DIAGNÓSTICO Y MANEJO DE LA
INESTABILIDAD DEL CARPO

REVISIÓN DE LA LITERATURA

DIAGNOSIS AND MANAGEMENT OF CARPAL

INSTABILITY. LITERATURE REVIEW

Md. Marco Antonio Vásquez Sandoval

Investigador Independiente, Ecuador

Md. Jorge Gonzalo Salgado Tomaselly

Consur R7H, Ecuador

Md. Diana Carolina Altamirano Condemaita

Medico en Funciones Hospitalarias del Trauma Hospital, Ecuador

Md. Nelson Stalin Pintio Sangoquiza

Investigador Independiente, Ecuador

Md. Joel Alexander Parra Ullauri

Investigador Independiente, Ecuador
pág. 3944
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16130
Diagnóstico y Manejo de la Inestabilidad del Carpo. Revisión de la
literatura

RESUMEN

La inestabilidad del carpo se puede definir como la falta de capacidad de dicha articulación en poder
soportar cargas fisiológicas provocando las subluxaciones. De origen multifactorial y habitualmente
difícil de diagnosticar. Debido a esto se presenta la clasificación Mayo logrando clasificar a la
inestabilidad carpiana en cuatro categorías: disociativa, no disociativa, compleja y adaptativa. Uno de
los métodos diagnósticos más eficaces es la radiología utilizando modalidades de imagen avanzadas
como la tomografía computarizada y la resonancia magnética sin embargo un manejo adecuado del
paciente y de sus resultados dependen directamente de la interpretación precisa del estudio de imagen.
Si bien el tratamiento conservador puede ser efectivo en casos leves, las lesiones más graves,
especialmente en la inestabilidad carpiana disociativa, requieren intervención quirúrgica para prevenir
el deterioro funcional y el desarrollo de complicaciones a largo plazo.

Palabras clave: inestabilidad del carpo, ligamentos, diagnóstico, manejo

1
Autor principal
Correspondencia:
vasquezsandoval99@gmail.com
Md. Marco Antonio Vásquez Sandoval
1
vasquezsandoval99@gmail.com

https://orcid.org/0009-0006-0567-4452

Investigador Independiente

Pichincha, Ecuador

Md. Jorge Gonzalo Salgado Tomaselly

jorge_salgado91@outlook.com

https://orcid.org/0009
-0007-3709-2921
Consur R7H

Machala, Ecuador

Md. Diana Carolina Altamirano Condemaita

diana.altamirano137@gmail.com

https://orcid.org/0009-0004-6563-6795

Medico en Funciones Hospitalarias del Trauma
Hospital

Machala, Ecuador

Md. Nelson Stalin Pintio Sangoquiza

nelsonpintio@gmail.com

https://orcid.org/0000
-0001-5756-1827
Investigador Independiente

Quito, Ecuador

Md. Joel Alexander Parra Ullauri

joeltau132@gmail.com

https://orcid.org/0009
-0000-4544-8122
Investigador Independiente

Machala, Ecuador
pág. 3945
Diagnosis and
Management of Carpal Instability. Literature Review
ABSTRACT

Carpal instability can be defined as the inability of the joint to withstand physiological loads, causing

subluxations. It is multifactorial in origin
and is usually difficult to diagnose. Due to this, the Mayo
classification is presented, which classifies carpal instability into four categories: dissociative, non
-
dissociative, complex and adaptive. One of the most effective diagnostic methods is radiolo
gy using
advanced imaging modalities such as computed tomography and magnetic resonance imaging.

However, adequate management of the patient and its results directly depend on the precise

interpretation of the imaging study. Although conservative treatment
may be effective in mild cases,
more severe injuries, especially in dissociative carpal instability, require surgical intervention to prevent

functional deterioration and the development of long
-term complications.
Keywords
: carpal instability, ligaments, diagnosis, management
Artículo recibido 05
diciembre 2024
Aceptado para publicación: 25 enero 2025
pág. 3946
INTRODUCCIÓN

La inestabilidad del carpo se puede definir como la falta de capacidad de dicha articulación en poder
soportar cargas fisiológicas provocando las subluxaciones
(Witters, Legre, & Jalous, 2023). Su
patoanatomía de la inestabilidad carpiana es multifactorial y habitualmente difícil de diagnosticar, por
lo que un profundo conocimiento de la clínica y el examen físico son esenciales para su diagnóstico

