EL ROL DE LAS PAUSAS ACTIVAS EN EL
APRENDIZAJE Y SU INFLUENCIA EN LA
CONCENTRACIÓN DEL ESTUDIANTE.
THE ROLE OF ACTIVE BREAKS IN LEARNING AND THEIR
INFLUENCE ON STUDENT CONCENTRATION
Luisa Rosa Zhunio Suin
Unidad Educativa Jaime del Hierro
José Luis Párraga Moreira
Unidad Educativa Jaime del Hierro
Mónica Narcisa Coronel Macías
Unidad Educativa Jaime del Hierro
Irma Felicidad Broncano Abarca
Unidad Educativa Jaime del Hierro
Tatiana Elisa Arellano Arellano
Unidad Educativa Rio Pachijal
pág. 10273
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i6.15685
El rol de las pausas activas en el aprendizaje y su influencia en la
concentración del estudiante
Luisa Rosa Zhunio Suin
1
luisazhunio14@gmail.com
Unidad Educativa Jaime del Hierro
Ecuador
José Luis Párraga Moreira
josel.parraga@educacion.gob.ec
Unidad Educativa Jaime del Hierro
Ecuador
Mónica Narcisa Coronel Macías
narcisa.coronel@educacion.gob.ec
Unidad Educativa Jaime del Hierro
Ecuador
Irma Felicidad Broncano Abarca
Irfeli_25@hotmail.com
Unidad Educativa Jaime del Hierro
Ecuador
Tatiana Elisa Arellano Arellano
tatiana.arellano@educacion.gob.ec
Unidad Educativa Rio Pachijal
Ecuador
RESUMEN
En el ámbito académico se reconoce que la atención del estudiante es fundamental para un aprendizaje
efectivo, pero muchos enfrentan dificultades para mantenerla durante largos períodos de instrucción.
Para abordar este desafío, algunos autores proponen implementar pausas activas, que son breves
períodos de actividad física o relajación integrados en el horario escolar. La metodología utilizada
incluye la revisión de estudios previos que demuestran que los estudiantes que participan en pausas
activas regulares presentan mejores niveles de atención y rendimiento académico en comparación con
aquellos que no las realizan. Asimismo, se analiza cómo estas pausas pueden reducir el estrés y la
ansiedad, promoviendo un aprendizaje más efectivo. Finalmente, se plantea la necesidad de un
equilibrio entre los períodos de instrucción y las pausas activas, así como la importancia de considerar
las características específicas de cada grupo de estudiantes para maximizar los beneficios de estas
estrategias en el entorno educativo, incluyendo padres de familia y profesores.
Palabras clave: pausas activas, aprendizaje, concentración, atención
1
Autor Principal
Correspondencia: luisazhunio14@gmail.com
pág. 10274
The role of active breaks in learning and their influence on student
concentration
ABSTRACT
In the academic field, it is recognized that student attention is essential for effective learning, but many
face difficulties in maintaining it during long periods of instruction. To address this challenge, some
authors propose implementing active breaks, which are brief periods of physical activity or relaxation
integrated into the school schedule. The methodology used includes the review of previous studies that
demonstrate that students who participate in regular active breaks present better levels of attention and
academic performance compared to those who do not. Likewise, it analyzes how these breaks can
reduce stress and anxiety, promoting more effective learning. Finally, the need for a balance between
periods of instruction and active breaks is raised, as well as the importance of considering the specific
characteristics of each group of students to maximize the benefits of these strategies in the educational
environment, including parents and teachers.
Keywords: active breaks, learning, concentration, attention
Artículo recibido 10 octubre 2024
Aceptado para publicación: 18 noviembre 2024
pág. 10275
INTRODUCCIÓN
La atención del estudiante es un factor crucial para el aprendizaje efectivo en el aula (López & Perujo,
2022). Sin embargo, los estudiantes a menudo enfrentan dificultades para mantener un nivel de
atención constante durante períodos prolongados de instrucción (López & Perujo, 2022). Una
estrategia prometedora para abordar este desafío son las "pausas activas", breves períodos de actividad
física o de relajación integrados en el horario de clase. Estas pausas pueden ayudar a los estudiantes a
revitalizarse, mejorar su concentración y, en última instancia, fomentar un aprendizaje más efectivo
(Kohl et al., 2013; Worrell et al., 2020).
