdominal con hernia umbilical e intolerancia al frío. Sí el
manejo no es instaurado los primeros meses de vida, se presenta una exacerbación de manifestaciones
neurológicas como retraso cognitivo y del crecimiento, otras alteraciones como ataxia, estrabismo y
sordera neurosensorial; ocasionando mayor riesgo de deterioro neurológico. Es importante destacar la
importancia de la adecuada función de la hormona tiroidea en el desarrollo del sistema nervioso central
los primeros años de vida (4,5,7).
Diagnóstico
Este trastorno se caracteriza por disfunción variable del eje hipotalámico- hipofisario-tiroideo
ocasionando como consecuencia defectos en la producción de hormona tiroidea ya sea por alteración de
la función de la glándula (disgenesia) o disfunción en la síntesis de la hormona (dishormogénesis) que
va a ocasionar la sintomatología descrita (1).
El diagnóstico temprano tiene un rol importante en las secuelas sí el paciente no recibe un tratamiento
oportuno. Se han realizado grandes avances a nivel mundial para poder tener este diagnóstico posterior
al nacimiento (2).
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El cribado neonatal para el HC se inició en los años 1970 a nivel mundial y desde entonces, ha sido la
prueba Gold standard para diagnosticar de manera precoz esta patología, consiguiendo reducir
significativamente las secuelas neurológicas derivadas de ésta (4). El examen consiste en tomar una
muestra de sangre de talón o cordón umbilical, llevado a una tira reactiva para evaluar niveles TSH, T4
y T4 libre (T4L); aunque algunos países manejan el cribado solo con TSH (3).
Esta anomalía en neonatos se presenta cuando los niveles de TSH se encuentran elevados con niveles
de T4 libre normal o disminuido. (3) Los niveles de TSH cambian para cada región por la dificultad de
llegar a un consenso unificado a nivel mundial. Mostrando variabilidad de la incidencia de la patología,
de acuerdo al valor que se considera elevado. Los cribados que solo miden TSH tienen la limitación de
detectar el hipotiroidismo congénito central o secundario. (4)
En casos de niveles disminuidos de TSH y T4L se debe pensar en un hipotiroidismo congénito
secundario o central, donde la causa sería un daño cerebral, hemorragia intraventricular, insuficiencia
del hipotálamo y disfunción de la glándula pituitaria. Es importante medir la función tiroidea de acuerdo
a los valores por edades (ver anexo 1) (8).
El cribado neonatal no es una prueba diagnóstica, y una vez los resultados son positivos se deben realizar
estudios complementarios para confirmar el diagnóstico y la posible etiología. Estos estudios se
encuentran en la tabla N°1
Tabla 1. Diagnóstico de Hipotiroidismo Congénito
Estudio etiológico
Exploración clínica, anamnesis personal y familiar.
Pruebas
complementarias
TSH y T4 libre: confirmación con TSH elevada y valores de T4 libre
disminuidos.
Determinación de TGB: informa presencia de glándula tiroidea.
Anticuerpos anti-TGB, antiperoxidasa y antirreceptor de TSH:
informan sobre la etiología del HC.
Yodo en sangre elevado: indica exposición a exceso de yodo con
bloqueo de la función tiroidea.
Imágenes
Gammagrafía tiroidea con la administración del isótopo Tc99m vía
parenteral: orienta a la etiología del proceso por captación en ausencia
o presencia del órgano; agenesia (ausencia total), ectopia (fuera de
lugar), hemiagenesia (mitad de glándula), hipoplasia (glándula
hipertrofiada) y las dishormonogénesis que se presentan con glándula in
situ y son de causa genética.
TGB tiroglobulina basal, Anticuerpos anti-TGB anticuerpos antitiroglobulina, TSH hormona estimulante del tiroides.
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Modifcado de: Rosca I, Turenschi A, Nicolescu A, et al., Endocrine Disorders in a Newborn with
Heterozygous Galactosemia, Down Syndrome and Complex Cardiac Malformation: Case Report.
Medicina (Kaunas). 2023 Apr 28;59(5):856.
En los pacientes prematuros, de bajo peso al nacer, sépticos, con riesgo de hipotiroidismo congénito,
cuyo cribado reporta negativo, se recomienda realizar una segunda prueba entre el cimo y décimo
cuarto día de vida para evitar los falsos negativos (28).
Manejo terapéutico, pronóstico, seguimiento y avances futuros
El tratamiento con levotiroxina (L-T4) debe iniciarse inmediatamente después del diagnóstico de HC.
Los programas NBS y el inicio temprano del tratamiento con L-T4 (antes de las 2 semanas de vida)
pueden prevenir déficits intelectuales y optimizar resultados del desarrollo neurológico. La L-T4 sola es
el tratamiento de elección. La dosis inicial depende de la gravedad del HC. Se recomienda una dosis
inicial de L-T4 más alta, de 10 a 15 ug/kg/día en recién nacidos con un nivel de T4 muy bajo, en lactantes
a término con HC grave la dosis es 50 ug/día. Una dosis inicial alta de L-T4 puede normalizar la T4
sérica en 3 días y la TSH en dos semanas de tratamiento. La mayoría de bebés nacidos a término con
HC grave requieren dosis altas de L-T4 a corto plazo (50 ug por día), con una reducción de la dosis a
37,5 ug por día después de que se normaliza la TSH para evitar un tratamiento excesivo (21,30).