(Schmitt et al., 2021)
.
Para que el carpo presente una estabilidad adecuada se necesita de la parte articular, de la parte
ligamentaria, e intracapsular se mantengan intactas
(Schmitt et al., 2021). Por lo que una de las
principales razones de esta patología es el traumatismo en el que el paciente presenta una caída sobre
la mano extendida provocando la rotura de los ligamentos estabilizadores y desalineación adaptativa
tras fracturas del radio o del carpo
(Redeker & Vogt, 2011). Mientras que los depósitos de microcristales
causados por enfermedades metabólicas (condrocalcinosis y gota) y congénitas (ulna minus variance)
están implicados con menor frecuencia en la patogenia
(De Filippo et al., 2006).
Debido a esto se presenta la clasificación Mayo, que actualmente es el más usado; logrando clasificar a
la inestabilidad carpiana en cuatro categorías: disociativa, no disociativa, compleja y adaptativa
(Ibitayo
& Beckmann, 2021)
.
Se habla de una patología crónica cuando persiste la lección por más de 6 semanas, para esta
presentación usualmente se recomienda la técnica de recocido térmico artroscópico para la inestabilidad
leve o moderada y la reconstrucción anatómica abierta de los ligamentos radiocubitales para la
inestabilidad grave. Por otro lado, para un diagnóstico agudo puede dar la oportunidad para un
tratamiento no quirúrgico eficaz
(Hearon et al., 2024).
Uno de los métodos diagnósticos más eficaces es la radiología sin embargo un manejo adecuado del
paciente y de sus resultados dependen directamente de la interpretación precisa del estudio de imagen

(Okoro et al., 2023)
.
Debido a la limitada información que se ofrece sobre el tema y las múltiples clasificaciones sobre la
patología, se crea este articulo intentando ofrecer una perspectiva actual sobre el diagnóstico y manejo
de la inestabilidad del carpo.
pág. 3947
METODOLOGÍA

Se realizó búsqueda en Pubmed, Web Of Science, Cochrane con los términos indexados en español:
diagnóstico”, manejo inestabilidad del carpo”, junto a sus términos indexados en inglés:
diagnosis”, managament and carpal instability”. Se seleccionan los artículos recientes relacionados
con el diagnóstico y manejo de la inestabilidad del carpo.

RESULTADOS

La inestabilidad carpiana representa una causa significativa de dolor de muñeca, tanto agudo como
crónico, y puede derivar en disfunción prolongada si no se aborda de manera adecuada. Esta condición
surge principalmente por la ruptura de ligamentos esenciales o alteraciones en la geometría articular,
ya sea como resultado de fracturas, lesiones crónicas provocadas por uso excesivo repetitivo o, en casos
menos comunes, debido a enfermedades reumatológicas. Sin un tratamiento oportuno, estas lesiones
pueden evolucionar hacia laxitud e inestabilidad ligamentosa
(Tan & Lim, 2019).
Diagnóstico

Las modalidades de imagen disponibles para evaluar la inestabilidad del carpo incluyen radiografías
(rayos X), tomografía computarizada (TC), TC de haz cónico, resonancia magnética (RM), artrografía
por resonancia magnética (ARM) y ecografía (Dietrich et al., 2021). Generalmente, la radiografía es la
primera opción para diagnosticar y evaluar este tipo de inestabilidad, empleando vistas
anteroposteriores y laterales. Estas permiten trazar los Arcos de Gilula y medir parámetros como el
intervalo escafolunar, los ángulos escafolunar y radiolunar. Además, vistas dinámicas y de estrés
pueden clasificar lesiones según criterios como los de la Sociedad Europea de Artroscopia de Muñeca
(EWAS), aunque su utilidad se limita a casos más severos (Rachunek et al., 2022).

Para el ensanchamiento escafolunar, valores superiores a 2 mm se asocian con lesiones más graves. En
casos complejos, la fluoroscopía dinámica puede ser útil para evaluar el movimiento carpiano y detectar
inestabilidad, mostrando altas tasas de sensibilidad y especificidad en la detección de lesiones
escafolunares. Asimismo, las inyecciones de medios de contraste en artrografía son efectivas para
identificar lesiones ligamentarias indirectamente (Dietrich et al., 2021; Puig de la Bellacasa et al., 2022).

La TC ofrece ventajas en diagnósticos tardíos al visualizar superficies articulares y fracturas ocultas,
especialmente mediante TC de alta resolución o de haz cónico, que reduce la exposición a radiación
pág. 3948
(Grunz, Gietzen et al., 2021). Comparada con la RM, la artrografía por TC muestra mayor precisión en
lesiones interóseas escafolunares, mientras que la TC 4D se perfila como una herramienta emergente
en la investigación de estas patologías (Grunz et al., 2020).

La RM y la ARM son herramientas complementarias para analizar ligamentos extrínsecos e intrínsecos,
siendo la ARM más precisa en desgarros de SLIL. Estas modalidades también evalúan lesiones
concurrentes, como las relacionadas con la articulación radiocubital distal (Ferreira Branco et al., 2022;
Gondim Teixeira et al., 2022).