El aprendizaje es un proceso complejo que involucra múltiples factores, incluida la salud física y
mental de los estudiantes (Kohl et al., 2013; rdoba & García-Umaña, 2017). Este proceso incluye
padres, profesores y estudiantes, los cuales deben trabajar juntos para crear entornos de aprendizaje
propicios (Barroso et al., 2020). Está comprobado científicamente que los estudiantes que participan
en actividad física regular tienen un mejor rendimiento académico (Kohl et al., 2013). Aquello lleva a
pensar que una de las estrategias relevantes para captar la atención y mejorar el aprendizaje de los
estudiantes son las actividades lúdicas entre horas de clase.
Las actividades lúdicas son una oportunidad para que los estudiantes se muevan y liberen energía, lo
cual puede aumentar su capacidad para concentrarse y aprender" (Kohl et al., 2013). Existen múltiples
estudios que respaldan el uso de "pausas activas" en las aulas (Worrell et al., 2020). En ese sentido, es
importante no caer en el exceso de actividades lúdicas para evitar la distracción total del estudiante,
por lo tanto, debe existir un equilibrio entre estos períodos de descanso activo y los períodos de
instrucción.
La investigación ha demostrado que el tiempo dedicado a la tarea (time on task) es un factor clave para
el aprendizaje (Kooren et al., 2024; Dawes et al., 2024; Córdoba & García-Umaña, 2017). Los
estudiantes que pueden mantener su atención y concentración durante las lecciones tienden a tener un
mejor rendimiento académico. Desafortunadamente, muchos estudiantes luchan por mantener la
atención, especialmente en el caso de aquellos diagnosticados con trastorno por déficit de atención e
hiperactividad o que simplemente se encuentran "despistados" (López & Perujo, 2022).
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Uno de los principales desafíos es que el sistema de atención de nuestro cerebro esdiseñado para
responder rápidamente a cambios repentinos y dramáticos, pero tiende a ignorar o monitorear de
manera pasiva los estados estables, las diferencias sutiles y los cambios graduales (Sylwester & Cho,
1993). Por lo tanto, los entornos de aprendizaje tradicionales, a menudo caracterizados por largos
períodos de instrucción sedentaria, pueden ser particularmente desafiantes para mantener la atención
de los estudiantes (Sylwester & Cho, 1993).
El estudio presentado expone las vertientes académicas sobre la temática de las actividades lúdicas
dentro y fuera del aula de clase y la importancia que estás tienen a la hora de mejorar el rendimiento
académico. Por tanto, se pretende responder a la siguiente pregunta de investigación: ¿es posible que
las pausas activas reanimen a los estudiantes e influyan en la concentración logrando mejorar su
aprendizaje? La investigación está dividida por: (a) Introducción, (b) Revisión literaria, (c), Discusión,
(d) Conclusiones, (e) Estudios futuros, y (f) Referencias.
REVISIÓN LITERARIA
Efectos de las pausas activas en el aprendizaje
Varios estudios han investigado los efectos de las pausas activas en el aprendizaje y la concentración
de los estudiantes (Honório, 2023; Arrabal et al., 2023; Quintino et al., 2023). Una investigación
realizada con estudiantes de primaria encontró que aquellos que realizaban pausas activas regulares
durante el día mostraban niveles más altos de atención y rendimiento académico en comparación con
sus compañeros que no tenían estas pausas (Kohl et al., 2013). Esto sugiere que las pausas activas
pueden ser una estrategia efectiva para mejorar la capacidad de los estudiantes para mantenerse
enfocados en las tareas académicas. Otro estudio, realizado con estudiantes universitarios, reveló que
aquellos que participaban en breves ejercicios de relajación durante las clases informaban sentirse
menos estresados y ansiosos, lo que a su vez se asociaba con una mejor capacidad para concentrarse
en las lecciones (Iglesias et al., 2014; Cabanach et al., 2018; García-Umaña y Tirado-Morueta, 2018).
