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FEDERICO FELLINI REPRESENTANDO
EL MATRIMONIO EN SUS FILMES GIULIETTA
DE LOS ESPÍRITUS Y OCHO Y MEDIO
FEDERICO FELLINI’S REPRESENTATION OF
MARRIAGE IN JULIET OF THE SPIRITS AND 8½
Richard Joel Acosta Briceño
Investigador independiente, Ecuador
Lida Carmen Briceño Soto
Investigador independiente, Ecuador

pág. 2646
DOI: https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16033
Federico Fellini Representando el Matrimonio en sus Filmes Giulietta de
los Espíritus y Ocho y Medio
Richard Joel Acosta Briceño1
18rjab@queensu.ca
https://orcid.org/0009-0008-1362-8872
Investigador Independiente
Ecuador
Lida Carmen Briceño Soto
cbriceosoto@yahoo.es
https://orcid.org/0009-0005-9138-5624
Investigadora Independiente
Ecuador
RESUMEN
Al comparar dos de las obras más icónicas de Federico Fellini: Giulietta de los Espíritus y Ocho y
Medio, se observa que ambas películas abordan el matrimonio desde perspectivas opuestas de género.
Consideradas como dos caras de la misma moneda, comparten conflictos similares y una narrativa que
mezcla sueños, fantasías y recuerdos. Mientras que Ocho y Medio sigue a Guido, un director
insatisfecho y propenso a la infidelidad, Giulietta de los Espíritus explora el viaje de Giulietta, a quien
su esposo le es infiel, que busca respuestas emocionales y espirituales. Ambos filmes reflejan el
matrimonio desde una visión masculina, aunque Giulietta de los Espíritus representa un intento de
Fellini por explorar la autonomía femenina, influenciado por el feminismo de los años sesenta. La
representación de la mujer evoluciona de arquetipos simplistas hacia una visión más compleja, aunque
aún limitada por la perspectiva de un director hombre. Este análisis fílmico multimodal examina
elementos visuales, narrativos y emocionales para revelar cómo Fellini plasma sus experiencias
personales y su visión de género en pantalla, explorando la lucha entre lo sexual y lo emocional, el
impacto de la infidelidad y las diferencias de género en la percepción del matrimonio.
Palabras clave: federico fellini, giulietta de los espíritus, ocho y medio, matrimonio, género
1 Autor principal
Correspondencia: 18rjab@queensu.ca

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Federico Fellini’s Representation of Marriage in Juliet of the Spirits and 8½
ABSTRACT
When comparing two of Federico Fellini's most iconic works, Juliet of the Spirits and 8½, it becomes
evident that both films address the theme of marriage from opposing gender perspectives. Often
considered two sides of the same coin, they share similar conflicts and a narrative that intertwines
dreams, fantasies, and memories. While 8½ follows Guido, a dissatisfied director prone to infidelity,
Juliet of the Spirits explores Juliet’s journey as a betrayed wife seeking emotional and spiritual answers.
Both films reflect marriage from a masculine perspective, though Juliet of the Spirits represents Fellini's
attempt to explore female autonomy, influenced by the feminism of the 1960s. The portrayal of women
evolves from simplistic archetypes to a more complex vision, albeit still filtered through the lens of a
male director. This multimodal film analysis examines visual, narrative, and emotional elements to
reveal how Fellini translates his personal experiences and gender perspectives onto the screen. It
highlights the struggle between the sexual and the emotional, the impact of infidelity, and gender
differences in the perception of marriage.
Keywords: federico fellini, juliet of the spirits, 8½, marriage, gender
.
Artículo recibido 05 diciembre 2024
Aceptado para publicación: 25 enero 2025

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INTRODUCCIÓN
Giulietta de los Espíritus [italiano: Giulietta degli spiriti] (Fellini, 1965) es a menudo descrita por
varios expertos en el cine italiano como la reinvención de Ocho y Medio [8½] (Fellini, 1963) pero desde
la perspectiva de una mujer (Burke). Ambas películas son del mismo director, el italiano Federico
Fellini, ambas abordan conflictos similares, y fueron filmadas consecutivamente, por lo que se puede
considerar a estas dos obras cinematográficas como las dos caras de una misma moneda. Y aunque a
primera vista la trama de ambas películas es totalmente diferente, en realidad guardan varios elementos
en común, sobre todo en sus conflictos principales que los protagonistas buscan resolver, al igual que
en la narrativa que depende de sueños, fantasías y recuerdos de ambos filmes. El conflicto que está
presente en ambos filmes, fuera de su historia principal, es que ambas películas buscan representar la
realidad del matrimonio, incluido los altibajos como lo es el engaño entre parejas. Ambos filmes
abordan estas relaciones amorosas, incluyendo vínculos sexuales y emocionales, desde el punto de vista
de un único protagonista con la diferencia que en una tenemos a un protagonista hombre, el esposo
Guido en Ocho y Medio, y en la otra a una mujer, la esposa Giulietta en Giulietta de los Espíritus.
Tanto Guido, interpretado de Marcello Mastroianni, como Giulietta, interpretada por Giulietta Masina,
enfrentan constantemente sus propios traumas personales, conflictos sobre decisiones y acciones, actos
de moral y ética, de confrontación y escape, de perdón y disculpas, en general, de vivir sus vidas con la
vicisitud que las mismas incluyen. Al igual que en otras películas de Fellini, en Ocho y Medio y en
Giulietta de los Espíritus, los personajes principales siempre están separados del mundo que los rodea,
donde intentan descubrir su individualidad. Ambas películas exploran las profundidades del
subconsciente de los protagonistas, encontrando lo que los hace únicos, lo que los diferencia de los
demás. Aunque la trama de ambas películas es diferente, comparten algunas similitudes, especialmente
en la narrativa. Además, un elemento que tiene un peso muy fuerte en el desarrollo del conflicto en
ambas historias es el matrimonio, y cómo las protagonistas entienden las relaciones.
Antecedentes
El director Federico Fellini, al momento de dirigir Ocho y Medio y Giulietta de los Espíritus ya era un
cineasta consagrado, puesto que había ganado dos premios Oscar de la Academia, y la Palma de Oro
del Festival de Cannes.

