EMPODERAMIENTO FEMENINO EN NUESTRA
REALIDAD SOCIAL

Female empowerment in our social reality

Susana Guadalupe Varga Cruz

Universidad Pedagogica Nacional del Estado de Chihuahua
pág. 2919
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16055
Empoderamiento femenino en nuestra realidad social

Susana Guadalupe Varga Cruz
1
susana.vargas.cru@chih.nuevaescuela.mx

https://orcid.org/0009-0005-0878-254X

Universidad Pedagogica Nacional del Estado de
Chihuahua

México

RESUMEN

En la siguiente investigación se analizan los imaginarios sociales sobre el empoderamiento femenino en
nuestra realidad social. Realizada en un contexto semiurbano en la población de Madera, Chihuahua,
tomando en cuenta a mujeres empoderadas, amas de casa, expertos en el tema, hombres machistas y
hombres que apoyan el empoderamiento y los movimientos feministas, con una metodología cualitativa, el
objeto de estudio se trabajó con la fenomenología hermenéutica. Los hallazgos resultan interesantes, en
base a las percepciones de la población; la necesidad de la sororidad como valor primordial para el avance
del empoderamiento femenino, así como la lucha contra el sistema que nos oprime tanto a hombres como
a mujeres, dejando de lado la lucha de géneros, en cierta medida se beneficia a uno y el otro sigue quedando
desprotegido en muchos ámbitos. Tomando como punto de partida que pertenecemos a un sistema mundo,
donde el estar en la periferia de la periferia nos deja con un rezago en cuestiones culturales hablando del
machismo, donde las mujeres se encuentran atrapadas en la industria de la cosmetología lo que no les
permite despertar y movilizarse ante su propio empoderamiento, sirviendo esta como estrategia de dominio
y control.

Palabras clave:
empoderamiento, imaginarios, diversidad interculturalidad, inclusión y género
1
Autor principal
Correspondencia:
susana.vargas.cru@chih.nuevaescuela.mx
pág. 2920
Female empowerment in our social reality

ABSTRACT

The following research analyzes the social imaginaries about female empowerment in our social reality.

Carried out in a semi
-urban context in the town of Madera, Chihuahua, taking into account empowered
women, housewives, experts on the subject, sexist men and men who support empowerment and feminist

movements, with a qualitative methodology, the object of study was worked with phenomenology
-
hermeneutics. The fin
dings are interesting, based on the perceptions of the population; the need for sorority
as a primary value for the advancement of female empowerment, as well as the fight against the system that

oppresses both men and women, leaving aside the gender struggle, to a certain extent one benefits and the

other continues to be left unprotected in
many areas. Taking as a starting point that we belong to a world
system, where being on the periphery of the periphery leaves us with a lag in cult
ural issues speaking of
sexism
, where women find themselves trapped in the cosmetology industry which does not allow them to
wake up and mobilize in the face of their own empowerment, serving this as a strategy of domination and

control.

Keywords
: empowerment, imaginaries, intercultural diversity, inclusion and gender
Artículo recibido 05 enero 2025

Aceptado para publicación:
14 febrero 2025
pág. 2921
INTRODUCCIÓN

El empoderamiento femenino es un fenómeno estudiado mundialmente desde hace ya varios años, tratando
de explicar y comprender las diferencias y las brechas existentes entre géneros, creando diversas hipótesis
del porqué de esta situación en nuestra realidad presente y en los diversos ámbitos en los que nos
desarrollamos, con ellos se ha demostrado que este proceso estimula la productividad y el crecimiento
económico de cualquier país, por lo que el desarrollo de este empoderamiento es sumamente importante en
todas las regiones del mundo, además que contribuye con el respeto de los derechos humanos, impulsando
a lograr un desarrollo sustentable, mejorando la calidad de vida.

Por lo tanto esta tarea incide desde los primeros años de edad, pues las escuelas son una pieza clave para
lograr mejorar la educación y la cultura de cualquier lugar en el mundo, no hablamos solo de incluir a las
mujeres o garantizar que participen y que hagan cosas en igualdad de oportunidades, de participación o
toma de decisiones, se trata de crear una conciencia crítica y de emancipación, reconociendo lo que sucede
en torno a este tema y en la manera cómo vivimos en sociedad, para que ellas mismas se sientan cómodas
y se hagan responsables de su propio proceso, considerando a los hombres como parte de éste cultivando
habilidades de liderazgo y capacidad de asertiva comunicación en todos los sentidos, logrando en un futuro
sociedades más estables y justas en sus participaciones y desarrollo.