Las pausas activas durante las clases tienen el potencial de ser una estrategia efectiva para abordar los
desafíos de mantener la atención y la concentración de los estudiantes. Al permitir a los estudiantes
revitalizarse mediante la actividad física o la relajación, estas pausas pueden mejorar su capacidad
para mantenerse enfocados en las tareas académicas, reducir los niveles de estrés y ansiedad, y en
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última instancia, fomentar un aprendizaje más efectivo (Saldías & Castro, 2022; Trigos-Tapia et al.,
2022; García-Umaña y Tirado-Morueta, 2018). Sin embargo, es importante implementar estas pausas
activas de manera cuidadosa y apropiada para el contexto de aprendizaje, a fin de maximizar sus
beneficios. Los educadores deben considerar factores como la duración, la frecuencia y el tipo de
actividades, acomo las necesidades y preferencias específicas de los estudiantes. Con un enfoque
bien diseñado, las pausas activas pueden ser una valiosa herramienta para mejorar el compromiso y el
rendimiento de los estudiantes en el aula (Trigos-Tapia et al., 2022; Ober et al., 2023).
En el aula de clases y en los entornos de aprendizaje modernos, la implementación de pausas activas
ha ganado una creciente atención como una estrategia efectiva para mejorar el rendimiento y la
concentración de los estudiantes (Martínez-Roig et al., 2023). Diversas investigaciones han
demostrado que las pausas activas pueden tener efectos positivos en el proceso de enseñanza-
aprendizaje (Curipoma et al., 2023).
Una de las principales ventajas de las pausas activas es que pueden ayudar a romper la monotonía y
mantener a los estudiantes más atentos y participativos durante la clase (Alvarado & Salazar, 2022).
Cuando los estudiantes se mantienen activos físicamente, se estimula la circulación sanguínea y se
aumenta la oxigenación del cerebro, lo que puede mejorar la capacidad de concentración y retención
de información (González & Dueñas, 2009). Los estudios han indicado que las pausas activas no solo
mejoran el rendimiento académico, sino que también tienen beneficios para la salud física y mental de
los estudiantes. Estas actividades pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, y fomentar un mejor
estado de ánimo y un mayor bienestar general (Teuber et al., 2024; Kooren et al., 2024).
Según las recomendaciones de la neurociencia, las sesiones de clases deben incluir períodos de
actividad física y descanso para optimizar el aprendizaje y el rendimiento de los estudiantes. (Ureña et
al., 2016) Las pausas activas pueden ayudar a mantener a los estudiantes más atentos y motivados
durante las lecciones, lo que a su vez puede mejorar los resultados académicos (Sanderson, 2018).
Algunos estudios han demostrado que la implementación de pausas activas en el aula puede tener un
impacto positivo en el aprendizaje y el desempeño académico de los estudiantes (Kohl et al., 2013)
Grupo de beneficios en las pausas activas
En la actualidad, el estilo de vida sedentario se ha vuelto cada vez más común, especialmente en
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entornos laborales y académicos. Pasar largas horas sentado no solo afecta la salud física, sino que
también puede disminuir la concentración y la productividad. Para contrarrestar estos efectos, las
pausas activas se presentan como una estrategia efectiva. Estas breves interrupciones permiten a los
individuos realizar ejercicios físicos y mentales, promoviendo así el bienestar general y mejorando el
rendimiento. A continuación, se presentan algunos ejemplos de pausas activas que pueden
implementarse fácilmente en la rutina diaria.
1. Ejercicios de estiramiento:
a. Estiramiento de brazos y hombros: Levanta los brazos por encima de la cabeza, estira hacia
los lados y hacia atrás.
b. Estiramiento de piernas: De pie, coloca una pierna en una silla y estira la parte posterior de la
pierna.
2. Movimientos de calentamiento:
a. Rotaciones de cuello: Gira suavemente la cabeza de un lado a otro.
b. Rotaciones de hombros: Levanta los hombros hacia las orejas y luego hacia atrás en un
movimiento circular.
3. Ejercicios de equilibrio:
a. De pie en una pierna: Intenta mantener el equilibrio en una pierna durante 10-15 segundos,
luego cambia de pierna.
b. Caminata en línea recta: Camina en línea recta, tratando de mantener el equilibrio en cada
paso.