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De este modo, existe una filmografía anterior a ambos filmes en la que se puede identificar algunos
patrones en su forma de escribir y dirigir. Al explorar algunos de estos trabajos, se identifican
precedentes sobre el uso del matrimonio y las relaciones sentimentales, especialmente conflictivas,
como tema fundamental en sus tramas al momento de contar una historia. La forma en la que Fellini
explora las relaciones emocionales o carnales en su filmografía, usualmente incluye los aspectos
positivos y negativos, pero con una tendencia a tener un final trágico. El mismo director confirma que
el motivo para abordar las relaciones amorosas desde este punto tan pesimista se debe a que las personas
están lejos de ser perfectas, tal y como sucedió con su propio matrimonio en la vida real, en donde
Fellini le fue infiel a su esposa en múltiples ocasiones. Lo cual es plasmado en la pantalla de forma semi
autobiográfica, ya que es notorio que Guido es una representación del director. En Ocho y Medio, a
pesar de que Mastroianni se ha convertido en un actor enormemente popular, el personaje alude
directamente a Fellini. Su profesión lo indica: es director de cine. Aparte de la profesión, el personaje
de Guido muestra sucesos biográficos del pasado del director (Cuevas, 554). Mientras que Giulietta es
una representación de su esposa, curiosamente interpretada por su propia esposa de la vida real,
añadiendo subtexto en ambos filmes que se relacionan con sus propias vivencias y experiencias
personales y de pareja. Allegedly the marriage of Federico and Giulietta was indeed crumbling or at
least worn around the edges. This fraying of their marriage could not have been helped by Fellini's
instructing Giulietta to “just play herself” [Supuestamente el matrimonio de Federico y Giulietta se
estaba desmoronando o al menos estaba desgastado. Este deterioro de su matrimonio no pudo ser
ayudado por las instrucciones de Fellini a Giulietta de que “simplemente se interpretase a sí misma”]
(Suderburg, 481). De la misma forma, el hecho de que Fellini retrata parte de su vida en Pantalla, no es
exclusivo de estos dos filmes, puesto que el director venía manejando ya los conceptos de relaciones
conflictivas en sus trabajos previos.
Ejemplos de este tipo de relaciones con conflictos de pareja en sus anteriores trabajos tenemos varios.
En el filme, Las Noches de Cabiria [italiano: Le notti di Cabiria] (Fellini, 1957), vemos a una
muchacha viéndose abusada y usada múltiples veces por hombres que solamente la ven como un objeto
y que juegan con sus sentimientos. La protagonista que es una prostituta, a lo largo del filme es rebajada
por sus potenciales parejas masculinas que no muestran un interés por ella, nada más por su dinero, el