En la actualidad la Nueva Escuela Mexicana lo incluye dentro de sus planes y programas de estudio para
la educación preescolar, primaria y secundaria (págs.
85-87), mencionando la importancia de brindar
igualdad de oportunidades y eliminar las desigualdades de género en la educación es esencial para alcanzar

una sociedad más justa y equitativa, reconociendo que las mujeres aportan perspectivas diferentes y

enriquece
doras que pueden contribuir a la mejora del sistema educativo. Por lo que esta investigación brinda
la información necesaria para un análisis de la realidad obteniendo con ello un cambio de perspectiva para
que el docente trabaje enteramente en eliminar las desigualdades y garantizar el acceso a la educación de
todos y todas disolviendo los estereotipos, como herramienta crucial para el empoderamiento femenino en
la educación.

No solo tienen que ver con un conocimiento de los temas relacionados con el empoderamiento, sino más
bien tenemos que entender y comprender la autonomía requerida por parte de las mujeres para tomar
decisiones y acción con su propia vida, logrando con ello la participación plena en todos los sectores y en
pág. 2922
todos los niveles económicos y sociales, por estas razones esta investigación comprende el análisis de las
formas de vida de la sociedad maderense en torno a las actuaciones de hombres y mujeres en nuestro
contexto social, demeritando el desarrollo pleno y el estancamiento o la reproducción de una ideología
establecida desde varias generaciones pasadas, mismas que invisibilizan a las mujeres en varios o en todos
los sentidos. Visualizando y haciéndonos conscientes de varios ejemplos presentes en la ciudad, como la
escases de puestos directivos ocupados por mujeres, la nula participación democrática por parte de las
mujeres a ser candidatas a presidentes del ayuntamiento, la alta incidencia de mujeres en puesto
considerados de cuidados maternales, como lo son las escuelas y los hospitales.

Los objetivos de esta investigación
estan encaminados a conocer cuál es la situación actual del
empoderamiento de las mujeres en un contexto semiurbano. Develar la percepción que tienen las mujeres
y los hombres de cd. Madera, sobre el empoderamiento femenino como tal. Identificar el imaginario de los
hombres y las mujeres en la posición de la mujer con puestos de poder. Y analizar las políticas públicas
encaminadas al apoyo profundo hacia las mujeres, buscando la equidad de género a la luz de una
comparación de beneficios y derechos entre hombres y mujeres.

A nivel nacional, en correspondencia con el movimiento feminista de otros países, se instala en el
imaginario y en el discurso público la necesidad de llevar a cabo acciones dirigidas a reconocer el papel de
las mujeres y a fortalecer su inclusión en los programas de desarrollo, como una contribución a los avances
democráticos del país.

Las demandas feministas hacen énfasis en la situación de las desigualdades y discriminaciones de las
mujeres por razón de su género. Desde mediados del siglo XX, y a la par del movimiento social y político
se diversifica la producción del conocimiento sobre la cultura de género y las relaciones de poder entre
hombres y mujeres. El tema de la violencia hacia las mujeres logra posicionarse como prioritario de las
demandas sociales y obliga que sea estudiado desde diferentes ángulos. Los resultados alertan sobre la
necesidad de no perder de vista el carácter relacional de la violencia, esto es, aunque es imperativo impulsar
la generación de conocimiento sobre la violencia hacia las mujeres, conviene también enfocarse hacia la
violencia de género con el propósito de comprender cómo el ejercicio de las masculinidades transgreden
los derechos humanos de ellos y ellas.
pág. 2923
No es fortuito pues, que la normatividad internacional y nacional se oriente fundamentalmente a atender la
condición de las mujeres. México ha participado activamente en las conferencias y reuniones
internacionales y ha firmado los acuerdos y tratados derivados de estos eventos, en los que asume su
compromiso por mejorar las condiciones de vida de las mujeres y concretar los medios para tal efecto. La
aplicación de estos instrumentos internacionales, es una obligación jurídica para los países firmantes. Y
toda vez que dichas obligaciones se establecen en el marco del derecho internacional, el seguimiento se
somete a una vigilancia multilateral.

En 1974 fue reformado el artículo 4º de la Constitución Política, para establecer la plena igualdad jurídica
entre hombres y mujeres. En 1985 se instaló la Comisión Nacional de la Mujer para coordinar acciones a
favor de las mujeres y preparar la III Conferencia Internacional sobre la Mujer. En 1993 se formó el Comité
Nacional Coordinador en torno a la celebración de la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer (1995);
formuló el Programa Nacional de la Mujer 1995-2000 y la Alianza para la Igualdad (PRONAM). En 2001
se creó el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), con el objeto de promover y fomentar las
condiciones que posibiliten la no discriminación, la igualdad de oportunidades y de trato para las mujeres;
así como el ejercicio pleno de todos sus derechos y su participación equitativa en la vida política, cultural,
económica y social del país, bajo los criterios de transversalidad en políticas públicas y el fortalecimiento
de vínculos con los poderes legislativo y judicial, federal y estatal
(Ley del Instituto Nacional de las mujeres,
2011)

En lo local, el Instituto Chihuahuense de la Mujer (ICHMujer) surge en 2002 como un organismo
descentralizado. Hasta 2004 sus funciones se centraban, principalmente, en la atención de las víctimas de
las madres de Ciudad Juárez. Actualmente, el ICHMujer ha ampliado su cobertura para servir a las mujeres
de todo el Estado.

Anterior a ello, en el 2000 el INMUJERES presentó el Programa nacional de igualdad de oportunidades y
no discriminación contra las mujeres (PROEQUIDAD), el cual, atendiendo los acuerdos y tratados
internacionales y las necesidades de las mujeres en el país, introduce de manera transversal el enfoque de
género en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas.

A principios de 2007 se firmó el Acuerdo Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombre; éste elevó a
rango de prioridad nacional la promoción de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y
pág. 2924
hombres, y se adoptaron los compromisos necesarios para dar cumplimiento a leyes y acuerdos
internacionales que garanticen una vida libre de violencia; orientar estrategias para eliminar la
discriminación y fomentar el trato igual para mujeres y hombres en los ámbitos público y privado; asumir
el principio de igualdad como eje rector de los planes y acciones de todos los órganos de gobierno; e
impulsar la adhesión de todas las instancias gubernamentales al mismo.

En el marco de los acuerdos y tratados internacionales encontramos, desde la década de los años setenta,
una serie de recomendaciones dirigidas a aumentar el reconocimiento y ejercicio de los derechos humanos
de las mujeres y acrecentar sus oportunidades en diferentes esferas.

En 1952 se firma la Convención a favor de los Derechos Políticos de la Mujer y en 1975 se celebra la
Primera Conferencia Mundial de la Mujer, realizada en México. En la Conferencia se determinaron tres
objetivos: primero la igualdad de género y la eliminación de la discriminación; segunod la integración y
plena participación de las mujeres en el desarrollo; tercero una mayor contribución de las mujeres en el
fortalecimiento de la paz mundial. Esto genera un gran movimiento internacional cuya trascendencia se
concreta, en 1979, con la firma de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (conocida como CEDAW, por sus siglas en inglés), la cual entró en vigor
como tratado internacional en 1981.

Entre las consideraciones de la CEDAW sobresale la Declaración Universal de los Derechos Humanos que
reafirma el principio de la no discriminación, que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad
y derechos y que toda persona puede invocar todos los derechos y libertades proclamados, sin distinción
alguna y, por ende, sin distinción de sexo. Asimismo puntualiza que los Estados Partes en los Pactos
Internacionales de Derechos Humanos tienen la obligación de garantizar al hombre y a la mujer la igualdad
en el goce de todos los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos.

En 2004, se emitió la Recomendación General del Comité de la CEDAW acerca de las medidas especiales
de carácter temporal y determina que los Estados Parte tienen la obligación jurídica de respetar, proteger,
promover y cumplir este derecho de no discriminación de la mujer y asegurar su desarrollo y adelanto, a
fin de mejorar su situación hasta alcanzar la igualdad para Garantizar que no haya discriminación directa
ni indirecta contra la mujer en las leyes y que, en los ámbitos público y privado esté protegida y mejorar su
situación de facto adoptando políticas y programas concretos y eficaces.
pág. 2925
En el terreno de la legislación mexicana se ha tenido respuesta a las recomendaciones internacionales y las
demandas de hombres y mujeres de la sociedad de diferentes ámbitos de influencia. Los derechos de las
personas ya no son asunto interno de los Estados. Ahora, los derechos humanos no se entienden sin la
referencia del plano internacional, plasmados en los convenios firmados y ratificados y en los órganos
supranacionales que los mismos Estados han creado. El ordenamiento constitucional incluye en su ámbito,
por virtud de la reforma al artículo 102, la protección de los derechos humanos consagrados en los tratados
y convenciones internacionales.

En materia de los derechos humanos de las mujeres, el ejercicio de una vida libre de violencia, no es una
simple necesidad demandada por grupos aislados, sino una obligación jurídica que tiene su principal
fundamento en la Constitución, en los tratados y convenciones internacionales, en leyes federales y en otros
ordenamientos normativos y programáticos.

En la Constitución Política de México, las preocupaciones y compromisos para superar las desigualdades
y la discriminación quedan plasmadas en el capítulo relacionado con las garantías individuales. En el
artículo 1º se establece que queda prohibida toda discriminación entre otras causas, por el género o cualquier
otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades
de las personas. Este artículo otorga el goce y ejercicio de las garantías individuales a toda persona sin
distinción.

El artículo 4° constitucional establece que el varón y la mujer son iguales ante la ley. Este enunciado se ha
convertido en el fundamento por excelencia de todos los programas, proyectos y acciones para la promoción
de la perspectiva de género. En 2007 se promulga la Ley General de Acceso de Las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia (LGAMVLV), la cual es necesario leer a la luz de la Ley General para la Igualdad entre
Mujeres y Hombres, toda vez que son complementarias en la estrategia integral para el adelanto de las
mujeres.

Su objeto es establecer la coordinación entre la federación, las entidades federativas y los municipios para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como los principios y modalidades para
garantizar su acceso a una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los
principios de igualdad y de no discriminación. También para garantizar la democracia, el desarrollo integral
y sustentable que fortalezca la soberanía y el régimen democrático establecidos en la Constitución Política.
pág. 2926
En Chihuahua los tres órdenes de gobierno tienen la obligación de asegurar, en el ejercicio de sus funciones,
el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Entre otros mandatos, indica que corresponde a las
entidades federativas instrumentar y articular sus políticas públicas en concordancia con la política nacional
integral desde la perspectiva de género para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres.

Motivado por el clima de violencia extrema hacia las mujeres que prevalecía en la entidad, a la movilización
de grupos sociales y obligado por los ordenamientos legales el estado de Chihuahua en 2007 promulga la
Ley Estatal del Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, siendo la primera entidad a nivel
nacional en emitir este tipo de ordenamiento.

En ella se establecen directrices generales: garantizar el derecho a la educación con perspectiva de género,
libre de prejuicios, sin patrones estereotipados de comportamiento basados en conceptos de inferioridad o
subordinación, entre otros planteamientos. La ley estatal comparte las definiciones de la LGAMVLV en
cuanto a tipos y ámbitos de la violencia contra las mujeres.

El Plan Estatal de Desarrollo considera objetivos y planteamientos que focalizan la acción hacia las mujeres.
Busca promover la participación plena y efectiva de las mujeres en la vida económica, social y cultura.
Establece el impulso de acciones afirmativas y programas para la prevención y atención de cualquier tipo
o modalidad de violencia contra las mujeres. Impulsa acciones de planeación participativa con perspectiva
de género y la creación de mecanismos comunitarios que tiendan a erradicar cualquier tipo o modalidad de
violencia contra las mujeres.

Durante la última década, se ha tenido un avance significativo sobre la equidad de género, el cual se refiere
al empoderamiento de la mujer, pero realmente no se ha logrado cambiar la cultura en la que vivimos, más
bien funciona sólo para satisfacer estándares sociales, donde se ha integrado la perspectiva de género como
un eje transversal en el Plan de Desarrollo Nacional. Por estas cuestiones, resultó interesante llevar a cabo
esta investigación centrada en dicho tema y con ello analizar el discurso que se maneja en cuanto al
empoderamiento femenino.

La palabra empoderamiento, es un término acuñado en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing
(Pekin) en 1995 para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de
decisiones y acceso al poder. No significa tener poder sobre los hombres, sino más bien a tenerlo sobre sus
pág. 2927
propias vidas, asumir el control sobre ellas, así como a poner límites cuando sea necesario. Es una tarea
difícil que requiere la intervención de las mujeres, los hombres, así como de instituciones relacionadas con
la igualdad de género, pues los estereotipos de la masculinidad tradicional resultan el primer obstáculo para
lograrlo y si es que se llega a lograr es de una manera parcial. Se debe salir de ese esquema donde el
empoderamiento tiene que ver con el poder sobre el otro, sino más bien es un poder interior, que permita a
las mujeres considerarse capaces de elegir y obviamente siendo apoyados por la sociedad en general, donde
se trabaja con un interés común, el óptimo desarrollo por medio de la justicia social.