4. Movimientos aeróbicos suaves:
a. Marcha en el lugar: Levanta las rodillas al caminar en el lugar durante 1-2 minutos.
b. Saltos suaves: Realiza saltos suaves o movimientos de danza para aumentar el ritmo cardíaco.
5. Ejercicios de respiración:
a. Respiración profunda: Inhala profundamente por la nariz, mantén la respiración por unos
segundos y exhala lentamente por la boca.
b. Respiración abdominal: Coloca una mano en el abdomen y siente cómo se expande al inhalar
y se contrae al exhalar.
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6. Ejercicios de relajación:
a. Técnica de la silla: Siéntate en una silla con la espalda recta y cierra los ojos. Concéntrate en
tu respiración durante unos minutos.
b. Meditación breve: Dedica unos minutos a meditar, enfocándote en un pensamiento positivo o
en la gratitud.
7. Ejercicios de movilidad:
a. Flexiones de rodilla: De pie, flexiona las rodillas y baja el cuerpo como si fueras a sentarte,
manteniendo la posición unos segundos.
b. Movimientos de cadera: Haz círculos con la cadera, primero en una dirección y luego en la
otra.
Gráfico 1: movimientos de ejercicios en el aula con estudiantes
Estas pausas activas pueden ayudar a mejorar la circulación, reducir la tensión muscular, aumentar la
concentración y revitalizar la mente. Se recomienda hacer pausas activas cada hora o cada dos horas,
dependiendo del tiempo que se pase sentado.
El aprendizaje y la importancia de la concentración del estudiante
El aprendizaje es un proceso fundamental en la vida de cualquier estudiante, ya que no solo se trata de
adquirir conocimientos, sino también de desarrollar habilidades que permitirán a los individuos
enfrentar desafíos en su vida personal y profesional. Dentro de este proceso, la concentración juega un
papel crucial (Barroso et al., 2020; García-Umaña y Tirado-Morueta, 2018). Se define como la
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capacidad de enfocar la atención en una tarea específica, excluyendo distracciones externas e internas.
En un mundo donde la sobrecarga de información y las distracciones son constantes, la importancia de
la concentración se ha vuelto más relevante que nunca (La economía de la atención, 2024; Córdoba,
Lara y García-Umaña, 2017).
En el contexto educativo, la concentración no solo afecta el rendimiento académico, sino que también
influye en la calidad del aprendizaje. Un estudiante que logra mantener su atención en las actividades
de aprendizaje es más propenso a comprender y retener la información, lo que se traduce en mejores
calificaciones y una experiencia educativa más enriquecedora (Aizpurua et al., 2018). Por lo tanto,
comprender cómo mejorar la concentración y cómo esta influye en el proceso de aprendizaje se
convierte en una prioridad para educadores, padres y estudiantes (Sáiz & Gómez, 2014).
Este texto explorará en profundidad la relación entre el aprendizaje y la concentración del estudiante
(Guisande et al., 2009). Se analizarán teorías del aprendizaje, se discutirán los factores que afectan la
concentración, se presentarán técnicas para mejorarla y se abordará el papel del docente en la creación
de un ambiente propicio para el aprendizaje. Asimismo, se considerarán los desafíos contemporáneos
que enfrentan los estudiantes, especialmente en la era digital, y se ofrecerán estrategias para
superarlos. Al final, se espera que esta discusión ayude a resaltar la importancia de la concentración en
el aprendizaje y brinde herramientas prácticas para su mejora (Monroy & Villamil, 2023; Rave et al.,
2023; Córdoba, Lara y García-Umaña, 2017).
La concentración del estudiante
La concentración del estudiante es un componente esencial del proceso educativo que determina en
gran medida la calidad del aprendizaje (Pernía, 2015). Se refiere a la capacidad de enfocar la atención
en una tarea específica, excluyendo distracciones tanto externas como internas. En un entorno
educativo contemporáneo, donde las interrupciones son frecuentes debido a la tecnología y otros
factores, la concentración se convierte en un recurso valioso. Cuando los estudiantes están
concentrados, son capaces de procesar la información de manera más efectiva, lo que les permite
comprender conceptos complejos y desarrollar habilidades críticas (Salmerón & Delgado, 2019). La
falta de concentración, por otro lado, puede llevar a la frustración, la baja autoestima y un rendimiento
académico deficiente. Por lo tanto, promover la concentración en el aula debe ser una prioridad tanto
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para educadores como para estudiantes (Barroso et al., 2020; Córdoba, Lara y García-Umaña, 2017).