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cual tampoco es mucho. Una visión bastante machista desde ese punto, y es que los filmes de Fellini se
caracterizan por relegar a la mujer a un segundo plano, uno más sumiso, mientras que sus protagonistas
hombres tienden a ser mucho más independientes. En La Strada (Fellini, 1954), tenemos el desarrollo
de una relación entre un hombre y una mujer, quiénes a pesar de tener muchos problemas, llegan a un
momento en que se abren emocionalmente con el otro, solo para después terminar en tragedia.
Demostrando que las relaciones en la filmografía de Fellini normalmente son trágicas, o tienen
conflictos que afectan la integridad de la posible pareja a lo largo del filme. Finalmente, en La Dolce
Vita (Fellini, 1960), tenemos una idea más clara de cómo interpreta el matrimonio el cineasta. Y es que
el protagonista, Marcello, a pesar de amar a la mujer de sus sueños, está decidido a no casarse, para él,
el matrimonio implica perder la libertad. Incluso, se puede leer a Guido de Ocho y Medio, como una
extensión de Marcello, ambos interpretados por el mismo actor, y a su vez, ambos son un avatar de
Fellini con el objetivo de expresar sus emociones a través de sus personajes y su narrativa.
METODOLOGÍA
Para poder comparar ambos filmes y contrastar sus similitudes y diferencias, pero sobre todo para poder
identificar la perspectiva del matrimonio en ambos filmes, es necesario analizar cada uno de los filmes
de forma independiente y luego ya proceder a analizar en simultáneo. Así, lo ideal es hacer uso de un
análisis fílmico multimodal, el cual según Alfonso M. Rodríguez de Austria Giménez de Aragón
consiste en considerar la presencia de todos los elementos cinematográficos incluido los actores,
diálogos, sonidos, escenarios, eventos, etc. que componen cada fragmento del filme. Para después,
llevar a cabo una interpretación de las relaciones discursivas que hacen posible la comprensión del
fragmento (Rodríguez de Austria Giménez de Aragón, 1087). Especialmente, se enfocará en analizar
estos elementos en el momento en que sean relevantes al tema a investigarse, se deberá prestar especial
atención a los detalles que se enfoquen en las relaciones sentimentales y carnales de los personajes
principales, sobre todo cuando hable de relaciones amorosas o sexuales con el género opuesto. El
motivo principal para tomar en cuenta todos los elementos que componen cada encuadre de los filmes
es debido a que Fellini es un cineasta que tiene la capacidad de transmitir emociones con sus películas.
La forma en que lo hace es a través de combinar diferentes elementos visuales y sonoros para transmitir
no únicamente el exterior de los protagonistas, sino también aquello que están sintiendo.

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Usualmente sus filmes se componen de capas de conocimiento que se enfocan en la puesta de escena y
van mucho más allá del guion, abordando conceptos que otros directores ni siquiera toman en
consideración. Según John Stubbs, Fellini compone sus imágenes haciendo uso de un campo profundo.
Primero coloca elementos en un primer plano, y luego a la distancia añade más figuras, creando una
composición de capas de al menos dos planos (Stubbs, 55). De esta forma, al comparar ambos filmes
estaremos comparando las emociones que los personajes principales sienten a lo largo del filme y su
punto de vista sobre el matrimonio y lo que cada uno entiende de él, ya sea con un enfoque en lo sexual
o en lo emocional. De esta forma, se obtendrá un análisis fílmico completo al momento de comparar
ambos filmes y el tema del matrimonio desde la perspectiva de géneros opuestos, al igual que se
obtendrá una interpretación de las intenciones del director al momento de plasmar su visión.
Normalmente se debe prestar atención al todo que compone la imagen, puesto que los directores suelen
llenar de información hasta los fragmentos más cortos. Especialmente cuando se habla de un auteur
como lo es Fellini, un simple fotograma puede contener más información que lo que el guion muestra
de forma superficial.
Análisis Fílmico
La perspectiva del matrimonio que Fellini nos presenta en Ocho y Medio es a través de los ojos de un
protagonista hombre, Guido, quien ya no siente satisfacción por estar casado y muestra interés por otras
mujeres, llegando a serle infiel a su esposa, no solo carnalmente sino también emocional, mental y
espiritualmente. Mientras que en Giulietta de los Espíritus se sigue la perspectiva opuesta donde una
mujer debe lidiar con la infidelidad de su esposo. De esta manera, es posible diferenciar entre el punto
de vista masculino y femenina, y como ambos abordan este conflicto. Como resultado, al comparar
ambas películas, se identifica el mismo conflicto con un desarrollo y conclusión diferentes, ya que las
decisiones tomadas por los dos protagonistas están influenciadas por su género según la visión del
director. Es decir, en ambos escenarios tendremos la visión de un director hombre, aunque sea la
perspectiva de un personaje femenino. El elemento del matrimonio es una parte esencial en el desarrollo
de los protagonistas a lo largo de ambas películas, donde se exploran diferentes aspectos de las
relaciones como el amor, el romance, la lujuria y la infidelidad. Sin embargo, es necesario tener en
cuenta que el director de ambas películas es Fellini, por lo que en ambos casos permanece su propia