La ecografía, en auge, permite evaluaciones dinámicas y en tiempo real. Aunque requiere experiencia
en anatomía de la muñeca, se han desarrollado técnicas específicas para visualizar ligamentos
intrínsecos y extrínsecos (Dietrich et al., 2021).
Estudios recientes destacan su alta especificidad y
precisión, aunque con sensibilidad limitada (Urbanschitz et al., 2021; Wang et al., 2021). Además, la
ecografía ha demostrado utilidad en la identificación de lesiones ligamentarias y quistes ganglionares
dorsales, así como en la evaluación del grosor y la longitud del SLIL en voluntarios atléticos
(Kashiyama et al., 2020). No obstante, todavía no se han establecido criterios estandarizados para su
uso en inestabilidad carpiana.

Tratamiento

La detección temprana de la inestabilidad carpiana es crucial, ya que una muñeca inestable puede
generar discapacidad y, si no se diagnostica o trata a tiempo, derivar en complicaciones como colapso
escafolunar avanzado u osteoartritis precoz. Reconocer qué lesiones requieren tratamiento quirúrgico o
conservador es fundamental, pero la evidencia que respalda estas decisiones clínicas es limitada, basada
principalmente en series de casos y opiniones de expertos. Además, no existe consenso absoluto entre
especialistas sobre la mejor forma de manejar las distintas variantes de inestabilidad carpiana. Por lo
tanto, los médicos deben considerar factores como la etiología, el tiempo de evolución, la gravedad de
los síntomas y el patrón de inestabilidad al elegir el tratamiento adecuado (Harwood & Turner, 2016).

CID (Inestabilidad carpiana disociativa)

La CID presenta una estabilidad biomecánica menor que la CIND, lo que dificulta el éxito de los
tratamientos conservadores sin corregir las alteraciones mecánicas subyacentes (Andersson, 2017).

La causa más frecuente de CID es una lesión del ligamento escafolunar (SLIL).
pág. 3949
Aunque estas lesiones suelen progresar hacia un colapso escafolunar avanzado (SLAC), su clasificación
puede orientar el manejo. Las lesiones de grado I y II según Geissler pueden responder a tratamientos
conservadores, como rehabilitación propioceptiva y neuromuscular. Sin embargo, las lesiones más
graves suelen requerir intervención quirúrgica temprana para prevenir deterioro funcional y artritis
postraumática (Aman et al., 2017).

Las opciones conservadoras para pacientes no candidatos o que rechazan la cirugía incluyen
inmovilización, AINE tópicos u orales y, en algunos casos, inyecciones intraarticulares de
corticosteroides. Si estas medidas no son eficaces, se valora la cirugía, ya sea mediante reparación (en
casos agudos) o reconstrucción (en lesiones crónicas) (Van de Grift & Ritt, 2016).

Para la inestabilidad lunopiramidal, la evidencia también es escasa. La mayoría de los casos crónicos
que no responden al tratamiento conservador suelen avanzar a cirugía (Andersson, 2017).

CIND (Inestabilidad carpiana no disociativa)

El manejo de la CIND generalmente no es quirúrgico y suele tener buenos resultados en pacientes
sintomáticos, aunque esto varía según el subtipo. El tratamiento incluye educación del paciente sobre
la afección, modificaciones de actividad, AINE tópicos u orales, y uso de férulas. Estas intervenciones
ayudan a reducir los síntomas y evitar movimientos que puedan agravar la inestabilidad (Abdelsabor et
al., 2020).

La literatura sobre la comparación entre tratamientos quirúrgicos y no quirúrgicos es limitada. Algunos
estudios muestran que la mayoría de los pacientes con CIND postraumática mejoraron con tratamiento
conservador, mientras que otros requirieron cirugía. En casos más severos de CIND, la cirugía puede
incluir carpectomía de la fila proximal o fusiones mediocarpianas. Sin embargo, predecir qué pacientes
se beneficiarán más del tratamiento conservador frente al quirúrgico sigue siendo un desafío
(Abdelsabor et al., 2020).

En los últimos años, se han explorado alternativas conservadoras, como el plasma rico en plaquetas
(PRP) y la proloterapia, aunque su aplicación en inestabilidad carpiana es limitada. Estudios
preliminares han demostrado resultados prometedores en otras patologías musculoesqueléticas, como
la osteoartritis carpometacarpiana, con mejorías en el dolor incluso a largo plazo. No obstante, la
evidencia específica para inestabilidad carpiana sigue siendo insuficiente (Malahias et al., 2021).
pág. 3950
DISCUSIÓN

La inestabilidad carpiana constituye un desafío diagnóstico y terapéutico en la práctica clínica, debido
a su complejidad biomecánica y al impacto funcional que puede generar a largo plazo. Su origen
multifactorial, ya sea por traumatismos agudos, lesiones repetitivas o enfermedades reumatológicas,
destaca la importancia de una evaluación temprana para prevenir complicaciones como colapso
escafolunar avanzado (SLAC) u osteoartritis precoz (Tan & Lim, 2019). A pesar de los avances
tecnológicos en imágenes diagnósticas y las innovaciones terapéuticas, persisten brechas significativas
en la evidencia y el consenso para guiar el manejo clínico (Dietrich et al., 2021).