Existen varios factores que pueden afectar la concentración del estudiante, incluyendo el entorno
físico, la salud mental y la motivación. Un ambiente de aprendizaje desorganizado, ruidoso o
incómodo puede distraer a los estudiantes y dificultar su capacidad de concentración (Connolly et al.,
2019). Del mismo modo, la ansiedad y el estrés pueden interferir en la atención y la memoria. Es
crucial que los educadores reconozcan estas influencias y trabajen para crear un ambiente propicio
para el aprendizaje. Las técnicas como la organización del espacio, la creación de rutinas de estudio y
la implementación de prácticas de atención plena pueden ser efectivas para ayudar a los estudiantes a
mantener su enfoque (Martín et al., 2024; Darling‐Hammond et al., 2024). Además, fomentar la
motivación intrínseca, donde los estudiantes encuentran valor en lo que aprenden, también puede
mejorar su capacidad de concentración y, por ende, su rendimiento académico.
Por último, el desarrollo de habilidades de concentración no solo beneficia a los estudiantes en su vida
académica, sino que también les proporciona herramientas valiosas para su vida futura. En un mundo
que exige atención y capacidad de respuesta rápidas, la habilidad de concentrarse se traduce en una
ventaja competitiva en el ámbito laboral y personal (Dunlosky et al., 2013; Aizpurua et al., 2018).
Aprender a concentrarse implica adquirir disciplina y autoconocimiento, habilidades que son
fundamentales en cualquier área de la vida. Las estrategias que los estudiantes emplean para mejorar
su concentración, como técnicas de estudio organizadas, meditación y pausas activas, no solo son
útiles en el contexto escolar, sino que también son transferibles a otras facetas de su vida. Así,
fomentar la concentración no es solo una cuestión académica, sino una inversión en el desarrollo
integral del estudiante (Fernández, 2020; Barroso et al., 2020).
DISCUSIÓN
La atención del estudiante es fundamental para el aprendizaje efectivo en el aula, como señalan López
y Perujo (2022). Sin embargo, estos autores también subrayan que muchos estudiantes tienen
dificultades para mantener su atención durante períodos prolongados de instrucción. Esto se alinea con
la afirmación de Sylwester y Cho (1993), quienes argumentan que el sistema de atención del cerebro
humano está diseñado para responder a cambios abruptos, lo que sugiere que los métodos tradicionales
de enseñanza, que a menudo implican largos períodos de instrucción sedentaria, pueden ser ineficaces.
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Por lo tanto, la implementación de "pausas activas" se presenta como una estrategia prometedora para
abordar este desafío, dado que estas pausas permiten a los estudiantes revitalizarse y, a su vez, mejorar
su concentración y rendimiento académico (Kohl et al., 2013; Worrell et al., 2020).
Por otro lado, es crucial considerar cómo el entorno físico puede influir en la capacidad de
concentración de los estudiantes. Connolly et al. (2019) indican que un ambiente de aprendizaje
ruidoso o desorganizado puede distraer a los estudiantes y dificultar su atención. En este sentido, la
creación de un espacio de aprendizaje adecuado es vital para maximizar el impacto de las pausas
activas. Así, mientras que las pausas activas son beneficiosas, su efectividad puede verse disminuida si
no se implementan en un entorno propicio para el aprendizaje. La literatura apoya la idea de que la
integración de estas pausas en un entorno bien diseñado puede no solo mejorar la concentración, sino
también fomentar un mayor compromiso de los estudiantes con el material académico.