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visión de lo que entiende sobre la psicología de hombres y mujeres. Siendo en gran parte autobiográfica,
Ocho y Medio no tiene complicaciones importantes en este sentido, ya que tiene un protagonista
masculino, pero con Giulietta de los Espíritus hay el problema de que lo que se propone en pantalla es
la visión femenina de un director masculino.
De acuerdo con Lessie M. Reynolds, tanto en La Dolce Vita como en Ocho y Medio, los dos filmes
anteriores a Giulietta de los Espíritus, Fellini ocupa arquetipos distorsionados y vulgarizados de la
mujer. Sin embargo, para Giulietta de los Espíritus, Fellini le da una mayor implicación tanto a hombres
como mujeres, donde se tiene prioridad por la liberación de la mujer (Reynolds, 2). Por ello, al comparar
ambos filmes, únicamente se tomará la visión femenina vista en Giulietta de los espíritus, puesto que
el mismo director, reconoce que su representación en previos filmes era demasiado centrada desde la
mirada masculina. Aunque, ambos filmes siguen teniendo el punto de vista de un director hombre, al
momento de rodar Giulietta de los Espíritus, la visión del director cambia de forma positiva con respecto
a la representación que daba a las mujeres en sus previos trabajos, posiblemente relacionado con la
evolución que el personaje de Guido tiene en Ocho y Medio. De hecho, es a partir de Giulietta de los
Espíritus, que el director toma un enfoque más apropiado con respecto a la forma de retratar mujeres
en sus filmes. The journey to self-determination and independence for female characters took on a
deeper meaning for Fellini in Juliet of the Spirits [El viaje hacia la autodeterminación y la independencia
de los personajes femeninos adquirió un significado más profundo para Fellini en Giulietta de los
espíritus] (Butler, 51). De hecho, se puede considerar a este filme como su primer largometraje
enteramente feminista, o al menos, directamente influenciado por el feminismo de dicha época.
El Matrimonio y las relaciones amorosas en el Cine de Fellini
El concepto de matrimonio se entiende de manera diferente por Guido y Giulietta, y aunque el problema
de la infidelidad se aborda de manera similar, hay una clara distinción en cuanto a sus objetivos. Guido,
el protagonista de Ocho y Medio, a lo largo de la película está más enfocado en la lujuria y no realmente
en lo que su esposa Luisa siente y desea. Mientras que Giulietta está más preocupada por cómo está
funcionando su matrimonio y el principal problema para ella no es si su esposo Giorgio le está siendo
infiel, sino si él todavía la ama. En otras palabras, la principal diferencia en ambas películas es lo que
los protagonistas entienden por relación, y la lucha entre lo sexual y lo emocional.

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Donde el género masculino, Guido o el esposo de Giulietta, prefieren las relaciones sexuales con una
mujer joven y atractiva, demostrando distancia hacia su esposa a lo largo del filme, al igual que una
falta de responsabilidad afectiva. The gulf opened up by the unanswered questions is spatialized at the
climax of the scene in the hotel room between Guido and Luisa. The estranged husband and wife wound
each other with a volley questions, capped when they echo rather than answer each other - “what is it
you want from me?”; the camera switches from a medium to a long shot, emphasizing the distance
between their separate beds [El abismo que se abre ante las preguntas sin respuesta se especializa en el
clímax de la escena en la habitación del hotel entre Guido y Luisa. El marido y la mujer, distanciados,
se lanzan una andanada de preguntas, que culminan cuando se repiten en lugar de responderse: “¿Qué
es lo que quieres de mí?”; la cámara pasa de un plano medio a un plano general, enfatizando la distancia
entre sus camas separadas] (Fellini & Affron, 8). Por el contrario, Giulietta y la esposa de Guido están
más interesadas en la fidelidad emocional, en una relación de sentimientos, donde el sexo no es la
prioridad. De esta manera, es posible encontrar un parecido innegable entre las dos películas, ya que
Giulietta se encuentra en una situación similar a la de Luisa. Y por su parte, Guido y Giorgio no dudan
en mentir y engañar a sus esposas y, a su vez, muestran interés por mujeres jóvenes con un ímpetu
sexual activo.
Este conflicto es más similar al considerar que en ambas películas es el hombre quien engaña a la mujer.
Por lo tanto, todas las ramas del feminismo y la igualdad no se exploran realmente en su totalidad, ya
que en ambas situaciones la mujer es la víctima. Pero aún es un tema de discusión cómo un hombre y
una mujer perciben la misma situación desde su propia posición. Si en una de las dos películas fuera la
mujer quien engañara, entonces no sería posible hacer una comparación adecuada. Aun así, aquí se
destaca uno de los principales problemas de género que causa la película. Y es que, por un lado, el
hombre permanece como el villano, el que es infiel y traiciona. Mientras que, por otro lado, las mujeres
son vistas como objetos sexuales por los hombres y cuando ya no les agradan, optan por buscar a alguien
más joven. Las películas de Fellini suelen representar a las mujeres en un contexto inferior al de los
hombres; sin embargo, en Giulietta de los Espíritus, el mismo director hace un gran trabajo al incorporar
el feminismo en su película, aunque debe entenderse que ambas películas pertenecen a los años sesenta,
por lo que este concepto no es el mismo que el feminismo actual.