Los comprimidos de L-T4 triturados y mezclados con una pequeña cantidad de agua o leche materna de
1 a 2 ml se pueden administrar por vía oral mediante una cuchara pequeña o una jeringa. La L-T4 debe
administrarse a la misma hora todos los días y con intervalos del día diferentes a la administración de
calcio, hierro y soja para evitar interferencias con la absorción de la L-T4 (29, 30).
Las pautas actuales recomiendan tratamiento con L-T4 hasta al menos los 36 meses de edad. En ese
momento, se puede considerar una prueba de LT4 para determinar la permanencia del hipotiroidismo
congénito. El HC transitorio es más común en recién nacidos prematuros o con muy bajo peso al
nacer. Una dosis de L-T4 inferior a 2,8 mcg/kg/día en el tercer año de tratamiento es un predictor de HC
transitoria. Por lo tanto, puede ser posible la interrupción temprana del tratamiento con L-T4 a los 2,5
años con una monitorización cuidadosa de TFT (función tiroidea) (28,30). Los exámenes de función
tiroidea deben repetirse en 2 semanas después de un tiempo de prueba sin la terapia. Si la repetición de
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TFT es anormal, se debe reiniciar L-T4. Si la TFT repetida es normal, la TFT se puede repetir
nuevamente en 1 a 2 meses para garantizar un estado normal de la hormona tiroidea (17,30).
Pronóstico
En general, los resultados del desarrollo neurológico en hipotiroidismo congénito (HC) son excelentes.
El inicio temprano y adecuado de la terapia antes de la 2ª semana de vida, el resultado es una inteligencia
global adecuada. Sin embargo, se pueden observar déficits leves o sutiles en las habilidades verbales,
de atención, memoria o desarrollo motor, particularmente en aquellos con HC grave. La gravedad de
HC y el nivel de T4 previo al tratamiento son predictores importantes de resultados cognitivos y motores
adversos. Estudios sugieren que niños con agenesia tiroidea tienen un coeficiente intelectual más bajo
que aquellos con disgenesia, esto es ocasionado posiblemente por la lesión cerebral que ocurre
prenatalmente (14,15,30). En HC grave, las dosis iniciales altas de L-T4 (10 a 15 mcg/kg) normalizan
rápidamente las concentraciones séricas de TSH, logrando un coeficiente intelectual global normal a los
4 años de edad y en adultos jóvenes. Además, cuando los niños con HC e iniciación temprana de LT4
se comparan directamente con sus propios hermanos, exhiben una leve pérdida de coeficiente
intelectual. Esta pérdida se puede minimizar hasta cierto punto si se proporciona una dosis inicial más
alta. El crecimiento y maduración de la edad ósea no se ven afectados por una dosis tan alta (25,30).
Seguimiento
La primera prueba repetida de función tiroidea, que incluye T4 libre y TSH, se realizará 1 a 2 semanas
después del inicio de la terapia con L-T4 con TFT de seguimiento cada dos semanas hasta una
normalización completa de la TSH. Se recomienda repetir TFT cada 1 a 3 meses hasta el año de edad.
Los niños deben tener visitas de seguimiento con TFT obtenida cada 2 a 4 meses entre las edades de 1
a 3 años y cada 3 a 12 meses hasta que se complete el crecimiento. Se pueden programar controles y
evaluaciones de laboratorio más frecuentes para pacientes con mala adherencia o niveles anormales.
Cualquier ajuste de dosis de L-T4 o cambio de formulación requiere repetir la TFT en 4 a 6 semanas. El
objetivo del tratamiento es mantener la T4 total en la mitad superior del rango de referencia específico
para la edad y el nivel de TSH dentro del rango de referencia específico para la edad (8,22,30).
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CONCLUSIONES
Desde etapas pre y postnatales las hormonas tiroideas juegan un papel importante en el proceso
evolutivo del ser humano. Son cruciales para su desarrollo global, de aquí radica la necesidad de realizar
un abordaje clínico, diagnóstico y terapéutico para identificar desde etapas tempranas las condiciones
en las cuales existen carencias de estas hormonas; por lo que destacamos la generalidad de esta amplia
patología en nuestro trabajo, instando a la comunidad médica a seguir trabajando en la identificación
temprana del hipotiroidismo congénito y así prevenir disfuncionalidad neurológica que es la
consecuencia más negativa de la no detección de esta patología.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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pág. 9438
ANEXO 1
EDAD
T3 Total (ng/dl)
T4 (mcg/dl)
T4 Libre (ng/dl)
1-2 semanas
0.93 2.30
6.0 16.4
1.01 2..08
3 5 meses
1.06 2.43
6.4 15.3
0.90 1.81
6 11 meses
1.03 2.3
5.3 14.3
0.86 1.90
1 3 años
0.99 2.26
5.7 13.0
0.89 - 1.93
3 5 años
1.04 2.18
6.0 12.1
0.93 1.94
6 8 años
0.99 2.14
5.7 11.5
0.91 1.91
9 11 años
0.86 2.05
5.4 11.1
0.85 1.96
12 14 años
0.80 1.99
5.3 10.6
0.81 1.92
15 20 años
0.74 1.72
5.1 9.8
0.75 1.94
Modificado de: Ares Segura, S.; Quero Jimenez, J. Y Morreale De Escobar, G.. Enfermedades frecuentes del tiroides en la
infancia. Rev Pediatr Aten Primaria.