Además, la salud mental juega un papel significativo en la capacidad de concentración. Según Barroso
et al. (2020), el estrés y la ansiedad pueden interferir en la atención y el rendimiento académico. Esto
resalta la importancia de abordar no solo los aspectos físicos del aprendizaje, sino también los
emocionales. Las pausas activas, al permitir momentos de relajación y actividad física, pueden ayudar
a reducir los niveles de estrés y ansiedad, facilitando así una mejor concentración en las lecciones
(Saldías & Castro, 2022). Al comparar este enfoque con otros métodos de enseñanza más
tradicionales, se evidencia que una estrategia que considera tanto el bienestar físico como mental de
los estudiantes puede ser más efectiva en el desarrollo de habilidades de concentración.
Finalmente, es esencial reconocer que la promoción de la concentración en el aula no es solo
responsabilidad de los estudiantes, sino que también recae en los educadores. Los docentes deben
adoptar un enfoque proactivo en la implementación de técnicas que fomenten la concentración, como
las pausas activas, así como también en la creación de un ambiente de aprendizaje saludable (Ober et
al., 2023). En este contexto, la formación continua de los docentes en estrategias de enseñanza que
integren la actividad física y la atención plena puede ser un paso crucial para mejorar el rendimiento
académico de los estudiantes. Así, al combinar un enfoque pedagógico que valore tanto la
concentración como la salud integral del estudiante, se sientan las bases para un aprendizaje más
efectivo y enriquecedor.
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CONCLUSIONES
El aprendizaje y la importancia de la concentración del estudiante
La concentración es un componente esencial para el aprendizaje efectivo. Permite a los estudiantes
enfocar su atención en las tareas educativas, procesar información y retener conocimientos de manera
eficiente. En un mundo lleno de distracciones, como dispositivos electrónicos, redes sociales y otros
estímulos externos, la capacidad de concentrarse se ha vuelto más difícil, pero también más crucial. La
concentración actúa como un filtro que prioriza información relevante, descartando lo superfluo, y
esto es fundamental para la resolución de problemas, la creatividad y el desarrollo de habilidades
cognitivas.
Uno de los aspectos clave de la concentración es su impacto en la memoria. Cuando un estudiante se
concentra, el cerebro activa las redes neuronales necesarias para codificar y almacenar información.
Además, la capacidad de mantenerse enfocado, mejora la comprensión de conceptos complejos, lo que
reduce la necesidad de revisiones excesivas y fomenta un aprendizaje más autónomo. Por el contrario,
una falta de concentración prolongada puede llevar a un bajo rendimiento académico y a dificultades
emocionales, como estrés y ansiedad.
Diversos factores influyen en la concentración de los estudiantes. El entorno físico juega un papel
importante: un espacio organizado, con buena iluminación y libre de distracciones, favorece el
enfoque. Además, el estado físico y mental, como una dieta balanceada, el sueño adecuado y la
práctica de ejercicios, mejora la capacidad de atención. Igualmente, las técnicas como la meditación,
los descansos regulares y el uso de estrategias como la técnica Pomodoro pueden fortalecer la
concentración.
En términos educativos, es esencial que los docentes fomenten un ambiente propicio para la
concentración. Estrategias como la planificación de actividades dinámicas, la integración de
tecnología de forma controlada y el uso de objetivos claros y alcanzables contribuyen a que los
estudiantes mantengan el interés y la atención. Además, se debe alentar la autogestión, ayudando a los
estudiantes a identificar las estrategias que mejor funcionan para ellos.
La concentración del estudiante
pág. 10284
La concentración, definida como la capacidad de mantener la atención en una actividad específica
durante un período determinado, es un requisito previo para cualquier aprendizaje significativo. No
solo afecta el rendimiento académico, sino también el desarrollo personal, pues mejora la capacidad de
resolver problemas y la toma de decisiones.
Los estudiantes que desarrollan una buena concentración tienden a aprender más rápido y a retener
información de forma más efectiva. Sin embargo, esta habilidad no es innata, sino que debe ser
practicada y fortalecida. La tecnología, si bien es una herramienta poderosa, puede convertirse en una
distracción si no se maneja adecuadamente. Por ello, es fundamental que los estudiantes aprendan a
gestionarla para maximizar su capacidad de enfoque.
En conclusión, la concentración es indispensable para el éxito académico y personal. Tanto los
estudiantes como los educadores deben trabajar en conjunto para crear hábitos, entornos y estrategias
que la fortalezcan.