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No todos los hombres son infieles o están interesados solo en sexo o en alguien joven, como es el caso
de Guido, Giorgio o incluso el amigo de Guido, Mario. Tampoco son las mujeres sumisas a los deseos
de un hombre. Sin embargo, así es como se presentan en estas películas.
Lo sexual contra lo emocional
La batalla que aborda Fellini es una colisión entre la sexualidad y lo emocional y lo que cada
protagonista entiende sobre sus propias relaciones. En ambas películas, la mujer se presenta como la
parte del matrimonio que se preocupa por el aspecto emocional y que incluso rechaza la lujuria, mientras
que el hombre es quien comete infidelidad, pero no es una traición emocional, sino física. Guido, por
ejemplo, durante la escena de la fantasía del harén, muestra desprecio por las mujeres que han
envejecido, lo que denota que su interés por las mujeres está en su cuerpo, en su juventud. De alguna
manera, Guido busca satisfacer su propio ego con relaciones superficiales y, como resultado, no logra
conectarse plenamente con su lado emocional durante gran parte de la película. Free from the pull of
his projections, Guido sees how he has been unfair to his wife Luisa; he realizes that the relationship
with her meets some important needs and that the relationship will require more commitment if it is to
continue and mature. [Libre de la atracción de sus proyecciones, Guido ve cómo ha sido injusto con su
esposa Luisa; se da cuenta de que la relación con ella satisface algunas necesidades importantes y que
la relación requerirá más compromiso si va a continuar y madurar] (Conti, 303). Durante la misma
escena de fantasía, las mujeres lo confrontan diciéndole a Guido que debería amarlas hasta que
envejezcan. Esté siendo enteramente la mente del protagonista, es un reflejo de que es consciente de
que su mayor prioridad es lo físico. Es hasta el final que Guido reconoce a su esposa como su amor que
logra poner su vida en orden hasta cierto punto, ya que no se resuelven todos sus conflictos.
La esposa de Guido, por otro lado, representa una parte más sensible de la relación. Ella es consciente
del interés de su esposo por la joven actriz. Sin embargo, esa conexión que existe entre el director y la
actriz no se basa en algo profundo, sino en una mera atracción física con intereses. De manera similar,
en Giulietta de los Espíritus, es el esposo quien está teniendo una aventura con una mujer. Y una vez
más, la película sugiere que esta atracción no se debe a una relación romántica, sino a que Gabriela, la
amante de Giorgio esposo de Giulietta, sabe cómo satisfacer los deseos sexuales del hombre de una
manera que la protagonista no puede o no se atreve a hacer, además de que es más joven.

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Para Giulietta, lo que importa en su matrimonio es la idea misma de estar casada, una unión emocional
y sentimental. Es por eso que nunca cruza esa línea de atreverse a complacer a su esposo de maneras
más audaces. Giulietta valora la relación, en ningún momento se sugiere que la esposa vea a su esposo
como un objeto sexual, lo que sí sucede con los hombres en la filmografía de Fellini. Desde la
introducción de Giulietta de los Espíritus, se nos presenta la idea de un matrimonio ideal que celebra
estar casados. Pero al mismo tiempo se nos implanta la idea de que la mujer es la encargada de llevar
todo el lado sentimental de una relación. Mientras que el hombre es quien debería inclinarse hacia el
lado sexual. If Giulietta is concerned with the infidelity of husband to wife, then by a grim kind of irony,
this film would seem to represent an infidelity indeed. [Si Giulietta se ocupa de la infidelidad de un
marido a su esposa, entonces, por una especie de ironía siniestra, esta película parecería representar una
verdadera infidelidad] (Harcourt, 18). Es precisamente el descubrimiento de Giulietta a lo largo de la
película lo que la ayuda a explorar su propia sexualidad. Concluyendo que tanto hombres como mujeres
deben comprometerse con una relación en todos los aspectos, físicos y espirituales. Es al darse cuenta
de esto que Giulietta renace como una mujer completa, fuerte e independiente.
Punto de vista Masculino y Femenino
Dentro de ambas películas también se nos presenta la situación opuesta. En Giulietta de los Espíritus,
se presenta el concepto de que las mujeres también pueden disfrutar y vivir libremente su propia
sexualidad. El conflicto de lo emocional y lo sexual solo ocurre dentro de la protagonista Giulietta, por
ejemplo, su vecina es un personaje que impulsa a Giulietta a liberarse de sus ataduras y comenzar a
disfrutar de su propia sexualidad. De manera similar, Fellini argumenta que Guido es capaz de amar y
no simplemente estar interesado en los cuerpos de las mujeres. Aunque la escena del harén puede sugerir
lo contrario, la verdad es que al final de la película, Fellini muestra que el hombre también puede ser
emocional. Guido sugiere compartir su vida con su esposa, sus pensamientos más profundos y sus
problemas para que juntos puedan resolverlos o al menos vivir conociéndolos, siendo todo esto una
unión a un nivel más profundo que una simple atracción física. Esto puede considerarse como el
matrimonio completo, donde ambas partes tienen el derecho y la libertad de amar profundamente al
otro mientras también disfrutan del placer físico. As a character within the fantasy, Guido comes to
sense his failure as harem master (the failure, in fact, of his desired master- slave and director 's relation

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to women). Then, in her closing soliloquy about her years of service to Guido, Luisa turns into Guido’s
own conscience, providing a poignant revelation of the kind of exploitation involved in his treatment
of women [Como personaje dentro de la fantasía, Guido llega a sentir su fracaso como maestro del
harén (el fracaso, de hecho, de su deseada relación maestro-esclavo y de director con las mujeres).
Luego, en su monólogo final sobre sus años de servicio a Guido, Luisa se convierte en la propia
conciencia de Guido, proporcionando una reveladora revelación sobre el tipo de explotación que
implica su trato hacia las mujeres (Burke). La forma en que Guido logra conectarse con su parte
emocional también lo hace apreciar mejor a su esposa. La fantasía del harén, además de tener el
propósito de mostrar las fantasías sexuales de Guido y su obsesión por la edad, también demuestra el
fondo de su ser, su esposa es la mujer que realmente ocupa un lugar especial en su vida.
Narrativa Fílmica
Continuando con otras similitudes que están presentes en ambas películas, está la manera en que se
desarrolla la narrativa. El desarrollo de los personajes ocurre de manera similar, primero siendo
cuestionados a través de un sueño, o más bien, una pesadilla, que denota algo muy interno en ellos que
busca salir desesperadamente. La pesadilla de Guido en el auto y la pesadilla de Giulietta en la playa.
Los conflictos de ambos personajes se presentan muy temprano en ambas películas, y es que Fellini
propone estas escenas para demostrar que los protagonistas están atravesando un conflicto interno que
deben resolver, pero para ello primero deben identificar las raíces de estos conflictos, lo que lleva en
consecuencia a la segunda fase de esta narrativa. Esta parte se centra en los recuerdos, los personajes
que ya han descubierto el problema dentro de su mente ahora intentan explorar su pasado para encontrar
posibles desencadenantes o problemas sin resolver con el fin de poder revisarlos y darles una posible
respuesta o resolución. El último nivel es el de las fantasías y cómo estas comienzan a incorporarse a la
realidad. En este punto, los protagonistas, sintiéndose sofocados, solo tienen la solución de enfrentar de
una vez por todas lo que los acecha desde dentro y liberarse de una vez por todas. Maura O’Gara explica
que tanto Guido como Giulietta deben reconciliar los arquetipos opuestos. Guido, por ejemplo, intenta
ser como su amigo Mezzabotta y fingir que es joven para salir con mujeres mucho menores a él, pero
Guido a través de su viaje logra ver el efecto negativo de esto. Mientras que Giulietta podría terminar
cometiendo suicido por Amor tal como lo hace Arlette, pero Giulietta a través de su crecimiento interior

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logra ver la inutilidad de esas acciones. Guido y Giulietta deben asimilar las imágenes conflictivas y
cada uno debe hacerlo individualmente (O’Gara, 46). Es decir, ambos deben aceptar su individualidad,
pero al mismo tiempo aceptar la existencia del género opuesto, ya que como tal ambos son
complementarios, diferentes en algunos aspectos, pero iguales al momento de hablar de la libertad
interior. Aunque el final de Giulietta de los Espíritus es muy abierto a interpretación, es evidente que
hubo un cambio en la protagonista. Posiblemente en su nuevo futuro como mujer independiente, busque
terminar su matrimonio o, al menos, confrontar el problema directamente. Lo importante es que la
Giulietta del final ha logrado resolver sus propios conflictos internos. El final de Ocho y Medio, por
otro lado, es menos abierto a interpretación, ya que el protagonista confronta directamente a su esposa
y él mismo sugiere resolver sus problemas con su matrimonio.
La narrativa similar entre ambas películas también sugiere que no hay una gran diferencia entre cómo
un hombre y una mujer abordan sus problemas. Recurriendo a sueños o fantasías, así como a recuerdos,
sugieren un momento de introspección en los protagonistas. Para resolver sus problemas, primero deben
ser capaces de reconocerlos y entender la razón de los mismos. En este punto, el género no es un
problema, desde las perspectivas de Giulietta y Guido, hay un conflicto interno que deben resolver, un
conflicto que provoca emociones intensas en ellos. La diferencia en términos de su género está más
bien presente en la forma en que abordan sus conflictos, pero no en la manera en que los experimentan.
Pero mientras en el caso de Guido, él se niega a aceptar ayuda de su esposa, Giulietta, por otro lado,
intenta encontrar una solución a sus problemas. Posiblemente demostrando un problema de género
donde el hombre está más impulsado por sus deseos sexuales mientras que la mujer es más emocional
y realmente lucha por preservar su matrimonio.
El interés sexual de Guido por la joven actriz es un problema que se origina inicialmente en un conflicto
de edad. Guido, por un lado, en partes aún es un niño; los recuerdos de su pasado muestran que no ha
cambiado mucho. Las mujeres son el centro del universo de Guido y también del de Fellini, a quien su
humanidad lo horroriza. En 8 ½ es sincero consigo mismo. No le da miedo mostrar sus defectos. Guido
puede amar, ignorar o adorar a las mujeres pero no puede controlarlas. Guido se da cuenta de algo: lo
único que necesita es su propia opinión (Pita, 69). Además, la manera en que se comporta, suele tararear
música y jugar con sus movimientos. Este apego a la juventud es lo que inicialmente impide a Guido