Hablar del empoderamiento de la mujer en el siglo XXI ha sido un tema de interés, sobre todo en las
regiones rurales, donde la idiosincrasia de los habitantes tanto de hombres como de las mismas mujeres
suele resultar un tanto tradicional y machista, con base en ésto el empoderamiento busca la equidad de
género y la erradicación de cualquier forma de discriminación.

Debe de entenderse que si la mujer ha sido concebida como aquella capaz de hacer que la familia y la
sociedad marchen como “debe de ser”, deben de ocuparse en que ellas estén bien, pues si lo están, se apunta
a una sociedad mucho mejor, debido a que gran cantidad de cosas y aspectos de las relaciones humanas
mejoran. Si bien es cierto que como colectividad se está sumergida y no hay un avance significativo en esta
cuestión, la mayor participación debe ser encaminada hacia políticas públicas que promuevan el
empoderamiento de las mujeres y decirlo no está de más, éstas son desarrolladas y aplicadas en su mayoría
por hombres, debido a esto es la necesidad preponderante de crear conciencia crítica sobre la importancia
de estos temas para el desarrollo social, no sólo de la mujer.

Centrada en conocer la situación presente con base en el empoderamiento de las mujeres surgen ciertos
cuestionamientos como el cimiento de dicha investigación, tanto para conocer las perspectivas e
imaginarios de la sociedad, así como la concepción de la misma en cuanto a mujeres ocupando puestos de
liderazgo y poder, como las diferencias que existen en el tema de género en desigualdad de derechos y
oportunidades que probablemente siguen beneficiando a uno más que a otro, por esto la necesidad de
trabajar con una metodología de corte cualitativo enfocada en un análisis crítico de los temas relacionados.

La lucha por alcanzar la equidad de género se ha encontrado siempre presente, ya sea por igualdad de
derechos y oportunidades, desarrollo económico y abatimiento de la pobreza, o bien por mostrar a las
pág. 2928
mujeres cuan capaces de hacer infinidad de cosas y todas las oportunidades que para ella se encuentran
existentes, por estas razones se puede definir entonces al empoderamiento como:

Los movimientos de mujeres del sector popular de América Latina y del Caribe, sin olvidar los movimientos
feministas, reivindican desde 1985 la noción de empoderamiento como: por una parte, relacionada con la
toma de «poder», haciendo hincapié principalmente en el fortalecimiento del autoestima, la confianza en sí
mismo y la capacidad de elegir las orientaciones en su propia vida y, por otra, relacionada con el poder
colectivo de cambio de las relaciones de género en las diferentes esferas: económica, política, jurídica y
sociocultural
(Charlier & Caubergs, 2007).
El proceso del empoderamiento no ha surgido de la noche a la mañana ni por arte de magia, es el resultado
de una lucha histórica por medio de movimientos tanto de mujeres como de hombres, que ven la necesidad
de tener una nueva visión donde los estereotipos existentes dejen de obrar como lo han hecho a lo largo de
la historia humana. El empoderamiento “empieza por la libertad, la posibilidad, el poder, la potencia que
cada persona tiene para que ella pueda ser sujeto de su vida y actor social”
(Walsh, 2013).
Donde las mujeres deben no solo buscar cuestiones de valor, si no de respeto y valoración de sus
capacidades para tomar sus propias decisiones, Aquí se puede mencionar los hallazgos de las investigadoras
de comisión de mujeres y desarrollo, al hablar del empoderamiento en dos tipos de procesos:

Individual: la adquisición de una mayor autonomía, de la capacidad de autodeterminación, de medios que
permitan a todos/as gozar de una mayor elección en la vida.

Colectivo: la capacidad que un grupo puede desarrollar para influir en los cambios sociales, con el fin de
alcanzar una sociedad justa e igualitaria, especialmente en materia de relaciones entre hombres y mujeres

(Charlier & Caubergs, 2007)

Al igual que Walsh
(2013) lo menciona, el empoderamiento también tiene una dimensión colectiva, pues
trabaja con grupos sociales vulnerables, claro está mencionar que estos procesos varían dependiendo de
una amplia gama de factores, como la cultura, el poder, los imaginarios, la sociedad y las personas
directamente implicada en estos. Por lo tanto se destaca aquí el origen que tiene el empoderamiento de
emancipación, donde se busca un desarrollo pero que viene desde abajo formando los cimientos. “En suma
los procesos de empoderamiento, son para las mujeres, un desafío a la ideología patriarcal, con miras a
transformar las estructuras que refuerzan la discriminación de género y la desigualdad social”
(Leon, 1997).