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INTRODUCCIÓN
La lectura es una actividad fundamental, la cual simboliza el camino para la adquisición de un sin fin de
saberes para el alumno, puesto que lo sumerge en las profundidades del texto escrito, el cual se considera
una de las principales fuentes de conocimiento. Sin embargo, se advierte una crisis de lectores dentro de
la sociedad actual, específicamente en los estudiantes, la cual amenaza el desarrollo y éxito académico
de estos, pues en consecuencia de la ausencia de capacidades lectoras en los educandos, estos no
adquieren los conocimientos y habilidades esenciales para su futuro profesional.
Se define la comprensión lectora como:
La capacidad de un individuo para analizar, comprender, interpretar, reflexionar, evaluar y utilizar
textos escritos, mediante la identificación de su estructura sus funciones y sus elementos, con el
fin de desarrollar una competencia comunicativa y construir nuevos conocimientos que le
permitan intervenir activamente en la sociedad. (ENLACE MS, 2012, p. 2).
Como alude (MECD, 2000). La importancia de leer va más allá de lo meramente académico, ya que la
lectura es un instrumento fundamental para el crecimiento personal y social de los individuos. Así, se
ha comprobado que la lectura estimula la convivencia y las conductas sociales integradas, contribuye a
aumentar el vocabulario, fomenta el razonamiento abstracto, potencia el pensamiento creativo, estimula
la conciencia crítica, etc. Pero, además, la lectura es una fuente inagotable de placer. Desde esta
perspectiva, el fomento de la lectura es y debe ser una prioridad de todo sistema educativo (párr. 2).
Así mismo, a lo previo se suma que, en el momento literario las estrategias que emplean los maestros
en ocasiones no son las más adecuadas, a esto Zayas y Trimiño (2016) asumen que no todos los docentes
están capacitados didácticamente para fomentar la lectura desde sus clases, por lo que no aprovechan
las potencialidades de las asignaturas para cumplir con este objetivo, de igual manera, argumentan que
a los alumnos, por parte de los docentes no se les motiva a leer lo que les gusta, lo cual evidencia una
falta de consideración sobre los intereses de los educandos, cuestión que impide que estos conciban a la
lectura como una fuente de disfrute.
Según Guiterrez-Braojos y Salmerón (2012) existen tres grupos de estrategias de comprensión lectora.
Estas estrategias sirven para determinar el género discursivo y la finalidad de la lectura, hacer
predicciones para enfocar la lectura y activar los conocimientos previos para regularse. Por ejemplo: