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INTRODUCCIÓN
La escasez y contaminación del agua son problemas cada vez más comunes a nivel mundial, por lo que
el monitoreo de la calidad del agua en los cuerpos acuáticos se ha vuelto indispensable. La
contaminación proviene principalmente de actividades antropogénicas, como el crecimiento
poblacional, la producción de alimentos y las actividades industriales, así como de factores naturales.
Estas actividades alteran la calidad del agua y afectan su distribución (Grangeon et al., 2021). El
descontrol de las actividades humanas, especialmente las aguas residuales industriales, domésticas y
agrícolas, genera una explotación del recurso hídrico y afecta la calidad del agua superficial. Para
abordar estos problemas, es esencial estudiar las variables hidroclimatológicas y los parámetros de
calidad del agua, con el fin de comprender el impacto de la contaminación en los ecosistemas y tomar
medidas para mitigar los efectos de los contaminantes en los cuerpos de agua (Muñoz-Najera et al.,
2020).
Si las actividades antropogénicas no se controlan adecuadamente, el estrés hídrico podría aumentar,
afectando especialmente al sector agrícola, que es clave en la producción de alimentos. A lo largo de
los años, la disponibilidad de agua ha disminuido debido al calentamiento global y el aumento de las
actividades humanas, lo que ha hecho que la gestión del agua sea cada vez más crítica (Yaghoubi et al.,
2020). México, como uno de los principales productores y exportadores de alimentos, enfrenta el
desafío de mejorar las prácticas agrícolas para reducir la contaminación de sus cuerpos de agua,
principalmente por el uso excesivo de plaguicidas y fertilizantes (Tian et al., 2025).
Los drenes agrícolas son fundamentales para el riego de los cultivos, pero estos sistemas de distribución
de agua a menudo contienen plaguicidas y fertilizantes, que son necesarios para proteger las cosechas
(Ares et al. 2024). Esto convierte a la agricultura en una actividad antropogénica que contribuye a la
contaminación del agua (Bouaroudj et al. 2019). El Estado de Sinaloa, reconocido por su alta
productividad agrícola, se encuentra en la Cuenca del río Culiacán, que abarca 2,596.82 km². Este
estudio utiliza diversos índices para evaluar la calidad del agua en los drenes agrícolas de la cuenca,
como el índice de contaminación integral del agua, el índice de calidad del agua, el índice de estado
trófico y el índice de riesgo ecológico (Quevedo et al., 2018).