ESTUDIO PARA LA IDENTIFICACIÓN DE
COMPORTAMIENTOS GENERADORES DE
CONFLICTO Y VIOLENCIA EN UNA
INSTITUCIÓN EDUCATIVA

STUDY FOR THE IDENTIFICATION OF BEHAVIORS THAT

GENERATE CONFLICT AND VIOLENCE IN AN EDUCATIONAL

INSTITUTION

Camilo Giraldo Aguilar

Facultad de Educación.UMECIT
pág. 4210
DOI:
https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v9i1.16142
E
studio para la identificación de comportamientos generadores de conflicto y
violencia en una institución educativa

Camilo Giraldo Aguilar
1
camilogiraldo.est@umecit.edu.pa

https://orcid.org/0000-0003-1139-8539

Facultad de Educación.UMECIT

Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología

Medellín-Colombia

RESUMEN

Este estudio tuvo como objetivo identificar los comportamientos que conducen al conflicto y la violencia
en una institución educativa en Medellín, Colombia. No solo exploró el entorno escolar y las relaciones
estudiantiles, sino también la dinámica familiar y los problemas sociales que estaban afectando a los
estudiantes de educación secundaria. El objetivo era recomendar estrategias para que los administradores
escolares y los maestros aborden estos desafíos. Para recopilar datos, la investigación empleó entrevistas
semiestructuradas con estudiantes de secundaria, cuestionarios de análisis cualitativo, observación
participante, tablas sociodemográficas y un examen de documentos institucionales. Los hallazgos revelaron
que los estudiantes exhibieron varios comportamientos que contribuyen al conflicto y la violencia, como el
acoso relacionado con la apariencia física, el origen, los apodos, los chismes y el robo. Las causas
fundamentales de estos comportamientos eson complejos, ya que muchos estudiantes provienen de entornos
empobrecidos, carecen de orientación parental y enfrentan vidas familiares desestructuradas. Además, la
presencia de organizaciones criminales en el área influye significativamente en los estudiantes,
exponiéndolos a actividades criminales y abuso de sustancias.

Palabras clave:
violencia, conflicto, educación, conductas, escolar
1
Autor principal
Correspondencia:
camilogiraldo.est@umecit.edu.pa
pág. 4211
Study for the identification of behaviors that generate conflict and violence in

an educational institution

ABSTRACT

This study aimed to identify the behaviors that lead to conflict and violence in an educational institution in

Medellin, Colombia. It not only explored the school environment and student relationships, but also the

family dynamics and social issues that were affecting high school students. The goal was to recommend

strategies for school administrators and teachers
to address these challenges. To collect data, the research
used semi
-structured interviews with high school students, qualitative analysis questionnaires, participant
observation, sociodemographic tables, and an examination of institutional documents. Find
ings revealed
that students exhibited several behaviors that contribute to conflict and violence, such as bullying related

to physical appearance, origin, nicknames, gossip, and theft. The root causes of these behaviors were

complex, as many students came
from impoverished backgrounds, lacked parental guidance, and faced
disrupted family lives. Additionally, the presence of criminal organizations in the area significantly

influenced students, exposing them to criminal activities and substance abuse.

Keywords
: violence, conflict, education, conducts, school
Artículo recibido 09 enero 2025

Aceptado para publicación:11 febrero 2025
pág. 4212
INTRODUCCIÓN

Los educadores y administradores escolares se centran cada vez más en la aparición de conflictos y
violencia en entornos educativos, que involucran tanto interacciones entre estudiantes como interacciones
entre estudiantes y maestros. Estos incidentes, que incluyen peleas físicas y altercados verbales, han creado
una atmósfera hostil e insegura en las escuelas, lo que dificulta que los estudiantes se concentren en sus
estudios y que los maestros desempeñen sus funciones instructivas de manera efectiva. La escalada de
conflictos y violencia en las escuelas puede atribuirse a una combinación compleja de factores, como
dinámicas familiares disfuncionales, la influencia del crimen, los efectos de la pobreza en el desarrollo de
los estudiantes, la presión de los compañeros, el acoso escolar y los problemas de salud mental. Además,
la falta de sistemas de apoyo y recursos adecuados para los estudiantes que enfrentan estos desafíos
contribuye a aumentar las tensiones en las escuelas.