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aceptar su propia madurez. Como consecuencia, esto provoca que se sienta atraído por mujeres jóvenes,
a pesar de que no hay una conexión real entre ambos. Todo porque se siente insatisfecho con la edad de
su esposa, tal como sugiere la fantasía del harén. Por eso, Guido no puede resolver sus problemas o
confrontar a su esposa hasta que decide aceptar su propia adultez. Para cambiar, Guido debe lidiar con
su crisis de edad y aceptar que crecer implica responsabilidades y compromisos, ya sea con su esposa
o con la película en la que está trabajando. The rebellion can be seen as symbolizing the conflict between
reluctance to abandon youth and the desire to accept maturity [La rebelión puede verse como
simbolizando el conflicto entre la reluctancia a abandonar la juventud y el deseo de aceptar la madurez]
(Conti, 299).
Giulietta, de la misma manera que Guido, tiene conflictos con su pasado; sin embargo, aquí entra el
punto de vista femenino y es que Giulietta es la que se siente insatisfecha con su edad. En otras palabras,
la crisis que afecta a ambos protagonistas resulta en que la protagonista se siente insegura debido a la
edad de la mujer. Las películas incluso sugieren que el valor de la mujer radica en su edad. Un enfoque
cuestionable, pero que tiene sentido con el contexto histórico en el que se hicieron las películas.
Curiosamente, mientras que una mujer que ha alcanzado cierta edad ya no cumple con los estándares
de un hombre, los hombres parecen no verse afectados por este problema, ya que en ambas películas
hay ejemplos de hombres mayores con relaciones con mujeres jóvenes, como es el caso de Mario, el
amigo de Guido. Giulietta, por su parte, se siente insegura al pensar que ya no es sensual para su esposo.
Incluso se compara con la amante de su esposo y su inseguridad solo aumenta cuando se da cuenta de
que está amante es mucho más joven y hermosa.
El problema de la edad no es el único que afecta a las mujeres. Ambas películas presentan otras
situaciones similares donde, debido a su género, las mujeres se encuentran en una posición de control
bajo los hombres. Por ejemplo, una escena similar entre las dos películas es la proyección de material
para la película de Guido y cuando Giulietta visita al detective para ver los resultados de la investigación
de su esposo. En el caso de Guido, él tiene el control sobre lo que está viendo, ya que es el director. Las
imágenes realmente muestran al director instruyendo a las actrices, pero también se puede interpretar
como un hombre controlando la vida de una mujer. Mientras en el caso de Giulietta, durante su reunión
con el investigador, ella no tiene control sobre lo que observa. Su posición como mujer simplemente la

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obliga a sentarse impotente mientras su esposo le es infiel con otra mujer. Desde la perspectiva
masculina presente en Ocho y Medio, el protagonista llega a reconocer sus errores y lo injusto que había
sido con su esposa. Pero una disculpa es suficiente para que ella lo perdone de inmediato, mostrando
así nuevamente el control y poder que los hombres tienen, o al menos en la perspectiva y el período de
la película. En Giulietta de los Espíritus, el hombre se queda corto al pedir disculpas; ni siquiera intenta
confrontar el problema, lo que lleva a que la mujer busque liberarse de los problemas en su nombre. Así
se demuestra la visión feminista de Fellini de que una mujer es lo suficientemente capaz de vivir por su
cuenta sin un hombre presente en su vida. Although the film was made in 1965, Juliet is really a
prototype of the contemporary, feminist heroine—a descendant of Ibsen's Nora—struggling to carve
out an identity for herself in a world in which women exist merely to serve their husbands. [Aunque la
película fue hecha en 1965, Giulietta es realmente un prototipo de la heroína feminista contemporánea—
una descendiente de Nora de Ibsen—luchando por forjar una identidad para sí misma en un mundo en
el que las mujeres existen simplemente para servir a sus esposos] (Benderson, 198). El punto de vista
de la protagonista no trata sobre si se siente libre para explorar su propia sexualidad. La protagonista
femenina es mayormente emocional, pero demuestra diferentes momentos en los que está dispuesta a
abrirse. La razón por la que no lo hace es porque, de alguna manera, no lo hace para su esposo. Para
lograr esa individualidad, la protagonista debe liberarse y no hacerlo con el deseo de satisfacer las
fantasías de su esposo. Giulietta es consciente de que el deseo de explorar la sexualidad debe nacer de
algo mutuo, es decir, para ella no existe tal sexualidad sin lo emocional. Similar al final de Ocho y
Medio, Guido acepta que se equivocó con su esposa y prefiere vivir el resto de su vida con ella; en
Giulietta de los Espíritus, la protagonista está lista para un cambio, pero será un cambio por ella misma,
y no por su esposo.
Resolución de los conflictos internos y externos
Ambos filmes de cierta forma representan un viaje interpersonal de sus protagonistas con el fin de
aclarar sus pensamientos y encontrar aquello que los complemente, en este caso su individualidad y el
aceptarse a sí mismos. Una vez que logran esta meta, pueden empezar a sanar sus relaciones con las
demás personas, al reconocerse como individuos independientes, pueden empezar a aceptar la
independencia e importancia de quienes les rodean. Para Ivana Gulic, la transformación que sufren los