Tabla 1: Retos en la Educación
Aspecto
Descripción
Definición de concentración
Habilidad para mantener la atención en una tarea específica.
Importancia para el
aprendizaje
Facilita la comprensión, retención de información y resolución de
problemas.
Factores que influyen
Entorno físico, salud mental y física, técnicas de gestión del tiempo.
Impacto positivo
Mejora la memoria, rendimiento académico y aprendizaje autónomo.
Estrategias para fortalecerla
Meditación, técnica Pomodoro, descansos regulares y objetivos claros.
Rol de los educadores
Crear un ambiente propicio, actividades dinámicas y fomentar la
autogestión.
Retos
Distracciones tecnológicas y estímulos externos.
Conclusión
Es crucial para el éxito académico y personal; requiere hábitos y
práctica.
En conclusión, la concentración del estudiante se revela como un factor determinante en el proceso de
aprendizaje efectivo. A medida que los estudiantes se enfrentan a un entorno educativo cada vez más
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dinámico y lleno de distracciones, se hace evidente que mantener un nivel adecuado de atención es
esencial para lograr un rendimiento académico satisfactorio. La implementación de estrategias que
promuevan la concentración, como las pausas activas, permite a los estudiantes revitalizarse y, por
ende, mejorar su capacidad para procesar información de manera efectiva. De esta forma, se establece
un vínculo directo entre la atención sostenida y la calidad del aprendizaje.
Asimismo, es crucial reconocer que el entorno de aprendizaje influye significativamente en la
capacidad de concentración de los estudiantes. Un espacio organizado y propicio para el aprendizaje,
que minimice las distracciones, puede potenciar los beneficios de las pausas activas. La creación de un
ambiente adecuado no solo facilita el enfoque en las tareas académicas, sino que también contribuye a
reducir niveles de estrés y ansiedad, factores que suelen interferir en el rendimiento escolar. Por lo
tanto, se hace necesario que las instituciones educativas trabajen en la optimización de sus espacios
físicos y en la promoción de prácticas que favorezcan la concentración.
Es por eso que, el papel de los educadores es fundamental en la promoción de la concentración y el
aprendizaje. Los docentes deben ser proactivos en la implementación de estrategias que integren tanto
la actividad sica como momentos de relajación durante el proceso de enseñanza. Al fomentar la
atención plena y la actividad física, se proporciona a los estudiantes herramientas valiosas para
manejar mejor su atención en un mundo lleno de distracciones. Por ende, el enfoque en la
concentración no solo beneficia el rendimiento académico inmediato, sino que también prepara a los
estudiantes para enfrentar desafíos futuros en su vida personal y profesional, haciendo de esta práctica
una inversión significativa en su desarrollo integral.
Estudios futuros
Para estudios futuros, se sugiere investigar el impacto de las pausas activas en diferentes niveles
educativos, desde la educación primaria hasta la educación superior. Esta investigación podría
centrarse en comparar la efectividad de las pausas activas en diversas poblaciones estudiantiles, así
como en distintos contextos culturales y geográficos. Evaluar cómo las características demográficas,
como la edad y el entorno socioeconómico, influyen en la respuesta a estas pausas permitiría obtener
una comprensión más matizada de su eficacia. Además, se podrían explorar diferentes tipos de
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actividades físicas y técnicas de relajación que mejor se adapten a cada grupo etario, lo que
enriquecería las estrategias educativas en función de las necesidades específicas de los estudiantes.
Otra propuesta para estudios futuros es analizar la relación entre la implementación de pausas activas
y el bienestar emocional de los estudiantes. Se podrían llevar a cabo investigaciones longitudinales
que evalúen cómo estas pausas afectan no solo la concentración y el rendimiento académico, sino
también aspectos como la ansiedad, la motivación y el estrés. Examinar la interconexión entre la salud
mental y el aprendizaje puede proporcionar valiosas aportaciones para el diseño de programas
educativos más integrales que prioricen el bienestar emocional junto con el rendimiento académico.
Esta aproximación holística podría contribuir a la creación de entornos de aprendizaje más efectivos y
saludables, beneficiando a los estudiantes en su desarrollo integral.
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