La investigación destacada en este artículo está motivada por las preocupaciones de maestros,
administradores y padres con respecto a estos problemas en la institución educativa en estudio. El estudio
tuvo como objetivo identificar comportamientos que conducen al conflicto y la agresión y explorar sus
posibles causas. Este análisis permite comprender los perfiles tanto de las víctimas como de los agresores
y poder desarrollar estrategias de intervención para abordar este problema acuciante. Para lograr estos
objetivos, se emplearon métodos cualitativos, incluidas entrevistas y observación no participante, para la
recopilación de datos. El artículo está organizado en cinco secciones: Introducción, Violencia escolar,
Metodología, Hallazgos y Conclusiones. La comprensión de los conflictos escolares requiere una amplia
consideración de varios escenarios y factores involucrados en las interacciones humanas, incluidos el
género, la nacionalidad, las ideologías, las culturas, las religiones, las costumbres, las opiniones políticas,
los estándares morales, el progreso académico y los intereses personales y colectivos.

METODOLOGÍA

La base de este estudio se sustentó en una metodología de investigación cualitativa, ya que tuvo como
objetivo profundizar, comprender y desarrollar tácticas que permitieran conocer los patrones de conducta
que generan conflicto y violencia entre los estudiantes de secundaria de una intitución educativa del Distrito
de Medellín en Colombia. Al emplear este enfoque, el investigador pretendió explorar a fondo los diversos
factores y circunstancias que contribuyen al problema en cuestión.
pág. 4213
El estudio implicó recopilar datos de campo, examinar documentos existentes y realizar entrevistas
semiestructuradas con estudiantes, profesores y padres de familia. Aunque algunos de los datos recopilados
fueron cuantitativos, es importante enfatizar que este no fue un análisis estadístico. Las entrevistas se
realizaron de manera flexible, sin apegarse a una estructura estricta. Más bien, el propósito era crear un
ambiente donde el entrevistado pudiera expresarse de manera espontánea y sin restricciones.

Para la organización de las entrevistas, se empleó un enfoque de análisis cualitativo exhaustivo y
organizado, que implicó la utilización de protocolos para documentar los datos recopilados de estas, los
cuestionarios sociodemográficos y las notas de observación no participante. Posteriormente, la información
fue sintetizada en una matriz, que permitió categorizar, triangular y ordenar las perspectivas planteadas para
el propósito de la investigación.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Violencia escolar

La violencia escolar es el acto deliberado de causar daño a cualquier miembro de una comunidad educativa,
incluidos estudiantes, maestros, administradores, personal o padres. Este comportamiento puede ocurrir
dentro de las instalaciones escolares o en otros espacios asociados con la escuela, como áreas o lugares
cercanos donde se desarrollan actividades extraescolares. (Abramovay Rúa, 2005).

Para entender de manera efectiva el problema de la confrontación escolar, es importante reconocer los
diversos factores complejos que conducen a su ocurrencia. Estos factores abarcan la calidad de las
relaciones dentro de la comunidad escolar, las interacciones entre los entornos escolar y familiar, y el
impacto de los medios de comunicación, la cultura y el entorno circundante. La investigación (Díaz-
Aguado, 2005) ha identificado varios factores de riesgo vinculados con el conflicto escolar, como la
marginación social, la ausencia de límites, la exposición a medios violentos, la participación en grupos de
pares hostiles, el fácil acceso a armas y la aceptación social de la conducta agresiva en determinadas
situaciones.

Los daños pueden clasificarse en dos tipos principales: "daños reductores y represores" (Henry y
Milovanovic, 1996, p. 103). Los daños negativos pueden disminuir el bienestar general y la humanidad de
una persona. Por ejemplo, el daño físico puede provocar dolor o lesiones, que se manifiestan como heridas
o moretones. Los daños materiales implican daños a las posesiones de un estudiante (como dinero o
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teléfonos celulares). Los daños psicológicos pueden tener efectos perjudiciales en la salud mental,
afectando el funcionamiento emocional. Los daños sociales y simbólicos pueden disminuir la posición
social de una persona entre sus pares, a menudo infringiendo sus derechos humanos, sexualidad e identidad
personal.