El diagnóstico de inestabilidad carpiana se basa en herramientas de imagen que, aunque efectivas, tienen
limitaciones dependiendo del tipo de lesión. Las radiografías siguen siendo la técnica inicial más
utilizada para evaluar la alineación ósea y los parámetros biomecánicos. Sin embargo, en casos
complejos, se requieren modalidades más avanzadas como la tomografía computarizada (TC) de haz
cónico o la resonancia magnética (RM), que ofrecen mayor precisión en la identificación de lesiones
ligamentarias y alteraciones sutiles (Rachunek et al., 2022). La ecografía emerge como una alternativa
valiosa por su capacidad de evaluación dinámica en tiempo real, aunque su aplicación requiere una
curva de aprendizaje y estándares más definidos. La incorporación de la artrografía y la fluoroscopía
dinámica también contribuye significativamente a la evaluación de casos severos o crónicos (Dietrich
et al., 2021; Puig de la Bellacasa et al., 2022).

El tratamiento de la inestabilidad carpiana varía según el patrón de lesión y la gravedad, dividiéndose
en opciones quirúrgicas y no quirúrgicas. Para la inestabilidad carpiana disociativa (CID), donde las
alteraciones biomecánicas son más marcadas, el manejo conservador puede ser útil en lesiones leves,
como los grados I y II de Geissler (Harwood & Turner, 2016). Sin embargo, en lesiones más graves, la
cirugía se convierte en la opción preferida para prevenir el deterioro funcional y el desarrollo de artritis
postraumática. Por otro lado, la inestabilidad carpiana no disociativa (CIND) suele responder
favorablemente a estrategias no quirúrgicas, como la modificación de actividades, la fisioterapia y el
uso de férulas, aunque algunos casos más severos pueden requerir intervención quirúrgica (Andersson,
2017).
pág. 3951
El desarrollo de tratamientos novedosos, como las inyecciones de plasma rico en plaquetas (PRP) y la
proloterapia, ha despertado interés como alternativas conservadoras en el manejo de patologías
musculoesqueléticas. Aunque los estudios preliminares sugieren beneficios en condiciones como la
osteoartritis carpometacarpiana, la evidencia específica para la inestabilidad carpiana sigue siendo
limitada. Estas intervenciones podrían representar una opción futura prometedora, especialmente para
pacientes que no son candidatos quirúrgicos o que prefieren evitar procedimientos invasivos (Malahias
et al., 2021).

Uno de los mayores desafíos en el manejo de la inestabilidad carpiana es la falta de consenso entre los
especialistas sobre las indicaciones precisas para cada tipo de tratamiento. La decisión terapéutica
depende de factores como la etiología, la cronicidad, la gravedad de los síntomas y la presencia de
cambios degenerativos (Malahias et al., 2021). Esto subraya la necesidad de enfoques personalizados y
multidisciplinarios que integren la opinión de expertos, los hallazgos radiológicos y las preferencias del
paciente.

La literatura actual refleja una carencia de estudios comparativos robustos que evalúen la eficacia a
largo plazo de las opciones quirúrgicas frente a las no quirúrgicas. Además, persiste una heterogeneidad
significativa en las clasificaciones y tratamientos empleados, lo que dificulta establecer guías
estandarizadas (Tan & Lim, 2019). Este vacío en la evidencia enfatiza la importancia de la investigación
futura para identificar criterios predictivos que permitan optimizar los resultados clínicos.

CONCLUSIONES

La inestabilidad carpiana es una afección compleja que puede resultar en un dolor significativo y en
disfunción a largo plazo si no se maneja adecuadamente. El diagnóstico temprano y preciso, utilizando
modalidades de imagen avanzadas como la tomografía computarizada y la resonancia magnética, es
crucial para identificar las lesiones y evaluar su gravedad. Si bien el tratamiento conservador puede ser
efectivo en casos leves, las lesiones más graves, especialmente en la inestabilidad carpiana disociativa,
requieren intervención quirúrgica para prevenir el deterioro funcional y el desarrollo de complicaciones
a largo plazo. Aunque el manejo quirúrgico y no quirúrgico sigue siendo objeto de debate y falta de
consenso, las opciones emergentes como el plasma rico en plaquetas ofrecen nuevas alternativas que
merecen más investigación.
pág. 3952
La mejora en las estrategias de diagnóstico y tratamiento, junto con la personalización del enfoque
terapéutico, son esenciales para mejorar los resultados a largo plazo de los pacientes con esta condición.

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