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competitivos de esta nueva sociedad), y defendía que es necesario reivindicar para la tercera edad el
cumplimiento de la ética en cuatro niveles. Estos cuatro niveles son: cuidado (cuidar siempre, sobre todo
cuando curar ya no es posible), respeto (igualdad de los mayores para que la tercera edad no sea una edad
de tercera), solidaridad (entendido como deber natural de ayudar a nuestros semejantes) y esperanza (el
anciano tiene dignidad, aunque no espere ya tiempos mejores). [4] Si bien es cierto que en la edad adulta
hay alta prevalencia de muchas afecciones, entre las más comunes cabe citar; la pérdida de audición, las
cataratas y los errores de refracción, los dolores de espalda y cuello, la osteoartritis, las neumopatías
obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión y la demencia. Es más, a medida que se envejece aumenta
la probabilidad de experimentar varias afecciones al mismo tiempo. La vejez se caracteriza también por la
aparición de varios estados de salud complejos que se conocen habitualmente por el nombre de síndromes
geriátricos. Por lo general son consecuencia de múltiples factores subyacentes que incluyen, entre otros, la
fragilidad, la incontinencia urinaria, las caídas, los estados delirantes y las úlceras por presión. Ante esta
situación, todas las personas tienen derecho a ser tratadas con dignidad, independientemente de su edad. La
Royal college of nursing define la dignidad en la prestación de asistencia sanitaria como: "La dignidad tiene
que ver con cómo se sienten, piensan y se comportan las personas en relación con el valor de sí mismos y
de los demás. Tratar a alguien con dignidad es tratarlo como alguien valioso, de una manera respetuosa".
[5] Los estereotipos negativos se asocia con peores resultados de salud física y una longevidad más corta
así mismo se asocia a un aumento en la depresión, ansiedad, estrés y peor bienestar. [6] Para eliminar esta
visión estereotipada, debemos transmitir a la sociedad información sobre la vejez que muestre una imagen
más positiva del envejecimiento, a fin de re conceptualizar la idea de la vejez más ajustada a la realidad.
[7]
El edadismo, fue acuñado en 1969 por el psiquiatra y gerontólogo Robert Neil Butler, También conocido
como “discriminación por edad” o “viejismo”; el término se refiere a: Los prejuicios y la discriminación
hacia la persona en función de la edad, incluidas las actitudes perjudiciales contra las personas mayores y
su proceso de envejecimiento, ya sea a través de la estigmatización y los estereotipos o las prácticas
discriminatorias de la sociedad y sus instituciones (Butler, 1969; Pag.243). [8] El envejecimiento
demográfico no sólo genera cambios biológicos o físicos que requieren atención médica, como
enfermedades crónicas, discapacidades, fragilidad, síndromes geriátricos, entre otros, sino que también