Los daños pueden clasificarse en dos tipos principales: "daños reductores y represores" (Henry y
Milovanovic, 1996, p. 103). Los daños negativos pueden disminuir el bienestar general y la humanidad de
una persona. Por ejemplo, el daño físico puede provocar dolor o lesiones. Los daños materiales implican
daños a las posesiones de un estudiante (como dinero o teléfonos celulares). Los daños psicológicos pueden
tener efectos perjudiciales en la salud mental, afectando el funcionamiento emocional. Los daños sociales
y simbólicos pueden disminuir la posición social de una persona entre sus pares, a menudo infringiendo sus
derechos humanos, sexualidad e identidad personal. Además, las violaciones morales y éticas que rebajan
los estándares pueden implicar conductas como promover el odio, presionar a las personas para que hagan
trampa o actuar en contra de su voluntad.

Características del estudiante agresor

Diversos investigadores (American Psychological Association, 2021; Zhang et al. 2021; Bosworth et al.
1999) han identificado características comunes en estudiantes que participan en conductas de acoso escolar.
Estos incluyen un ambiente social negativo a pesar de tener amigos que lo apoyan, una tendencia a usar la
fuerza física para intimidar a los demás, impulsividad, habilidades sociales deficientes, baja tolerancia a la
frustración, dificultad en seguir reglas, relaciones tensas con los adultos, rendimiento académico en declive
y débil autoestima.

Las investigaciones de Miller y Kraus (2008) destacan tres factores de riesgo interconectados durante la
adolescencia: vínculos débiles con compañeros no delincuentes, fuertes conexiones con individuos
antisociales y participación en actividades delictivas. En particular, la participación en pandillas se
considera como una forma de satisfacer necesidades psicológicas esenciales de aceptación, pertenencia y
estatus social, especialmente entre los jóvenes marginados y aquellos que buscan llamar la atención.

La capacidad de empatizar parece ser un desafío importante para los estudiantes acosadores, quienes
tienden a mostrar un razonamiento moral menos sofisticado que sus compañeros de clase. A menudo ven
la justicia como un medio de represalia, buscando venganza por las ofensas percibidas. En su marco social,
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etiquetan a las víctimas que denuncian su comportamiento como "soplonas", lo que ayuda a marginar a
estos individuos y perpetuar una cultura de silencio que apoya sus acciones disruptivas y dinámicas de
poder. (Mendoza-González, 2006).

Manifestaciones de violencia escolar

La violencia puede tomar diversas formas dentro de los entornos educativos, alterando la construcción de
relaciones y el proceso de aprendizaje. Las consecuencias a menudo incluyen mayor ansiedad,
insatisfacción, ausentismo y riesgos físicos, que pueden conducir a un desarrollo poco saludable de la
personalidad y obstaculizar el crecimiento y el bienestar general de los estudiantes. Según Martínez-
Fernández et al. (2006), los conflictos y la violencia son cada vez más prominentes en las escuelas,
manifestándose como ataques verbales o físicos, acoso escolar, comportamiento agresivo y conflictos
interpersonales que pueden dañar la integridad social, psicológica o personal. Estos incidentes surgen de
una mezcla de factores sociales externos y elementos internos relacionados con el ambiente.

Según Calderón y Chacón (2012), los signos de violencia escolar son "comportamientos que surgen de las
relaciones entre estudiantes y también de estos y profesores, y que muestran cómo se relacionan e
interactúan en su convivencia en la escuela". En otras palabras, son acciones que forman parte de un proceso
en el que una persona o grupo vulnera la integridad física, social y psicológica de otro individuo o colectivo
de alumnos.

Algunas de las señales de violencia más frecuentes en los ambientes escolares son:

Conflicto

El conflicto se define como un estado de desacuerdo o discordia que ocurre dentro de individuos o grupos
cuando las creencias o acciones de uno o más miembros son cuestionadas u opuestas por otros. Implica el
choque de ideas y comportamientos entre diferentes partes, lo que puede llevar a una relación hostil.
(Tschannen-Moran, 2001).