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protagonistas surge como una solución a los problemas de Guido y Giulietta. Según la autora, esta
transformación en efecto surge a través de un proceso de individualismo, donde se elimina la
idealización de los arquetipos producidos por los estereotipos de género. Así, los protagonistas se
vuelven capaces de mantener relaciones sanas con los demás, basadas en la aceptación y el amor propio
(Gulic, 196). Las experiencias vividas por los protagonistas son clave para que profundicen en lo más
profundo de su ser y descubran su propia individualidad y todo lo que los hace únicos. Giulietta
inicialmente depende de muchas personas en su vida: su esposo, amigos, otros familiares y sus propias
criadas. La protagonista de Giulietta de los Espíritus carece del problema de no conocerse a sí misma.
Por lo tanto, el viaje que ella tiene para recordar su pasado y profundizar en las profundidades de su
presente es lo que le ayuda a definirse como una persona completa. Al final de ambas películas, el
problema que comenzó como un conflicto entre lo que los hombres quieren y lo que las mujeres quieren
ya no existe. En ambos casos, hay una conexión entre lo emocional y lo sexual. La perspectiva
masculina está presente en Ocho y Medio, ya que, sin mayores problemas, Guido logra recuperar a su
esposa y encontrar el equilibrio entre lo que él quiere y lo que la persona más importante en su vida
desea. Mientras en Giulietta de los Espíritus, la protagonista no se queda con su esposo, ya que eso no
es lo que ella quiere. Giulietta obtuvo algo más importante que recuperar su matrimonio, y eso fue
encontrarse a sí misma. Como sugiere Albert Benderson, incluso al final del filme, dentro de Giulietta
ha surgido una nueva identidad, la cual representa la individualidad (Benderson, 205). Cuando
hablamos de la individualidad de los personajes no se refiere a que vivan desconectados del resto de las
personas, sino por el contrario, tanto Guido como Giulietta aprenden que el matrimonio si bien está
formado por dos personas, es trabajo de cada una de ellas estar bien consigo misma para que la relación
sea pareja y los conflictos sean abordados con respeto a cada parte y con un énfasis en el amor a si a
uno mismo, para así poder amar al otro.
CONCLUSIONES
En conclusión, Fellini da un giro abrumador a su carrera al lograr representar el punto de vista femenino
del matrimonio, ya que sus filmes anteriores a Giulietta de los Espíritus retrataran a la mujer de forma
bastante machista, mientras en este trabajo, alcanza un nuevo horizonte en cuanto a la puesta en escena
de la perspectiva femenina. Mientras que lo visto en Ocho y Medio es un viaje de autodescubrimiento

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del propio director, en donde admite sus defectos sobre su matrimonio en la vida real, pero además
reflexiona sobre los cambios que debe hacer con el fin de no solo mejorar su relación sentimental, sino
también de mejorarse a sí mismo como persona. Al analizar ambos filmes, se reconoció que en efecto
plantean un conflicto casi idéntico, en donde el matrimonio de los protagonistas pende de un hilo y
mediante un viaje de introspección, tanto Guido como Giulietta descubren qué para solucionar sus
problemas de relaciones con otras personas, primero deben sanar ellos mismos. La representación
feminista de Fellini, así como su comprensión de la mente femenina, aunque no es perfecta, logra
implementar muchos de los fundamentos del feminismo moderno, especialmente al considerar el
período al que pertenecen. Y es que, aunque hay problemas evidentes, como el hecho de que Luisa
perdonará a Guido tan fácilmente al final de la película, o que Giulietta no confrontaba a su esposo
directamente, ambas historias presentan un cambio y una exploración interna que habla de la igualdad
que existe entre ambos géneros. Es esta igualdad la que motiva a Giulietta a explorar su propia
sexualidad, o la misma que impulsa a Guido a aceptar sus sentimientos por su esposa. Mostrando que
tanto hombres como mujeres pueden disfrutar de lo emocional y lo sexual al mismo tiempo, por lo que
esta no es una lucha que deba dividirse en función del género, sino que las emociones humanas naturales
deben coexistir y ambas provienen de las dos partes de una relación. Sin limitar a ninguna de las dos
partes a un solo género, como sucede al principio de las películas. La conclusión de ambas películas es
satisfactoria, ya que los protagonistas se sienten humanos, esto es porque aceptan su propio ser interior.
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