Bullying:

Garretón-Valdivia (2014) define el acoso escolar como una conducta nociva dirigida específicamente
contra los estudiantes en entornos educativos, caracterizada por el maltrato intencional y continuo de uno
o más individuos hacia otro, que no ejerce medios de defensa. Esta agresión puede tomar la forma de abuso
físico o psicológico y a menudo está dirigida a quienes se perciben como vulnerables o indefensos. El
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individuo que comete el acoso se conoce como el "agresor", mientras que el acosado se denomina "víctima".
Este tipo de enfrentamientos ocurren dentro de las escuelas, que están diseñadas idealmente para promover
interacciones justas y equitativas entre los estudiantes. (Dan Olweus, 1993).

La Agresión

En el contexto de la agresión escolar, Johnson (2009) destaca que la violencia es un factor de riesgo crítico
para niños y adolescentes, afectando significativamente el bienestar emocional y físico de estudiantes,
docentes y la comunidad educativa en su conjunto. Connor (2012) destaca que la agresión es un concepto
complejo que puede aparecer en diversas formas, incluida la agresión instrumental, que está impulsada por
un objetivo, y la agresión hostil, que tiene como objetivo infligir daño. La agresión hostil puede
manifestarse abiertamente a través de ataques físicos o verbales, o de forma encubierta a través de la
agresión social. La agresión social daña el estatus social o las amistades de un individuo, con ejemplos que
incluyen el silencio o la negligencia (Allen y Anderson, 2017).

Disrupción o indisciplina

La frase "estudiante disruptivo" describe a un estudiante cuyas acciones se apartan de las normas escolares
aceptadas, obstaculizando el proceso de aprendizaje, la enseñanza y las interacciones sociales en el entorno
educativo. El comportamiento disruptivo incluye cualquier acción que perturbe u obstruya la instrucción o
el trabajo académico. La definición de lo que constituye un comportamiento "disruptivo" puede variar según
las expectativas del docente y los efectos del comportamiento en los demás. Las distracciones pueden ir
desde distracciones menores hasta amenazas graves, violencia o situaciones peligrosas (Veiga, 2011).

Por otro lado, Charles (2014) define la indisciplina como cualquier comportamiento que se considere
inaceptable o inapropiado para el entorno escolar. Esto incluye acciones que incluyen la desobediencia, la
falta de respeto hacia las figuras de autoridad, la interrupción de las clases y la participación en actividades
que interrumpen el proceso de aprendizaje de uno mismo o de los demás.

El Vandalismo

El vandalismo escolar se refiere al acto intencional y dañino de dañar o destruir la propiedad escolar, así
como las pertenencias de los estudiantes o maestros. Este comportamiento puede surgir de diversas
motivaciones, como la venganza, el aburrimiento, la malicia, la frustración o creencias específicas. De Wet
(2004) señala que el vandalismo escolar puede adoptar diversas formas más allá del daño físico. Stahl y el
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Departamento de Justicia de los Estados Unidos (2000) definen el vandalismo como la destrucción o daño
intencional de la propiedad pública y privada, incluidos los bienes inmuebles y los artículos personales, sin
el permiso del propietario.

Conducta antisocial o delictiva

La conducta antisocial se refiere a acciones que van en contra de las normas sociales y violan los derechos
de los demás. Según Nasaescu y colegas (2020), estas conductas implican dañar a las personas e ignorar
las normas sociales. Por el contrario, la conducta delictiva consiste en acciones que violan las leyes. Esta
gama de conductas incluye acciones impulsivas, así como delitos graves como la violencia, el fraude, el
robo, las actividades relacionadas con las drogas, la conducta sexual inapropiada y otros actos perjudiciales.
La conducta delictiva se considera un problema complejo que se extiende más allá de los simples trastornos
psicológicos, incorporando una gama de acciones definidas como delictivas. (Núñez-Blanco, 2021).

Factores generadores de violencia escolar

La violencia escolar está influida por una variedad de factores, por lo que es esencial analizar los diferentes
entornos en los que se desenvuelven los estudiantes y comprender las causas profundas de este problema.
Investigaciones como la de Rodríguez y González (2010) indican que no existe una única causa o predictor
de la conducta agresiva en los individuos. En cambio, una serie de influencias, incluidos los medios de
comunicación, la dinámica familiar, los entornos sociales y las relaciones personales, interactúan para
moldear las conductas de los estudiantes. Esta compleja interacción puede dar lugar a situaciones en las
que los estudiantes pueden convertirse en agresores, víctimas o desarrollar relaciones saludables y no
violentas con los demás (Gázquez-Linares et al., 2010).

Los factores exógenos desempeñan un papel relevante en la influencia de la conducta violenta en las
escuelas, y están determinados por el entorno y las circunstancias inmediatas de cada individuo. Cuestiones
como la dinámica familiar disfuncional, la educación insuficiente, la influencia negativa de los compañeros
y el abuso de sustancias contribuyen de manera significativa a la violencia y la conducta disruptiva de los
adolescentes. Según Fernández (2010), también existen factores endógenos dentro de las escuelas que
conducen a los conflictos y la violencia, entre ellos un clima escolar hostil, relaciones tensas entre los
estudiantes y los rasgos personales de los implicados en las disputas.
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Género y nacionalidad de los participantes

La distribución equitativa por género de los estudiantes participantes permitió un análisis equilibrado del
impacto del sexo biológico en la generación de conflictos dentro del contexto institucional. La nacionalidad
en su mayoría fue de ciudadanos colombianos, con un total de 209, trece venezolanos y un ecuatoriano.

Perfil socioeconómico

El estrato socioeconómico de los estudiantes entrevistados varió, correspondiendo la mayoría al nivel 1
bajo-bajo (148 adolescentes). Además, hubo 53 escolares del estrato 2 bajo, 22 del nivel 3 medio-bajo y
ninguno de los estratos 4, 5 y 6. En conclusión, el grueso de los educandos pertenece a familias con
marcadas necesidades económicas y de vivienda. La mayor parte de los hogares dependen de los ingresos
aportados por el trabajo de las madres, ya que los padres se encuentran ausentes de las viviendas por
abandono del hogar mayoritariamente.

Vivienda y servicios públicos

El 33% de los estudiantes entrevistados tiene su vivienda en lugares declarados geológicamente en riesgo.
25 alumnos declaran vivir en casas de materiales distintos al adobe o cemento (latas, madera, zinc, etc.).
Esta misma cantidad no cuenta con conexión de servicio de agua de un proveedor y se abastecen de
yacimientos, quebradas o la compran.

Salud

El 100 % de los estudiantes manifiesta tener cubrimiento de salud por régimen subsidiado o contributivo.

Conformación familiar

El 64% de los hogares están conformados por la madre y un promedio de dos hermanos. Solo un 30% vive
con ambos padres. También se encuentran viviendas en donde conviven dos o más familias con tíos, abuelos
y no familiares.

Hallazgos

Tras la implementación del enfoque metodológico y la recopilación de datos relevantes, se crea un capítulo
dedicado a presentar los hallazgos y el análisis de manera estructurada. Este aparte tiene como objetivo
resaltar los resultados de la investigación y explorar varios conceptos abordados en la exploración.
pág. 4219
Hallazgos factores exógenos que originan violencia y conflicto escolar

Ambiente familiar

En su gran mayoría, los estudiantes consideran que son una familia feliz, no obstante, las circunstancias
adversas. El estudiante EM23 expresó: "Nosotros somos felices, vivimos contentos, nos queremos los unos
a los otros y le ayudamos a mi mamá, que es a la que le toca trabajar pa’ nosotros. Muchas veces hay falta
de plata (dinero) para lo necesario, pa’ la comida, pero de alguna manera nos la arreglamos". Cerca de un
22% creen que en su hogar no hay felicidad. EF86 dijo: "Mi casa vive muy dividida, mi papá nos dejó hace
tiempo y eso se volvió una pelea de todos contra todos y que se salve quien pueda".

También los hallazgos revelan un marcado contraste en la forma como viven los estudiantes y sus
consanguíneos: la mitad reporta vidas familiares estables, mientras que una parte significativa reconoce
problemas sustanciales o ambientes hogareños caóticos. El 27% de los alumnos reporta una problemática
relevante de convivencia dentro de sus familias, admitiendo que atraviesan una vida hogareña más
tumultuosa.

La inestabilidad de su entorno familiar puede generar sentimientos de inseguridad e impotencia, lo que a
menudo resulta en comportamientos externalizados como agresión y desafío. Estos estudiantes pueden
tener dificultades con la regulación emocional y la resolución de conflictos, lo que los hace más propensos
a participar o ser víctimas de violencia escolar.

El estudiante EF180 compartió que su situación familiar es caótica, con un padre alcohólico, hermanos con
adicciones, una hermana con trabajos cuestionables y una madre que trabaja en hogares para apoyar a la
familia. Este entorno puede afectar significativamente la salud emocional y psicológica de un joven. La
exposición continua al abuso de sustancias, la delincuencia y las dificultades económicas pueden resultar
en estrés crónico y trauma. En respuesta a estas condiciones abrumadoras, los estudiantes como EF180
pueden recurrir a la violencia o al conflicto como una forma de recuperar el control o expresar su angustia.

Antecedentes familiares como víctimas de violencia

Sorprendentemente, el 38 % de los estudiantes informaron que sus familias han sido víctimas de homicidios
debido a la violencia armada o han enfrentado desplazamientos forzados por parte de grupos armados. Esta
oscura realidad, agravada por casos de desapariciones de familiares, reclutamiento forzado, falsos positivos,
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agresión sexual y presencia de minas antipersonal, pinta un panorama sombrío del entorno en el que muchos
jóvenes se enfrentan a diario.

Experimentar violencia y trauma puede generar diversos problemas de salud mental, como ansiedad,
depresión, trastorno de estrés postraumático (TEPT) y enfermedades mentales crónicas. Estos problemas
suelen provocar cambios de conducta, como mayor agresividad, aislamiento social, mayor estado de alerta
y dificultades para concentrarse y aprender. La ansiedad y la desconfianza que fomentan estos entornos
pueden obstaculizar significativamente la capacidad de los estudiantes para construir relaciones saludables
con sus compañeros y maestros, lo que da lugar al aislamiento social y al empeoramiento de los problemas
psicológicos. Cuando el comportamiento violento se normaliza, los estudiantes pueden volverse insensibles
y considerar la violencia como una forma aceptable de resolver conflictos, lo que puede perpetuar un ciclo
de agresión dentro del entorno escolar.

Violencia intrafamiliar

El 1% de los estudiantes reconoce tener enfrentamientos verbales graves, principalmente con el padre, y la
misma cantidad dicen haber golpeado o amenazado preponderantemente al papá. El 10% admite agresiones
frecuentes, verbales y físicas con sus hermanos. El 1% dice sentirse maltratado a través de insultos o
físicamente por sus padres o uno de ellos. El 12 % manifiesta que entre sus papás (o padrastros) hay
violencia verbal y física. Quizás lo más revelador sea el hallazgo de que el 12% de los alumnos han sido
testigos de agresiones de palabra y a la integridad entre sus progenitores o que involucra a un padrastro.
Esta proporción significativa indica que un número sustancial de jóvenes están expuestos a la confrontación
doméstica, lo que puede llevar innumerables efectos negativos en su bienestar psicológico.

Control parental y relación de padres e hijos.

Las interacciones entre padres e hijos, junto con el comportamiento de los estudiantes, son relevantes para
comprender la violencia y los conflictos en las escuelas. Los datos obtenidos destacan cómo las acciones
de los jefes de familia influyen en estas cuestiones. Cabe destacar que el 21% de los estudiantes demuestran
desobediencia hacia sus padres, en particular hacia las figuras masculinas, lo que indica una disminución
de la autoridad y el respeto hacia estos. Esta desobediencia puede deberse a diversos factores, entre ellos,
una crianza inconsistente, una falta de comprensión mutua o habilidades de comunicación deficientes.